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7 | Nada importó salvo tu


Para: MinYoon28
De: Mimi7
Concepto: Insisto en que eres lo peor
Asunto:

Por supuesto que me culpé de tu marcha. ¿Cómo no hacerlo? Antes de la entrevista me enviaste un mensaje, lo recuerdo a la perfección porque he perdido la cuenta de las veces que lo he leído.

"¡Fighting, Mimi! ¡Tu puedes! ¡Lo harás muy bien!"

"Estoy nervioso, Yoon Gi"  te respondí. "Me tiembla todo el cuerpo".

"Es normal pero trata de no centrarte en ello. Actúa como si estuvieras en casa y solo te escuchara yo".

Charlamos un poco más. Tus palabras me infundieron ánimo, en especial ese "te amo" con el que te despediste y, sin embargo, ya nunca te volví a ver. Es lógico que buscara razones y que me planteara que te había fallado de alguna forma, ¿no? ¿O qué creíste que iba a pensar? Ah, sí; qué tonto soy. Acabo de caer en cuenta que ya me has aclarado que pretendías que me bañara en odio hacia ti.

De verdad, Yoon Gi, que sí: eres lo peor.

Lo eres porque decidiste por tu cuenta lo que creías mejor sin contar conmigo. Porque no me hablaste sobre esas cinscuntancias difíciles que optaste por atravesar solo. Porque no has valorado que alguien que te quiere está no solo para reír o follar sino también para apoyar. Y yo te quiero.

Me entristece saber que a lo único que te dedicas ahora es a pelear. Siempre me ha gustado verte boxear pero pareces haber llenado tu vacío con eso, del mismo modo que lo he hecho yo a través de nuestras fotos. Además, no debe ser bueno para la salud competir a un nivel tan alto. De hecho, eso justo pensé el día en el que te vi por primera vez con los guantes puestos.

Después de nuestro intenso beso, tardamos en reencontrarnos. Entiendo que me evitaste para no interferir en la reconciliación con mis padres pero en ese momento me agobió que, a pesar de que intercambiáramos teléfonos, solo me escribieras un par de mensajes.

"Hola, Jimin. Soy Yoon Gi. ¿Qué tal? ¿Va la cosa mejor?"

"Sí" contesté con las manos temblorosas. Ver que eras tu me había puesto nervioso. "Ayer fui a comer con mi madre. Está más relajada".

"Me alegro mucho".

"¿Y tú cómo estás?"

"Un poco ocupado. No tengo tiempo casi para nada".

Ahí quedó todo. Te envié un emoji de ánimo pero no respondiste y los días fueron pasando.

Pensé en volver a escribirte pero ya sabes que mi timidez siempre ha sido mi inseparable compañera de modo que me limité a revisar tu chat varias veces al día, con el dedo en el aire sobre el teclado. Por revisarlo, incluso lo hice en los ratos libres que tenía en la pizzería, mientras esperaba a que los pedidos estuvieran listos para llevarlos a la mesa de turno.

—Llámale —acostumbraba a decirme Hoseok, el encargado de las bebidas, un chico vivaz y espontáneo como pocos, al tiempo que abrillantaba los vasos—. No te lo pienses tanto.

—Es que dijo que estaba ocupado y... —La profundidad desaprobatoria en los ojos marrones de mi amigo me hizo interrumpirme—. No sé.

—¿Qué no sabes? —Depositó algunos en la bandeja que debía llevar a la clientela de la cinco—. Te besó, ¿no? 

Recordarlo me trasformó las mejillas en dos ascuas ardientes.

—Sí —murmuré, azorado—. Pero ahora no tiene tiempo.

—¡Pero se alegrará si nota que te interesas por él! —La exclamación de mi interlocutor sonó tan alta que varios curiosos se giraron hacia nosotros—. No seas tonto. Estás desaprovechando el tiempo.

—¿Qué tiempo? —Kim Tae Hyung, mi entonces compañero en la tarea de atender mesas y ahora mi mejor amigo, se acercó, con la bandeja vacía bajo el brazo y gesto de curiosidad—. Y, ¿quién debe interesarse  de qué?

Deseé que la tierra me tragara cuando Hoseok le habló de ti o, más bien, de nosotros, pero la vergüenza no tardó en dejar paso a una sensación de ansiedad abismal al enterarme de que Tae no solo te conocía sino que también sabía dónde encontrarte.

—¿Quieres que te lleve cuando salgamos? —Consultó el reloj de su teléfono—. Hoy terminamos a las nueve. Yoon Gi tiene un combate a las diez en una velada profesional. Es el primero que va a hacer. Podemos ir a verle.

—Yo... —dudé—. No debería ir ya que como no me ha llamado supongo que...

—Ha estado enfermo de gripe —me aclaró, antes de que me diera tiempo a terminar—. Tuvo que darse una paliza para estar preparado hoy. 

—¿Ah, sí?

—¿Ya ves? —Hoseok no perdió ocasión de meter baza—. Y tu sin llamarle.

Después de aquello, por supuesto, fui. Mil mariposas me revolotearon por el cuerpo al empujar la puerta oscura, identificarme ante aquel portero con cara de malas pulgas y observar el cuadrilátero, que me pareció enorme, lleno de gente expectante alrededor. El corazón se me encogió al distinguirte en la esquina derecha del ring junto a un tipo con el brazo lleno de tatuajes que parecía bromear contigo. Pero se me encogió aún más cuando la campana sonó y tu contrincante, que esperaba en la esquina izquierda, se lanzó a por ti.

Es cierto que tenía muchos aspectos que aclarar tanto con mis padres como conmigo mismo. Sin embargo, nada de eso tuvo importancia en ese momento. Nada salvo tu.

Me hiciste mucho bien, Yoon Gi. Estás equivocado si piensas que no.

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