Capítulo 17
-¿En serio estás estropeando este momento para preguntar por un mono?-pregunta Marina entre sorprendida y horrorizada
-Amelia parecía conocer al mono. ¿Soy la única que se pregunta lo que pueda hacer un mono con tantas armas? Si es matar a la humanidad, me gustaría ayudarle-contesto
Alberto se separa un momento y mira a su madre, la cuál creía que nunca podría abrazar. Sonríe y me mira de vuelta.
-Seguro que no es nada con importancia, ¿verdad, mamá?
Amelia tiene los ojos abiertos y la boca muy apretada, incluso encogida. Me mira, mira a Marina, mira a Alberto y vuelve a mirarme.
-¿No estás acostumbrada a tantas miradas en ti?-le pregunto
-No es eso, Miércoles, hace eso cuando sabe algo y no debe contarlo. Cariño, me has ocultado casi 17 años que estabas siempre conmigo, aunque sea en forma de espectro, lo mínimo que nos merecemos es que cuentes de donde ha salido ese mono.
Amelia mira a todos lados.
-Amelia...-dice Marina mientras la observa con el ceño fruncido
En ese momento, salta de un árbol el mono del que estamos hablando, colocándose al lado mía. Ya no tienes las armas, de hecho, ya no tiene la bolsa. Tiene puesto un pequeño chubasquero, acorde con su tamaño. Tiene la capucha puesta y nos observa fijamente, ya no tiene la mirada vacilona de antes. Si no, seria e incluso penetrante.
"Veo que al fin has decidido decirles que los acompañas. Gracias, pequeña niña, si no le hubieses mostrado su pasado no lo hubiese hecho.": suena una voz grave en mi cabeza. Me quedo mirando hacia todos lados, todos miramos hacia todos lados, menos Amelia, que mira fijamente al mono. No puede ser.
"Soy yo quién os habla, ¿creéis que la especie humana son los únicos con marginados? Por favor, no seáis tan egocéntricos. No os sorprendáis tanto de ver un mono con telequinesis, es bastante patético": vuelve a sonar esa voz.
Bajamos todos la mirada y miramos al mono. El mono resopla y se desplaza hasta estar cerca de Amelia. Esta ha relajado su rostro y le sonríe.
-¿Crees que es el momento para la reunión familiar?-le pregunta Amelia
-Es ahora o nunca-contesta el mono
El mono salta a la copa de un árbol y empieza a gritar, esta vez, el grito típico de un mono. Todos estamos demasiado sorprendidos con que haya un mono con poderes de telequinesis para comentar nada al respecto.
Notamos que la tierra se mueve, se mueve mucho. Es como un terremoto. Alberto y yo caemos al suelo mientras el resto queda inmóvil. Marina mira sorprendida a la figura de agua de su amada y empieza a emocionarse. Yo no entiendo nada, sólo pienso que estar en el suelo en medio de un terremoto no es tan divertido como esperaba.
-¿Has cumplido tu promesa?-le pregunta Marina a Amelia. Amelia sonríe y espera mirando el suelo.
Del suelo empieza a salir una silueta masculina con una capa que tapa su cabeza. Es el de la visión, es el de las visiones. Es él, es la misma capa. ¿Qué significa esto?
Cuando termina de salir del suelo y todo vuelve a la normalidad, el mono se sube a su hombro derecho. Éste le sonríe y se quita la capucha. Es un chico de más o menos de mi edad, alto y con espalda ancha. Bastante fuerte. Tiene el pelo castaño oscuro, igual que Marina, con algunos rizos. Sus ojos son de cada uno de un color y su piel, pálida. Tiene una mandíbula ancha, pero nariz pequeña y armoniosa. Sus cejas son anchas y rectas. Su mirada, directa a Alberto y a Marina. Marina está muy emocionada.
-Veo que...-empieza a decir este
Marina se había lanzado a abrazarlo. Al ser tan baja y él tan alto, se había quedado colgando. El mono se baja de su hombro y el chico la abraza con fuerza. Sonríe de oreja a oreja.
-Veo que llego a tiempo a la reunión familiar-termina de decir el chico
-¿Quién eres?-pregunta Alberto extrañado
-Alberto-responde Marina separándose de él-es tu hermano Marco. Es mi pequeño.
¿Es su pequeño? Le saca varias cabezas.
Alberto se levanta como puede y se aproxima a él. Se queda mirándole sorprendido de arriba a abajo.
-¿Hermano?-dice Alberto
-¡Hermano!-grita Marco con gran emoción, abriendo sus brazos de par en par y abrazando a su hermano con fuerza, el cual se queda bastante pequeño a su lado.
-¡Hermano!-exclama Alberto sonriendo de oreja a oreja. Marco lo levanta y empieza a girar con él. Parece que está jugando con un infante en vez de con un chico de su edad. Es una imagen que deja a Alberto en un rol sumamente ridículo. Interesante.
-¿Hermano? ¿No estaba muerto?-pregunto observando la escena
Ellos paran en seco y me observan. Alberto, Amelia, Marina e incluso el mono me miran fijamente, fulminándome con la mirada. En cambio, Marco tiene una mirada mucho más divertida. Suelta a su hermano, da una voltereta sobre si mismo y levanta las manos levemente. Se toca varias veces el pecho y me mira con una amplia sonrisa.
-Yo me veo vivo
-No deberías estar vivo. Además, según mis visiones no deberías ir por ahí con un mono, sino con un cuervo.
-¿Un cuervo?-pregunta mientras observa a su mono-¿Amedio debería ser un cuervo?
Se agacha y empieza a estudiar a Amedio con la mirada, moviendo la cabeza mientras lo hace. Amedio le da un grito típico de mono y Marco se incorpora y da un paso para atrás.
-Creo que no le ha hecho mucha gracia que hayas dicho que debía ser un cuervo-contesta Marco
-Miércoles-empieza a decir Marina-recuerda que las visiones son subjetivas, depende del vidente. Obviamente, no es cuervo, pero puede ser algo que para ti se representa con un cuervo. La verdadera pregunta que, querido hijo, me gustaría saber, es... ¿cómo que llevas vivo todos estos años y me entero ahora?
-¿Te enteras ahora?-dice Marco sorprendido, poniendo su mano en el pecho y señala a Amelia-la otra mamá lo sabía
Marina se queda de piedra al escuchar esto y mira a Amelia de refilón. Esta vuelve a poner los ojos como platos y la boca apretada. Marina resopla al ver esto.
-Digamos que acabamos de tener nosotras el reencuentro. ¿Puedes verla?-contesta Marina
-Sí, Amedio con su poder de telequinesis me concedió poder ver a mamá poco después de conocernos. Eso fue cuando tenía... cuatro añitos.
Muy orgulloso, indica el número cuatro con su dedo y acerca la mano a su madre biológica. Ésta mira directamente a Amedio.
-¿Puedes hacer eso? ¿Puedes hacérnoslo a Alberto y a mí?
Amedio chasquea los dedos y Alberto y Marina se sorprenden con una gran sonrisa. Amelia hace que el agua que la rodea, indicando su figura, desaparezca.
-Ahora podréis verla siempre, y también escucharla-explica Amedio
Alberto, muy emocionado, intenta abrazar a su madre. Sin embargo, sólo consigue tropezarse.
-No deja de ser un fantasma, no seas ridículo-contesto al verlo
Marina vuelve a mirar fijamente a Marco. Primero, le mira con una gran alegría, luego, se sacude y cambia su gesto a uno mucho más serio.
-Estuve en contacto con tu mentor para que cuidara de ti, te he llorado durante muchos años, Juan se vengó y mató al que mandó mandarte y tuve que sufrir que te separan de mí nada más nacer. Creo que deberías al menos contarnos como hiciste que te creyese muerto.
-¿Juan hizo eso por mí? Siempre fue mi favorito-dice Marco mientras pone sus manos en sus mejillas y empieza a balancearse de un lado a otro
Marina crea un látigo de agua detrás de Marco y le da una colleja con este. Marco pone su mano por detrás de la cabeza y mira a su madre emocionado.
-Enhorabuena-empieza a decir Alberto-ahora sí que perteneces a la familia
-Gracias, he soñado con las collejas de mamá durante mucho tiempo-Marco contesta con una gran sonrisa
-Explicación. Ahora-ordena Marina
-Estaba jugando con mami y Amedio en mi habitación, cuando unos hombres vinieron a matarme. A mami no le hacía mucha gracia, así que, sacó dos espadas de hielo de la nada y les cortó la cabeza.
-No esperaba menos de ti, amor-dice Marina a Amelia, ésta sonríe orgullosa de sí misma
-Sí, fue una pasada-empieza a emocionarse Marco-entraron y mami hizo...
-Hijo, no te enrolles. ¿Qué pasó después?
-Después, mami y yo huimos mientras Amedio escondía los cuerpos y colocaba la habitación, simulando que me habían atrapado. Mami dijo que lo mejor es que acudiera a ti, pero me comentó todos los inconvenientes y preferí vivir a la sombra, hasta que fuera el momento indicado. Mientras tanto, he estado entrenando con mami y Amedio y siguiéndote por todo el mundo.
Marina vuelve a darle con el látigo de agua en la cabeza.
-¿Cómo se te ocurre pensar que eso es buena idea? Tenías que haber acudido a mí directamente, he podido disfrutar a mi hijo estos años y tú preferiste que pensase que estabas muerto. ¿Cómo puede parecerte buena idea?
-Mamá... yo...
-No pasa nada, ahora te vas a venir conmigo a Nevermore y te voy a cuidar lo poco que me queda, porque el resto no me he podido por un razonamiento estúpido.
-Pero... soy un fugitivo de la ley. No me han encontrado hasta ahora porque Amedio hace que mis vibraciones no se perciban. ¿Cómo va a ser seguro para vosotros si estoy allí?
-Juan se encargará de eso
-Pero, los que estaban a favor de mi muerte, no estarán de acuerdo.
-Me da igual, te vienes y ya veremos.
-Pero...
Marina vuelve a darle con el látigo de agua en el cogote.
-Ni peros ni peras, te vienes y punto.
-Haz lo que dice-comentan Albero y Amelia a la vez, mirando fijamente a Marco.
Éste asiente con la cabeza. Marina sonríe orgullosa y se empieza a dirigir al coche, Alberto y Amelia la siguen, así que el resto hacemos lo mismo. Marco se acerca a mí.
-¿Y tú eres una prima?
Le miro con cara asqueada, de arriba abajo.
-No, digamos que soy una aliada. No tienes la suerte de compartir ADN conmigo.
-Vaya, que pena, yo quería una prima-Marco dice cambiando a su cara a exageradamente triste, como si fuera actuado
-He tenido visiones sobre ti-le comento
-Vaya, qué bonito, a lo mejor es porque estamos destinados a estar juntos-su cara ha cambiado bruscamente a una de felicidad con una gran sonrisa. ¿Qué le pasa?
-Ni en tus mayores sueños
Llegamos al coche. Abro la puerta para sentarme, pero no puedo, un mono se ha colado en mi sitio. Miro fijamente al mono y este me mira fijamente. Marco pone su mano en mi hombro.
-Yo no le enfadaría, es un poco sádico
-Yo también-le contesto
-Seguro, pero hay más sitios y si eres aliada, no quieres una pelea nada más conoceros, ¿verdad?-contesta Marco sonriendo. No me da confianza alguien que expresa tanto sus emociones. No me da confianza este chico.
Muy a mi pesar, acabo sentada en el medio, con un chico enorme a un lado y un mono disfrutando de mi sitio. Cuando he salido antes a despejarme y desconectar con Eugene, lo último que quería es esto. Al menos ha habido violencia. La violencia siempre es bienvenida.
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