Capítulo 36
Mateo y Marina están en lo que parece una cuadra. Tendrán unos doce o trece años. Marina está igual, aunque todavía no tiene las curvas que la definen. Ahí, hay un caballo tirado en el heno, gritando de dolor. Su pata está doblada. Marina le acaricia la cabeza mientras Mateo le observa detalladamente todo el cuerpo.
-¿Sabes cómo hacerlo?-le pregunta Marina preocupada
-Sí, creo que sí. Espero que funcione-suspira Mateo, poniendo sus manos encima del caballo
En ese momento, sus ojos oscuros se tornan azules, completamente azules, como si hubiesen pintado toda la esfera del ojo. Empieza a murmurar en latín, no consigo escuchar que dice. Una pena, porque podría traducirlo. En ese momento, la pata vuelve a su sitio mientras el caballo sufre y grita. Marina abraza la cabeza del caballo y sufre con él. Yo estoy disfrutando la escena. Después de ello, los ojos de Mateo vuelven a la normalidad y este se separa del caballo. El animal ya no sufre y Marina deja de abrazarle, observando si todo va bien. Éste se levanta y empieza a mover las patas con alegría. Marina y Mateo se sonríen. Habían conseguido curar el animal.
-Tus poderes curativos son asombros, Mateo-empieza a decir Marina
-Lo sé-sonríe Mateo de forma pícara-Sin embargo, no lo hubiese podido hacer sin tu ayuda. Has utilizado tu poder para calmarlo, tienes un conocimiento del cerebro y cómo usar el poder del agua alucinante. Somos asombrosos.
-Sí, lo somos-Marina se levanta y choca los cinco con su amigo y compañero de aventuras
-No entiendo cómo quieren que usemos nuestros poderes para pelear-dice Mateo mientras acaricia el caballo-con las grandiosas cosas que podemos hacer. Curamos animales, asistimos partos e incluso, esterilizamos si hace falta.
-Es verdad-sonríe Marina-podríamos salvar el mundo si quisiésemos. A lo mejor, así podríamos vivir en armonía con el resto de las especies. Habría tanto que vivir y aprender... Podríamos salvar el agua al fin.
Mateo abre los ojos de par en par y pone sus manos en el hombro de su amiga. Marina se asombra ante la reacción de Mateo y tiende a irse para atrás, preparada para huir.
-Hagamos eso, Marina. Salvemos el mundo. Veamos más allá.
Marina se incorpora y se acerca a su compañero. Pone las manos en los hombros de mateo y sonríe de oreja a oreja.
-Veamos más allá. Salvemos el mundo.
-Salvemos el mundo-repite Mateo riendo
-Salvemos el mundo-repite Marina riendo mucho más
En ese momento, chasqueo los dedos y paro la visión. Me giro hacia Mateo, el fantasma Mateo. Tengo que hacerle algunas preguntas sobre lo que acaba de pasar. Sobre todo, quería saber que tiene que ver eso con que Amelia era una zorra. Se desvía igual que su padre del tema principal.
Justamente entonces, noto una colleja en mi nuca. ¿Cuándo lo ha hecho? ¿Le ha dado tiempo? Es peor incluso que su padre. ¿Por qué a la mínima dan collejas? ¿Qué le pasa a esta familia?
-No interrumpas lo que te voy a mostrar. Estoy enseñándote como poco a poco fue evolucionando la situación. Marina no siempre fue la enamorada de Amelia y quiero que veas como la fue cambiando. La última vez que vi a Marina, tiempo después de la muerte de Amelia, era al fin realmente ella. Quiero que veas el cambio que hizo, por si le vuelve a pasar. No vuelvas a cortarme el rollo.
-Pero...
-No me cortes el rollo. Me has sacado de mi descanso. Un respeto.
-Pero, Marina si está cumpliendo lo que propuso aquí-reprocho, esquivando una colleja voladora. Por los pelos no la esquivo, pero si preguntan, no haré notar que me ha costado hacerlo. Miércoles Addams tiene su orgullo.
-¿Qué?-pregunta Mateo, con una mirada llena de ilusión
-Sí, junto a sus amigos y sus hijos. De hecho, estoy siendo su vidente. Está consiguiendo mucho. Se está abriendo al mundo y creando una masa de humanos que adoran a los brujos del agua. A merced de vender la belleza de su hijo, pero lo está consiguiendo.
-¿Vender la belleza de su hijo? Eso suena a prostitución...
-Peor. Redes sociales.
Siendo un leve escalofrío cuando digo "redes sociales". Ese invento del humano para perder tiempo y socializar exclusivamente. Odio socializar.
-No sé qué es eso, pero-sus ojos empiezan a iluminarse y empieza a sonreír mucho-me emociona mucho que al final cumpliese su promesa. ¿Y a la Amelia petarda le parece bien?
