Capítulo 32
Me adentro en el bosque. No lo encuentro por ningún lugar de la academia. A lo mejor se ha ido a meditar en las copas de los árboles. No sé, Marco lo hace y si a alguna conclusión estoy llegando, es que los brujos estos están idos de la cabeza. A veces me gustaría matarlos, pero son demasiados poderosos. Es mejor tenerlos de aliados, aunque no siempre sea fácil.
Miro hacia el cielo, buscando un brujo melancólico en los árboles. Nada. Eso sí, empieza a temblar el suelo. Bien, viene hacia a mí. Mejor, así no tengo que buscarle. Eso es mucho más fácil. O puede ser Marco, que no sea Marco. No estoy preparada para esa conversación. No sé por qué lo hice y no sé nada ahora mismo. Sólo sé que estoy en un drama que no me pertenece y hay demasiadas emociones juntas. Nunca me han gustado las emociones. ¿Por qué son tan poderosos que me quiero enterar de todo?
Entonces, sale una figura del suelo. Es un hombre musculoso, con ropajes neandertales y sonrisa picaresca. Detrás de mí, aparecen cuatro hombres con los mismos ropajes que me cogen de las extremidades. Intento escaparme, usar todo mi conocimiento de lucha, pero es imposible. Esos cuatro son máquinas perfectas de matar. No sólo me siento derrotada, también humillada. Miércoles Addams en esa situación. ¿Dónde se había visto eso?
Entre los cuatro me ataron y me llevaron bajo tierra a algún lugar. La verdad, es que me estimula más viajar con Marco en ese tipo de transporte que con esos hombres. Ahora sólo me vienen ganas de vomitar. Me siento más débil incluso. No me gusta esto.
Llegamos a una cueva, con un gran agujero en el techo. Entra perfectamente la luz del Sol. En medio de ese agujero, como si quisiese que el Sol lo iluminase, había una estatua de un hombre con ropajes parecidos a los del pueblo de agua. Tiene rasgos asiáticos, pero no muy marcados. Pelo atado a una coleta y una sonrisa bondadosa y sincera. Delante de esa estatua, hay un señor mayor que nos mira asombrado y enfadado al mismo tiempo, con las manos agarradas por detrás. Al lado suya, hay dos hombres preparándose para atacarnos. El señor mayor les indica que paren subiendo una de sus manos. Ellos respiran hondo y se colocan igual que el señor mayor.
-Me gustaría saber por qué cree que puede interrumpirme, jefe de poblado, en mi dulce morada-dice el señor mayor, con total serenidad
-Gran maestro de tierra-responde el de la sonrisa picaresca de antes-Esta es la vidente de Marina, la bruja de agua que tiene a su hijo de otro elemento. Eso es alta traición, gran maestro. Necesitan un castigo. Hemos traído a la vidente a usted para darle el honor de torturarla para obtener la información necesaria. Es lo mejor para todos nuestros pueblos. Gran maestro.
¿Cómo que torturarme? Yo torturo, no me torturan. ¿Qué viene ahora? No me gusta el camino que está tomando esto. No me gusta el precio de esta información. ¿Quiénes son estos?
-Gracias. Con esto estaré en deuda con su pueblo-dice el señor mayor, agachando la cabeza momentáneamente.
Oye, oye, esto no me gusta nada. ¿Cómo que en deuda? ¿Qué van a hacerme?
-No con mi pueblo, señor, si no con Melius mundum
El señor mayor se queda extrañado, yo me quedo extrañada también. ¿Mejor mundo en latín? ¿Qué es eso? ¿Qué está pasando?
-¿Cómo que Melius mundum?-pregunta curioso
-Hace tiempo que queremos que se una a nosotros-comenta uno de los acompañantes del que dicen jefe de poblado-Somos un clan secreto, formado por varios miembros de todo tipo de brujos de los elementos. Hemos llegado a grandes fronteras. Luchamos por dominar el mundo, es el momento de que los humanos se extingan y manden los que realmente tenemos que mandar. Hemos llegado a grandes fronteras y cada vez dominamos más entre los brujos. El truco, es el miedo, gran maestro. Con su poder y sus recursos podremos conseguir grandes cosas. También, podríamos aportarles grandes cosas. Como justicia y esta vidente, gran maestro. Tómese esto como una invitación. Una invitación al gran clan que dará orden, poder y armonía y que evitará que barbaridades como las que está haciendo Marina no se puedan hacer.
El gran maestro se queda perplejo ante esta información. Mira a sus acompañantes y los acompañantes del jefe de poblado. Mira hacia el suelo y luego mira la estatua. Resopla y vuelve a mirar al jefe.
-Me interesa, jefe. ¿Por qué no deja a la vidente en el suelo y sus acompañantes se van con los míos? Quiero que les explique bien a ellos como es este clan, mientras usted y yo hablamos de verdaderos negocios.
Me dejan en el suelo como si fuera un saco de patatas. Con una sonrisa de satisfacción, proceden a seguir las órdenes de aquel señor mayor. El jefe se sienta en un banco que hay en frente de la estatua. El jefe se queda mirando la estatua y su rostro empieza a cambiar, incluso a repugnancia.
-¿Por qué tiene una estatua de un brujo del agua?
-Porque es la tumba de mi hijo, el mejor amigo de Marina, maldito imbécil
El jefe se asombra y se dispone a colocarse en posición de combate. No le da tiempo. Un pico de piedra ya le ha atravesado. Ha muerto en el acto. Me asombro de la rapidez que ha pasado, pero he de confesar que he disfrutado de esa muerte. El señor mayor empieza a reírse y se acerca a mí, desatando las ataduras que me han hecho mis secuestradores.
-Llevamos intentando encontrar al clan bastante tiempo y al final han venido a mí. A veces me pregunto cómo la gente es tan tonta. Disculpa las molestias, Miércoles. Marina me ha hablado de ti, te había imaginado gótica, pero esto supera mis expectativas.
-¿Quién es usted?-le pregunto extrañada
-Soy el gran maestro de tierra, el jefe de todos los jefes, el mandamás de los brujos de tierra, el más molón, poderoso y obviamente, humilde.
Me guiña el ojo mientras dice esto último. Le pega ser amigo de Marina, o al menos el padre de su mejor amigo. Espera, ¿su mejor amigo?
-Estoy al tanto de la alianza que hijo con el jefe de los brujos de agua y no voy a meterme en una guerra estúpida, que es por lo que te han traído aquí. Además, ya sé lo de Marco de primera mano. Estamos viendo como apagar los fuegos entre Juan y yo. A la gente no le hace mucha gracia, pero es hora de que podamos estar con nuestros hijos de una vez, nazcan cuando nazcan.
Suspira mientras dice esto y mira fijamente a la estatua.
-Estoy perdida, gran maestro. ¿Cómo es que es el padre de su mejor amigo? ¿Qué está pasando?
Empezó a reír a carcajadas. Sus ojos achinados se volvieron incluso más achinados cuando lo hizo. Me extendió la mano para ayudarme a levantar.
-¿Estás preparado para una historia interesante de verdad y dejarte de dramas de adolescentes?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro