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Capítulo 15

Evan y Maya entraron al teatro con total normalidad, y ella no podía estar más sorprendida porque realmente estaba funcionando. Habían ido a pie para no llamar la atención en ninguno de los lujosos autos de Evan que sus fans reconocían hasta con número de matrícula, pero no se habían escapado de los comentarios de los señores en el parque que los llamaron "generación perdida".

Tomaron asiento en sus lugares asignados, que eran los más alejados aunque el teatro estuviera vacío porque así reducían el riesgo de que los actores pudieran reconocer a Evan si lo miraban muy de cerca.

—Esto es emocionante.

Maya no se preocupaba por ocultar lo mucho que le gustaba todo, y es que tampoco tenía que hacerlo. Evan estaba tan encantado y nervioso al mismo tiempo, que ni él mismo tenía idea de como se sentía, si alguien le hubiera preguntado como estaba no habría sabido que decir.

El segundo príncipe se daba sus escapadas del castillo para tomar café ó simplemente sentarse en alguna plaza a ver a las personas pasar, pero nunca había tenido tanta confianza como para dejar que alguien lo acompañara en su versión encubierta, lo hacía para estar solo y alejarse de los rumores que la prensa y su madre levantaban, pero justo ahí le encantaba estar acompañado.

El telón se levantó y Maya lo tomó del brazo soltando un chillido de niña emocionada, y él solo pudo reír para acompañarla.

Vanessa se quedó en la entrada junto a Fausto para esperar a Adam porque igual su apartamento no tenía puerta y no valía la pena para ella estar metida ahí sola si cualquiera que pasara por el pasillo podría verla hacer sus cosas.

—¿No le preocupa que alguien invada su privacidad mientras no está?

—Lo único que encontrarían sería una bolsa de frituras a medio comer que Maya dejó tirada ayer a media sala y el bate que siempre escondo debajo de la cama, no es gran cosa.

Después de decir aquello lo miró con una ceja alzada.

—Además no tendría que preocuparme por algo así si alguien no hubiera tirado mi puerta con un golpe limpio.

Fausto tragó saliva y miró para otro lado.

—Yo creí que algo malo estaba pasando.

—Y pasó, no tengo puerta.

Un auto negro de lujo apareció por la esquina y Vanessa se le quedó viendo hasta que se estacionó al frente; un hombre bajó corriendo del asiento del conductor y se apresuró a abrir la puerta de atrás para que Adam pudiera bajar.

—Señorita Vanessa, su alteza real el príncipe Adam.

Adam iba bien vestido y peinado, ni siquiera había intentado ocultar su rostro con un tapabocas ó lentes.

—¿Por qué está siendo tan descuidado?—. Lo tomó del brazo y comenzó a arrastrarlo al interior del edificio—. Más vale que nadie lo haya seguido porque ni puerta tengo que detenga a nadie.

—¿Acaso dijo que no tiene puerta?

—Sí.

El príncipe esperaba que le diera una explicación pero a ella simplemente no le importó su curiosidad y lo dejó así. Cuando entraron al elevador y las puertas se cerraron ella se giró hacia él con los brazos cruzados.

—Antes de que lleguemos tengo que poner una regla, si quiere que esto continúe tiene que abstenerse de realizar declaraciones de amor, lo he invitado como un amigo y espero que sepa respetar eso.

También le estaba poniendo una pequeña prueba, quería ver si teniendo todo ese poder en sus manos aún era capaz de respetar su voluntad.

—No se preocupe señorita Vanessa, me comportaré de acuerdo a la ocasión.

—Bien.

—¿Podemos tratarnos informalmente? Los amigos no se hablan de usted.

—Petición aceptada, suena razonable.

Las puertas se abrieron y desde el pasillo Adam observó con la boca abierta el espacio donde debía estar la puerta.

—¿Por qué diablos no tienes puerta?

—Para que entre mejor el aire, no hay acondicionado.

Volvió a tomarlo del brazo y lo jaló, su cara fue muy graciosa cuando le tocó caminar sobre la puerta.

—Vamos a tener que verlas en el cuarto porque no quiero que mis vecinas entrometidas estén asomando la cabeza por el hueco cada cinco minutos para ver que estoy haciendo.

—Como quieras.

Vanessa lo llevó a la habitación y cerró esa puerta a falta de una principal, lo dejó sentarse en la cama y después se le unió con computadora en mano.

—La vamos a ver aquí porque no tenemos televisión.

—¿Por qué?

—Maya se lo arrojó a su papá cuando se escapó de su casa, no le dio pero sí lo rompió.

Y Adam no quiso saber más.

—Yo nunca he visto esas películas—. Dijo, al ver que Vanessa colocó el nombre en el buscador.

Se giró hacia él como la de el exorcista y lo miró como si le hubiera dicho la peor ofensa del mundo.

—¿Cómo que no las haz visto?

Se alejó un poco en la cama porque su cara de psicópata le dio miedo.

—La reina controlaba todo lo que veía cuando era niño y creyó que era más ventajoso recibir clases de esgrima y francés.

—¿Y eso cómo para qué? Yo no sé nada de eso y he sobrevivido bastante bien.

—tu es aussi jolie qu'une fleur au printemps.

—La tuya por si acaso.

Adam soltó una carcajada que pronto se convirtió en un ataque de risa, y solo pudo detenerse cuando Vanessa le dio play a la película y lo obligó a ponerle atención.

—Esta es la primera, procura no perderte ningún detalle.

—De acuerdo.

Harry Potter y la piedra filosofal dio inicio y Vanessa tenía que morderse la lengua en cada escena para no soltarle spoilers cada vez que respiraba. Adam se veía como un niño inocente y ella esperaba ansiosa a que llegara la primera muerte para ver como reaccionaba, lo que era un poco malvado pero se negaba sufrir sola.

—Los gemelos me caen bastante bien, espero que tengan un final feliz.

<<Pobre alma>>

Los actores se inclinaron y Evan se puso de pie para aplaudirles, pero Maya se limitó a mirar a una sola como si quisiera asesinarla, ya le había arruinado la obra que con tantas ansias esperaba ver. Evan se dio gusto elogiando el gran trabajo que habían hecho, y que ella estaba de acuerdo en que merecían, pero cuando se dio cuenta de que ella no lo estaba disfrutando tomó asiento de nuevo.

—¿Sucedió algo malo? ¿no le gustó?

—Fue perfecta.

Pero su expresión no cambiaba, al contrario, se ponía más seria mientras la protagonista se lucía en su discurso de agradecimiento.

—No comprendo, no se ve feliz.

Maya apretó los puños sobre el asiento cuando la actriz principal dio un paso al frente para agradecer por quinta vez a las cinco personas en el público.

—Muchas gracias por todo su apoyo, no estaría donde estoy sin ustedes.

Lanzó un beso al aire y se inclinó una última vez antes de que el telón bajara y Maya pudiera respirar en paz. Se puso de pie de un salto y comenzó a caminar a la salida.

—¿Señorita Maya? ¿A dónde va?

Sabía que Evan la estaba siguiendo, pero no iba a detenerse hasta salir de ahí.

—¡Espere! ¿Por qué se va?

Se quitó la peluca de un jalón y la arrojó al basurero, ya no la iba a necesitar porque después de esa experiencia ya no tenía ganas de escaparse.

—¿Hice algo mal?

Frenó en seco y se quedó mirando al piso sin saber que decir después de hacer semejante escena frente a él y hacerlo pensar que tenía algo que ver con su molestia, esa no era su intensión.

—No, de verdad fue perfecto.

No era él quien lo había arruinado, y lo que más cólera le daba era que la chica había hecho un papel extraordinario y hasta había conseguido emocionarla.

—No comprendo Maya, hablemos por favor.

Escuchó sus pasos acercándose y de verdad no pudo creer que estuviera reaccionando tan dulce y comprensivo después de que casi lo deja tirado en el teatro, del cual aún no habían salido y el pasillo la hacía sentir asfixiada.

—Siento que traicioné a mi mejor amiga.

—¿A Vanessa? ¿Por qué?

—Porque me fue imposible odiar la actuación de esa chica, más bien la odié tanto que la amé.

—¿A quién?

—A la novia.

—¿Y eso qué tiene que ver con Vanessa?

—La actriz que la interpretó es la chica que la atacó en la universidad.

