Capítulo 40
Estamos en la orilla de un lago. Mateo está mirando el agua. Está levantando agua llena de basura y llevándola a la orilla. Ahí, la basura quedaba en la orilla y el agua baja de vuelta al lago. Así podía limpiar toda la basura que quisiese. Está bien pensado.
En ese momento, un grupo de jóvenes blancos, todos hombres, se acercan a él. Él para en seco y empieza a recoger la basura que hay en el suelo, fingiendo que lo ha ido recogiendo con las manos.
-Hola, ¿puedo ayudaros?-pregunta Mateo con una sonrisa dulce y entrañable.
Mira a todos los miembros del grupo. Estos se acercan a él y uno de ellos le golpea en la nuca con una barra de metal. Queda inconsciente en el suelo tras este golpe.
-¿Qué?-paro la escena con un chasquido y miro extrañada a Mateo-Eres poderoso, mucho más que ellos. ¿Por qué no hiciste nada?
-No soy violento, Miércoles. Menos con los humanos. Transmitía mi mensaje mediante la paz y las palabras, no a golpes.
-¿Y para defenderte tampoco?
-Tampoco. Era una revolución pacifista.
-Paci... paci... ¿Pacifista? - le pregunto extrañada, incluso asqueada- ¿Y ellos eran pacifistas? Eran simples seres mediocres que merecían morir.
-Ellos estaban equivocados y no tenían la culpa. Les habían contado lo peligroso que podíamos llegar a ser. Era pacifista para que viesen que no lo éramos. ¿Sabes que hubiese pasado si me hubiese defendido con mis poderes? Toda mi lucha se hubiese mancillado por sólo ese momento. Mi sueño era más grande que mi vida misma. Mi lucha, era más grande que mi vida misma. Además, podían ser humanos... o podían no serlo.
-Sigamos la escena. Ya veremos si no tenían culpa o no.
Chasqueo las manos y la escena continúa. Nos encontramos en un almacén abandonado, con ventanas pequeñas y pegadas al techo y poca luz que entre. Mateo se encuentra atado en una columna, con ataduras fuertes y bastante resistentes. Saben lo que están haciendo, esas ataduras no las hace cualquiera.
El grupo de antes está alrededor suya. Mirándole con cara de asco, de superioridad. Lo miran cómo si se sintieran insultados por su propia existencia y tuvieran que enseñarle una lección. La lección de que no merece vivir y sólo ellos pueden tener ese derecho. Miro las paredes. Hay muchas pintadas, entre ellas, en grande, las palabras que ponen:"Harambee".
-¿Por eso me estás enseñando la escena? ¿Por qué ponía el nombre en la pared del lugar donde moriste?-le pregunto
-Exactamente. Confío en que puedes estudiar el lugar y ver más allá. Seguro que consigues descubrir algo relevante para el presente gracias a mi pasado-Mateo mira serio la escena, pero tranquilo. Sabía que era algo que podía sucederle e igualmente, eligió ese camino. De hecho, se mira a sí mismo con orgullo. No lo entiendo y sinceramente, no sé si quiero entenderlo.
Miro todo a mi alrededor. No hay nada especial en esa almacén tan sólo frialdad y ridiculez. No había estanterías, no había absolutamente nada. Sin embargo, me doy cuenta de algo, hay varias siluetas fuera, observando por las ventanas. Lo interesante no está dentro, está fuera.
-Nos vamos a divertir un rato, marginado-dice uno de ellos
-Escoria-responde otro
-Después, nos vas a decir todo sobre los brujos del agua. Además, te han visto con una pareja que también mueven la tierra. También nos vas a hablar de ellos.
-No os voy a decir nada-empieza a reír Mateo-da igual los golpes que me deis. Sólo os voy a hablar de la importancia de cuidar el planeta y la naturaleza. Eso sí.
El resto de los jóvenes empiezan a pegarle con barrotes de metal. Le hacían heridas y moratones por todo el cuerpo. Él sólo reía. Reía sin parar. Le miro extrañada.
-¿Por qué te reías?-le pregunto
-De lo ridículos que eran. Me parecía irónico que, con toda la gente que me podía matar, me mataran los más incompetentes. Por cierto, si quieres mirar lo que hay fuera, hazlo ya o para el recuerdo, queda poco.
Miro fijamente la ventana, estudiando qué puedo hacer para subirme. No hay estanterías ni nada. Las paredes están lisas. ¿Cómo lo hago?
En ese momento, escucho que parar de pegarle. Mateo respira hondo cuando parar y todas sus heridas, moratones e hinchazones se sanan. Después de esto, los jóvenes se tiran al suelo, asustados. Mateo los mira con media sonrisa, demostrándoles que no pueden matarle y que es él quién tiene misericordia de ellos.
-Bueno... ¿Queréis que hablemos del medio ambiente?
Ellos se retiran en grupo y empiezan a hablar entre ellos, buscando una nueva manera para destruir a Mateo. Éste respira tranquilo y sonríe, pensando que ese no va a ser su último día y que podrá salir de esta gracias a su labio y sus poderes de curación. En ese momento, detrás suya, aparece agua, agua flotando. ¿Agua flotando? No es Mateo quién lo hace. ¿Quién es entonces?
Miro por todas partes y me doy cuenta de algo. Quién está controlando el agua, es alguien que está fuera del almacén. Lo hace a través de la ventana. Me asomo bien. No puedo creerlo.
-Mateo-lo llamo-mira a la ventana
-¿Qué pasa? No veo nada. Espera, ¿esa agua está siendo controlada? Yo no hice eso
-Tú, no. Amelia, sí
Miro fijamente a la ventana y el fantasma de Amelia está controlando el agua. Al lado suya, hay varios hombres. Todos llevan un escudo y un lema:"Mellior mundus".
-¿Amelia sí?-pregunta enfadado
Entonces, el agua empieza a moverse, escribiendo un mensaje en el aire. Ese mensaje dice lo siguiente: "Preguntar por sus seres queridos. Preguntar por Marina y pedir información para ir a por ella. Se matará antes que hacerlo. Si no lo hace, preguntar por Zao".
-Hija de puta-Mateo susurra mientras observa el mensaje-tenía que haberla matado cuando pude
-Nos interesa más saber sobre tu querida... ¿Marina?-empieza a decir uno de los jóvenes. A Mateo se le cambia la cara. La cara vacilona y de tranquilidad que tenía ha desaparecido. Una cara de preocupación es la que tiene ahora-Sí, verás, sabemos lo que hace y queremos acabar con ella. Ya tenemos mucha información y sólo nos queda una poca para poder destruirla. Esa información, nos la vas a dar tú. Además, luego, nos vas a hablar de Zao. También queremos destruirle.
Todo es un farol diseñado por Amelia, pero Mateo no va a jugársela. Se muerde con fuerza la mandíbula y empieza a temblar de forma exagerada. El mensaje de agua desaparece. Los jóvenes se echan para atrás, asustados. Amelia disfruta al ver la escena. Ahora ella era la que manda una muerte haciendo trampas, igual que su mentora con ella. Se nota de quién lo aprendió todo.
Mientras Mateo se está muriendo, el suelo tiembla y aparece del sueño un Zao mucho más joven que el que acabo de conocer. Este se tira a abrazar a su hijo, observando como poco a poco su vida se desvanece. Mateo le mira y le sonríe. Susurra un "Te quiero, papá" mientras poco a poco su vida se desvanece. Zao le agarra de la mano y se la pone en el pecho. Susurra un "yo también mientras sus ojos se llevan de lágrimas". Finalmente, Mateo deja de respirar y Zao abraza el cadáver de su hijo. Mientras dice esto, mira con total odio a los jóvenes que cree que le ha llevado a esta situación.
-Mi hijo es... era un pacifista-dice fulminándolos con la mirada-yo no
En ese momento, clavos enormes salen del suelo, atravesando todos los que están en el almacén y todos los que están en la ventana. Desaparecen y todos caen muertos en el acto. Al fin, un poco de acción y sentido común. Después de ello. La tierra se traga los cadáveres y estos desaparecen.
-¿Los mató?-pregunta Mateo extrañado
-Obviamente. Él quería cumplir tus sueños. Eso no significa que siguiera tus ideales mediocres y sin sentidos-le contesto mientras resoplo
Mateo se acerca a su padre, el cual está abrazando su cadáver y llorando desconsoladamente. Respira hondo y le mira con tristeza. Ahora no tiene claro si lo protegió o no, junto a Marina, que era lo que hacía que siguiera la luz nada más morir y descansara con la conciencia tranquila.
-Mierda, ha matada a todos-exclama Amelia mirando a su alrededor-Al menos, los humanos son fáciles de manipular para hacer el trabajo sucio. Lo difícil son los brujos que se acaba de cargar. Ay, me espera mucho trabajo. Menos mal que estoy preparando todo para que haya el gran caos en Nevermore. ¿Quién diría que ahí los humanos los odiasen tanto? Seguro que encuentro un peón fácil. Eso me ayudará a que esto no sea una gran pérdida.
Después de eso, desaparece. En ese momento, me doy cuenta de una cosa. No sé si Harambee y Mellior mundus son la misma organización, son distintas o son una la hermana de la otra. Lo que tenía claro es que era las culpables de lo que había pasado el curso pasado. Lo que tenía claro era sobre todo...
-Mateo... Amelia controla las dos organizaciones. Amelia controla Harambee y Mellior mundus. Controla ambas. Hizo que hubiera varios asesinatos por parte de un Hyde el año pasado en Nevermore, moviendo los hilos. Ella también está luchando por su sueño de dominar el mundo.
Mateo me mira fijamente. Completamente asustado.
-Lárgate. Enséñale esto a Marina. Ella sabrá qué hacer. Ve ya, Miércoles. Eres la única que puede frenarla
En ese momento, vuelvo a aquella estatua con Zao, mucho más mayor y desgastado, observándome con curiosidad. Voy directamente a él, con mirada fija y seria.
-Tengo que ver a Marina
-¿Qué ha...?
-¡Ya!-le grito
Entiende que es importante. Me abraza y nos metemos bajo tierra. No me gusta esta forma de viajar, pero es necesaria en este momento. Después de un rato, llegamos al despacho de Marina. Ésta está hablando con Amelia cuando llegamos. Amelia me mira con cara de decepción por un segundo, antes de cambiar la cara a preocupación. Falsa manipuladora.
-¿Viejo? ¿Qué haces con Miércoles? ¿Qué ha...?-empieza a decir Marina pero no puede terminar. Me he abalanzado sobre ella y le he agarrado los brazos.
No sé cómo lo hice, pero deseo con todas mis fuerzas mostrarle todo lo que me había enseñado Mateo. Absolutamente, todo. Al momento, los ojos de Marina se vuelven blancos y se desvanece. Zao la coge a tiempo. Amelia empieza a mirar con preocupación y extrañez todo lo que está pasando. Yo la fulmino con la mirada y le sonrío. Le sonrío porque me hace feliz al fin haberla descubierto y poder destruirla. Ella cierra los ojos y cambia su mirada por completo. Antes, miraba con tristeza y algo de dulzura. Ahora, mira con superioridad y maldad, una maldad que hiela el alma. Al fin un fantasma malvado.
-Bueno, estaba ya hartándome de fingir. Empieza el juego, Miércoles
Después de esto. Desaparece. Zao sujeta bien a Marina y ambos nos quedamos mirándola fijamente. Esperando el momento en el que se despierte.
Pasa un rato y Marina vuelve en sí. Respirando muy fuerte cuando lo hago. Zao la coloca en una posición decente. Ella de agarra la frente.
-Mateo... tenía que haberte escuchado más-susurra y empieza a mirar a su alrededor con los ojos abiertos, asustada de poder ver a Amelia. No la encuentra y respira tranquila. Incluso sonríe cuando se da cuenta que no está.
Entonces, abre los ojos de par en par y extiende los brazos, intentando alcanzarme. No lo consigue porque estoy demasiado lejos para ello.
-Plugsey, Miércoles. Ha ido a por Plugsey.
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