Capítulo 2
Me dirijo a mi dormitorio, lugar donde sé que estará Enid. Alberto mira de arriba a abajo todo lugar por donde pasamos, esto es nuevo para él. No sé si siente pena o envidia.
-¿Cómo es el lugar de dónde vienes? Dime, por favor, que más oscuro que esto.
-Pues no, nuestros hogares son blancos y estamos cerca de un río, en la montaña. De hecho, esto es mucho más gótico que mi lugar natal. Siento decepcionarte, pero no somos brujos que matamos bebés para practicar nuestra magia.
-Una pena, eso es algo realmente digno de ver. ¿Conoces a alguno que lo haga?
-Sabes que eso son fábulas que se inventaron para que la humanidad odiara a los brujos, ¿verdad? Sólo los que no son brujos lo hacen, ya que es la manera de que un humano cualquiera sea capaz de hacer magia. Justamente, los brujos no lo hacemos.
-Eso tiene sentido. Es algo triste porque destripar es divertido, pero tiene sentido. Cuando la profesora de botánica revivió a su antecesor, uso violencia y miembros mutilados de sus víctimas.
-Era un humano corriente, ¿verdad?
-Podridamente humana.
-Los normales crean magia a partir de desajustes en la naturaleza, de ahí los rituales y los sacrificios. Los brujos fuimos creados por la naturaleza para fomentar el equilibrio, por eso no necesitamos sacrificios, ya que nosotros mismos somos el equilibrio.
-¿Entonces no mutiláis, destripáis o asesináis?
-No, para obtener poder, no. Ahora, algo me dice que tú lo harías por placer.
-En efecto
-Ya... ¿Cuándo fue la última vez que fuiste al psicólogo?
-Mi última psicóloga murió en medio de la terapia.
-No sé por qué no me sorprendo.
-Veo que ya se te ha pasado el miedo con el que habías empezado esta caminata.
-No era miedo, era extrañez. Sin embargo, me pareces una persona interesante, Miércoles, sobre todo tu salud mental.
-La salud mental es para débiles-me ofendo
Ríe mientras se mete las manos en los bolsillos y mira todo a su alrededor. En ese momento, escuchamos a unas chicas teniendo el ataque de su vida. Todas gritan al unísono. Sus tonos de voz son tan agudos que no se entiende nada, sinceramente, prefiero no entender nada. Nunca he sentido tanto miedo en mi vida. Inconscientemente, me escondo detrás de Alberto y miro a través del espacio que queda entre su brazo y su espalda.
-Vaya, Miércoles, he encontrado tu mayor miedo. No eres indestructible como creía.
Se ríe de mí mientras saluda al grupo de chicas. Esto hace que sea aún peor. Me recuerdan a las chicas de la película que vi con Tyler en nuestra cita. Él también se reía de mi reacción. Otra vez esa punzada en el pecho. ¿Qué era eso?
-Sigamos nuestro camino. Espero que este sea el único grupo que encontremos-carraspeo
Dejo atrás a ese grupo de chicas y vuelvo a mi trayectoria. Aun así, sigo asustada y tengo esa punzada en el pecho que no se va. Me molesta, me gusta el dolor, pero no este.
-Miércoles-Alberto pone su mano en mi hombro-¿Sabes que mi cumpleaños es el día de Halloween?
-De repente, te admiro. Sorprendente.
-¿No me admirabas hasta ahora? Me ofendes, Miércoles.
-Sobrevivirás, o a lo mejor no
No puedo evitar la mueca que es lo máximo que puedo sonreír. Él me mira perplejo.
-Es broma, no me vas a hacer nada extraño y peligroso, ¿verdad?
Yo me limito a hacer una risa sorda.
-¿Verdad?
Después de unos minutos, llegamos a la habitación. Enid está haciéndole la manicura a Cosa. Ella está en albornoz y con una toalla liada en el pelo. Uñas recién pintadas y pies recién limados. Era un aspecto realmente temible. Nos mira y da un mini gritito mientras nos observa.
-¿Has traído a Alberto, el gran brujo de agua, mientras estoy en albornoz?-Enid corre y se esconde detrás de la gran cantidad de peluches que tiene.
-¿Ves? Soy un gran brujo de agua, soy digno de admiración.
Le miro fijamente como respuesta de su comentario. Escucho una pequeña risa, no es de Enid, está demasiado agobiada para hacerlo, no es de Alberto y no es mía. Espero un momento, miro por todas partes y ahí está, de nuevo el fantasma del principio, mirando a Alberto con ternura, pero una ternura distinta a la de antes. O bueno, eso supongo, las emociones nunca han sido mi fuerte. Se da cuenta de que la observo y vuelve a indicarme que no diga que está ahí. Me fijo bien en ella y me fijo en Alberto, hay algo común en ellos, tienen los mismos ojos.
Noto como Cosa se apoya en mi mano, está algo enfadado. No es mi culpa que Enid y él tengan esas rutinas que tanto miedo dan. ¿Por qué se enfada conmigo?
-No puede ser... eso es... ¡Lo he estudiado!-Alberto señala a Cosa realmente emocionado
-Eso es Cosa-contesto
-No, pero era humano antes. Muchos brujos, tras fallecer sus aliados, sus manos derechas, a partir de sus cadáveres, los convertían literalmente en manos derechas para la eternidad y que protegiera a los suyos a lo largo del tiempo. Hay muy pocos brujos que lo hayan conseguido con éxito. ¡Qué pasada!
Cosa se emociona al escucharlo y agarra la mano de Alberto en forma de presentación. No me puedo creer que este miembro fuera creado para proteger a mi familia. Espero que fuera en contra de su voluntad.
-Cosa, ¿eso es cierto? Es muy bonito-Enid asoma su cabeza entre los peluches. Alberto la mira y agita la palma de la mano en forma de saludo. Entonces, Enid vuelve a esconderse. Él se ríe y se acerca.
-Ya te he visto en albornoz, ¿sabes que significa eso? Que ya no puedes estar más ridícula delante de mí y aun así, estoy aquí, no me he ido. Por lo tanto, puedes estar todo lo ridícula que quieras y seguiré aquí. Ahora, si quieres sentirte mejor, puedes ayudar a Miércoles a enseñarme la academia y a presentarme como es la vida social aquí. ¿Me harías ese honor?
Enid asoma un poco la cabeza para observar a Alberto. Asiente sigilosamente con la cabeza y se vuelve a esconder entre los peluches.
-Miércoles, sácalo de la habitación y que vuelva dentro de diez minutos-grita Enid entre los peluches
-No puedo, hay una cantidad preocupante de adolescentes que están demasiado emocionadas con él. Dan mucho miedo.
-¡Miércoles!-grita Enid agobiada
-No pasa nada, me pongo mirando a la pared durante diez minutos-Alberto se coloca a mi lado de la pared y empieza a silbar mientras espera
Demasiado agradable. Antes no era tan agradable, ¿por qué con Enid sí? ¿Qué está tramando? Miro a Enid. Sigilosamente, sale del escondite de los peluches y se va a su armario a encontrar el uniforme mejor planchado que tiene mientras me indica con señas lo emocionada que está de que Alberto esté en nuestra habitación y le haya hablado. Genial, he huido de las adolescentes con las hormonas revolucionadas para encontrarme con la reina de ellas. Tenía que haberlo visto venir.
Miro a Alberto para comprobar que está mirando la pared y entonces veo a Cosa hablando emocionado con él. Me acerco a ellos para ver de qué están hablando. Alberto se gira levemente y se acerca a mí. Me agarra el brazo. Otra vez, un electroshock sin la parte divertida. Una visión viene a mí.
Estoy en medio del bosque. Una gran tormenta hay en el cielo. En medio de los truenos, hay una silueta masculina con una capa que ocupa todo su cuerpo y dificulta poder ver su rostro, sólo se ve su boca y su barbilla. A él llega un cuervo, que se apoya en su hombro.
-¿A cuánto estamos?... Bien, entonces al fin estamos cerca. Por fin, conseguiremos cumplir nuestro cometido.
Una media sonrisa aparece en su rostro, una media sonrisa que me hiela hasta a mí. ¿Quién es y cuál es su cometido?
Me despierto en mi habitación. Enid está sacudiéndome, vestida con la parte de abajo del uniforme y una camiseta interior de unicornios. Alberto está al lado, observándome preocupado.
-¡Miércoles!¡Al fin! ¿Qué ha pasado? ¿Qué has visto? Y por último y menos importante-comenta Alberto, mirando al final a Enid-¿Llevas siempre esa camiseta interior? Te queda de escándalo.
Enid vuelve a dar el gritito de antes y se esconde entre los peluches de nuevo. En el rostro de Alberto se ve una gran diversión. La visión se había visto al tocar a Alberto. Era un hombre con una gran capa oscura y un cuervo. La que era la representación de la parca. Eso significaba que...
-Alberto, la muerte viene a por ti
Alberto se sienta en el suelo para asimilar lo que está pasando, Enid sale de su escondite de los peluches de un brinco. El fantasma de antes se coloca a pocos centímetros de mi cara, con una cara de odio infernal mientras grita:
-La muerte no va a venir a por mi hijo, sobre todo porque si él muere, tú morirás con él
Nunca he sentido tanto miedo con una amenaza de muerte. Estoy realmente emocionada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro