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𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒳𝐼𝐼


Capítulo 12: Cita Secreta (Gigantitán)

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—Me dejaste ¡¡¡PLANTADOOOOOOO!!!— Me gritó Nath en la cara cuando finalmente le dio la gana a mi trasero de aparecer frente a la puerta de su casa.

—Naaaaaaath, Tomatito. Si acabo de explicarte que-

—Nada de Naaaaaath, ni Tomatito, ni espagueti con ketchup, ni ojitos turquesa o cualquier apodo de miércoles que me pongas. Me dejaste plantado, y como no soy salvaje, no te persigo con un palo como tú lo hiciste en la fiesta de Marinette. Me dejas por cualquier pendejada— me cerró la puerta en la cara.

—Naaaaaath— sollocé casi llorando. Me di media vuelta y fruncí el ceño. —Bien, tú lo has querido— bufé.

Di la vuelta a la casa, me paré frente a la parte trasera justo viendo a la ventana de Nath, que estaba en el segundo nivel. Simulé escupir en ambas de mis manos, las froté entre sí y comencé a escala por una planta que llegaba hasta su ventana.

Se le veía deprimido. Lo vi con tristeza por unos segundos y con determinación abrí estruendosamente su ventana y salté dentro de su habitación.

—¡¡¡PRINCESO ARIEL!!! ¡¡¡SI CREES QUE TE DEJARÉ ABANDONARME, ESTÁS MUY EQUIVOCADO!!!

—¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHH SANTO CIELO!!!!!— Gritó cayendo al piso y arrastrándose para alejarse de mí. —¡¡¡¿______?!!! ¡¡¡¿ESTÁS LOCA?!!!— Me vio muy impactado.

—¡¡¡Y DE REMATE!!!— Me senté sobre su cama.—Mira cuanto te quiero, trepé por una planta arriesgando mi vida para tener tu perdón—lo vi con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—¡YA PERDÓNAME PINCHE TOMATE! No quise dejarte plantado, después de todo el caos que causó Robostus, era obvio que iba a olvidar cualquier cosa que sucedió temprano ayer— me puse de rodillas y bajé la cabeza con los ojos cerrados. —Suplico su perdón, Sir Tomatelot.

Al no escuchar respuesta, abrí un ojo para ver la expresión de mi amigo pero, una almohada chocó contra mi cara. —¡Pff!— Me quejé cayendo de trasero. —¡Nath!

Me vio risueño. —Eso te ganas por abandonarme— Extendió sus brazos. —Ya, ven aquí loquilla.

Sonreí ampliamente y mis ojos brillaron. Me levanté y corrí hacia él, dándole un gran abrazo de oso.

—Oye Tomatito, ¿será tarde para almorzar contigo? Bueno, tendrá que ser mañana porque hoy ya tengo planes.

—¿Planes? Uuuhh cuéntame el chisme— juntó sus manos y apoyó su cara en ellas.

—Solo iré a almorzar con Adrien, nada del otro mundo-

—¿Adrien? ¿Cómo por qué?— Me vio con los ojos entrecerrados para luego abrirlos como platos. —No me digas que-

—¡NO! Solo me lo debe. Le hice un favor una vez para librarlo de Chloe, así que me pagará con lo que más amo en este mundo, con comida— sonreí mientras me relamía.

—No tienes remedio— negó con la cabeza soltando una risita.

—¿Estarás bien solo?

—No te preocupes, puedo pasar el día con Alix— se encogió de hombros.

Negué con la cabeza. —¿Me eres infiel? Vaya amigo— me crucé de brazos.

—Sabes que no lo digo con esa intención— juntó nuestras frentes mientras pasaba una mano por mi pelo.

Sonreí. —Lo sé, lo sé. Pero Alix no puede, está ocupada ayudando a Marinette.

—¿Marinette? ¿Con qué?

—Más temprano, Alya me llamó pidiendo mi ayuda en un plan para unir a Marinette y a Adrien. Pero decliné porque sabía que si te dejaba estar más tiempo enojado sería peor.

—Sabia decisión (T/A)— asintió con aprobación.

—Pff— rodé los ojos divertida y lo empujé levemente. —Ya me voy espaguetti, vendré mañana para almorzar, así que prepárate— reí mientras me acercaba a la puerta.

—Sí, sí, me aseguraré de que no hayan nueces en la comida y de paso escondo mi suministro de chucherías— me siguió.

Me hice la insultada y gaspeé sonoramente. —Egoísta— le dije con los ojos entrecerrados.

—Ja, ja, mira quien lo dice. Ya vete o no llegarás a tu cita— abrió la puerta de salida que da a la calle.

—No es una cita— mentí. —Solo voy para que me pague lo que me debe.

—Bien, al menos diviértete. Y ni se te ocurra reemplazarme— me señaló.

—Ya te dije, eres irremplazable. Nos vemos mañana— me despedí y me dirigí a mi casa para prepararme.

Después de bañarme, cambiarme y pues, todo lo que una chica común y corriente tarda en arreglarse, ya estaba lista. Salí a mi balcón y logré visualizar a Gigantitán.

Rodé los ojos. —Este man vendrá tarde a traerme— reí para mis adentros. Entré nuevamente a mi cuarto y fui a la sala.

—¿Qué pasó hija? ¿Ya no irás a tu cita?— Mi mamá preguntó.

—No es una cita mamá, solo una salida casual con un amigo. ¿Es que una chica no puede salir con un amigo sin que piensen que son novios?— La vi molesta. A pesar de que sí era una cita, lo que dije es verdad.

—Oh, tienes razón amor, lo siento— sonrió apenada.

—Está bien, te perdono. Y sí iré con Adrien, solo que me llamó diciendo que su sesión de fotos se alargó.

—Entiendo, bueno, lo importante es que no te deje plantada— se fue a su habitación.

Él es incapaz de hacer eso— la voz misteriosa y yo dijimos al unísono. Sonreí, concordamos en eso.

Después de una media hora, escuché sonar el timbre.

Cuando abrí la puerta, ahí estaba Adrien con una expresión de preocupación.

—¡¡______, cuanto lo siento!!— Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta con los brazos cruzados escuchando su explicación.

—Adrien.

—... Y vino de la nada, tuve que transformarme-

—Adrien— lo volví a llamar pero él seguía explicando con desesperación. —¡Adrien!— Puse un dedo sobre sus labios. El rubio me vio con atención. —Sé sobre Gigantitán. Cálmate, que no estoy enojada. Tenías que salvar a la ciudad y a Augusto. Hiciste lo correcto— le sonreí con dulzura.

Él imitó mi gesto y se ruborizó apenado. —Lo siento princesa, no volverá a pasar.

—No te preocupes por eso y ya vámonos que tengo hambre we— cerré la puerta detrás de mí.

El oji verde rió en silencio y tomó mi mano. Nos subimos a su carro y este se puso en marcha.

—Por cierto Ad, ¿qué le dijiste a tu padre para que te dejara ir?— Lo vi con curiosidad.

—La verdad.

Me atraganté con mi saliva y tosí unas cuantas veces. —¿Esponja enloqueciste?

—Cuidado— me dio unas palmadas en la espalda. —A mí también me pareció extraño el que me dejara salir contigo. Supongo que sabe que cuidarás bien de mí— me guiñó un ojo coqueto.

Me ruboricé y le pegué suavemente en su hombro. —Ay ajá— (Gabriel... Algo planea) me mordí la uña de mi pulgar mientras pensaba. Pasaron unos minutos, más de los que yo pensaba. —Oye, no conozco por aquí, ¿me estás llevando a comer o acaso me estás secuestrando?

—Me duele que dudes de mí— se hizo el ofendido; sin embargo se inclinó hacia mí. —Aunque secuestrarte suena tentador— susurró con picardía.

