Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte XVII

Existen tres clases de besos; esos que te das con tus amigos; esos que pueden ver tus familiares y están aquellos que por ningún motivo dejarías que tus padres presenciaran.

Y era justo uno de esos últimos el que Jimin estaba recibiendo en ese momento...

Su cabeza chocó con la muralla de la habitación y por el ruido sordo, supo que eso iba a doler a posterior. Los labios insistentes de Jungkook estaban sobre los suyos, lamiendo, probando, urgiendo con su lengua entrando y saliendo en un ritmo con el que se había familiarizado. Las zapatillas de ambos habían caído en las escaleras, así como la sudadera de Kook y la playera de Jimin. El pecho pálido del ultimo estaba a la vista y Kook se recreaba en él, besándolo desde los hombros hasta el centro del pecho, un reguero de besos mojados que acompañados de sus manos amasando su espalda, le tenían con la cabeza en las nubes. No había ternura en el acto, en la forma que se jalaban más cerca, que chocaban sus erecciones y pequeñas palabrotas de asombro se les escapaban de los labios.

Jungkook mordió el lóbulo de la oreja de Jimin, quien cerró sus ojos y se recargó hacia atrás, coló sus manos en la ropa deportiva del otro chico, tocando su trasero abultado, presionándolo hacia si.

Ellos iban a hacerlo. Ellos iban a tener su primera vez allí y en ese momento, Jimin lo sabía, era una certeza que le tenía los pelos de punta. Estaba lleno de ansias y sabía que Kook no le decepcionaría.

Jungkook se apartó para mirarlo a los ojos. Reteniendo el cabello de Jimin en sus puños, jaló probándolo. El chico hizo un profundo gemido en el fondo de su garganta. Aquello era bueno, aquello era perfecto.

El ardor en la nuca de Jimin pareció menguar mientras apoyaba su frente con la de Kook. Su mirada clara y tierna, con una sonrisa en sus labios mientras le miraba directo a los ojos.

—¿Estás bien? —Kookie preguntó.

Parecía una pregunta sobrante entre ellos, pero así era Jungkook, siempre preocupado. Jimin se tomó un segundo para pensarlo, tocó la mejilla de Jungkook, buscando sus labios por otro beso.

—Estoy bien. Solo no nos detengamos, así se nos caiga la casa encima...

Jungkook se ahogó entre una risa satisfecha. Sus manos hicieron su camino hacia abajo, tomó ambos brazos de Jimin y los subió por encima de su cabeza. Entonces, hundió su rostro en el cuello del chico, oyó un murmullo y las manos de Jimin tironearon, pero Kook solo aplicó mayor presión. Raspó con sus dientes el pulso acelerado y el tendón que une el cuello con el hombro. Jimin gimoteó cuando la nariz de Kook se internó en su axila, él tomó una honda respiración para luego seguir hasta sus tetillas y morder cada una extendiendo las sensaciones por su cuerpo. La polla de Jimin presionaba contra sus jeans, pero Jungkook estaba demasiado lejos como para presionarse contra él. Él estaba obteniendo su placer de ver a Jimin retorcerse y jadear, manejándolo con una sola mano contra las muñecas del otro, permitiéndose dar una firme bofetada a la tetilla erecta de Jimin.

—No se supone que el sexo sea así —Jimin se humedeció los labios.

—¿Cómo sabes? ¿Habías estado con alguien antes? —Jungkook se mofó. Él dio otra firme cachetada, la piel calentándose ante sus ojos.

—Bueno, no. —admitió con un estremecimiento. —Pero se trata de una mecánica básica. ¿Cómo sabes todo lo que hay que hacer?

Jungkook subió sus ojos hasta los de su amigo, su color era de un hipnotizante tono oscuro.

—No lo sé. Solo te tengo en frente y lo único que deseo es tocarte. Por completo y tu boca... —Él metió su lengua para comprobar su punto. Jimin gimió aceptando el beso. Había algo más allá de él, respecto a los besos húmedos y desordenados que le quitaban la voluntad.

