Capítulo 18
Llegamos a Nevermore. Salimos del coche y Marina nos indica que vayamos inmediatamente a su despacho. Todos nos dirigimos hacia su despacho. No sé qué está tramando, sólo sé que he acabado en medio de este drama cuando los dramas siempre me han aburrido. Tener aliados poderosos a veces es un dolor de cabeza. Cuando estaba sola, todo era más tranquilo. Echo de menos la tranquilidad de la soledad.
Mientras nos dirigimos al despacho, todos nos miran, analizan. Sobre todo, a Marco y a su mono Amedio. Era como volver al instituto lleno de humanos, gente en corrillos y comentando todo lo que pueden llegar a observar. Sin embargo, nada de lo que puedan decir se parece a lo que realmente es. Ni observando con lupa conseguirán concluir lo que realmente pasa en esta familia, lo que ha pasado en esta familia y lo que pasará en esta familia. Sólo sirve para pasar el tiempo, pero pasar el tiempo a costa de la vida de los demás no sólo es triste, si no ridículo y deprimente. La sociedad en sí era ridícula y deprimente. Sólo es divertida cuando sufren y empiezan a morirse.
-¡Miércoles!¡Alberto!-grita Enid, corriendo desde bastante distancia hacia nosotros
Alberto sonríe de oreja a oreja al verla. Enid está haciendo realmente el ridículo, en cambio, si quién lo hace es ella, no importa. Dios, me he vuelto blanda. No me gusta ser blanda.
-¡Estáis bien!-vuelve a gritar Enid, esta vez poniendo su mano en mi hombro, aguantándose las ganas de abrazarme. Mejor, no me gustan los abrazos.
-Sí, pero ahora tenemos que ir al despacho, ahora nos...
Empieza a decir Alberto, pero no puede terminar. Enid, llena de emoción se ha lanzado sobre él y lo ha besado. Alberto ha abierto los ojos de par en par, realmente sorprendido. Marco se acerca a mí y pone su cabeza sobre la mía. No me gusta eso, además, me siento realmente pequeña si hace eso.
-¿Quién es esa? Amedio me ha dicho que estaba dando una vuelta con Alberto por el pueblo cuando les quitó las armas.
-Es mi compañera de habitación, y la verdad es que se han unido mucho-respondo mientras intento quitar su cabeza de la mía. Un intento bastante lamentable, ya que no sirve para nada. Me vengaré de esto.
-Ya veo-empieza a reír. Al fin separa su cabeza de la mía y le miro con cara de odio-cuando puedas quitarla tú, dejaré de hacerlo. Confío en ti.
-Deberías
Enid se separa y mira la cara de sorpresa de Alberto. Empieza a ponerse roja y empieza a darle mucha vergüenza. Entonces, Alberto le agarra de la cabeza con ambas manos con media sonrisa y esta vez se lanza él. Comienzan a besarse de tal manera que parecen mis padres. No, he conseguido librarme de ellos unos meses y ahora tengo que soportar a otra pareja pasional, maravilloso.
-No me gusta-le susurra Amelia a Marina.
-Nuestra opinión no importa-le contesta Marina
-Lo sé, pero no me gusta
-¿No te gusta porque no es buen partido o no te gusta porque no es una bruja del agua?-contesta Marina con media sonrisa, Amelia se lo toma como insulto
-Va a acabar como Mateo como siga así
-Por Dios, Amelia, Mateo se enamoró de una humana, no de una licántropa
-Obviamente, que sea licántropa, es mucho mejor-contesta sarcásticamente Amelia mientras fulmina a Enid con la mirada
Marina resopla y empieza a reírse. Amelia se sorprende al verla.
-Oye, lo digo en serio-le contesta Amelia
Marina se gira y sigue su camino hacia el despacho, Amelia la sigue, diciéndole algo que no llego a escuchar. Miro a Marco y este está escuchando también la conversación. Este me mira con media sonrisa y le aparto la mirada. No me gusta que me sonrían. Marco se acerca a la pareja y, con su dedo índice, llama a Enid dándole golpecitos en el hombro. Enid se separa y mira a Marco. Alberto aparta su mirada y mira a su hermano.
-Seguro que eres muy maja y simpática y os gustáis mucho. En cambio, nos tenemos que ir al despacho.
Separa a Enid de Alberto y coge a Alberto en volandas. Alberto se queda mirando lo lejos que queda el suelo y se agarra al cuello de su hermano. Enid se queda extrañada y se escucha risas de fondo. Marco empieza a caminar dirección a sus madres y Amedio le sigue. Yo me quedo atrás, observando la gran escena.
-Adiós, nos vemos luego-dice Alberto, asomando su cabeza por encima del hombro de su hermano
-¿La he liado?-me pregunta Enid preocupada
-Te has liado, que no es lo mismo-sonrío mientras me doy cuenta que he dicho una broma alucinante-Luego te cuento, Enid, ahora tengo que irme con ellos.
Me dirijo a ellos y me coloco al lado del chico alto que lleva en volandas al hermano con el que se lleva solo un mes y medio. Alberto mira a sus madres y a su hermano, simultáneamente.
-Marco, ¿me puedes bajar? No me voy a escapar ni nada
Marco baja a su hermano con cuidado y ambos empiezan a caminar al mismo ritmo, aunque a Alberto le cuesta más pasos. Es cierto que Alberto es algo más alto que yo, y también es algo más alto que Enid, pero comparado con Marco, es bastante pequeñito.
Amelia se coloca delante de Alberto, flotando hacia atrás. Ventajas de ser un fantasma. Mira fijamente a su hijo, con cara de pocos amigos, Alberto abre los ojos de par en par, un tanto asustado.
-Tienes responsabilidades que cumplir, no pierdas el tiempo con alguien que no es puro. Te estoy vigilando.
Después de eso, vuelve a colocarse al lado de Marina y Alberto la observa con temor y mira de refilón a su hermano.
-Bienvenido a la familia, hermano-ríe Marco mientras pone su brazo sobre los hombros de su hermano
-¿Me estás diciendo que... una de nuestras madres nos da en el cogote si hacemos algo que no le hace gracia y la otra nos da un discurso que da miedo?
-Sí, al parecer sí-Marco asiente con un rostro lleno de miedo
Ambos se miran fijamente, miran a sus madres y se vuelven a mirar fijamente.
-Tener dos madres no es tan divertido como esperaba-dice Marco
-Lo mismo digo, hermano, lo mismo digo
Cuando nos queremos dar cuenta, ya estamos en el despacho. Allí nos está esperando Juan, Sven y Ango. Sentados alrededor del escritorio, nos observan con detenimiento. Sin embargo, Juan no puede dejar de mirar a Marco y a Amedio. Se acerca a él, quedándose muy pequeño en frente suya. Empieza a poner los ojos vidriosos y se lanza a abrazarlos. Marco se agacha y lo abraza, poniendo también los ojos vidriosos.
-Ahora que eres enorme, no me gusta tanto abrazarte-dice Juan, aplastado en el pecho de Marco
Este se ríe y se aparta de él. Acaricia el pelo de Juan de forma vacilona.
-¿Quién es ahora el pequeñín?-le pregunta Marco con una voz más aguda que la suya
-Vengué tu supuesta muerte, merezco algo de respeto. Nunca dejaré de ser tu mentor.
-Marina nos ha contado todo antes de coger el coche-empieza a decir Ango-es un honor conocerte, Marco, y a Amelia, estés donde estés. También es un placer conocer a un mono con telequinesis, es una suerte que no sé si ni siquiera merezco.
-¿Veis? Esa es una buena forma de acercarse a mí, no como la que habéis tenido-dice Amelio mirándonos con cara de repugnancia
-Lo que es un placer-dice Sven acercándose a Marco-es ver que una persona tan pequeña como Marina, puede crear a un ser tan grande como Marco
Empieza a reírse a carcajada, a Marina no le hace mucha gracia.
-Bueno, bueno-empieza a decir Marina-eso no es a lo que hemos venido. Tenemos que ver exactamente qué ha pasado, cómo ha pasado y que hacemos al respecto. Si no hacemos nada, todos los alumnos están en peligro y si somos especialistas en algo, es en poner a los humanos en su sitio.
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