-Pues... la verdad es que hoy le ha gritado Juan que ya no la reconocía desde que estaba Amelia... y de eso hace una semana y poco...
-¡¿En una semana ya?!-grita Mateo alterado. Toda su ilusión se ha ido de un plumazo-Tienes que ver esto. Hay que parar los pies a esa zorra antes de que sea demasiado tarde.
-Pero... ¿por qué dices eso?-pregunto curiosa
¿La respuesta? Obviamente, llevarme otra colleja. Esta vez estaba demasiado distraída para verla venir. Estoy perdiendo facultades. Me estoy volviendo blanda. No me gusta.
-Haz que esto avance. Ya te enterarás, he dicho.
Le fulmino con la mirada. No lo mato porque ya está muerto. Resoplo y le miro con arrogancia.
-¿Crees que esa mirada de arrogancia me mueve algo por dentro? Me crie con Amelia en clase, desgraciadamente. Avanza esto.
Resoplo aún más. El conocimiento es poder, estoy obteniendo poder. Poder. Piensa en el poder y no en violencia. Poder.
Chasqueo los dedos y hago que la visión avance.
Mateo y Marina adolescentes están muy felices. Empiezan a recoger sus cosas y salen de la cuadra. Todo va bien, hasta que Marina decide que es el momento de confesar algo a su amigo.
-Hablando de abrir la mente...-empieza a decir entre cortado. Está nerviosa. Nunca había visto a Marina tan nerviosa de empezar a decir algo.
-¿Por qué suena a algo que no me va a gustar?-pregunta Mateo mirándola con extrañeza
-Je... bueno... La verdad es que me ha tocado trabajar en clase con Amelia... y no es tan horrible... Además, está siendo muy considerada y me felicita mucho...
Mientras Marina habla, la cara de Mateo empieza a tornarse a una de asco. Se ve que su odio a Amelia es desde mucho tiempo atrás. Seguramente, desde esa clase en la que eran pequeños.
-No-responde con cara de pocos amigos y continúa hablando
-Pero... déjame terminar-reprocha Marina
-No quiero saber dónde termina esto. Estás poniendo la cara de tonta. No-le empieza a gritar su amigo con cara de pocos amigos.
La cualidad de pasar de majo a alterado la tiene también desde tiempo atrás. Esa misma cualidad se la he visto a su padre. Digamos que es la magia de la genética.
-Mateo, hablas siempre de que miremos más allá a los humanos, que no serán tan malos, que podemos sanar el mundo y ni siquiera podemos tratar con nuestros compatriotas. Si podemos llegar más allá a gente como Amelia, conseguiremos llegar a todos. ¿No lo ves?
Marina muestra actitudes que tiene ahora en el presente. Dialogar y razonar. Es curioso que, siendo prácticamente unos niños, ya se demuestre tanto su personalidad futura.
-Eso estaría bien, si no fuese ella, Marina. Manipula a todo el que quiere y lo sabes. Hemos hablado de ello miles de veces. ¿Qué te hace pensar que no lo está haciendo contigo? ¿Qué te hace pensar que no te hará creer que está en tu misma onda y empiece a cambiar tus ideales? ¿Cuántas veces lo ha hecho? ¿Cuántas veces lo ha hecho en nuestra contra, Marina? Estás intentando razonar algo que es irracional. Además, estás poniendo la cara de tonta. ¿Ahora te gusta? ¿Estás loca?
-¿Qué?-Marina se pone roja y le empieza a temblar la voz-No me gusta
-Pues más te vale. Ni todo el poder ni conocimiento del mundo te puede salvar de una mujer como esa, si te pillas. Me da igual que esté prohibido o no, Marina. Ya sabes que me va ir en contra de las normas. Sin embargo, esa chica es peligrosa.
-A lo mejor no-empieza a reprocharle
-Lo es. Fin de la conversación-dice Mateo y se dispone a seguir andando
-Pero...
-Fin de la conversación he dicho-le grita Mateo a Marina. A ella le da mucha rabia esta reacción y le pega un gran puñetazo a la puerta de un establo.
-¡¿Quieres escucharme?!-le grita Marina
-¡Cuando no digas gilipolleces te escucharé!-le contesta Mateo
Ambos se miran con un gran enfado y cariño al mismo tiempo. Se quedan con los ojos clavados uno en el otro. Empiezan a respirar muy fuerte, preparándose para la batalla. Finalmente, ambos resoplan al mismo tiempo, como si fuese una tradición para ellos alterarse juntos y relajarse juntos. Retiran la posición de ataque y ponen ambos la mano derecha en el pecho, en el lado del corazón.
-Estoy preocupado por ti, Marina-empieza Mateo-no quiero que te hagan daño. Eres lo más parecido a una familia que tengo. Hermanos que no comparten sangre. Por ello, al menos te pido que tengas cuidado.
-Si quieres que te prometa que vaya a tener cuidado, no puedo hacerlo. Entiendo que estés preocupado por ti, yo en tu posición estaría también. Por eso, te pido que confíes en mí, porque sea lo sea que pueda pasar, lo voy a hacer de todas maneras. En los temas del corazón, no se miente... y menos a uno mismo.
Esta última frase me deja de piedra. Entonces, me doy cuenta de que Juan tenía razón y que Mateo también. Marina está cambiando, Amelia la está cambiando. Marina en su esencia es esa persona que está abriendo su alma a su amigo y que lleva la verdad del corazón por delante. No alguien que dice que Tyler me tenía cariño cuando no era así. Ahora entiendo cuando Mateo decía que tuviera paciencia. ¿Hasta dónde irán estos recuerdos?
-No puedo prometer que confiaré en ti, porque sé que se te va la olla cuando pones esa cara de tonta. En cambio, puedo prometerte que, aunque haga las mayores de las locuras, estaré aquí. Aunque acabes apartándote de mi lado, siempre estarás conmigo, aunque sea en mi corazón. Los hermanos se apoyan, aunque estén enfadados.
-Mateo-Marina abre los ojos de par en par-Nunca te daré de lado. Siempre serás mi gran amigo, mi hermano. Eso no cambiará, eso nunca lo hará. No sé qué será de nuestras vidas ni de nuestros caminos, pero siempre estarán relacionados de alguna manera u otra, porque siempre serás la persona más importante de mi infancia y cuando pienso en un hogar, pienso en los ratos que pasamos juntos cuando éramos pequeños.
Mateo da varios pasos hasta estar sumamente cerca de Marina. Sonríe de oreja a oreja. Marina hace lo mismo. Después de eso, se abrazan con una sonrisa.
-¿Hermanos que van a salvar el mundo?-pregunta Marina
-Hermanos que van a salvar el mundo-confirma Mateo
Cuando me doy cuenta, el fantasma de Mateo está llorando mientras ve un recuerdo ya vivido. Me giro y le miro con extrañeza. No me gusta la gente que llora. Es débil y ponen caras horrorosas. Además, esperan que las consueles, cuando ellos mismos no quieren ser consolados. Por favor, que pare pronto de llorar. Esto es incómodo.
-Al final sí que está haciendo por salvar el mundo. ¿No es precioso? ¡Mi hermana!
Desgraciadamente, empezó a llorar aún más después de esto. Cuando pensaba en fantasmas, pensaba en espíritus vengativos que creaban caos y destrucción... no esto. Esto roza el ridículo.
Cuando me quiero dar cuenta, me he llevado otra colleja. ¿Cómo lo hace?
-¿¡Se puede ser por qué me miras como un ser despreciable!? ¡Un respeto a lo que ya no están! Yo estaba descansando muy bien hasta que me has sacado del descanso. ¡Un poco de respeto!
Yo le miro perpleja. Ha dejado de llorar por completo y se comporta con la misma rabia que cuando era adolescente. Asiento con la cabeza, para dar a entender que había asimilado la información.
En ese momento, todo se vuelve blanco y poco a poco, cambia la escena. Esta vez están junto al río. Son más mayores. Están Marina, Amelia y Mateo sentados junto al río, observando el agua y mirando el paisaje. Marina y Amelia se parecen mucho al aspecto que tenían en la gran batalla. Es decir, que no queda mucho para el final de Amelia. Si mal no recuerdo, menos queda para que Mateo se vaya del poblado.
Marina está cómoda, riendo. Amelia mira al horizonte, no está incómoda, pero tampoco está en su hábitat natural. Mateo está cómodo cuando mira a Marina e incómodo cuando recuerda que Amelia también está ahí.
-Estate atenta, Miércoles-me susurra Mateo, que por fin se ha limpiado las lágrimas-Ahora viene el gran momento de Amelia. Después de esto entenderás cómo puede influir en Marina.
-Ya me he dado cuenta antes. Ha dicho algo que ha incumplido ya.
-¿Ya? Maldita Amelia. Bueno, mira y escucha atentamente. Esta es una escena que le puedes mostrar a Marina después. Sobre todo, cuando se va. No se lo conté en vida... y tenía que haberlo hecho.
-¿Cómo que mostrárselo? ¿Puedo hacerlo?
-Sí
-¿Cómo?-pregunto interesada
-Ah, no sé. Tú eres la vidente-me contesta
-¿Cómo que yo sabré?-pregunto incluso ofendida
En ese momento, me llevo otra colleja. No consigo esquivarlas. Maldito fantasma.
-Calla y escucha. Esto es importante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro