Capítulo 12
Estoy soñando. Debo de estar soñando. Todo a mi alrededor es negro, una gran oscuridad me rodea. Algo tan maravilloso sólo puede ser un sueño. En medio de toda la oscuridad aparece la silueta masculina con la capa de antes de espaldas. A su lado está Alberto, mirándome de frente, con la misma capa. Me mira fijamente, totalmente serio.
-Te ayudaremos, en cambio, debes saber una cosa-comenta la silueta desconocida
-Le mataremos si vemos que es necesario sin ningún remordimiento-termina Alberto con media sonrisa
La silueta y Alberto se esfuman como arte de magia y de repente aparece otra persona. Es un hombre de algo más de treinta años. Tiene los ojos negros, igual que el pelo. Su piel es pálida pero no mucho. Tiene las dos manos agarradas y por detrás, en su espalda, tiene una espalda. Está algo inclinado y tiene un gesto demasiado picaresco.
-Vaya, vaya, ¿has matado toda esa gente para resucitar a alguien que te daba igual? Por favor, eso es ser incompetente. ¿Qué se siente al ser tan incompetente?
Este hombre se esfuma, igual que antes. Aparece un hombre con piel sumamente oscura, con mirada profunda y mandíbula ancha. Está vestido con un turbante y tiene en la espalda una especie de cruz de madera. Está sentado en el suelo, arrodillado, con sus manos sobre sus muslos. Respira hondo.
-Debes controlar a tu bestia interior, o si no, te controlará a ti. Incluso peor, te controlará alguien que si sepa hacerlo. ¿Quieres empezar a ser libre o quieres seguir siendo un prisionero toda tu vida?
Este hombre se esfuma y aparece un... un dragón. ¿Por qué hay un dragón? Es amarillo, muy alargado y fino y con patas muy cortas. Brilla gracias a sus escamas. Tiene bigotes muy largos, blancos y unos ojos azules que te dejan helado. Se pone de pie como puede y empieza a arder. Cuando desaparecen las llamas aparece un hombre de unos treinta años. Piel totalmente pálida, ojos azules casi blancos y pelo rubio sumamente claro. Viste como un vikingo.
-¿Ves? Controlar a tu bestia interior no es tan difícil, así que deja de poner excusas. Algo me dice que sabes controlarla, pero no quieres aceptar lo que eso significa. Lo siento mucho, pero eres de todo menos una víctima. Haz frente a la realidad y déjate de tonterías. Puede que hayas podido matar a otros seres fácilmente. A nosotros no podrás matarnos.
Este hombre se esfuma y de repente aparece Amelia con dos espadas de hielo bastante grandes y una mirada amenazante. Da un salto increíble y empieza a mover las espadas de una forma nunca vista antes. Termina poniendo una de sus espadas en mi cuello con una gran mirada de odio.
-Si sigues con esa actitud, pronto te unirás con tu madre.
De repente, siento una gran sacudida que me saca de allí. Abro los ojos, estoy en mi habitación y Enid me está sacudiendo con gran energía mientras dice algo bastante emocionada. Después de unos segundos empiezo a entender algo como: "Nuevos profesores, nuevos profesores". Algo le seguía, pero no era capaz de distinguirlo. Como acto reflejo, saqué la navaja de debajo de mi cama y la puse en el cuello de Enid, como Amelia había hecho conmigo en el sueño. Enid abre los ojos de par en par y se aparta.
-Vale, lo pongo en la lista de cosas que no hacer a Miércoles, despertarla con gran alegría
-Me has sacado de un sueño muy... interesante.
-Bueno, es por una buena razón-Enid empieza a saltar de alegría-la profesora Marina ha conseguido traer otros brujos de los elementos y nos van a dar asignaturas muy guais. Hasta hay un brujo de fuego, tía, los brujos de fuego son dragones, igual que yo soy una loba. Nos va a dar a los licántropos la asignatura de entender nuestra bestia interior. ¡Es genial!
Empieza a saltar y dar grititos. Espera, el del sueño era un dragón, ¿he soñado con alguien que ni conozco? Era una visión en forma de sueño. ¿Qué significaba? ¿Iban a querer matarme? ¿Tengo una bestia interior que desconozco? Imposible, he pasado suficiente tiempo conmigo para conocerme. A veces me gustaría que las visiones vieran con traducción.
-¿Qué asignaturas hay más?
-No lo sé, ahora hay reunión en el salón de actos, donde van a presentarlos. ¡Hay que vestirse e irse ya!
Resoplo y hago lo que dice. Me pongo mi uniforme y me dirijo junto a Enid al salón de actos. Ahí puedo ver a Alberto hablando con Xavier. Al lado de ellos está Plugsey junto a Eugene, bueno, al menos ha elegido alguien que vale la pena para juntarse. Enid me agarra fuerte del brazo, por un momento tengo miedo de que saque las uñas y me lo arranque. Alberto le crea una excitación a la que a veces le temo.
-Mira que mono es.
-Y poderoso, ayer me tiró desde el techo y me amenazó de muerte cuando me pilló de camino para torturar a mi hermano. Al final, no lo tengo permitido mientras sea su mentor.
-¿Hizo eso? ¿A ti? ¡A qué es asombroso!
-Acabo de decir que me amenazó de muerte. Es algo estimulante, pero no algo que deberías encontrar tú estimulante.
-Bueno, tú te enamoraste de alguien que casi me mata, estamos en paz.
Dice esto mientras ríe como una tonta mientras mira a Alberto. En cambio, esto hace que algo en mi pecho duela, no sé lo que es, pero es molesto y no me gusta.
-Entonces, ¿quieres que nos sentemos al lado suyo?-le pregunto
-Gracias, Miércoles, eres la mejor-se emociona al escucharlo
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