86 - 'Preocupaciones'
— ¿Y qué planean hacer al llegar a Tennessee? — cuestionó el mayor mientras servía algo de jugo de naranja en un vaso, para después entregárselo al chico de cabello negro que desayunaba tranquilamente junto a él.
— Trabajar, y tratar de que no nos sigan fastidiando — dijo el pelirrojo mientras masticaba un trozo de pan con jalea, cosa que hizo al pelinegro reír por debajo y mirarle algo asqueado.
— Traga antes de hablar, amor — le corrigió tranquilamente, haciendo reír al entrenador y al pelirrojo por igual.
— Hasta Boby tiene mejores modales que tú — dijo el entrenador burlonamente.
— No es culpa mía, es que Haze entrenó bien a Boby mientras no estuve, ¿verdad Cherry?
— Así es, pero ahora debo entrenarte a tí para que seas un buen chico — canturreó pícaramente, sacándoles al pelirrojo y al entrenador unas sutiles carcajadas, carcajadas que hicieron gruñir por debajo con sumo fastidio a la mujer del entrenador, quien estaba sentada junto a este mismo desayunando al igual que ellos.
— Como sea, si se les hace difícil la vida allá— el mayor trató de hablar, pero Jessie rápidamente le interrumpió.
— No entrenador, enserio, estaremos bien, no queremos seguir abusando de su generosidad.
— Es cierto — dijo Haze — Ustedes han sido muy considerados, pero ya es hora de que nosotros nos hagamos cargo de nuestras vidas, a fin y al cabo, Jessie y yo ya somos adultos.
— En cuerpo, en la mente siguen siendo un par de chicos que creen que escaparse de sus casas les garantizará una buena vida — dijo el mayor con firmeza, dejando helados a Haze y Jessie por igual — No quiero sonar tosco, chicos, pero me preocupo por ustedes, enserio no quiero que les pase nada malo... otra vez.
— Le garantizo que estaremos bien, entrenador Peters — dijo Haze mientras sonreía de lado con tranquilidad, aunque le alertó sentir cómo su teléfono empezaba a vibrar en su bolsillo de repente.
Revisó dicho objeto con recelo, le preocupaba que se tratara de Dick, aunque afortunadamente no era él, tal vez se había cansado de insistir luego de que Haze tuviera su celular apagado desde hace días.
— Disculpen — murmuró levantándose con cuidado de la mesa para intentar ir hacía la sala, aunque un agarre en su mano de parte de Jessie detuvo en seco sus acciones.
— ¿Todo bien?
— Sí, solo es Shun, no tardo nada — murmuró con una ligera sonrisa en los labios, para después zafarse del agarre de Jessie e ir a la sala para hablar con más tranquilidad, no porque tuviera algo que esconderle a su novio, simplemente prefería que sus conversaciones con Shun no fuesen escuchadas por una gran cantidad de personas, todo gracias a la cantidad absurda de obscenidades que pueden salir de la boca de su mejor amigo en ocasiones.
Se sentó en el sofá para contestar la llamada, sonriendo al ver llegar a cierto animal cuadrúpedo que rápidamente se sentó frente a él para verle con inocencia.
— ¿Hola? — habló al contestar, mientras acariciaba suavemente el cráneo de su mascota.
— ¿Estoy haciendo algo mal, Haze? — murmuró de manera dudosa y apenada, un tono de voz raro, muy raro, sobre todo viniendo de Shun.
— ¿De qué hablamos con exactitud?
— Estoy en casa de Trevor, en su cama... desnudo — admitió con vergüenza, cosa que hizo a Haze arrugar el entrecejo y mirar a la nada con desdén.
— En primera, yo no necesito los detalles; En segunda, ¿porqué habría de ser malo? Él aún te gusta, eso ambos lo sabemos.
— ¡Pero él me dejó, me olvidó, Haze!
— ¿Nunca te detuviste a preguntarle el porqué? Digo, si aún te busca tal vez no fue algo tan grave.
— ¡Lo intenté, un millón de veces, pero él simplemente no me deja claro qué pasó, dá por sentado que yo lo sé, como si yo tuviera que saber cuál fue la idiotez que cometí para que me dejara!
— Mgh... — bufó de manera algo incrédula, empezando a atar cabos mentalmente, cosa que hizo a su amigo gruñir de mala gana.