Mi cara sonriente ocultaba toda la vergüenza que sentía en ese momento, pero el sonrojo violento me delató.

—Pero que cosas dices, jejeje— reí con nerviosismo.

—Nada, solo que a donde vamos está en la calle Impasse Gomboust.

—¿El para qué cosa de quién?— Lo vi con cara de "WTF".

Él rió. —Solo cálmate. Apuesto que no has ido ahí. Solo te mantienes alrededor de la Torre Eiffel, Notre Dame y El Louvre porque son lo que conoces ¿no?— Me vio con una emoción indescriptible en sus ojos, pero era muy dulce.

Bajé la cabeza. —Tienes razón. Quisiera conocer más— miré a través de la ventana.

—Y eso harás.

Su respuesta me sorprendió. —¿Mm?

—Te mostraré otros lugares que no conoces, así un día podrás ir a cualquier lugar de París sin perderte— puso su mano sobre la mía.

Me perdí por un instante en sus ojos. (¡¡Es que es tan hermoso!! ¡Diablos!). —No soy buena con las direcciones pero eso espero...

Cuando el auto frenó, Adrien se colocó el sudadero negro con la capucha sobre la cabeza y le susurró algo a su guardia. Cuando llegó conmigo, caminamos a un restaurante que tenía mesas afuera.

—Bienvenidos al Inavoué Restaurant— sonrió la chica de la entrada. —¿Mesa para 2?

—Sí por favor— respondió el rubio.

—Síganme por aquí— señaló y agarró 2 menús.

Mientras tanto, miré alrededor y sonreí. (Uff, no es elegante, que bueno) pensé aliviada.

Cuando la mesera nos dejó para elegir nuestros pedidos, solté un suspiro de alivio.

—Estoy tan aliviada de que no sea súper elegante porque, no me siento cómoda con ese tipo de ambiente, la gente usualmente es muy estirada, excluyéndote claro— dije apenada por lo último.

—Sé a qué te refieres, a mí tampoco me gusta ese tipo de ambiente. Aunque soy rico, la verdad me da igual donde comer...

—Siempre y cuando tengas buena compañía— completé su frase, guiñándole un ojo.

—Tú sí me entiendes— escondió su rostro detrás del menú.

Solté una risita y volteé a ver a mi hombro izquierdo, desde hace rato que sentía comezón, pero ya sabía de quién se trataba.

—Hey Plagg, estás muy al descubierto— le susurré.

—Hola ______, a mí también me da gusto verte— habló sarcástico.

—Jeje, perdón. Hola Plagg, gusto de verte ternurita— acaricié su cabecita con mi dedo índice.

—Nooo, d-déjame antes de que- — un ronroneo lo interrumpió. —Oh rayos— se ruborizó y siguió ronroneando.

—Awwww— lo tomé con mi otra mano y lo seguí acariciando.

—Si quieres los dejo a ustedes dos solos.

Vi a Adrien, quien tenía una ceja alzada y el menú sobre la mesa.

—Ay shish, que delicado— puse a Plagg sobre mi hombro nuevamente y tomé el menú para finalmente elegir que comer.

Luego de que nuestra comida llegara y que Adrien se riera por mi expresión al probar un manjar muy delicioso, me contó sobre Gigantitán y como Ladybug y él lo vencieron, igualito a la serie. Y yo le conté como tuve que rogarle a Nath para que me perdonara.

—¿Y qué harías si yo estuviese enojado contigo?— Me preguntó de repente.

—Nada.

—¿Nada? Que cruel, es obvio que tienes favoritismos— recargó su mejilla sobre su mano.

—No, lindurita. Me refiero a que es imposible que te enojes conmigo— me señalé.

—¿En serio? ¿Cómo estás tan segura?— Sonrió de lado.

—O sea baby, mírame, soy DI-VI-NA— lancé un mechón de cabello hacia atrás.

