Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 53

Empezamos a andar lo más sigilosos que podemos por ese pasillo oscuro, frío y metálico. Una pena que Miércoles no pueda verlo, le pega que le guste. Miro un momento a Marco. Es increíble que, con un ser tan bajito como Marina, haya salido un ser tan enorme. Sin embargo, tiene la misma determinación y entrega que su madre. Irónicamente, me alegro de que hayan interrumpido mi descanso eterno para poder contemplar la descendencia que conseguimos. Soñábamos sobre cómo serían nuestros hijos, las parejas con quienes lo tendríamos y como sería nuestra vida. Después de todo, la realidad supera muchas veces la ficción y esta, era una de esas veces.

Marco se gira y se percata que le estoy mirando. Se pone nervioso y me mira de arriba abajo, pero no como debe mirarse a un tío. Si no de una forma mucha más salida. Es momento de educarlo.

Creo un látigo corto de agua detrás de su cabeza y le doy la colleja que se merece. Si tuviese mi altura original, llegaría sin problema. Miércoles es demasiado baja. Él intenta aguantar el dolor para no hacer ruido. Se nota que no ha recibido suficientes collejas. No pasa nada, ahora Marina al fin, está en su vida.

-Niño salido, que soy prácticamente tu tío y el cuerpo es el de su hermana. ¡Córtate!-le susurro indignado mientras señalo a Plugsey

-Perdón, perdón. Es muy confuso ver a Miércoles pero que no sea Miércoles - susurra mientras se rasca la nuca, creyendo que así se irá el dolor. Se nota que le faltan collejas. Eso no sirve para nada.

-No pasa nada, estoy acostumbrado a mis padres-responde Plugsey con una amplia sonrisa. ¿Qué ha visto ese pobre niño?¿Cómo son los padres de Miércoles? Aunque, eso explicaría que ella fuera tan... especial

Marco y Alberto miran entre asombrados y asustados a Plugsey, el cual camina tranquilamente. Yo debo tener la misma cara. Deben estar alucinando de ver a una Miércoles expresiva. Noto que, cuando muevo la cara, hay músculos nada entrenados para ello. Me van a salir agujetas y todo.

-Bueno, no nos distraigamos-responde en voz baja Marco-tenemos que pasar desapercibidos. Es momento de guardar silencio. Es por ahí.

Señala un pasillo un poco más estrecho, que está conectado al que estamos andando. Sólo cabemos de dos en dos. Yo me pongo delante con Marco y Plugsey y Alberto se quedan atrás de nosotros. Andando juntos.

-Entonces, menos mal que estoy yo y no Miércoles, ¿no?-le pregunto con actitud vacilona. No he conseguido que Miércoles me siguiera el rollo, pero este adolescente es descendiente de Marina. Seguro que me da más juego. Es tan divertido reírse de ellos cuando están in love, que, ¿cómo no aprovecharlo?

Marco se pone tenso y me mira nervioso. Alberto intenta aguantarse la risa y Plugsey nos mira con curiosidad.

-¿Por qué dices eso? ¿Ha pasado algo entre ellos?-pregunta muy inocente

A Alberto se le escapa un poco de carcajada. Ante esto, se tapa la mano con la boca. Mateo mira hacia el suelo, rojo como un tomate, intentando centrarse, pero no puede. Ahí está el juego que buscaba, esto va a ser divertido.

-Parece que sí-comento mientras me acerco aún más a Marco para presionar en el chinche-Cuéntanos, Marco, dinos que has hecho con este cuerpo...-susurro de forma sensual

Marco da un paso para el lado contrario a mí, intentando huir de esa situación. Se ha quedado blanco, más que Miércoles de normal. Traga saliva, mira al frente y empieza a andar más rápido. Ajá, hay algo que puedo rascar.

Alberto está pasándolo mal de tanto aguantarse la risa y Plugsey no se entera de nada. Mejor, no sé si le gustaría saber las cosas salidas que le hacen a su hermana. O las cosas salidas que hace ella. Espera, cosas salidas, Miércoles, amante de la sangre y la destrucción. Le pega hacer heridas, amenazar con cuchillos o lamer sangre mientras lo hace. Espera, tienen 16 años, no deberían hacerlo, aunque Marina a su edad ya lo había hecho y estaba embaraza, aunque no tuviera relación una cosa con la otra... Dios, que mal ejemplo es Marina. Se le quiere, pero mal ejemplo. Ya me estoy yendo del tema. A ver, cosas que haya podido hacer Miércoles... que no sea muy salido aún...

-¿Te ha chupado la sangre?-le pregunto de forma burlona

Él se para en seco y me mira, rojo como un tomate. Después de eso, mira el duelo y empieza a andar mucho más rápido. Tanto, que debemos empezar a trotar para pillar su velocidad. ¿Cómo puede tener las piernas tan largas? La risa de Alberto se ha cortado y ahora está llena de interés. Plugsey asiente con la cabeza después de pensar si eso podría haber pasado. ¿Qué ha vivido ese niño?

-Cuéntanos, Marco. ¿Lo hizo como un vampiro o cómo fue? Con detalles, por favor

-¿Por qué quieres los detalles?-me pregunta nervioso, mientras intenta no mirarme a la cara

-Porque depende de los detalles, puede haberse quedado embarazada o no-le miento para trolearle. Es muy divertido trolear a adolescentes. Demasiado tentador para no hacerlo. Marina tendría que haberlo visto venir cuando hizo los grupos de ataque.

Todos se paran en seco y me miran perplejos. Marco se lleva las manos a la cabeza, Alberto abre los ojos de par en par mientras mira al suelo y Plugsey parpadea varias veces, pensando en cómo asimilar ser tito.

-Mierda-responde Alberto, recordando alguna escena que haya hecho anteriormente

Creo un mini látigo detrás de la nuca de Alberto y le doy una colleja. Él pone su mano sobre la nuca, pero no la masajea para aliviar el dolor. Él si tiene experiencia recibiendo collejas, se ha criado con Marina. Se nota.

-No se dicen palabrotas, niño-respondo indignado

-Creo que he embarazado a Enid-confiesa atemorizado

-No lo has hecho, me estoy quedando con vosotros-resoplo. No ha sido tan divertido como esperaba. No es el momento de crearles un trauma, después de todo, están apunto de destruir a su madre. Bastante trauma es ese.

-¿Qué?-responden Marco y Alberto indignados, incluso algo violentos. En ese momento, se están comportando igual que Marina. Esto es un peligro.

-Es que no sabéis nada. ¿No habéis tenido la charla del sexo o algo así? Contando los distintos tipos de sexos, el cuerpo de la mujer y el hombre y los puntos de placer, etc. Cultura básica.

Los tres me miran perplejos, parpadeando varias veces, sin saber por dónde van los tiros de lo que le comento. En fin, tanto mundo para unas pocas y tan poco para las importantes.

Resoplo y me llevo la mano a la frente. Panda de catetos.

-¿Cuánto nos queda, Marco?-le pregunto

-Unos veinte minutos-me responde, algo empanado

-No me da tiempo a explicarlo. Luego, cuando salgamos de aquí. Así nos prometemos salir de esta-les guiño el ojo y continúo andando

Ellos me siguen, confundidos al principio, pero luego más relajados. Un poco de humor siempre viene bien en estas situaciones. Después de todo, ¿cuánto habrán sufrido estos pobres niños? Marco y Alberto tienen que destruir a su madre, eso es algo que no debería hacer nadie. La familia debería estar ahí para todo, ayudarte en lo bueno y hacer la vida más fácil, no complicarla tanto y hacerla tan insufrible que deban alejarse de la familia, y mucho menos destruirla para poder ser felices. Esperaba que la maternidad ablandara el corazón de Amelia, pero fue todo lo contrario. Realmente esperaba que algún día fuera mejor persona, al estar con Marina. Finalmente, sacó lo peor de ella como fueron transcurriendo los acontecimientos. ¿Eran tóxicas entre ellas? Si no hubiese parecido Marina en su plano amoroso, ¿estaríamos hoy aquí? Demasiadas preguntas sin solución. Ahora, lo único que queda, es intentar reparar todo el daño hecho, algo que no sé si sólo una batalla será suficiente para hacerlo.

Unos minutos más tarde, escuchamos pasos. Marco levanta la mirada, los percibe. Están cerca.

-Pegaos a la pared. Se han percatado que estamos aquí dos vigilantes-susurra

Todos le obedecemos. Entonces, Plugsey empieza a susurrar un hechizo. Si no me equivoco, por lo que dice, está tratando de que no se nos vea. Lo que no saben, es que ese hechizo no tapa los ojos.

-Cerrad los ojos cuando pasen-digo por si acaso

Tras poco tiempo, pasan cuatro vigilantes. No nos oyen, no nos ven y ni nos perciben. Se quedan extrañados y siguen su camino. Me centro en su cuerpo por si acaso, sus venas, arterias, músculos y sobre todo, su cerebro, en su líquido cefalorraquídeo. Hay que estar preparado para todo.

Justo cuando se están yendo, Plugsey abre los ojos para mirar si se han ido. Ellos se percatan y van a atacarle. No lo hacen, he chasqueado a tiempo y se han desmayado en el acto. Bien, lo básico que me enseñó Marina sobre el cerebro funciona. No han tenido que matarlos. Si abrimos combate, no tendrán piedad estos dos, igual que sus madres.

-¿Qué ha pasado?-pregunta Alberto confundido

-Se han desmayado-contesta Marco

-Sí, se quedarán unas horas así. Con suerte, nadie vendrá a ver cómo están

Me acerco a ellos para observar cómo han caído. Si lo hacen mal, pueden romperse algo o hacerse algo peor. Me fijo y uno se ha roto la muñeca. Pongo mi mano en su brazo y me pongo a recitar un hechizo con el que tengo mucha experiencia. Finalmente, su muñeca vuelve a su sitio y todo se une con lo que debe unirse. Menos mal, ha sido algo que podía arreglar. Ya puedo dejarlos ahí con la conciencia tranquila.

Levanto la mirada y los tres me miran extrañados. Supongo que ver a Miércoles hacer empático, debe ser algo totalmente chocante. Después de todo, estoy poseyendo su cuerpo. ¿Qué esperaba?

-¿Les has curado?-pregunta Marco confuso

-Si es el enemigo-responde Alberto, aún más extrañado

-Son gente que ha tomado malas decisiones, como podemos tomar todos. ¿Deben morir o sufrir por ello? No comparto esa teoría. ¿Seguimos?

Me dispongo a andar, hacia la misma dirección que teníamos antes de que aparecieran los vigilantes. Ellos me siguen, reflexionando las palabras que acababa de decir. Seguramente, estén también recordando las palabras de Marina y cómo no voy a dejar que maten a nadie.

-Mateo-me llama Alberto

-¿Sí?-respondo

-Entonces, si tenemos que matar a nuestra madre, ¿no nos vas a dejar?-pregunta preocupado

-A tu madre sí. Es una auténtica zorra.

-¡Oye, es mi madre!-reprocha Alberto

-Pero si la vais a matar si hace falta. ¿Qué me estáis contando?-reprocho

-Porque es lo mejor para ella y para la familia-contesta Marco, algo mosqueado-No porque sea una zorra. Te puede caer mal, pero ha demostrado que es un enemigo al que respetar, así que no le quites importancia con títulos como "zorra". "Psicópata" o "mente criminal" es algo más acorde. No cualquiera es capaz de mover políticos, civilizaciones, hacer que construyan un lugar así y hacer que los humanos caven su propia tumba. Un respeto. Si la matamos es para liberarla de todo ese odio que le hace mal, no porque sea una zorra, que te caiga bien o no es problema tuyo, no nuestro.

Me quedo observando a Marco mientras dice esto. Estoy asombrado de toda la madurez que muestra. Ha estado pasando mucho tiempo por conocerla y entenderla. Ha sido capaz de hacerlo y todo. Me ha dado razones de peso que ni Marina me dio en su momento. Supongo que, al final, siempre fuimos enemigos. Irónicamente, los dos acabamos muertos.

-Ya queda poco-dice Marco después de un rato sin hablar entre nosotros

Miro fijamente al frente, los pasillos cada vez son más estrechos, ahora sólo podemos pasar de uno en uno. Hay algo que no me tiene tranquilo. No ha aparecido Amelia en ningún momento. Eso puede significar que, o sabe nuestros planes o está huyendo, que está con la batalla arriba o ya está en el corpus infinitus. No sé cuál temo más de las tres opciones.

En ese momento, como respuesta, tiembla en suelo. Marco pone su mano en el pecho y mira hacia el techo.

-Acaban de empezar el ataque arriba. Es la distracción que necesitamos.

Si acaba de empezar la batalla, la opción de la batalla no es. Entonces, son las dos opciones que más temo. ¡Qué sea lo que tenga que ser!

Después de unos minutos andando, acabamos en frente de una puerta. Está acorazada y tiene una cerradura especial. No cualquiera puede entrar.

-Está detrás de esta puerta-comenta Marco

Pone su mano en la puerta y, con su poder, crea un agujero en medio de ésta, lo suficientemente grande como para poder pasar todos. La cruzamos y nos adentramos en un laboratorio, todo lleno de mesas con distintas pruebas y microscopios. Una sala donde reina el blanco. En el medio, hay una urna que posee un cuerpo equivalente a cuando Amelia murió. Es cierto que siempre tuvo gran belleza, aunque su personalidad fuera todo lo contrario. Supongo que por eso Marina estaba tan ciegamente enamorada.

Lo bueno es que el cuerpo está dentro. Eso es una buena noticia. Eso significa que no deben destruirlo con el alma de Amelia dentro, tan sólo tienen que destruir un cuerpo sin alma. Eso es menos traumático para ello. Bien.

Nos acercamos a la urna y entonces, empieza a moverse. Mierda.

Nos echamos para atrás, asombrados más que asustados. Observamos como poco a poco la urna se pone de pie. Es curioso cómo han vestido al corpus infinitus con el uniforme de lucha de Amelia y con el peinado que solía hacerse. Tirantes cruzados de tonos azules. Alberto abre los ojos de par en par, como si de repente lo entendiera todo.

-Esto era lo que significaba...-empieza a susurrar

No sé a qué se refiere, pero parece algo importante para él. Cuando se pone completamente de pie la urna, se abre. El corpus infinitus empieza baja de la urna y nos mira con sonrisa vacilona, pero perversa al mismo tiempo. Una actitud típica de Amelia. Mierda, las dos opciones que me temía, han pasado al mismo tiempo.

-Vaya, vaya. Os habéis tomado vuestro tiempo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro