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Capítulo 55

En ese momento, del cuerpo sin cabeza de Amelia, surge su fantasma. Lo bueno de estar en el cuerpo de Miércoles, es que puedo verlo. 

-¡Ahora, Plugsey!-le grito mientras le señalo el cuerpo. 

En ese momento, Plugsey se incorpora y empieza a recitar el hechizo que había estado practicando con Marina para la batalla, señalando la dirección que he dicho. Aparece un círculo de luz alrededor de Amelia. Ella no se puede mover, sólo sentir la luz, aunque no quiere. 

Escucho con atención el hechizo de Plugsey, está en lenguaje antiguo de los brujos de los elementos. Espera, ese lenguaje lo aprendí en su momento. Espera, espera, está diciendo que su alma se libere de todo odio, no que vaya hacia la luz. Esto no es lo que Marina había acordado. Maldita Marina, nos ha liado para eliminar todo odio que no deja avanzar a Amelia, no para destruirla. Intuyo que por lo que decía Marco, él ya lo sabía. Como se nota que comparten ADN. Malditos. 

Cuando termina, el fantasma de Amelia está iluminado, pero sigue aquí. Levanta la mirada. Ya no hay odio, ni rencor, no frustración ni nada. Sólo amor a sus hijos, los cuales mira con una sonrisa tierna y cariñosa. Nunca pensé que vería hacer a Amelia algo así. 

-Ha funcionado-sonríe Marco, mientras se acerca a su madre emocionado, con una sonrisa y una lágrima a punto de salir-Eres libre al fin

-Sí, hijo, soy libre al fin-sonríe mientras mira a su hijo lleno de amor. Marco empieza a llorar, aunque evita no hacerlo, mientras mira a su madre liberada-Alberto, lo siento mucho

Se gira hacia Alberto. A Alberto se le va el odio de un plumazo y mira a su madre con emoción, mientras escucha sus palabras. 

-Tenía que haber sido mejor madre. Tenía que haber estado para ti, para ambos, y no ponerme a planear nada mientras te acunaba. Tenía que haberte sólo acunado-dice mientras Amelia no se puede aguantar las lágrimas-y haber disfrutado de tenerte. Realmente, lo siento, si no hubiese odiado tanto, si no me hubiese odiado tanto. Sin embargo, estoy realmente orgullosa de quién te has convertido. De ambos lo estoy. Me habéis vencido. No hay más orgullo para una madre que eso. 

Se gira hacia Marco. Este está llorando mientras sonríe con alegría mientras mira a su madre. Esta se acerca, y separa las lágrimas de Marco de su cara con el poder de agua. Él se ríe al notar lo que hace su madre. 

-Como cuando era pequeño-dice Marco

-Igual que entonces-responde Amelia mientras sonríe-Gracias por ser un hijo maravilloso y ser tan puro hijo. Gracias por dejarme disfrutar de ser madre. Lo siento por no haber sido mejor, realmente lo siento mucho. Te he puesto miles de retos, de impedimentos y has cumplido con todos. Ha debido de ser muy duro hacer esto-dice señalando su cuerpo sin vida-y todo lo demás. Lo siento por haberte complicado tanto la vida. Realmente, lo siento mucho. 

-No pasa nada, mamá-dice mientras se emociona-Te quiero igual. Tanto odio te había enfermado. Lo siento si no pude ayudarte, si no me di cuenta de la doble vida que llevabas. A lo mejor, podría haberte ayudado a tiempo, a lo mejor...

-Shhh-empieza a decir Amelia-Tú no tienes la culpa de nada. Tú sólo eres el pequeño que pude disfrutar. Siempre tomando tantas responsabilidades mi niño pequeño. También debes liberarte tú de eso. Por favor, prométeme que vas a dejar de cuidar a todo el mundo. Sé que ves en Miércoles alguien a quién cuidar, gracias al destino te has fijado en alguien que puede cuidarse sola. Descansa, hijo. Siempre acabas siendo tú el que sufre y acaban jugando contigo. Sé que a veces me he pasado de protectora y lo siento, pero era porque no quería que sufrieras. Desgraciadamente, ya he estado yo para eso. 

-Estabas perdida. Bastante bien lo has hecho, dada las circunstancias-consuela Marco a su madre

Ahí tenemos una madre y un hijo, abriendo su corazón, sabiendo ambos que será la última vez que se vean, diciéndose todo lo que saben que, si no dicen ahora, siempre se arrepentirán. Realmente, se quieren mucho. Aunque se hicieran daño, aunque hayan tenido que llegar a esa situación, no significa que no se quieran. Si no todo lo contrario. La familia no se elige, pero si se quiere, después de todo. 

Amelia se separa de Marco y mira a Alberto, el cual mira con tristeza la escena. Ella se acerca a él. Realmente, se parecen mucho. Ella le sonríe y a él se le escapan varias lágrimas. 

-Ha sido un honor luchar contra ti, mamá. Gracias por decirme que estás orgullosa de mí-dice entre llanto

-El honor es mío, hijo-sonríe al verlo-He de reconocer, que, aunque tengas ese odio a los humanos, Enid te esté ayudando a superarlo. No me gustaba por eso, después de todo, quería que siguieras mis pasos, pero ahora, habiendo dejado atrás todo odio, me alegro de que no lo hagas y que todo lo que he montado se acabe. Gracias por luchar por ello y gracias por hacer sentir a Marina madre. Gracias por haberla apoyado cuando yo no estaba, por haberla motivado, por haber hecho que tuviera una meta. Ahora, está distinta y no la notaba tan enamorada como antes, es cierto, pero la veo más feliz y eso me gusta mucho. Me alegro de al menos haber podido disfrutar un tiempo con ella antes de dejar atrás este mundo. Prométeme, hijo mío, que vas a ser feliz y, sobre todo, nunca vas a odiarte. Prométemelo, por favor. 

-Te lo prometo, mamá-dice mientras llora al escuchar las palabras de su madre

-Finalmente, lo que significaba tu estatua, era liberarme-ríe Amelia, totalmente aliviada-Me alegro de que sea así y que tu propósito estuviera relacionado conmigo. No sabes la satisfacción que me da, después de todo, que te importase tanto que tu propósito estuviera ligado conmigo, aunque ya no estuviera viva para disfrutarte. 

-Y a mí que me digas eso, llevo pensando todo este rato que me odiabas después de todos los sacrificios que he hecho para honrar tu memoria-llora Alberto

-No te he odiado en ningún momento, sólo quería hacerte daño. Es lo que tiene odiar tanto y sentir que el poder es lo único que te liberará de odiar y odiarte. Lo siento que hayáis sufrido tanto por ello. Realmente lo siento. 

En ese momento, Amelia me mira con mirada de disculpa. Toda la venganza, todo el odio entre enemigos de la infancia, se ha ido. Ahora, es una Amelia liberada. Una Amelia de la que podía haberme hecho amigo sin problema. 

-Mateo, sé que estás ahí-bromea mientras me mira-También sé que eres tú el culpable de que todos mis planes se hayan ido a pique, cuando fue Miércoles al despacho, apestaba a ti. 

-Bueno, tú eres la culpable de mi muerte, estamos en paz-le contesto mientras extiendo los brazos, indicando no tener culpa de lo que pasa. Ella empieza a reírse. 

-No te lo tomes personal, movías más gente que yo y eso era un problema. Siempre has estado en medio de todo. 

-Lo sé, es porque elegías batallas muy malas-contesto y ella ríe algo más. 

Yo empiezo a reír con ella. Irónicamente, al final acabamos siendo dos viejos conocidos con muchas experiencias conjuntas, las cuales ahora recordamos con alegría y cariño. Después de todo, hemos sido importantes para el otro, aunque no haya sido en el buen sentido. 

-Sólo voy a pedirte una cosa-me dice-Cuida a Marina tanto como hiciste cuando salía conmigo, amigo que se aseguraba que no le iba a hacer daño. Estoy segura de que Juan acabará llenándola y alegrándola como yo no pude, pero me voy más tranquila si te aseguras de eso, ahora que tu fantasma ronda por aquí. 

-Descuida. Lo haré con mucho gusto-le sonrío y asiento. 

Ella sonríe y asiente. Supongo que es nuestra manera de hacer las paces después de tanta guerra.

-De todas maneras-le comento-Marina te quiso mucho. De hecho, te sigue queriendo. Es un amor distinto al que era cuando erais jóvenes, pero porque ella es distinta. Ella ha crecido, nosotros no tuvimos la oportunidad de hacerlo. De hecho, estaba preocupada por ti y ha hecho todo lo posible para que acabaras lo mejor para posible. Además, aunque lucharais por todo lo contrario, finalmente, gracias a tu lucha a conseguido todos nuestros sueños. Después de todo, ha sido gracias a ti que haya conseguido sus sueños. Al final, has sido tú quién ha conseguido que sea feliz y haya formado una familia con unos hijos geniales, tal y como siempre soñó. Gracias por eso. 

Amelia empieza a emocionarse al escuchar esas palabras y pone su mano en el pecho al escucharla. 

-Me alegro de que, al menos, toda mi lucha haya servido para hacerla feliz. Realmente me alegro. Ojalá me hubiese centrado en eso antes. Sin embargo, ya no se puede ir atrás... por eso, me alegro al menos haberlo conseguido y que ella esté en un mundo donde pueda estar contenta. Eso me alegra mucho. Ojalá haberme dado cuenta antes que, para ser feliz, tenía que ayudaros a conseguir vuestros sueños y no los míos. Me alegro de que, al menos, haya sido así... y por eso, me vaya feliz a mi descanso eterno. 

En ese momento, una gran luz empieza a aparecer detrás de Amelia, haciendo que poco a poco se vaya. Marco empieza a sonreír mientras ve como poco a poco se va hacia la luz y se dirige a su descanso en paz y eterno, con una amplia sonrisa. Alberto, empieza a llorar al ver esto, mientras sonríe también. Ha sacado la vena dramática de su madre. 

-Nos veremos, mamá-le dice Marco con una sonrisa

-Nos veremos, mamá-responde Alberto

-Espero que sea dentro de mucho, hijos míos-responde con una sonrisa

Mientras se va, mira a Plugsey con una sonrisa tierna y le susurra: "Gracias". Plugsey sonríe y asiente con la cabeza, orgulloso de lo que ha conseguido. Finalmente, Amelia desaparece. Ya está en otro plano y no volverá de él. 

Marco va directo a su hermano y lo abraza, este llora de forma desconsolada en su pecho. Marco apoya su cabeza en la de su hermano y la masajea. Irónicamente, están tristes, aunque hayan cumplido con su cometido. Cumplir no significa satisfacción, he aquí la prueba de ello. 

-Plugsey-llama Marco a su nuevo cuñado

-¿Sí?-pregunta Plugsey

-¿Puedes llevarnos un momento a algún sitio con tierra? Me gustaría despedirla como es debido y la batalla va bien, no noto nadie en peligro. No pasa nada si nos despedimos de ella, aunque sólo sea de lo que queda del corpus infinitus. 

-También, que haya un lago al lado-dice Alberto

-Así podemos despedirla como la bruja de agua que era-explico lo que acaba de decir Alberto

Plugsey asiente con una sonrisa y nos toma de la mano a mí y a Alberto. Irónicamente, al final sí que voy a viajar por la luz. Me guste más o menos. Cierro los ojos y me preparo para el viaje. Me centro en mi cuerpo, bueno, en el cuerpo de Miércoles y en lo que siente. Noto como el aire de aquella habitación entra y sale de mis pulmones, entrando en trance. Noto como mi cuerpo es cada vez más ligero, es curioso, fluye como el agua, pero no. Siento que todo mi ser se transforma en minúsculas partes que viajan para volver unirse poco. Eso después de un porro debe ser espectacular. Es una fumada bastante interesante. Cuando me quiero dar cuenta, me siento totalmente completo. Ya tengo mi cuerpo entero. 

-Abrid los ojos

Los abro y miro a mi alrededor. Estamos en un lago con varios árboles alrededor y marcas de ruedas de coche a nuestro lado. Tiene pinta de que un loco ha decidido que el bosque es un gran lugar donde ir en coche hasta el lago. ¿Qué clase de lunático pensaría que es buena idea?

-Aquí es donde nos reencontramos con vosotros-sonríe Alberto mientras mira alrededor

-Sí, así es. De hecho, esas son las marcas que dejó el coche aquel día. Pienso que es muy buen sitio-señala Marco las marcas del coche

-Sí, ese día creía que nos iba a hundir en el lago a Miércoles y a mí-ríe Alberto mientras mira las huellas del coche

Espera, ¿el lunático es Marina? Bueno, la verdad es que le pega conducir mal y hacer ese tipo de cosas, para qué engañarnos. 

Miro a los hermanos. Marco lleva a cuestas el cuerpo del corpus infinitus y Alberto lleva la cabeza en una caja fría del laboratorio. Otra vez, cuando entro en trance no me entero de lo que pasa a mi alrededor. Al final, uno tiene sus pequeños defectos, supongo. 

Alberto deja a un lado la caja de laboratorio y Marco tumba cuidadosamente y con cariño lo que queda del corpus infinitus. Plugsey me mira curioso, sin entender nada. 

-¿Qué tengo que hacer?-me pregunta

-Tú sólo observa, de lo demás nos encargamos nosotros-le contesto

Marco se incorpora al dejar el cuerpo y nos indica con la cabeza que va a empezar. Tiene sentido hacer su ceremonia antes, así que le indico con la cabeza que así sea. Alberto hace lo mismo. Respira hondo y da un pisotón al suelo, haciendo que el cuerpo se hunda en el suelo. Después, da otro pisotón al suelo, haciendo que una escultura exacta a Amelia aparezca de donde ha desaparecido su cuerpo, al igual que hizo mi padre tras mi muerte. 

-Tierra somos y en tierra nos convertiremos. Tierra seremos para que nos sucesores nos usen y gracias a nosotros nuestro poder pase y la tierra vuelva a ser lo que era. La naturaleza nos crea al igual que nos destruye, que el cuerpo inútil que dejamos atrás sirva para que el ciclo de la vida avance y que esta tierra sirva para los nuestros puedan venir y sentirnos, hasta que se olviden de nosotros. Alabada sea la tierra, alabada sea la naturaleza. 

Esas palabras son estudiadas por los brujos de tierra desde que dicen sus primeras frases. Siempre preparados para si hay que enterrar a uno de los suyos. Aceptando la muerte como parte del ciclo. Igualmente, deberían matar menos. Espero que los brujos del aire les guíen en este camino y que acabe la eterna rivalidad que tienen. 

Marco nos indica con la cabeza que ha terminado y se retira hacia atrás. Alberto y yo nos acercamos a la estatua, preparándonos para nuestro ritual. Sin embargo, nosotros necesitamos el cuerpo y bueno, a saber, a cuantos kilómetros bajo tierra lo ha dejado Marco al ponerse dramático. 

Alberto y yo cerramos los ojos, sin tener que acordarlo. Ambos centramos nuestro poder en encontrar el corpus infinitus en el subsuelo. Podría dejar ya el cuerpo de Miércoles para que pueda presenciar eso, pero quiero poder usar todo el poder posible para despedir a mi querida enemiga mortal. Bueno, no muy querida, para qué engañarnos. 

Al fin lo encuentro. Abro los ojos y miro a Alberto, él ya me estaba mirando. Ya lo había encontrado. Asiento y él asienta. Empezamos. Nos centramos en el líquido de su cuerpo y tiramos de él, haciendo que salga de la tierra y vaya directo al lago, haciendo que el agua de su cuerpo vuelva a formar parte del agua de la tierra. 

-El agua da vida y el agua la quita-empieza a decir Alberto

-Por eso, querido hermanos, este brujo vuelve a ser agua.-continúo- El agua que nos da poder, el agua que nos cura y el agua que nos envenena. El agua que nos crea y el agua que nos destruye. El agua vital que devolvemos a la naturaleza, para que con ella cure sequias, cure la sed de los nuestros y los no nuestros y haga que el equilibrio de la Tierra se consiga. 

-Alabada sea el agua-continúa Alberto

-Alabada sea la naturaleza-finalizo

Poco después, terminamos de sacar hasta la última gota. Dejando el que iba a ser el nuevo cuerpo de Amelia, descansar en par y formar parte de nuestra cultura. Es una gran manera de homenajear a una rival que merece ser respetada. 

Ambos nos quedamos mirando el lago y después, nos miramos entre ellos, sabiendo que ya hemos terminado. Miramos a Plugsey, el cual, está embelesado con lo que acabamos de hacer. Al final, no deja de ser hermano de Miércoles. 

-Ya hemos terminado-le indico

Plugsey, asiente sonriente y toma la mano de Marco y mía. Alberto va a por la cabeza y nos agarra a Marco y a mí para completar el círculo. Nos teletransportamos de nuevo a aquel laboratorio que había sido la batalla. Ahora sólo queda llevar la cabeza a la batalla y todo habrá terminado. 

Abro los ojos cuando llegamos. Tengo un mal presentimiento. Marco se lleva la mano en el pecho y abre los ojos de par en par. Angustiado. 

-No todos están bien-responde de forma nerviosa

Respiro hondo e intento yo sentir también. Entonces, noto algo. Mi padre está más nervioso de lo normal. Eso en una batalla sólo puede significar una cosa...

-Mi padre. ¡Mi padre está en peligro!

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