Jungkook aflojó su agarre, por lo que Jimin aprovechó su oportunidad, se deslizó por la pared hasta tocar el piso. Sus manos despojaron a Kook de su ropa y la hizo a un lado, Jungkook se quitó su playera mientras le miraba. Era caliente estar en la posición que estaba, allí de rodillas, sumiso y hambriento. La polla de Jungkook estaba hinchada y enrojecida, penetró de forma natural los labios de Jimin, como si fuese su lugar estar allí y reclamarlo. La carne turgente sabía salada y fresca, Jimin la rodeó con su lengua y succionó tomando cuanto le era posible, extendiendo su mandíbula con avaricia.

De los labios de Jungkook salió un sonido angustiado, vulnerable. Sus manos se contrajeron a sus lados, quedándose muy quieto, dejando que Jimin lamiera su carne. Cuando sus dientes torpes rasparon la cabeza roma de su polla, él gruñó apartándolo. Jimin cayó sobre su trasero.

—Tienes que parar con eso, no puedo ahora.

No le dio tiempo de componerse, lo puso de vuelta sobre sus piernas y le arrastró hasta el cuarto de baño por el brazo. El bendito cuarto de baño de Kook que era inmenso, pulcramente blanco, frío contra sus pieles fervientes. Jimin se miró un segundo en el espejo; él era un poema de mejillas enrojecidas cual niño de primaria, su mirada encendida, su cuello con marcas inconfundibles de dientes y el pelo un desastre en todas direcciones.

Del botiquín de la pared, Kook sacó una tira de condones y un frasco de lubricante que pareció acaparar toda la luz de la habitación. Jimin vio a su amigo tragar al depositar ambos objetos en el lavamanos.

—Vamos a tomar una ducha... —Jungkook intentó.

—No, no alarguemos esto más.

Jimin quiso detener el brazo de Kook, sus dedos cerrándose en el musculo abultado de su bíceps que se congeló al mirarlo. El estómago de Jimin dio un vuelco.

—Tú no eres quien decide aquí —Se zafó Jungkook. Se cernió por encima de toda su altura. Tomó la quijada del más bajo en su mano apretando lo suficiente para ser intimidante. —Estoy haciendo esto bien...

Jimin se sacudió frustrado.

—Quiero que me tomes ya, ¿en qué idioma te lo tengo que pedir?

En un borrón, Jungkook sacudió su cabeza rindiéndose.

—Como tú lo quieras.

Tomó una toalla y la extendió sobre la taza del inodoro. Se sentó derecho contra ella y alcanzó el condón, rompiendo el paquete de aluminio con los dientes y rodándolo sobre su palpitante erección.

—Este es el lugar menos romántico que...

Las siguientes palabras de Jungkook fueron acalladas en tanto Jiminie se le subió encima del regazo y reclamó sus labios. Le encantaba su amor dulce y su preocupación, pero ahora mismo, él quería que le hiciera el amor tan duro como fuese capaz. Él mismo tomó el lubricante y llenó su mano de una generosa cantidad para ser aplicada sobre la polla de su amigo, estaba por tener su primera vez, no era idiota, eso iba a doler como fuese. Presintiendo su miedo, Kook le besó; los labios y la comisura de estos, su barbilla y su cuello, preparándolo también con sus dedos. Él no era un santo, ni tenía paciencia de uno, metió tres dedos lubricados en Jimin haciéndolo contener la respiración. Con cuidado, los masajeó adaptándolo, él era más grande que eso y su autocontrol estaba siendo puesto a prueba. Guio su polla hasta la resbaladiza entrada, tanteando sin presionar. Los muslos de Jimin temblaban y escondió su cabeza en el cuello de Kook, aspirando su aroma en busca de control. Se contoneó encima de la erección.

—Agh...

Jimin se detuvo cuando su esfínter fue penetrado. El dolor quemaba y le daban tantos deseos de alejarse como de bajar para reclamarlo todo.

—Ven acá, hyung. —Jungkook tomó su cadera y lo sostuvo, guiándolo hacia abajo. Suficientemente tierno. Él no se movió, su voz estaba tensa, los músculos en su cuello tirantes. Jimin tomó otro poco siseando.

Tomaron varias respiraciones llenando sus pechos, calmando el cosquilleo y asimilando la situación, entonces Kook separó sus piernas, asegurando las plantas de los pies contra el piso, tomando todo el peso de Jimin y se impulsó hacia arriba.

Jimin emitió un lloriqueo.

Eso fue todo, Jungkook aferró a Jiminie en su lugar e impuso un ritmo enérgico. Quería maldecir, quería gemir y gritar. Los brazos de Jimin le rodearon el cuello y aun con su cabeza escondida en su cuello, escuchaba su respiración trabajosa en su oído y su letanía perdida.

—Dios. Dios. Dios... oh, Dios.

El punto en su pecho que anidaba sus emociones se sentía estallar de tanto amor que le desbordaba al escucharlo. Él lo había amado antes, había amado a su compañero y camarada, al chico con el que fantaseaba hacer justamente lo que estaba haciendo. Ahora era una cosa de locos. Él mataría a cualquiera que tocara a Jimin, porque ese chico que estaba montando su polla era suyo.

—Eres mío —Se las arregló para decir. Giró su rostro para besar la mejilla de Jiminie. —Y yo soy tuyo. Tómame Jiminie, tu querías esto.

Jimin se echó atrás acomodándose mejor, contoneó sus caderas arrancando un gemido de Kook, apoyándose sus manos en las rodillas del otro chico, buscando el ángulo perfecto que tocaba aquel punto de placer dentro de él. Subiendo y bajando sobre la carne caliente que lo estiraba con exquisito dolor, masajeando su próstata en el ángulo ideal.

Todo su cuerpo era un caos, una contradicción en su mente. El calor desde sus entrañas, buceando entre sus venas buscando la manera de salir. Había presión creciente en su baja espalda. Su polla se engrosó y goteó contra su estómago. Jungkook la miro saboreando sus labios ante las gotas de pre seminal. La alcanzó con la mano que no tenía sujeto a Jimin y le dio un tirón apretado hacia arriba. Sin control, abandonando el último punto de cordura, Jimin se dejó ir con movimientos incontrolados, sus ojos cerrados, su boca abierta; podía escuchar a Kookie gemir y todo era demasiado. Sentía demasiado, pensaba demasiado, quería demasiado lo que estaba teniendo y amaba demasiado a quien se lo estaba dando. Sintió que lagrimas se escurrían por el rabillo del ojo.

—Siempre tan ruidoso —gruñó Jungkook masturbando a Jimin apenas controlándose. Él tenía que aguantar un poco más, podía ver a Jiminie cerca. Jimin gritó demostrándoselo. —Eres tal puta.

Las sensaciones se detuvieron, todo se detuvo. Jungkook quiso maldecir su estupidez. Así como si nada, con un resoplido Jimin se descongeló, y entonces, con un suspiro él dijo:

—Está bien, sí soy una puta. Me encanta sentirte dentro de mí, tu polla es... Oh Dios, solo no pares.

Kook no iba a hacerlo.

No después de una confesión como esa.

Movió sus caderas al encuentro de cada movimiento de Jimin, apretó la polla del chico hasta tenerlo pidiendo que se detuviera, cosa que no haría. Solo era una reacción al creer que su cuerpo no podía con todo el placer que estaba sintiendo, pero Kook lo conocía mejor, Jimin podía. Él se vino con un grito agónico, su erección dejando hilos de semen entre ellos. Jungkook lo jaló para un beso, sus caderas dieron dos movimientos descoordinados más hacia el calor que lo tenía atrapado y él cayó en el orgasmo con un estremecimiento mudo que le hizo apretar los ojos hasta ver luces detrás de los parpados.

—Dios... sí —Jimin se recostó contra su pecho. Kook lo recibió, acunándolo encima de él, aun dentro de su cuerpo, ensuciando sus pechos juntos e infinitamente feliz. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro