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Capítulo 28

Poco después de nuestra conversación, se fue Marina. Sequé mis lágrimas y me dispuse a descansar y a dormir. Hacía tiempo que no había dormido tan bien. Al final llorar tiene algo bueno: dormir mejor después. 

Además, Enid se coló en la habitación muy tarde, así que ni se percató de que había estado llorando. Perfecto, ya había mostrado demasiada debilidad ese día. Sigo siendo la fría y gótica Miércoles. Todo sigue su cauce. 

En este momento, estoy en la clase de venenos. Nuestro profesor es Juan, bueno, en clase es Don Juan. Algo que me parece extraño. Llamar "Don" a alguien con quién he hablado de mis emociones, es... extraño.  Sin embargo, es demasiado buen profesor para que me importe. En una semana ya había aprendido más sobre venenos que en toda mi vida. Es una información realmente útil. 

Aunque normalmente no usa gafas, en clase si que las utiliza. De esa manera, lee mejor el libro de texto y nuestros apuntes. Usa camisas, jersey y pantalones. Viste bastante distinto a cuando no da clase. Es extraño que siga siendo el mismo.

Me fijo en su perfil. Es cierto que se parece al estúpido del poblado de agua. Sin embargo, su mirada está llena de sabiduría y de conocimiento cuando habla y explica. La de su hermano, transmitía todo lo contrario. Además, Juan tenía más cuerpo de guerrero. Seguro que en una batalla le ganaría. ¿Cómo pudieron hacerle eso siendo más fuerte? 

-Miércoles-me pregunta Juan, mirándome fijamente

-Sí-contesto

-¿Por qué no estás recogiendo? Ha terminado la clase

Miro a mi alrededor. Es cierto. Mis compañeros están recogiendo y muchos de ellos ya no están en el aula. ¿No he escuchado el timbre? ¿Cómo he podido no escuchar el timbre? ¿Qué me pasa?

Juan se acerca a mi pupitre. Sonríe de forma vacilona y susurra:

-¿Sigues de resaca emocional? ¿No llevas bien la gestión de sentimientos?

Yo le fulmino con la mirada y él empieza a reírse. Algunas de las alumnas que se están yendo empiezan a observarle y sonreír de forma tonta. No entiendo a las propias chicas de mi edad. Es nuestro profesor. ¿Qué hacen?

Juan se quita las gafas y empieza a limpiarlas con el jersey. Después de eso, las guarda en su funda. 

-No me gustan las emociones, si es a eso a lo que te refieres-contesto mientras me levanto y empiezo a recoger

-No tenía la menor duda de ello-responde mientras ríe

Juan se queda observando cómo se van los alumnos. Mira cómo se va hasta el último alumno mientras estoy terminando de recoger. No quiero llegar tarde. La puntualidad es para débiles. 

Cuando sólo quedo yo, Juan se sienta en mi mesa con las manos remangadas y de forma sumamente seria, como si estuviera a punto de contar la cosa más importante del mundo. 

-Miércoles, gracias. Al descubrir el sitio donde estaba Tyler, hemos hecho grandes avances en nuestro propósito. Ayer fuimos y sacamos a todos los marginados del laboratorio dónde estaba. Además, hemos obtenido mucha información sobre aquellos que organizaron la destrucción de la escuela. Tu antigua profesora sólo era una marioneta. Te debemos una, Miércoles. 

-No te preocupes, me la cobraré tarde o temprano

Juan ríe ante este comentario y se cruza de brazos. 

-Espero que esto te haga sentir que ha valido la pena salvarlo.

-Ayer sentí demasiado como para que valga la pena en algún momento. Sin embargo, me gusta estar informada. Después de todo, la información es poder. ¿Puedo preguntar quién fue?

-Es una organización secreta que está creando armas inmunes a los marginados. Se llama harambee. Sven escuchó sobre ellos hace muchos años. La última pista que teníamos era por esta zona. Por eso, Marina vino con Alberto y buscó la manera de que viniésemos nosotros tarde o temprano. 

-¿Haraamee? Lo recordaré para apuntarlos en mi lista de próximos asesinatos

-Me parece genial-ríe Juan-Por cierto, hay algo que debes saber, Miércoles. 

Me doy la vuelta y lo miro, fijamente. Resopla antes de decirlo, tensa los hombros y aprieta sus bíceps, como si allí encontrara alguna respuesta. 

-Es mejor que te lo muestre

Juan se desplaza hacia la mesa del profesor. Da unos pisotones en el suelo y extiende su mano. Entonces, una baldosa se levanta y se mueve hacia arriba. Se desliza por el suelo, dejando ver una escalera, iluminada por antorchas.

Le miro sorprendida, sin entender que está pasando. Él sonríe de oreja a oreja y me indica que pase. Yo me quedo muerta, bueno, más de lo normal. Miro con los ojos abiertos como platos a Juan.

-Tengo clases a las que asistir-le comento

-Da igual. Soy tu profesor. Te las justifico y si es necesario, te las doy yo.

Miro la escalera, lo miro a él... y vuelvo a mirar la escalera. ¿Es una escalera que lleva al infierno? ¿A dónde lleva? Suena tentador bajar unas escaleras hacia el centro de la Tierra. Suena a pura destrucción. Sin embargo, no sé si me fio de él. Aunque la información es poder y Juan parece dispuesto a darme todo tipo de información.

Me dirijo a la escalera y empiezo a bajarla.

Cuando bajo, miro todo con detalle. Parece un hospital iluminado con bolas de fuego. Tiene pareces de color tierra, un suelo de piedra oscura y muchísimas puertas a lo largo de un pasillo que, a su vez, se divide en muchos pasillos. Era enorme, sumamente enorme. Todas las puertas están acompañadas de una ventana, bueno, de un cristal algo rugoso por el que se podía ver a través. Es como una obra hecha rápida, ya que le falta pulir algunos detalles. Sin embargo, está mucho más conseguida que la sala donde Marcos metió ayer a Tyler.

-¿Lo has hecho tú?-pregunto mirándole de arriba abajo, con un gesto poco amigable

-Sí, ¿por qué? ¿Tienes envidia de mi gran poder y no puedes aguantarlo?

Parpadeo varias veces. Es cierto que demuestra que tiene un poder sumamente sorprendente, pero no he venido a alabarlo. He venido a que me informe. Demasiada debilidad mostré ayer como para mostrar hoy más.

-¿Esto es lo que querías mostrarme? Porque, sí es así, ya puedo irme a clase.

-No, es otra cosa, pero ya que estoy, presumo un poco.

Juan sonríe mientras empieza a andar. ¿A dónde me lleva? Le sigo. Eso es un laberinto. Pasamos varios pasillos. Mientras nos dirigimos hacia allí, aprovecho para mirar por esas extrañas ventanas. Hay todo tipo de marginados, la mayoría mal heridos o en estados lamentables, al igual que Tyler. Casi todos están en camillas improvisadas. Muchos de mis profesores están ahí. Veo que al final, Marina ha tenido que dar explicaciones.

-Tyler ya está con los Hyde. De hecho, está en un parque natural en unas islas muy caras en mi país. Así que, no se puede quejar.

-¿Cuál es tu país?-pregunto

-¿Por qué? ¿Quieres hacerle una visita?

Resoplo ante este comentario y él se ríe. No sé si ríe conmigo o de mí, pero ambas opciones, no me terminan de gustar.

Finalmente, llegamos a una puerta. Por la ventana se ve una forma extraña hecha una bola en una camilla. Tiene anatomía humana pero también está lleno de escamas y de colores lúgubres. Tiene un camisón blanco que tapa toda silueta.

Entramos a esa sala. No cambia su posición de bola. Al ver la figura más de cerca, percibo que le falta la mitad de un brazo. Está abrazada a una almohada. Desde aquí se percibe un perfil femenino. Me quedo impactada. Ella levanta su mirada hacia a mí. Tiene un rostro sumamente horroroso.

-¿Qué? ¿Nunca habías visto un cambia formas en su forma original?

Pues, la verdad es que no. Voy a contestar, pero Juan me para en seco, respirando hondo.

-Yvonne, ella es Miércoles

Yvonne se gira y me mira de arriba abajo. Abre los ojos de par en par y abraza con más fuerza su almohada, hundiendo su rostro en ella. Empieza a jadear y a temblar. Sé que suelo transmitir temor, pero, ¿tanto?

Juan se acerca a ella y pone su mano en su hombro.

-Yvonne. Recuerda lo que hemos hablado. Inspira, expira. Inspira, expira.

Yvonne acaba haciendo los ejercicios de respiración que le va marcando Juan. Finalmente, termina de comportarse así y vuelve a mirarme. Sus ojos siguen transmitiendo horror al mirarme. He de confesar, que me gusta.

-Tuve que hacer de ti y viví la mayor de mis pesadillas.

-Entiendo que ser yo debe ser agotador

-No fue por ti, Miércoles, es porque Tyler hizo conmigo lo que realmente quiere hacerte a ti. Todo esto me lo hizo él, Miércoles, todo.

Me quedo bloqueada. ¿Ese brazo es por él? ¿Ese agobio es por él? ¿Qué le hizo? ¿Qué quería hacerme? ¿Qué quiere hacerme?

En ese momento, noto como Juan agarra mi mano y la pone encima de la pierna de Yvonne. Todas esas ganas de saber qué ha pasado, me llevan a la mente de Yvonne. A una visión. No sé si estoy preparada para lo que voy a haber. Sin embargo, algo me dice, que debo verlo.



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