Parte VI
Ahora, él no tenía problema alguno nunca. En época de alto rendimiento, mientras que todos estaban estresados, él era envidiablemente liviano. Sin preocupaciones en su bandeja matutina.
Jimin, que estaba a punto de darse de cabezazos por la prueba de biología que se les avecinaba dentro de dos días, tenía como preocupación extra el tener un ojo sobre Kook.
Su mejor amigo, le hablaba ocasionalmente. La primera charla siendo de lo más tensa, forzada en clases. No le había pedido estudiar juntos, a pesar de que así era su rutina.
Desde su casillero, le veía a través del pasillo conversar con Namjoon.
El chico que podía ser un camión estaba con su hombro sobre la muralla. Tranquilo, haciendo reír a Kook, mirando de reojo a Jimin.
Jimin se sentía hervir.
La campana sonó y todo el mundo comenzó a desplazarse a sus salones. Jimin esperó a que Namjoon golpeara el hombro de Kook con una palmada amistosa y se retirara, antes de acercarse él mismo.
Jungkook se colgó la mochila al hombro. Ambos tenían que ir a la misma aula, por lo que, se pusieron uno al lado del otro y empezaron a caminar. Con la sala en vista, Jimin no pudo contener las palabras dentro.
—No me gusta Namjoon cerca de ti.
Jungkook sonrió.
—¿Celoso? —preguntó en tono de broma.
Jimin se detuvo, mirándolo enfadado.
—Sí —respondió serio. Los ojos de Jungkook casi se salen de sus orbitas.
—¿Ah?
Jimin se sintió pillado.
—Siempre anda detrás de ti. —reclamó. —Además, le das tu atención.
—Solo es en los entrenamientos. Lo demás, no es nada particular. Clases. Igual que tú.
Eso fue un error. Jimin dio un paso atrás. Él siempre era una reina del drama. Ahora, sin embargo, se veía real.
—¿Me acabas de comparar con él?
Las cejas de Jungkook salieron disparadas, incrédulo.
—¿Te ha dolido, Jiminie?
—No me llames Jiminie.
Jimin echó a caminar de nuevo. Estaba casi en el salón, cuando Kook lo giró jalándolo del brazo.
—¿Qué sucede contigo?
En verdad, el labio de Jimin tembló.
—Me has comparado con Namjoon. —Él jaló recuperando su brazo de vuelta. —Un tipo cualquiera.
Si alguien pasara y los escuchara, se reiría de buena gana. En la memoria de todos estaba claro que Jimin era territorial respecto a Jungkook. Había recibido reproches de ese tipo en otras ocasiones. Cuando Jungkook estudiaba con alguna chica o charlaba hasta tarde con algún compañero.
Jimin siempre quería tener la atención de Jungkook, pero de nuevo, las cosas eran diferentes ahora.
Él se veía como si estuviese herido en un nivel profundo que tocó la resistencia de Jungkook. Él estaba luchando duro por no besar de nuevo a Jimin. Por dejarlo tomar los pasos como quería. Por no presionar, ni con sus sentimientos ni su persona misma.
Si Jimin no iba a rechazarlo, tampoco se le iba a imponer de manera alguna.
En cambio, allí en el pasillo, su vulnerabilidad lo alcanzó. Extendió su mano, tomando la mejilla de Jimin en ella, a riesgo de ser un movimiento arriesgado. Los labios de Jimin se abrieron ligeramente y una respiración temblorosa pasó.
—Sabes que eres diferente para mí. Diferente a cualquier otro. —confesó Jungkook. Sus miradas se sostuvieron por un minuto y brillaron. Hubo pasos en el pasillo y eso los hizo darse espacio. Jungkook se aclaró la garganta. —Eres mi mejor amigo, pequeño tonto.
Jimin no estaba feliz con como sonaba eso, pero estaban trabajando en ello, así que sonrió.
—Más te vale empezar a recordarlo.
—¿A mí? —Kook le tomó el pelo. Jimin le sacó la lengua.
—Cállate.
Kook se carcajeó, su pecho liberando las malas emociones. Jimin le empujó para que pasara al salón por delante de él. Cuando Jungkook miró atrás, Jimin estaba mirándole el trasero. Sus miradas coincidieron y un estremecimiento recorrió a Jungkook cuando se dio cuenta que su amigo no lucía ni avergonzado ni contrariado.
¿Qué estaba pasando con Jimin, últimamente?
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