𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒱𝐼𝐼𝐼
Quería poner esta imagen ^w^¡Es tan cuuuuute! Gracias a -YaYas- por esta hermosísima y zukulenta idea 7u7 (los compas de la Rayis se vuelven bebés), en serio, no saben lo que les espera ajio ajio. Al idear este capítulo mi imaginación voló, literalmente, y se me ocurrió lo que leerán ahora. Ojalá les guste :3
Capítulo 8: Plan a Futuro Parte 2 (Crazy Boo)
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Llegué a mi casa y me tiré sobre mi cama para dormir. Dejé silenciado mi celular para evitar las llamadas que fijo harían Adrien, Nath y Alya a mi persona, y cerré mis puertas de vidrio con llave para evitar que Chat entrara. Luego, cerré las cortinas y me sumergí en completa oscuridad por unas 14 horas aproximadamente.
Cuando desperté, ya era el siguiente día. Y lo más notorio era que me estaba muriendo del hambre, pero antes corrí al baño a hacer pipí :v
Con cara de satisfacción al salir del sanitario, fui a la cocina, encontrándome con mi mamá.
—Cariño, ¿qué rayos? Dormiste 14 horas seguidas— me vio preocupada.
—Y fueron las mejores 14 horas de mi fruta vida— sonreí estirando mis brazos mientras hacía caras raras.
—Pero mi amor, creí que estabas pasándola bien en la fiesta de Marinette— me dio un plato de panqueques.
—Yumi— susurré babeando al tener el plato en mis manos. —Sí, fue divertido mientras duró. Pero la abuela de Mari fue akumatizada y no quise arriesgarme— me metí a la boca un gran pedazo de panqueque, el cual tenía miel de maple.
—Oh, ya veo. Bueno, al menos estás descansada— besó mi frente y procedió a la puerta. —Que te vaya bien en la escuela, nos vemos ¿sí?
—¡Te amo mamá!— Nos despedimos y ella se fue a trabajar.
Terminé mi desayuno y me preparé para irme también.
(La voz no ha aparecido, ¿será que lo imaginé y ya estoy bien?) Todo el camino al colegio no dejé de ver al piso pensativa.
Mi celular vibró. Lo tomé para ver qué onda. Mis ojos se abrieron como platos. (¡52 llamadas perdidas!) Exclamé en mis adentros. (7 de Alya, 15 de Nath y 30 de Adrien) guardé mi celular aún en shock y llegué a mi destino.
(¡HOLY SH*T! Exageraron a gran escala) pensé mientras subía las gradas de ingreso.
—Son tus amigos— habló.
Cerré los ojos, rendida. —¡Jodeeer! Dame un respiro. Si hace tan solo ayer no aparecías— hice un puchero.
—Acostúmbrate, no te dejaré en un laaaaaaargo tiempo— rió.
—Eso temí— me lamenté.
—¡______!— Escuché a Marinette y a Alya a lo lejos.
Me alteré y fui corriendo a los baños, fingiendo no haberlas escuchado. Ellas me siguieron. (Que lindo gesto ¡justo en la peor ocasión!) Pensé en qué hacer ahora, con desesperación.
Vi que uno de los sanitarios tenía un cartel de "fuera de servicio". Rápidamente, me deslicé por debajo de la puerta y me senté en el inodoro con los pies levantados.
Se escuchó que abrieron la puerta.
—¿______? Por favor sal, solo queremos saber si estás bien— llamó la azabache.
Me mantuve callada. Alya suspiró decepcionada. —Vámonos, no podrá escaparse de nosotras en clase— recomendó.
—Tienes razón. Pero tuvo que haber pasado algo serio para que no haya vuelto a mi fiesta— noté tristeza en la voz de Marinette.
Cuando al fin salieron, exhalé aliviada y bajé los pies, saliendo por debajo de la cabina del sanitario.
—Cosas como estas no me pasaban antes de venir aquí. Mi vida se volvió complicada desde entonces— salí del baño y sonreí para mí. —¿Pero qué tiene de divertido una vida no complicada?— Fui dando saltitos a mi primera clase.
Entré dando un portazo. —¡Ya llegó por quien lloraban!— Exclamé sin pensar. (Fue un impulso. ¿Eso me convierte en extrovertida o...?).
—¡______!— Exclamaron Marinette, Alya, Adrien, Nino, Nathaniel y Rosita. Juleka solo sonrió y se acercó a la rubia hiperactiva.
—¿S'up?— Marinette y Alya fueron las primeras en abrazarme, tomándome por sorpresa.
—¿Qué sucedió? No volviste— dijo preocupada la azabache.
—Perdón Mari, mi mamá necesitaba ayuda con unas cuantas cosas que involucraban a mi país y la familia que tengo allá. Realmente quería estar para verte soplar las velitas y cantarte "feliz cumpleaños"— sobé mi brazo apenada.
—No importa ya. Nos preocupaste a todos— Nino se abrió paso entre la multitud y me despeinó.
Mi sonrisa creció. Al mirar hacia el frente, me percaté que Chloe me estaba mirando, pero inmediatamente se dio la vuelta.
Cuando todo se tranquilizó, recibí un abrazo de Adrien.
—No te escaparás esta vez, me contarás lo que sucedió— susurró cerca de mi oído y se fue a sentar.
Yo fui con Nath, quien me jaló del brazo con expresión seria.
—Sé que mentiste y que tu mamá no te pidió ayuda con esos "asuntos". ¿Qué te pasa en realidad (T/A)?— Cuestionó sin dejar de mirarme.
—No te puedo esconder nada ya ¿o sí?— Mi sonrisa se encogió.
—Sabes que no, pequeña. Te escucho— cruzó los brazos.
—Nath, escucho una voz femenina— susurré gritando.
—¿Femenina dices?— Me vio con preocupación.
—Sí. Desde la fiesta de Marinette, esa voz me ha ayudado a esquivar los ataques de Befana y me predijo el futuro, ¡y se cumplió!
—What?— Me vio confundido. —Okey. ¿Cómo puedo ayudarte?
—Solo... Di que me crees, eso bastará— bajé la mirada a mis manos.
Nath me tomó de la barbilla para conectar nuestras miradas.
—Claro que te creo, nunca mientes— me sonrió.
Hice lo mismo. —Gracias Tomat-
—Claro, excepto aquella vez que me dijiste que había un akumatizado con el poder de hacer elefantes rosados— me soltó y puso su mano en la barbilla.
—Shhhh, no me recuerdes lo desastroso que fue ese día. Terminamos atados a un árbol con algodón de azúcar cubriéndonos— ambos nos quedamos viendo a la nada con cara de "WTF?" al recordar lo sucedido aquel día que me da flojera describir XD.
—En fin, ¿cómo planeas deshacerte de esa voz mini?— Preguntó mi amigo tomate.
—Elemental mi querido Nath... No tengo ni p*ta idea, supongo que esperaré a que se enloquezca por mi comportamiento y huya— me encogí de hombros.
—Uff, apuesto que ya ni te molestará otra vez— sacó un cuaderno para dibujar.
Gaspeé haciéndome la insultada. —¡¿PERDONA-?! Sí cierto— me aburrí rápidamente y me peló su comentario, olvidando lo que iba a decir. Así que también saqué mi hermoso cuaderno de dibujos. (Voy a dibujar aaaaaaa... Mmmmmm, Chat 7u7 ajio ajio).
Justo cuando mi lápiz iba a tocar el papel, la puerta del salón salió volando y chocó contra la pared.
Todos volteamos a ver inmediatamente al invitado inesperado.
Una señora, que se notaba que era mayor, estaba viéndonos con una sonrisa macabra. Y sin decir nada, levantó su brazo y lo apuntó a Nino.
El moreno abrió la boca para intentar detenerla, pero la forastera fue más rápida y disparó contra él, haciendo que el chico cerrara los ojos con fuerza y gritara con poca intensidad.
—¡NINO!— Gritó Alya y corrió a su lado, al igual que Marinette. Adrien se agachó para ayudarle, pero...
—¡Es un bebé!— Exclamó el rubio y levantó a un pequeño Nino en sus brazos, quien miraba a todos con una mirada inocente.
Me levanté de sopapo de mi asiento. —¡Por el fantasma de César!— Grité con las manos en la cara y regresé a ver a la culpable. —Un akuma nuevo... ¿Otra vez?— Fruncí el ceño.
—El nombre es Crazy Boo— habló la malula. —Los convertiré a todos en infantes de 2 años. ¿Por qué? Es personal. ¿Cómo? Pues, así— apuntó a Adrien.
Todos soltaron un grito. Con el arranque de adrenalina característico que me da cuando mis seres queridos están en peligro, corrí a ayudar a mi novio, poniéndome enfrente de él.
—No te atr-
Justo cuando la villana disparó, Adrien me jaló del brazo y me puso detrás de él. El rayo dio en el blanco planeado.
—¡Adrien!— Gritaron Marinette y Chloe acercándose a mí.
Yo me quedé sin palabras. (La situación de Quiebratiempo se repitió). De repente, apareció un Adrien de 2 años en mis brazos. Alzó su mirada hasta topar con la mía y se me quedó viendo con sus grandes ojos esmeralda, preciosos. Al parecer, me reconoció, puesto que me sonrió y se acurrucó entre mis brazos y cuello.
—¡Hey! ¡Dame a mi Adriensito en este instante!— Ordenó la rubia pisando con fuerza el piso en obvia molestia.
Volteé a verla. —Nah, no creo que quiera— sonreí divertida y pasé mi mano por el cabello dorado del oji verde, ganando un gruñido por parte de Chloe.
—¡DÁMELO!— Se lanzó hacia mí.
—¡Ah!— Grité sorprendida. Chloe logró agarrar a Adrien entre sus brazos. Y yo fui atrapada por Nath y Marinette al momento que perdí el equilibrio por culpa de la barbie plástica. —¡¿Qué, estás loca?!— Grité enfurecida.
—¡Pudiste lastimarlo!— Marinette señaló al pequeño Adrien, quien abrió sus ojos, y al ver la situación, no estaba nada contento. Comenzó a llorar.
—Aaaawwww, Alya, creo que me voy a morir por tanta adorabilidad— comentó la azabache con ambas manos en su rostro. —Quiero cargarlo aunque sea una vez— extendió un poco sus brazos, dispuesta de arrebatárselo a Chloe.
Alya puso una mano frente a ella. —Dejemos que ______ se encargue. Parece que lo que él quiere es estar con ella— explicó, sosteniendo a un pequeño Nino con su brazo libre.
—¿Kien io?— Me señalé. Marinette bajó la mirada incómoda y avergonzada. Me sentí mal por ella pero odiaba ver triste o enojado a Adrien. Me acerqué a Chloe, quien trataba de calmar al rubio con ayuda de Sabrina, sin éxito. —Devuélvemelo— exigí poniendo una mano en el hombro de la rubia.
—Ah, ¿disculpa?— Me vio indignada.
Antes de poder seguir peleando conmigo, la nueva villana, que estuvo admirando la escena en silencio, le lanzó su rayo a Chloe. Sabrina la atrapó mientras que yo atrapé a Adrien.
El rubio dejó de llorar al instante y me volvió a abrazar. Sonreí aliviada.
—Que tierno— comentó Crazy Boo y comenzó a disparar a diestra y siniestra su rayo a todos los demás.
Era todo un jaleo el que se formó, los presentes gritaban mientras corrían hasta que inevitablemente, eran alcanzados por el rayo.
¿La buena noticia? Me escondí detrás de mi mesa y Crazy Boo no se percató de mi presencia cuando se fue.
¿La mala? Nath fue convertido también.
Respiré agitadamente y me asomé con cuidado. Luego de asegurarme de que la villana no estaba, salí de mi escondite.
Mi boca cayó al suelo al ver a todos mis amigos convertidos en niños de 2 años, caminando, jugando y gateando por ahí.
—¡JUEP*TA!— Exclamé en un murmullo, no sin antes taparle los oídos a Adrien.
Hablando de Adrien, ahora era demasiado pequeño para portar el miraculous del gato negro. Eso hizo que me alarmara y comenzara a preocuparme. —Oh... No, no, no, no— dije repetidas veces hasta que se me ocurrió una idea. —¡Marinette! Estoy segura que logró burlar a la mala y salir ilesa— me dije con una sonrisa, la cual se fue por el retrete al ver a una pequeña niña con dos colas y de cabello azul, jugando con una pequeña peli naranja con lentes.
—¡AY, PERO POR FAVOR!— Grité casi arrancándome el pelo.
Básicamente, la siguiente hora, se resume en que todos aún tenían las características que los definían: Marinette y Alya se encontraban hablando entre ellas con palabras casi entendibles, al igual que Rosita y Juleka en la esquina y Chloe y Sabrina hasta el frente del salón; Kim y Alix competían para ver quién era el mejor caminando; por sorpresa, Mylène e Iván estaban juntos y Max estaba configurando mi teléfono celular... Sip, lo normal.
Sin embargo, lo más difícil fue las competencias continuas entre cierto pelirrojo y cierto rubio. Siempre que cargaba a uno de ellos, el otro venía y me jalaba de mi pantalón para que también le diese atención, si le daba un beso en la mejilla a Adrien, Nath hacia un puchero adorable y exigía un beso también. (Me salieron muy celosos... ¿Qué es peor que mi mejor amigo y mi novio compitiendo por mi atención? Oh, sí... Que tienen 2 putos años).
Suspiré cansada cargando a Nath y a Adrien a la vez. De repente, mi celular reprodujo mi canción favorita. —Por un demonio lo que faltaba— rodé los ojos, bajé a Adrien y contesté. —¿Alo?
—¡(T/A)! Han pasado 84 años— saludó mi amiga.
—¿(M/A)? Llamas en un, ugh, mal momento— me quejé al sentir como Adrien me jalaba de mi pantalón para que lo cargara otra vez mientras que Nath le sacaba la lengua.
—Gracias ¿eh? No hablamos por mucho tiempo ¿y así me respondes?— Dijo indignada.
—(A/M/A), no era mi intención, ugh— utilicé mi hombro para sostener mi celular junto a mi oído y volví a cargar a Adrien. —Una akumatizada vino y convirtió a todos mis amigos en bebés.
—¿En serio? Wow, mis condolencias amiga, pero mira el lado bueno, puedes abrir una guardería— habló con humor.
—¿K?— Alcé una ceja, un poco fastidiada.
—¡Sí! Imagínate: "La Guardería de ______, donde mantenemos a sus hijos a raya"— rió por su chiste.
—Ja, ja— dije sarcástica. —Colgaré, necesito conseguir un nuevo Chat Noir y una nueva Ladybug, chau.
—¡¡ESPERA!! ¡¿QUÉ?! ¡¡¡YO QUIER-!!!— Colgué antes de que se ofreciera para ser la "nueva Ladybug".
Un cierto movimiento llamó mi atención, Marinette parecía molesta mientras tomaba sus orejas en sus pequeñas manos. Abrí los ojos como platos.
—Su miraculous— susurré atónita.
—¡Marinette, NO!— Tikki trató de detenerla, pero ya era tarde. La azabache se quitó los aretes y los lanzó.
Yo dejé a Adrien y Nathaniel en el piso con cuidado, mi celular cayó en no sé dónde y me abalancé como retrasada sobre los aretes. Exhalé aliviada al tener el miraculous en mi mano.
Inconscientemente, observé a mi alrededor con lentitud, hasta ver primero a Adrien y luego a Marinette. Me pasé una mano por mi pelo, sin saber qué hacer. Tomé el miraculous de Chat con mi mano derecha y el de Ladybug lo tenía en la izquierda.
Me les quedé viendo maravillada. (El poder absoluto... A mi alcance...) Pensé. Paulatinamente, mi rostro cambió de expresión a una más seria. Guardé ambos en mi bolsillo y me agaché, buscando mi celular.
Al encontrarlo, marqué el número de mi mamá.
—Hola mi amor— contestó.
—Hola mami, ¿estás en tu descanso?
—Sí, ¿por?
—Necesito un favor— respiré hondo antes de seguir. —¿Puedes venir a mi escuela? Es urgente.
—Hija, no puedo dejar el trabajo así como así, mi jefa-
—¿Alguna vez te he pedido algo similar? Esto es realmente importante, pero prefiero explicártelo cuando llegues, por favor— supliqué.
Ella dudó por unos segundos hasta finalmente acceder. —Esteré ahí en 10— colgó.
Suspiré con más tranquilidad y me senté en el piso para esperarla y vigilar que mis amigos no se hiciesen daño. Por supuesto que Adrien y Nath no tardaron en venir hacia mí a abrazarme. Los besé en la frente a cada uno y esperé junto a ellos.
Unos minutos después, la puerta se abrió de golpe y mi mamá entró.
—¿Qué sucedió aquí?— Cuestionó extrañada al ver a tanto niño pequeño.
—¡Mamá! Gracias por venir— me le acerqué con Nath y Adrien.
Me miró aún más sorprendida. —¿Y estos bebés?
—Son mis compañeros de clase transformados.
Ella volteó a ver alrededor. —¿Y Nathaniel? No lo veo.
Bajé por unos segundos la mirada. —Mamá... Este de aquí es Nathaniel— levanté un poco el brazo con el que lo sostenía.
Abrió más los ojos. —¿C-Cómo?
Le expliqué la situación completa, sin guardar nada.
—No puede ser— me vio atónita.
Le mostré los miraculous. —Y lo peor es que quienes son Ladybug y Chat Noir también se volvieron niños de 2 años.
—¿Qué tienes que ver en todo esto?— Vio con admiración y curiosidad los aretes y el anillo.
—Yo soy la única que logró escapar— (que ironía). —Me corresponde buscar a una Ladybug y Chat Noir de reemplazo para mientras— dije seria guardando los miraculous en mi bolsa nuevamente.
Me vio alterada. —¡Hija! ¡No me digas que tú-!
Negué con la cabeza. —Aunque quisiera— sonreí y me puse de pie, dejando a Adrien y Nath en el suelo. —Necesito que los cuides por favor, son pequeños y no quiero que se lastimen— vi a mis amigos con tristeza mientras ellos caminaban y jugaban, ajenos a la verdadera situación.
—Está bien. Pero prométeme que tendrás mucho cuidado. Te has arriesgado tanto...— Bajó la mirada con una mano en la boca, pensando.
Tomé sus manos. —Lo prometo, mamá. Y gracias. Esto no durará— y salí corriendo del lugar en dirección al consultorio del maestro Fu.
En el camino, saqué el anillo de Chat Noir, pausé por unos momentos y me lo puse en mi dedo anular derecho, este se ajustó a mi tamaño. (Woooooow...) Plagg apareció frente a mí.
Dejé de correr. —¡______! ¡Adrien se convirtió en un niño pequeño!— Exclamó preocupado. —Ahora ya no hay nadie que sea Chat Noir y- espera, ¿cómo es que puedo hablar contigo si él se quitó el...?— Se detuvo y vio mi dedo.
—¡NO LO ROBÉ, LO JURO!— Grité alarmada con tono de súplica y ambos brazos frente a mí.
—N-no es eso...— Sonrió. —¡Perfecta!— Se acercó a mi rostro.
—¿Qué?— Lo vi extrañada. —¿A qué te refieres?
—Nadie mejor que tú para portar el miraculous mientras tanto. ¡Transfórmate! ¡Y vamos a derrotar a la villana!— dijo emocionado. —¡Serás la primera chica en usar mi miraculous en la historia!
—¿Cómo dices que dijiste?— Susurré con shock evidente en mi rostro. Posé mi vista lentamente en el anillo. —¿Yo... Siendo Chat Noir?— Sentí como si me hubiesen sacado todo el aire de mis pulmones. No podía responder, mi mente divagaba y divagaba sin control.
—Bueno, tal vez prefieras escoger otro nombre— siguió.
Miré con seriedad el miraculous y luego a Plagg. —No.
—¿Perdón? Creo escuchar mal— puso una patita en su oreja para corroborar que estaba limpia.
Solté un suspiro escandaloso. —Dije que no, Plagg.
—¿Pero por qué? Siendo tú una fan ¿no amarías esta oportunidad? Piénsalo— insistió.
—Lo sé, lo sé— retomé mi camino con paso rápido. —¡Claro que quiero ser superheroína! Aunque sea por un día... Pero esa decisión no me corresponde— vi al frente, decidida.
No escuché decir nada al gatito por un largo tiempo. —Eso te hace merecedora de un miraculous— susurró.
—Aprecio tu comentario— sonreí y volví a correr.
Llegué con el maestro Fu y abrí la puerta de forma brusca pero no taaaan brusca.
—¡Maestro Fu!
—¡Ah!— Exclamó el anciano lanzando un rollo por el susto. —Oh, jovencita ______, no me asustes así, ya no tengo 73 años— se puso de pie.
—Perdone maestro pero estoy en un gran problema. ¡Colosal!— Extendí mis brazos.
—¿Otra vez la voz?— Preguntó Wayzz acomodándose detrás de mí.
—No. ¡Marinette y Adrien fueron transformados en niños de 2 años!— Dije sin más.
—¡¿Qué?!— Exclamaron los presentes con preocupación.
—Maestro Fu, debemos encontrar una Ladybug y un Chat Noir provisionales— agregó Plagg, saliendo de mi cabello.
—¿Cómo es que estás aquí?— Cuestionó el kwami verde.
Yo les mostré mi mano, con el anillo en mi dedo, ganando un gesto de sorpresa del maestro y Wayzz. —Sé que no puedo ser yo, lo siento Plagg— vi al mencionado y comencé a quitarme el anillo.
Sin embargo, una mano sobre la mía me detuvo. Vi al maestro Fu, sorprendida.
—Creo que la respuesta a este problema tan inusual es obvia— comentó con tranquilidad, nada parecido a la expresión de preocupación y nervios que yo tenía.
—¿A-a qué se refiere? ¿Quiénes son lo suficiente para usar los miraculous más poderosos? ¿Cómo sabremos que no codiciarán el poder absoluto?— Cuestioné con el corazón en la palma de mi mano.
El maestro me vio con seriedad. —______, como futura guardiana de los miraculous, tú eres la que debe usar ambos.
Abrí los ojos como platos y mi boca cayó al suelo, nuevamente. Mi corazón se detuvo en mi garganta y logré articular palabras antes de que se me formara un nudo. —¡¡¡¿¿WHAT THA??!!! ¡¡¡¿AMBOS?!!!— Retrocedí unos pasos, mis rodillas temblaban como gelatina. —¡¡¿Y-y-y-y qué es eso de ser F-F-FUTURA GUARDIANA DE LOS MIRACULOUS?!! ¡¡¿KAAA YO-?!!
—¡______, cálmate!— Plagg acarició un mechón de mi cabello preocupado.
Caí al suelo sentada. Wayzz y Plagg trataban de consolarme. Mientras yo trataba de procesar lo que me habían dicho, estaba respirando agitadamente por la boca y mi mirada estaba pegada al suelo.
—______, mírame— habló con amabilidad el maestro. Levanté mi vista lentamente. —Has demostrado más de una vez que eres la única capaz de hacer esto. Tienes el corazón, la voluntad y la valentía necesaria. Por lo tanto, no hay nadie mejor que tú para usar ambos miraculous, al mismo tiempo— me animó.
—P-p-pero, ¿Y SI EL PODER ABSOLUTO ME VUELVE LOCA? ¿Y ME VUELVO MALVADA? Oh, n-no estoy lista y-y-y ¡EL PODER ABSOLUTO! N-no sé cómo y y-yo...
—Tranquila— me ofreció su mano. La acepté y me puse de pie con cuidado. Wayzz y Plagg tomaron mi mano libre para ayudarme, lo que me pareció súper adorable y sonreí levemente.
—______, quien no desea el poder absoluto, es capaz de utilizarlo para el bien. No será consumido y tendrá completo control... Estoy seguro que no lo deseas, puede que tú no lo veas y tengas mucho miedo, te comprendo, pero ser guardián también significa ver más allá de las apariencias— tomó mi mano donde estaba el anillo de Chat. —Y apuesto que Plagg y Tikki estarán más que complacidos al saber que eres tú— me sonrió.
Me llené de una calidez por sus palabras de aliento. Unos cuantos segundos pasaron hasta que me decidí y asentí. El maestro Fu imitó mi gesto y dio un paso hacia atrás.
Saqué los aretes y me los coloqué. Tikki apareció frente a mí.
—¿Dónde-? ¿______?— Cuestionó la kwami viéndome con curiosidad.
La vi con una sonrisa tímida.
—Tikki, conoce a tu portadora temporal— el maestro Fu me señaló con su mano.
—¡¿Esponja enloqueciste?!— Ok no XD, Tikki no diría eso. —¡Pero maestro, es arriesgado!
El anciano alzó una mano para que la kwami dejara de hablar.
—Todos aquí sabemos que ella lo logrará— me volteó a ver. —Además, esto servirá como prueba, mucho más complicado que el entrenamiento que tenía en mente pero funcionará— susurró lo último, más para sí.
—Al parecer yo soy la única perdida aquí, pero cada minuto que pasa, la akumatizada está transformando en niños pequeños a la gente. Así que, ¿podemos proceder?— Cuestioné, insegura de qué hacer. —Luego me explicará eso de ser guardiana porque, estoy que flipo tío, flipo— comenté aún sin creerme todo.
—Bien— prosiguió el maestro. —Llama a los kwamis a sus miraculous.
—¿Solo así? Oh bueno— me encogí de hombros. Aparté mi cabello de mis orejas y puse mi puño derecho frente a mí. —¡Tikki y Plagg, transfórmenme! ¿Por favor?— Añadí apenada al notar que todos me estaban viendo fijamente.
Pasaron unos segundos y nada. —Hmmm— el maestro Fu frunció el ceño y colocó una mano en su mentón.
—No funcio- ¡AH!
Continuará...
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¿Soy mala por dejarl@s en cliffhanger? Sep, jejeje. Pero me quieren, admítanlo >:3
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