La mandíbula de Evan se habría caído de no haber estado pegada a su cara.

—¿La que le cortó el cabello?

—Esa misma.

Maya pensó que las malas personas debían ser invocadas cuando hablaban de sus actos porque Alexa apareció por una de las puertas del pasillo ya vestida con su ropa normal, y por más que trató de evadirla la chica terminó acercándose por su cuenta.

—Hola, ustedes estaban en la función, ¿verdad? ¿Qué les pareció?

Evan permaneció de espaldas.

—Su actuación fue magistral señorita, mis felicitaciones a usted y sus compañeros.

Ahora sí que Maya estaba enojada con él porque ni siquiera había fingido la voz y sus palabras habían sido tan cuidadas que se delataba él solo.

—... Gracias, hago lo mejor que puedo.

Alexa los estaba analizando como si fuera una máquina que buscara algo en específico.

—¿Tu cabello no era azul?

¿De verdad? ¿Evan había hablado así y ella los había delatado?

—Era una peluca, pero me incomodó.

Señaló el basurero con la cabeza, agradecida porque habían incluido lentes oscuros y tapabocas en sus disfraces.

—¿Por qué la tiraste? ¿Tienes idea de lo mucho que cuesta conseguir buenas pelucas?

—Puedes quedártela si quieres.

Se dio cuenta que le había dicho que la sacara del basurero y la ofensa que provocó, así que se apresuró a tomar a Evan de la mano e intentar escapar una vez más.

—Me encantó tu papel como la novia, buen trabajo.

Un halago forzado que no habría engañado ni a la más distraída, pero no le dio ni tiempo de responder porque los dos salieron casi corriendo del teatro sin mirar atrás.

—¿Qué diablos acaba de pasar?

Alexa los observó con el ceño fruncido y después puso su atención en la peluca. No quería recogerla de la basura porque sería humillante, pero le habían parecido tan sospechosos que no pudo contenerse de tomarla y revisarla.

Sus compañeros actores salieron en grupo y ella se despidió de ellos sonriendo, cuando se fueron continuó en lo suyo y todo le pareció normal hasta que descubrió que tenía una etiqueta.

—Para Maya Thomas—. Leyó—. No puede ser...

La metió rápidamente a su mochila y siguió su camino.

Vanessa le pasó a Adam el quinto pañuelo y este limpió sus lagrimas con total dramatismo, asegurándose de dar a conocer lo dolido que estaba.

¡Dobby!—. Lloriqueó—. ¿Por qué me obligaste a ver esto? ¿Acaso me odias?

—No es para tanto.

Se hacía la desinteresada pero lo único que estaba evitando que llorara era verlo a él llorando.

—¡¿No es para tanto?! ¡ya era un elfo libre Vanessa! ¡no merecía morir!

<<No llores, no llores>>

—Si te duele demasiado dejemos de verlas.

—¿Crees que voy a permitir que las quites antes de ver como termina? Necesito ver si Luna, Neville y los gemelos Weasley sobreviven a esta masacre.

—Te voy a decir...

—No te atrevas—. Le tapó la boca con la mano—. Tú empezaste esto y ahora lo vamos a terminar.

Volvió a darle play.

—Voy a necesitar terapia para superar esto, ¿por qué siempre mis personajes favoritos mueren? Comienzo a sospechar que es mi simpatía lo que los condena.

—Entonces es tu culpa, ¿por qué te enojas conmigo?

Volteó a verla con los ojos entrecerrados y ella le puso su mejor sonrisa.

—Perdón.

—¿Cuál perdón? Págame la terapia.

—¿Y yo por qué? Yo no los maté.

Adam se recostó sobre su hombro y volvió a dirigir su vista a la pantalla.

—Por lo menos consuélame, este dolor es real.

Quiso reír pero lo entendió, a ella le había pasado lo mismo la primera vez y seguía llorando cada vez que las veía, y en el fondo le agradó tener a alguien con quien compartir sus obsesiones sin que se burlara ni la hiciera sentir que era una inmadura, no le molestaría ver más películas ó series con él para tener alguien con quien vivirlas y disfrutarlas.

—Oye Adam.

—Dime.

—Me agrada tu compañía, gracias por venir.

Adam sonrió.

—Llámame cuando quieras.

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