Diez.
Me hace daño verte tan mal, y eso me hace preguntarme si soy yo el que sufre más solo con observarte llorar.
Te ha dejado y no sabe lo que perdió, la clase de persona que abandonó.
Simplemente te usó.
Me encantaría que te aprecies con la misma intensidad como con la que yo lo hago, que sepas que eres única y especial, como una obra de arte excepcional.
El imbécil no te merece, empiezo a pensar que no hay hombre lo suficientemente bueno como para poder complacerte.
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