Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

Cuando Melissa llegó a la base de operaciones se encontró con un hervidero. Los agentes iban de una lado para otro como si algo grave hubiera ocurrido o estuviera apunto de acontecer. La joven decidió, antes de informar a Francisco, enterarse de lo que estaba pasando allí. Para ello se dirigió a la zona de armamento.

—Hola Alex, ¿qué está pasando aquí?

—Hola, Mel. Hacía tiempo que no te veía por aquí a estas horas. Me he enterado que pasaste aquí la noche. Estamos perdiendo facultades, ¿eh? —le contestó Alejandro con tono risueño mientras andaba observando un arma.

—Sí, ayer estuve por aquí. —Melissa se sentó en un taburete de la zona de armamento y observó como Alejandro colocaba armas en sus lugares convenientes.

—Me has preguntado qué pasa por aquí, ¿verdad? Pues ya ves, gracias a Roberto, hemos conseguido desbaratar un intento de asesinato contra el vicepresidente. Según parece, ni a tu querido y recién estrenado suegro, ni a ese sinvergüenza de mandatario que tenemos, tus palabras les han calado ni un poquito. ¿Y cómo es que tengo el honor de verte por aquí?

—Venía a informar a Francisco de una visita que acaba de hacerme mi querido suegro.

—Mmmmm. No sé si no habrás hecho el paseo en balde. Está muy ocupado con el tema del intento de asesinato.

—Melissa —la llamó Francisco con la voz fuerte que le caracterizaba—. Venga a mi despacho, por favor.

—Parece que el jefe si me va a hacer un hueco en su apretada agenda —le dijo Melissa a Alejandro cuando Francisco ya había desaparecido.

—Sí, eso parece. Cuando acabes, pásate por aquí para comentarme que te parecieron los nuevos cambios que le hice a tu moto.

—Por supuesto, eso está hecho. Nos vemos en un rato.

Melissa se dirigió al despacho de Francisco con paso decidido. La comida de hoy se presumía movidita.

La mujer entró en el despacho del jefe de la organización. No estaba solo, en él también se encontraban Yolanda, su mando derecha, y Roberto que la evaluó de arriba a abajo.

—Melissa, ¿cómo ha venido hoy por aquí? No le esperábamos —le preguntó Francisco.

—He venido a informar de unos hechos que pueden ser importantes teniendo en cuenta lo acontecido —contestó ella.

—Bien, bien. —Francisco miró a Roberto y le habló—. Roberto, creo que ya va siendo hora de que vuelva a reincorporarse en su puesto. Hoy ha hecho un excelente trabajo. Mis más sinceras felicitaciones.

—Gracias, señor —le contestó este—. Melissa —se dirigió ahora a ella—, ha sido un placer poder volver a verte.

—Igualmente, Roberto —le contestó ella fríamente. Si por ella hubiera sido, no le hubiera contestado pero la educación ante todo.

Tras abandonar Roberto la estancia, Francisco se sentó en su sillón e invitó a las dos mujeres a que lo imitaran.

—Adelante Melissa, cuéntenos esas novedades.

—Antes de nada. Necesito que Tania compruebe si me han hackeado el ordenador de mi estudio y que Alejandro compruebe si me han instalado micrófonos en mi oficina.

—Veo que su día también comenzó movido —respondió Francisco.

—Sí. Borja irrumpió en mi despacho mientras estaba en una reunión de trabajo. Mi secretaria no pudo pararlo.

—Le recomendaría que cambiara de secretaría.

—Tania es novata y no la culpo, cualquiera se atreve a contradecir a Borja.

—Ya veo, ya veo —dijo Francisco meditabundo—. ¿Ve este dispositivo? —le dijo señalándolo en la mesa.

—Sí, señor —contestó ella.

—Este dispositivo contenía la carga que iba a hacer volar por los aires el coche del vicepresidente. Parece que ni Sergio, ni Borja nos han tomado en serio. Va siendo hora de darles un toque de atención. Quiero que le entregue esta caja a Borja —añadió mientras metía el dispositivo en una ornamentada caja de madera—. Necesito que sepan que hemos sido nosotros los que hemos desmantelado este atentado. Cuanto antes se lo haga llegar, mucho mejor.

—Perfecto, señor. Hoy mismo voy a comer con la familia Domínguez. Si le parece bien, podría entregárselo a modo de presente —contestó Melissa cogiendo la caja entre sus manos—. Tenía pensado hacerle un pequeño regalo a la madre de Germán. No quedaría mal hacer lo propio con Borja. Si le parece bien, claro.

—Es una magnífica idea, Melissa —Francisco abrió un cajón de su escritorio y sacó una pequeña cajita, la abrió, la puso encima de la mesa y se la acercó a Melissa—. ¿Ve su contenido?

—Sí —respondió esta al verlo—. ¿De qué se trata?

—A simple vista parece una bola de chicle. Pero esta inofensiva bolita, es una importante carga explosiva. Un pequeño invento de nuestro querido Alejandro. Nuestras vidas no serían tan sencillas si ese pequeño genio no estuviera entre nosotros. No es una gran carga, pero colocada en el lugar apropiado ocasiona el daño justo y necesario. Y lo más importante, no deja huellas —le contestó Francisco.

—¿Qué quiere que haga con ella? —preguntó la joven cogiendo la cajita.

Antes de contestar a la pregunta, Francisco la miró orgulloso.

—Te hemos entrenado bien, Melissa, lo hemos hecho bien. —Francisco abandonó por un instante su distante registro para tornar a un lenguaje más coloquial y cercano el cual pocas veces utilizaba con sus subordinados—. Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. Te quiero como a una hija. De hecho siempre te he tratado como tal aunque en algunas ocasiones sea demasiado frío contigo. Antes de decirte su destinatario, Yolanda te explicará su funcionamiento.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro