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Capítulo 5

-¿Qué batalla? ¿Es una visión con muchas muertes? Quiero ver eso-reclamo al observar cómo está de emocionada mi madre con la visión

-¿Segura? Es la batalla en la que morí. No fue divertido-contesta el fantasma

-Merezco ver esa batalla-contesto a esto. Tengo que hablar con un fantasma que no puedo decir que está ahí y no es tan divertido como esperaba. Al menos, necesito ver una visión emocionante. 

-¿Mereces ver esa batalla?-pregunta Marina extrañada mientras Alberto frunce el ceño-No creo que sea una imagen que deba ver un menor, y menos, merecerlo. 

-Oh no, puede verla-contesta mi madre-no es algo que vaya a sorprenderla. En efecto, es algo que le gustará tanto, que hará que atienda mejor a sus clases. Es una escena muy estimulante. 

-Seguro que no tanto como tú, amor-responde rápidamente mi padre. Ya empezamos.

-¿Qué le estás mostrando?-pregunta Alberto a Marina

-Algo que no debería tener esa reacción

Mientras contesta, ya tengo yo la mano sobre el escritorio y una mueca que es lo máximo que puedo sonreír. Marina está horrorizada. Mira de reojo a mis padres, a mi hermano y luego a mí. Ve que no le queda otra, mejor, me gusta cuando la gente hace lo que quiero porque no tiene opción. Es bastante estimulante. 

Marina pone la mano encima de la mía y respira hondo, llevándome a su pasado. Aparezco en un poblado con una estética bastante antigua. Casas blancas en medio del claro de un bosque con hojas caducas. Las hojas están empezando a salir después del frío invierno. El sol brilla y ninguna nube se asoma. Este claro está encima de una montaña, se puede ver como por la pendiente suben miles y miles de hombres, con tanques y armas bastante potentes. Ahí está una figura de mujer con una capa con capucha mirando al frente. Espera un momento, es la misma capa que lleva la figura masculina de la visión de Alberto. ¿Qué quiere decir esto?

Se quita la capucha y se deja ver su rostro, es Marina, con las manos y el torso lleno de sangre, en cambio, no es su sangre. Miro a todos lados y ahí está el fantasma, antes de ser fantasma, tirada en el suelo como un cuerpo sin vida. Esta vez, con una trenza y el traje que había definido Alberto en la figura de agua que había hecho. ¿Por qué la veo yo en camisón? Así es una auténtica guerrera, así da más miedo y me gusta el miedo. 

Miro más a mi alrededor, son miles de soldados sólo luchando con ellas dos. Sólo ellas dos. Es cierto que el fantasma que veo a diario está tirado en el suelo, pero le rodea unas espadas de hielo que se están derritiendo y cientos de cuerpos sin vida con heridas de espada. También, hay cuerpos secos, completamente sin agua y gente que no tenía ninguna marca de herida, simplemente estaban muertos. Estos era miles. ¿Cómo habían hecho esto? Habían dicho que la madre de Alberto era una gran guerrera con las espadas, entonces, ¿el resto era producto de Marina?

Marina abre los brazos de par en par, respira hondo y chasquea los dedos. Al chasquear, las cabezas de los miles que se dirigían hacia el poblado pierden la cabeza. Literalmente pierden la cabeza, ya que explota por los aires. Todas las cabezas explotan a la vez, los tanques se paran y el armamento que llevan cae ladera abajo. Es algo realmente hermoso, es algo que Marina acaba de hacer. Entre todos esos cadáveres, sube un cuerpo con vida. No sube ladera arriba, literalmente sube por el aire hasta Marina. Este no puede moverse, pero sus ojos están llenos de miedo y los de Marina, de odio. 

-Tranquilo, vas a vivir-sonríe de forma pícara-para contarle al resto que puede pasar si vuelven a intentarlo

Chasquea y este cae. Corre ladera abajo, huyendo de ahí. Cuando lo hace, cientos de ciudadanos salen de sus casas y sus escondites, llenos de alegría. En cambio, Marina sólo puede ver el cuerpo de su amada. Algunos se acercan a ver el estado del cuerpo, en cambio, Marina se lo impide, ya que se ha tirado al suelo a abrazarla y a llorarla. Aparta el pelo del rostro del cuerpo de su amada y besa sus labios. 

-Siempre voy a quererte, Amelia. Siempre. No voy a fallarte, nunca voy a hacerlo. 

La gente mira extrañada, horrorizada y hasta enfadada por lo que acaba de hacer Marina. Les acaba de salvar la vida, ha perdido a su amor y se estremecen por ver que está enamorada de una mujer. Realmente, los humanos no son los únicos incompetentes. 

Entonces, Marina me mira directamente a los ojos, con la mirada baja, y susurra. 

-¿A cuánto estamos?... Bien, entonces al fin estamos cerca. Por fin, conseguiremos cumplir nuestro cometido.

Espera un momento, eso no es... ¿lo último que dijo el hombre con la capa en la visión de Alberto? ¿Qué significaba eso?

Despierto en la habitación y miro perpleja a Marina. ¿Estaba relacionada con la visión de Alberto? ¿Y si el de la visión era Alberto? Pero, eso no tenía sentido. ¿Qué estaban haciendo ahí y qué estaban planeando? Sobre todo, ¿era seguro dejar a mi hermano con ellos? Espero haberlo preparado bien. 

-Vaya, veo el horror en tu mirada. Espero que hayas aprendido una lección-sonríe de oreja a oreja Marina

-¿Cómo murió Amelia?

Mi familia se queda extrañada al escuchar ese nombre y Marina y Alberto, sorprendidos y dolidos. El fantasma se sorprende y mira a Marina, preguntándose qué me ha mostrado. 

-Pero... sí sólo te he mostrado...

-Miércoles es muy poderosa-contesta mi madre-puede indagar en los recuerdos si lo ve necesario. Puede ser que al ver lo que ha hecho Alberto, haya querido saber más. ¿Qué has visto, Miércoles?

-A Marina abrazando su cuerpo sin vida, llorando la pérdida de su amor, mientras llevaba la misma capa que la figura de la visión de Alberto. En cambio, la de esta visión era un hombre. 

-¿Eso has visto también?-Marina pone los ojos como platos y empiezan a temblarle las manos. Alberto le coge de las manos y le indica respirar hondo. 

-No nos importa que seas lesbiana, que a la gente le importe es ridículo, sólo quiero respuestas-contesto rápidamente

-¿Qué?-salta extrañada-No soy lesbiana, aunque me enamorase de una mujer. Hay más allá que un género u otro. En fin. -resopla, intentando así relajarse- Creo que es mejor que nos quedemos hablando con Plugsey, y con el padre como mucho. Por favor, las videntes salir de la habitación. Es una batalla que hizo a mi madre persona honorífica en mi pueblo por su gran labor y demostró el gran poder que tenía Marina, y gracias a ello y a que es estéril, ha llegado a ser la gran mentora que es hoy en día. Eso es lo que significa para el resto, para nosotros significa mucho más, así que íos, no queremos hablar del tema-responde Alberto serio ante el tema, intentando mantener la calma

-Pero...

-Íos-Alberto empezaba a perder la calma

Mi madre y yo nos miramos y salimos por la puerta. El fantasma está ahí esperándonos. Amelia está ahí esperándonos. Su mirada de tristeza es alucinante, incluso exagerada. No entiendo mucho las emociones, así que supongo que así actúa la gente cuando algo le importa de verdad. Ahora entiendo por qué no quiere que contemos que está ahí. Si así reacciona con ese recuerdo, ¿cómo le sentaría saber que está ahí su fantasma?

-Queréis respuestas y algo me dice que Miércoles no parará hasta encontrarlas. Os las diré yo. Lo bueno de ser un fantasma, es que algunos de mis poderes aún los conservo. Puedo mostraros mi pasado, el que está relacionado con las preguntas que os estáis haciendo. Sin embargo, prometedme que la dejaréis en paz. 

-Muéstraselo a Miércoles, Amelia. Yo como madre ya sé lo que quería saber, que es lo poderoso que puede llegar a ser mi hijo. Miércoles es la curiosa. Usa todo tu poder con ella. 

Le acerco la mano, ansiosa. Quería saber más y esta era mi oportunidad. Esto iba a ser realmente interesante. 

-¿Estás preparada?

-Nací preparada

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