2 | El día en el que nos conocimos
Para: Mimi7
De: MinYoon28
Concepto: [Re] —
Asunto:
Hola, Jimin.
¿Me has mandado un email? ¿A mí, que no merezco que me dediques ni un solo segundo de tu tiempo?
No me lo puedo creer. Y aún menos que digas que no me olvidas a pesar de lo que te hice.
No debería ser así. Deberías odiarme, no guardar fotos nuestras en el teléfono, aunque, ya que estamos, te confieso que yo también te recuerdo continuamente.
Sin ir más lejos, hoy ha sido un día bastante malo. Llovía a cántaros cuando bajé al metro y en el vagón me encontré a un chico de cabello rubio y expresión delicada que se daba un aire a ti y que me hizo evocar el día en el que nos conocimos.
¿Te acuerdas?
Habías tenido una fuerte discusión con tus padres tras haberles confesado la orientación sexual que tanto tiempo les habías escondido, precisamente por miedo a lo que sabías que ocurriría. Tu madre, de naturaleza conservadora como pocas, había roto a llorar y tu padre, presa de la ira, se había puesto a romper cosas en la casa así que, antes el caos, decidiste huir. Saliste cuando una fuerte lluvia azotaba la ciudad, en camiseta, sin ropa de abrigo ni paraguas y con el dinero justo para comprar el billete de metro que te llevaría al domicilio de tu tía, la única de tu familia que, decías, te aceptaba sin condición.
La coincidencia quiso que en el vagón te sentaras a mi lado. Estabas empapado de modo que fue inevitable que, con el vaivén del trayecto, chocaras tu brazo contra el mío y me mojaras sin querer.
—Lo... —Lucías tan afectado que las palabras se te atascaron—. Lamento...
No te respondí. Reclinaste la cabeza en el respaldo e, instantes después, te escuché sollozar.
—Perdón...
—Toma. —La verdad, me sentí tan descorazonado ante tu estado que no me lo pensé a la hora de abrir la bolsa del gimnasio y extenderte una toalla limpia—. Sécate o pillarás un buen resfriado.
Me miraste, sorprendido, pero no la aceptaste así que me tomé la licencia de echártela por encima. En una situación normal no lo habría hecho, claro que no, pero es que temblabas mucho.
—Yo... —Aquella fue la primera vez que te sonrojaste ante mí—. Gracias... Pero... Me voy a bajar en dos paradas y...
—No te preocupes —me anticipé—. Yo también me bajo ahí.
Nunca te he dicho que no era cierto. Mi gimnasio quedaba cinco estaciones más lejos pero aquel día me salté la clase porque, pese a que no te conocía de nada, se me pasó por la cabeza que podrías necesitar ayuda o simplemente algo de compañía. Además, no voy a negar que me llamaste la atención ni que busqué una excusa para poder salir del metro contigo y ofrecerte la protección de mi paraguas.
—¿Vas a la derecha? —improvisé—. ¡Qué casualidad! ¡Me viene bien! —Te cubrí bajo la lona negra—. Me devuelves la toalla cuando lleguemos a tu destino.
Te volviste a sonrojar. Ahí me pareció que, pese a las lágrimas, esbozabas una tenue sonrisa que se mantuvo todo el tiempo que te acompañé.
—La próxima vez que llueva intenta salir por lo menos con un chubasquero —fue mi consejo al detenernos frente al portal de la casa de tu tía—. Parecen una tontería pero resultan útiles en esta época de año.
—Lo haré —asentiste, antes de extenderme la toalla—. ¿Podría saber tu...? —titubeaste—. Esto...
—Yoon Gi. —Te rocé la mano al recoger la prenda—. Me llamo Min Yoon Gi.
Aunque no me creas, ese momento fue uno de los más importantes de mi vida. Hoy, sin embargo, pese a que llovía como entonces, tomé el mismo metro, me bajé en esa misma estación y pasé justo por ese portal, lo único que he sentido ha sido un gran vacío.
Ya no estás.
No te dije que las cosas no funcionaban porque lo hacían a la perfección. No podía mirarte mal porque eras como un arroyo vivo en medio del desierto y te adoraba. No pude decirte lo que había cambiado porque te habría lastimado mucho más que mi ausencia.
Tuve que irme.
De entre mis opciones, el hecho de que me odiaras por ser un cabrón era la menos mala. Y lo hice el día de tu entrevista porque sabía que estarías acompañado después por tus amigos, ya fuera para celebrar el éxito o para animarte por quedar a las puertas. Además, si te veía, no hubiera sido capaz de dejarte.
Por cierto, ¿lo lograste? ¿Conseguiste el trabajo?
Puedes contestarme o no. Yo tampoco quiero perturbarte. Al fin y al cabo, Mimi, fuiste la estrella más brillante que tuve en mi cielo.
Yoon Gi.
N/A: Ando escuchando en bucle el álbum de Jimin mientras trato de escribir y que la dislexia que me cargo encima no se me note demasiado 😆 😅. ¿Lo logré?
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