Capítulo 49
Enid está preparada para su mejor momento, acercándose a mí con cara de diversión y picardía al mismo tiempo. Yo me siento en mi cama, intentando alejarme lo más posible de ella. Eso no funciona. Ella se sienta en mi cama también, observándose como un perro de caza mira a la paloma que está a punto de cazar. Esto no me gusta.
-Bien, Miércoles, me tienes que contar muchas cosas. No huyas. No servirá de nada.
-No, no muchas. De hecho, hay cosas más importantes que debería hacer, como afilar mis cuchillos y prepararme para el...
Doy un bote al darme cuenta de cómo me está mirando Enid. Tiene su mirada fijada en mí, preparada para atacar si hace falta. ¿Desde cuándo Enid puede dar tanto miedo? Supongo que por eso somos amigas.
-Miércoles-cambia su rostro a la de una chica dulce e inocente-Soy tu mejor amiga, ¿verdad?
-Sí, desgraciadamente
-¿Y sabes que hacen las mejores amigas?-sonríe mientras parpadea varias veces y se abraza una puerta de una forma dulce y algo extrañada
-Eh... Eh...-miro a mi alrededor buscando la respuesta y me fijo en Cosa, el cual me hace señas indicándome la respuesta, así que yo me dispongo a decir lo que me dice-Eh... Contarnos nuestros...dramas...de... ¿chicos?
-¡Entonces por qué te has besado con Marco y no me he enterado por ti!- me grita, transformando su boca en un hocico de licántropo.
Abro los ojos de par en par, sorprendida. Ella hace lo posible para transformar el hocico en su cara normal y fingir que no ha pasado nada, volviendo a ser la chica dulce y alegre. A veces, Enid da miedo.
-¿Sabes lo de la cala?-le pregunto extrañada
Ella me mira enfadada y esta vez, saca sus garras de licántropo.
-¿Cómo lo de la cala?
-Ah, ¿no es por la cala?-pregunto extrañada
-¿Qué ha pasado en la cala, Miércoles?-me ordena mientras me mira con cara de pocos amigos
-Nos hemos besado... mucho... ¿supongo? No sé qué ha pasado, sólo sé que he perdido el control y no me ha disgustado
-¿Cómo que has perdido el control?-Enid sonríe de oreja a oreja y sus manos vuelven a la normalidad. Pone sus manos en mi muslo, deseando que se lo cuente todo.
-Sí, eso. Nos hemos besado y bueno, al final ha entrado Marina y hemos dejado de besarnos
-¿Ha entrado Marina? ¿Os ha pillado su madre?-pregunta interesada
-Sí, después de golpearse con algo por no querer mirar
-¿Se ha golpeado para no interrumpir el momento?
-No sé si es para no interrumpir el momento... Luego me ha dicho que me abroche la camisa
-¡¿Estabas con la camisa desabrochada?!¡Miércoles!-responde emocionada ante tal información-¡Quiero saberlo todo!¡Con detalles!
-No hay mucho que contar... Además, es agotador y hay una batalla ahora. Voy a salir a tomar el aire.
Levanto las manos de Enid de mis muslos y me dispongo a salir a la terraza. Enid me sigue como cual perro que pide comida, al cual acaban de alimentar, pero no es suficiente. En el exterior, miro el paisaje y respiro hondo. Pensar que hay una batalla me relaja, me relaja tanto, que puedo ignorar la perfección la gran cantidad de preguntas que me está haciendo Enid sin parar. Esto se vuelve difícil, cuando justamente se coloca delante de mí y empieza a hacerme más preguntas.
-¿Y cómo fue? ¿Besa bien? ¿Mal? ¿Mucha lengua? ¿Poca lengua? ¿Cómo fue que acabaste sin camisa? ¿Cuándo pasó eso? ¡Quiero saberlo!
-¡Yo no!-se escucha un grito de fondo. De hecho, es un grito de Marina
Enid y yo nos giramos y miramos al techo. Marina está sentada en el techo con una cerveza mirando el horizonte. Horrorizada nos mira, después de todo, no deja de ser su hijo. Enid para en seco y se pone colorada. Yo me quedo mirando la cerveza y luego, mirándola a ella. Tiene marcas de haber llorado. ¿Cuánto puede haber llorado hoy? ¿Cómo puede ser tan poderosa y tan llorica al mismo tiempo?
-Perdón, Marina...-empieza a decir Enid
-Está llorando-le susurro a Enid para que no nos escuche Marina-es tu momento de ganártela
Enid abre los ojos de par en par y se emociona. Al fin la gran oportunidad que llevaba tiempo buscando para ganarse a la madre de su novio. No va a desaprovecharla, sobre todo, porque a diferencia de mí, le encanta consolar a todo el mundo.
Enid saca sus garras de licántropa y empieza a escalar hacia Marina. Ésta le mira de forma extraña, preguntándose que está haciendo y por qué. Enid sube deprisa, feliz y emocionada. Se sienta al lado de Marina, lo que hace que ella se aporte un poco e intente secarse las lágrimas que le quedan en la cara. Si quería un momento de paz, ya no lo va a tener.
-¿Estás bien? ¿Necesitas consuelo?-pregunta entusiasmada
-La verdad es que... estaba bien... sola-empieza a decir Marina, confundida
-Yo, cuando estoy llorando-sigue Enid hablando, haciendo oídos sordos a lo que ha dicho Marina-se me queda una cara horrorosa, pero a ti eso no te pasa. ¡Estás deslumbrante!
-Gracias... supongo
-¿Quieres hablar de por qué lloras?-se acerca a Marina con una amplia sonrisa. Marina se echa tan para atrás, que casi se cae. Enid debería tener cuidado, sería una gran perdida para la batalla
-¿Puedo... no hacerlo?-pregunta Marina, extrañada y confundida
-Puedes, pero te va a ayudar a hablarlo. Tengo una amiga que hasta que no empezó a hablar de sentimientos, no se dio cuenta de lo maravillosa que puede ser la vida. Hablar ayuda.
-¿Y esa amiga... -Marina me señala, dubitativa- es Miércoles?
-No me insultes-respondo rápidamente y Marina suelta una leve carcajada
-¿Ves? Hablar viene bien-Enid sonríe al verlo y se acerca a pocos centímetros de la cara de Marina. Ésta se está empezando a incomodar-Cuenta que te pasa
-¿Así te alejas?
-Sí-responde Enid mientras se aleja y se coloca a una distancia decente
Marina resopla y le da otro trago a la cerveza. Mira la cerveza y susurra: "No me puedo creer que esté bebiendo con menores, voy al arrastre". Mira a Enid, me mira a mí y luego vuelve a mirar a Enid. Seguidamente, su mirada se dirige a su cerveza, intentando encontrar ahí una forma de escapar de esa situación.
-Han pasado demasiadas cosas seguidas y que mueven muchas cosas, solo es eso-responde Marina
-¿Cómo qué?-pregunta Enid emocionada y Marina se gira para observarla de arriba abajo, vuelve a resoplar. Sabe que no tiene escapatoria.
-Como descubrir que al final, Amelia me traicionó a mí y a mis hijos por su búsqueda del poder. Saber que, seguro que las grandes putadas que le ha hecho a Marco sean por celos. Lo peor es que no puedo odiarla. Yo también la he traicionado. -Marina da un sorbo a la cerveza-Le prometí miles de veces que mi amor sería eterno... y no ha sido así. Ella seguía queriéndome, a su manera un tanto tóxica, pero seguía haciéndolo... yo no. Siento que la he fallado, que no estoy en posición de enfadarme con ella. Al menos, podrá seguir la luz y tener un descanso en paz y eterno... que es a lo que todos aspiramos. Al menos, he conseguido eso. Después de todo, ¿cómo odiar a alguien que quise tanto?
Marina mira al suelo y se queda pensativa con esta última frase. Se seca una lágrima y se dispone a tomar otro trago de cerveza y mirar al paisaje. Le duele, realmente le duele. No sé qué le duele más, la traición de Amelia, o la suya propia.
Enid pone su mano en el muslo de Marina. Esta levanta la cabeza y la mira. Enid pone cara comprensiva y, como acto reflejo, Marina le acaricia la cabeza con media sonrisa. Al rato, deja de hacerlo y usa esa mano para volver a secarse algunas lágrimas nuevas.
-Debe ser muy duro, Marina. Todos estos años también han tenido que ser muy duros.
-Lo han sido-contesta Marina
-Pero... ¿por qué dices que lo ha hecho por celos?-pregunta Enid curiosa
-Bueno, esto ya lo sabrá Miércoles, se lo he explicado a Marco en la cala-me señala Marina con la cabeza. Si lo ha dicho, con tanto llanto y tantas lágrimas, no me he enterado-Lo digo porque, cuando estaba embarazada, estaba muy ilusionada con nuestros hijos y, en especial, con Marco. Estaba creando vida, un ser que cuidar, un ser que venía de mí, literalmente. Ya lo estaba adorando antes de que naciese... y a Amelia no le terminaba de hacer gracia. Era muy celosa, bueno, seguramente lo sigue siendo. Menos mal que Juan y yo estuvimos en secreto y con tanta discreción que ni Amelia lo sabía, sólo se olía que podía haber algo. Si no, a lo mejor Juan no estaría vivo... Aunque bueno... Todos nuestros seres cercanos lo sabían... Digamos que ha sido suerte, entonces.
Esa parte de Amelia no me la esperaba. De todos modos, a saber, qué parte dijo que era verdad y que parte dijo que era mentira. Seguramente, nunca llegue a saberlo.
-Después de todo, sus inseguridades les hacían pasar penurias. Conmigo se sentía segura, querida, que es lo que realmente queremos todos, ¿no? Ese sentimiento que, pase lo que pase, estará ahí. Al menos era así cuando éramos unas niñas idiotas. No sé qué parte de la que habrás visto, Miércoles, será verdad o no. Amelia solía ir de farol a la mínima. Sin embargo, ella estaba segura de que siempre estaría para ella, siempre la protegería y siempre la querría... y sospechar que podía perder eso, la ponía histérica. Por eso me sentía tan mala madre... sentía que, si hubiese elegido mejor, Marco no hubiera pasado por todo eso... pero, no creo que sea mala persona. Si hubiese estado en el mundo humano, hubiese podido recibir la ayuda que necesitaba y, seguramente, hubiésemos sido feliz para siempre. Sin embargo, eso no pasó, se cegó por el poder y bueno, ya sabemos lo que el poder se llevó.
Marina respira hondo tras decir esto y se queda mirando el horizonte, sabiendo que el momento de romper los planes de aquella que había jurado lealtad eterna, llegaba pronto.
-Ojalá hubiese podido ayudarla más. Ojalá hubiese estado más atenta, me hubiese olido lo que se tramaba, no le hubiese ocultado cosas... y así ella tampoco lo hubiese hecho. Ojalá nos hubiéramos apoyado más y hubiésemos sido capaces de hacer frente a los problemas que nos venían. Después de todo, sólo éramos unas niñas que se creían capaces de cambiar el mundo. Ahora se ve todo distinto. Ahora las dos éramos distintas. Nuestro momento pasó, nuestros caminos se separaron... de tal manera que, aunque no lo buscáramos, acabamos siendo enemigas. ¿Cómo hemos acabado así? ¿Cómo podíamos perseguir metas tan distintas y, sin embargo, querernos tanto? ¿Cómo la he dejado de querer, después de todo? No lo sé. Además, no sé si quiero saber la respuesta. Con Juan encajo más, sé que es mi gran amor, pero Amelia es mi primer amor... y el primer amor no sólo nunca se olvida, sino que es el que más duele de todos. Por eso, en parte, me alegro de que Alberto y Marco se vayan a enfrentar a ella. Yo no podría hacerlo.
Marina se termina lo que queda en la lata de cerveza y la aparta. Se queda mirando al horizonte, respirando hondo y soltándolo.
-Pues es verdad, Enid, viene bien soltar...-empieza a decir Marina, pero se calla al ver que Enid está llorando. Se ha emocionado con las palabras de Marina. ¿Qué les pasa hoy con los llantos?
Marina ríe al ver esto y le indique que apoye su cabeza en su muslo, mirando hacia el paisaje. Enid lo hace y Marina empieza a acariciarle la cabeza, mientras tanto, Enid se va sentando mejor. Es irónico como Enid, se parece tanto a un perro.
Me giro y contemplo el paisaje. Realmente es hermoso. Son unas buenas vistas para despedirse de cargas del pasado. Dentro de poco, en este cielo habrá una batalla. Una disputa familiar que se ha ido de las manos. Una disputa de poder que se ha ido de las manos. Un mal contexto que se ha ido de las manos. Amelia y Marina tienen en común que las dos luchan por sus ideales. Irónicamente, estamos a un pequeño paso de que los ideales de Marina se cumplan y que los de Amelia acaben destruidos. Si una los cumple, la otra tiene que sufrir la derrota. Una historia de amor con final trágico, supongo. La verdadera pregunta es, ¿desde cuándo estaba condenado el final trágico? ¿Lo condenó la muerte de Amelia? ¿La partida de Mateo? ¿Conocer a Juan? ¿La batalla de ese pueblo? ¿Ser demasiado jóvenes para ser madres? ¿No saber Amelia gestionar sus emociones?
Espera un momento, ¿por eso veo a Amelia? Es irónico. Después de todo, no nos diferenciamos tanto, supongo. Incluso, en otras circunstancias, podríamos haber sido hasta aliadas. Interesante. Aprender así que obsesionarse con el poder es peligroso, es realmente interesante.
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