Adrien rió. —Eres hermosa, ma chère— no dejó de admirarme. Me ruboricé y no respondí nada. —¿Qué tienes, mon cour? Nunca te quedas callada después de un cumplido— tomó mi mano por debajo de la mesa.

—Nada es solo que, tengo ese pensamiento cliché en el que no me creo lo suficientemente bonita, es decir, mi realidad, a comparación de la tuya es bastante diferente. Aquí se encuentra más fácil la perfección de la que las películas nos hablan— observé a mi alrededor. —No temo a que otras me superen en belleza u otra cualidad... Temo a que te des cuenta que no soy tan perfecta como crees. A veces siento que me pusiste en un pedestal... Yo sé quien soy y estoy orgullosa de mí misma. La pregunta es... ¿Tú también quieres a cada parte de mí? No solo lo bueno sino que ¿lo malo?

Se me quedó viendo con seriedad por unos segundos. —Lamento si pensaste eso, tal vez sí llegué a colocarte en un pedestal pero es porque eres lo que más admiro. Eres maravillosa, y tus defectos también me hacen amarte aún más— sonrió con sinceridad. —Yo, también he cuestionado cosas de mí mismo, y al contrario de ti yo no estoy muy seguro ni orgulloso de lo que soy...

Lo último me dejó impactada. —¿C-cómo? ¿Y-yo no...?

—No, perdón. No quise arruinar el momento— volvió a sonreír. —¿Qué te parece si vamos a visitar otros lugares?— Se puso de pie, aún sin soltar mi mano.

Negué viéndolo seria y exigí una respuesta con la mirada.

—Bien— se tapó el rostro con su mano libre. —Lo siento, es que...— Me vio apenado.

—Te mostré mi lado más defectuoso y vulnerable varias veces, y aún así, aquí estás conmigo. Ten fe que yo haré lo mismo cuando termines de explicar— le ajusté la capucha para que no cayera de su cabeza.

Me vio agradecido y levantó la mirada, pensando por donde comenzar.

—Toda mi vida, mi personalidad fue forjada en el interior de 4 paredes, sin poder salir para tener otra compañía más que Chloe. Tal vez algunos pensarán que solo porque la conozco desde que éramos niños, me casaré con ella o tendré una relación especial con ella, pero no. Mi madre fue mi única luz en la inmensa soledad que sentía— apretó su agarre en mi mano. —Así pasó el tiempo, creí que mi madre era lo único que necesitaba, y en esos tiempos mi padre no se aislaba tanto como hoy en día. Un día, mientras realizábamos un viaje por el Tíbet— mi expresión cambió al escuchar el lugar donde fue el accidente. —Mi mamá me explicó con emoción que al tener mi edad actual [14-15] me dejarían ir por primera vez a un instituto. Estaba muy emocionado también, finalmente podría tener amigos, porque siendo honesto, Chloe y yo nos hicimos amigos porque no había de otra, esta vez, sería libre finalmente... Pero— su rostro se oscureció.

Lo vi preocupada. —Adrien, ya me dijiste mucho, no tienes que seguir-

—Quiero hacerlo— asintió. Imité su gestó y continuó. —Un día mi mamá se desmayó, sin razón. Mi padre estaba tan preocupado como yo y no sabíamos que hacer... Al poco tiempo murió— una lágrima cayó de su ojo.

(¡¡¿MURIÓ?!! ¡¡Debería estar en coma, NO MUERTA!!) Gritó mi mente mientras le limpiaba la lágrima.

—Gracias por confiarme esto ángel. Lamento tanto tu sufrimiento, y haré mi mejor esfuerzo para darte recuerdos inolvidables— me levanté de mi asiento y lo fui a abrazar.

—Hoy es uno de ellos— me regresó el abrazo con fuerza.

Le sonreí. Besé mi dedo índice y luego toqué su nariz. —Imagina que te besé, no podemos arriesgarnos, ya te di un abrazo que se puede mal interpretar— ambos reímos en silencio.

Ya pagada la cuenta, salimos riendo del restaurante.

—Me siento mejor después de compartir esto contigo. Gracias por escuchar.

—No es nada, ángel, fue un placer.

Caminamos un poco por la calle Impasse Gomboust o como se diga eso.

—Vamos, hay otros lugares que quiero enseñarte así que llamaré a mi guardia para que-

—¡Rentemos una bici!— Exclamé entusiasmada.

—¿Qué?— Me vio incrédulo.

—Siempre quise pasear en bicicleta por las calles de París. Rentemos una bici con 2 asientos para que sea doblemente genial, y te sientas adelante guiándonos— tomé su brazo.

[De estas ↑]

—Pues...


5 minutos después...


—¡Wiii!— Exclamé mientras pedaleábamos.

—Trataba de decirte que en bicicleta fácilmente se me caerá la capucha y nos descubrirán— comentó desde el asiento de adelante.

—No te quejaste— reí muy emocionada.

—Intenté pero cuando me di cuenta me arrastraste a la tienda de bicicletas— sudó frío, o bueno, imaginé que lo hizo.

—Ay, no te awites, disfrutemos la cita ¿bien? Además, esto es muy divertido— solté el manubrio y alcé las manos en el aire.

Lo escuché suspirar pero mi intuición me decía que estaba sonriendo.

Terminamos yendo al Boulevard Saint Michel cerca de Notredame, por la Rue de Rennes, donde había una tienda gigantesca perteneciente a Gabriel y otra de Audrey Bourgeois, por la Calle de las Termópilas y otros lugares más.

Todo el tiempo estaba con la boca por el piso, metafóricamente claro. Era como un sueño hecho realidad, me repetía simplemente "¿Qué hice para merecer esto?" Al parecer Adrien gustaba de mis expresiones, ya que siempre que nos deteníamos a observar el lugar, no hacía más que mirarme.

En cada sitio, nos tomábamos fotos para recordar el hermoso momento.

A la mitad de la tarde nos detuvimos a comprar batidos de fruta, los cuales bebimos sentados en el Barrio Latino, sentí como si tuviese un pedazo de mi país aquí [si eres de España olvida lo último :v] y le hablé a Adrien de como era la vida en (Tu país). No dejaba de escucharme con suma atención.

—Me estás asustando— comenté.

—¿Mmh? Perdona, es solo que te vez muy entusiasmada cuando hablas de tu país de origen.

—Oh ya veo— reí un poco incómoda por lo que pensé.

—Lo extrañas ¿cierto?

—¿Qué cosa?

—¿(Tu país)?

—Pues claro, son mis raíces. Nada podrá reemplazar a mi lugar natal.

—Es verdad. Siempre será tu número uno— dijo con melancolía. —Por eso, quiero ir contigo.

Escupí mi batido y tosí escandalosamente. Algunos nos voltearon a ver, así que intenté parar la tos.

—¿Estás bien? Ya te ha pasado una vez hoy— me volvió a dar palmadas en la espalda.

—Sí, sí *cof* me pasa seguido *cof* ¿quieres ir a (Tu país)?

—Pues claro, quiero conocer donde viviste y ¿cómo crees que me vería con el estilo de tu mundo?— Me vio emocionado.

—Guapísimo, p-pero ese no es el caso. No puedo, causaría daños irreversibles. No es que no quiera, es que no es correcto— lo vi con culpa.

—Oh— suspiró decepcionado. —Bueno, cuando el futuro esté completamente cambiado, podremos ir y de paso que sea en nuestra luna de miel— sonrió coqueto.

—¡¡¡¿PERO QUÉ RAYOS?!!!— Lo vi con shock. —¡¿Luna de miel?! Aún no hemos planeado casarnos ¿y ya estás pensando en la luna de miel? ¿K?— (De solo pensarlo...) Agité mi cabeza bruscamente de un lado a otro.

—Oye, me gusta estar preparado, además sé que dirás que sí— dijo con tono presumido.

—O sea que ya estás planeando algo que mínimo pasará en unos 5 años ¿y ni siquiera me preguntaste?

—Ya nos exhibiste— Plagg regañó a su portador.

—¡¿Y TÚ ESTÁS CON ÉL EN ESTO?!— Miré a Plagg con los ojos muy abiertos.

—Meh, me pagan por hora. ¿De qué color quieres las invitaciones?— Preguntó el mini gatito.

Lo vi con un tic en el ojo y me facepalmeé.

Adrien rió a carcajadas. —Oye solo bromeo, pero lo de la luna de miel no— dijo con seriedad.

Me sonrojé bastante y puse una mano para intentar tapar mi rostro.

—Solo continuemos con el tour— fui hacia la bicicleta, ganando otra ronda de risas por parte del oji verde. (Supongo que me lo merezco, lo he avergonzado muchas veces ya) sonreí, pero luego me percaté de... (¡¡¡¿CASARNOS?!!!).


...


Después de ese momento bochornoso para mí y gracioso para él, seguimos yendo a otros lugares.

Sin darnos cuenta de la hora, se hizo de noche, devolvimos la bicicleta y terminamos en un barco, en el río Sena. Yo tenía mis brazos recargados sobre el borde del barco y mi cabeza sobre estos. Solté un suspiro mientras miraba el montón de luces de la ciudad que hacían juego con las estrellas.

Adrien llegó a mi lado. —Me divertí mucho contigo hoy, aunque jamás me aburro cuando estás a mi lado.

Lo vi ruborizada. —Ya hiciste que me sonrojara mucho hoy, ya párale ¿no?

—No, te ves tierna así— recostó su cabeza en mi hombro.

Sonreí. —'Ta bueno pues, tú ganas— apoyé mi cabeza sobre la suya. —Nadie se enteró de nuestra cita— reí levemente.

—La verdad sí, tomaron un par de fotos pero estabas tan ocupada viendo los lugares a los que fuimos, que no te percataste— sonrió apenado.

—¡¿Qué?! Oh Dios, bueno tranquila, tranquila, solo les diré la excusa de la apuesta— intenté calmarme.

—Yo puedo explicarles, ya pasaste por suficiente estrés— me calmó mientras acariciaba mi pelo.

—Te lo agradezco— le sonreí.

Nos bajamos del barco cuando el tour finalizó.

—Llamaré a mi guardia para que nos recoja— marcó en su celular.

Mientras esperábamos, le pregunté. —¿Cómo se llama este puente?

Puente del Alma.

—Mmm, es muy bonito— susurré.

Cuando el guardaespaldas de Adrien llegó, nos subimos al auto y fuimos rumbo a mi casa.

Salí del carro con ayuda del rubio y me acompañó a la puerta.

—Gracias por todo Adrien, espero podamos repetirlo.

—Claro, este fin de semana.

—¿N-no es muy pronto? A penas salimos y-

—No te preocupes por eso. Te invito a un helado de André ¿sí?— Sabía que no le podía rechazar.

—Claro, gatito— sonreí como lerda, pos estaba enamorada :v

—Bien. Nos vemos, belleza— nos despedimos con un beso en la mejilla. —A la próxima será en los labios— me guiñó el ojo.

—Jejejejeje— reí incómoda viéndolo irse. —Ya, chao— entré a mi casa. —¡Ah!— Grité. Mi mamá estaba sentada en el sofá viéndome atentamente. —Hola mami, perdón por venir tan tarde— sonreí mostrando los dientes.

—No es eso. ¿No te das cuenta que le gustas a ese chico?— Preguntó de la nada.

—¿Qué? Am, sí, creo que sí, pero ya le dije que no porque ya sabes que estoy con Chat y estoy muy feliz con mi relación— sonreí.

—Estoy tan contenta por ti. Lo que decidas para mí está bien— besó mi mejilla. —Vamos, cuéntame todo lo que hicieron mientras cenamos.


Continuará...

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