— ¡Deja de juzgarme y habla ya, Sasha!
— ¿No has pensado que tal vez esa "incapacidad" tuya de ver los errores que cometes sea lo que realmente hizo a Trevor hartarse?
— ¿Qué idiotez estás diciendo? — murmuró entre risas incrédulas, aunque poco a poco empezó a arrugar el ceño con preocupación a causa de las palabras de Haze.
— No lo sé, Trevor y Jessie son muy orgullosos y soberbios, Jessie se frustró mucho cuando yo no me daba cuenta de que le gustaba, tal vez con Trevor ocurre lo mismo.
— ¡Mi hombre y el tuyo no se parecen en absoluto, Sasha! ¡no vuelvas a comparar a Trevor con tu neandertal! — clamó bruscamente, logrando que Haze soltara un leve silbido pícaro al escuchar las palabras de su amigo.
— Solo digo, tal vez deberías aprovechar estos días de "reconciliación" para hablar todo eso con él, ¿y quién sabe? Tal vez hasta logren volver a estar juntos, no estaría mal que tú y Trevor regresen, se te notaba muy feliz cuando estabas con él.
— ... ¿Sí, verdad? — murmuró apenado mientras pasaba su mano por su rostro, el cual, como cosa rara en él, no tenía ni un solo rastro de maquillaje o de algún accesorio metálico que lo hiciera ver malogrado y penoso.
— Claro que sí; todos merecemos ser felices, Shun, ¡francamente ya es hora de que tú y Trevor se den una oportunidad!
— La cosa es que él quiera acceder... por ahora solo me busca cuando está drogado — admitió con pesar, logrando que Haze chasqueara sutilmente la lengua.
— Tal vez se escuda en las drogas porque le avergüenza darte la cara sobrio.
— ¡Sobrio solo discutimos! — gruñó — ¡¿Y exactamente adónde vamos a parar cuando solo podemos hablar de lo nuestro cuando él no está en pleno uso de sus facultades mentales y físicas?!
— Siéndote franco... no estoy seguro — murmuró sutilmente mientras seguía acariciando el cráneo de Boby — Tal vez solo... deberías dejar de darle tantas vueltas y ya.
— ¿Qué?
— S-Solo disfruta que puedes acostarte con el chico que te gusta, ¡e ignora todas esas advertencias absurdas de tu cabeza! ¡que nada ni nadie te detenga a ser felíz!
— ¡¿Y eso a tí cuándo carajo te ha funcionado?!
— Me voy a ir a vivir a Tennessee con el amor de mi vida, cariño, por supuesto que me ha servido — habló con soberbia y algo de picardía, logrando sacarle un pesado suspiro de los labios al gótico.
— Cierto, había olvidado eso... — murmuró con pesadez — Haze, tú... ¿estás seguro de que eso es lo que quieres?
— Jessie es todo lo que quiero, Shun, y me duele admitirlo, pero que él casi muriera me abrió los ojos por completo, no dejaré que una idiotez nos vuelva a separar, creo que deberías aplicar esa misma táctica con Trevor.
— Mgh, ¿"no dejar que una idiotez nos vuelva a separar" eh? Suena al tipo de idioteces que dirían tú y Quincy.
— Aprende a hacernos caso, cariño, yo tengo novio y Quin está a nada de hacer oficial su amorío con Josh.
— Como sea — chasqueó la lengua sutilmente — ¿Cuándo nos vemos? Quiero ir a visitarte antes de que te largues para siempre con Dalton.
— Tonto — murmuró entre risas — Vengan cuando gusten, yo los extraño mucho a Quin y a ti.
Volteó la mirada al escuchar que abrían de repente la puerta de aquella habitación, y al ver entrar a un sujeto de cabello negro con un par de cafés y una dona de glaseado rosado, rápidamente se sentó en la cama para mirarle con detenimiento.
— Nos vemos hoy entonces, avísale a Quincy, cuídate Haze — dicho esto, colgó rápidamente el teléfono para dejarlo tirado y enfocar toda su atención en el sujeto pelinegro que se le acercó para sentarse frente a él y entregarle un café.
— ¿Todo bien?
— S-Sí, s-solo me llamaba para preguntar si podemos ir a su casa a despedirnos de él, s-se irá a Tennessee con Jessie, a-así que Quincy y yo le daremos una despedida apropiada.
— Ya veo — murmuró sutilmente para tomar el cuello ajeno e intentar besar hambrientamente a Shun, aunque este interpuso sus dedos para evitar que sus labios y los de Trevor se juntaran, más por preocupación y nerviosismo que por otra cosa, a pesar de que él realmente quería probar esa boca que pasó la noche entera explorando todo su cuerpo.
— Emh, yo... m-me preguntaba si... p-podrías acompañarme hoy, a casa de Peters.
— Seguro — trató nuevamente de besarlo, pero Shun rápidamente interpuso sus dedos índice y medio nuevamente.
— ¿Y-Y después podrías traerme contigo otra vez? S-Si llego con mordidas y besos en el cuello mis padres van a matarme.
— Lo que sea — renegó algo frustrado para tomar con fuerza el cuello ajeno para volver a intentar besarlo, y en vista de que Shun trató de interrumpirlo otra vez, apartó bruscamente la mano ajena para finalmente frotar su lengua de manera voraz y salvaje contra la de Shun, sacándole suaves jadeos de nerviosismo y deseo, su mente era una maraña de dudas e inseguridad, pero su cuerpo no fue capaz de interrumpir sus intercambios pasionales de nuevo, solo se dejó llevar y dejó que Trevor controlara por completo la situación, de todos modos, a él no parecía mortificarle dejar finalmente que "su hombre" fuera quien tomara las decisiones de ahora en adelante.
-
Apenas le colgaron el celular, Haze chasqueó la lengua y se puso de pie para intentar ir nuevamente hacía el comedor, aunque al tener su celular a la mano, recordó por un instante la conversación con la mujer del otro día, conversación que no dejaba de rondar su cabeza, al igual que la frase "inténtalo, ¿qué podrías perder?" una frase que instantáneamente era respondida por su propio subconsciente con un "a Jessie", casi a modo de regaño, como si una parte recóndita de su mente sintiera que acceder a ese trato, significaba perder a su novio nuevamente, y eso, claramente, era una opción que Haze no estaba dispuesto a tomar en absoluto.
— Ahí estás — escuchó de repente la voz de su pareja, por lo que sonrió tratando de lucir tranquilo, mientras volvía a guardar su celular en su bolsillo — ¿Todo bien? ¿qué quería Jones?
— N-Nada, solo... m-me dijo que vendrá en un rato con Quincy.
— Mgh, está bien, supongo — admitió con desdén, sacándole a Haze una ligera risa de los labios — Por cierto Cherry, ¿te molesta quedarte solo un rato?
— ¿Porqué, qué sucede?
— El entrenador dice que se topó con Kyle ayer, y el imbécil exige que vaya a verlo por alguna razón, así que iré a casa de Lina para ver qué quieren esos tarados.
— ¿S-Seguro que es una buena idea, Jessie?
— No, pero no dejarán de molestar hasta que vaya, así que no tengo opción — gruñó con desdén, aunque un repentino abrazo de parte de Haze le hizo relajar su ceño en seco.
— No me gusta que vayas solo a ver a esa gente — dijo con algo de seriedad — Llevan tu sangre, pero no les interesas en absoluto, ¡n-no quiero ni imaginar que solo te citan por orden de tu padre para que Dick te vuelva a atrapar y— empezó a jadear algo abrumado mientras iba relatando su teoría, aunque un cálido beso en sus labios de parte de su novio logró dispersar rápidamente su inseguridad.
— Descuida — susurró gentilmente — Lina y Kyle ya no tienen relación alguna con papá, la más cercana es Lina, pero ella de Monty se detestan.
— I-Igual me preocupa que vayas solo, Jessie, ¡d-déjame ir contigo!
— Na'ah, nada de eso Cherry, es muy riesgoso que me acompañes.
— P-Pero tú ni siquiera estás sano del todo, no me gusta que salgas todo golpeado, ¡mucho menos para reunirte con ellos!
— Aprecio tu preocupación, amor, pero estaré bien — dicho esto, tomó las mejillas de Haze para volver a besarlo con lentitud, besos a los que Haze correspondió sin dudarlo dos veces — Quédate y cuídate, es todo lo que quiero por el momento.
— Cuídate tú igual — susurró apegando su frente con la del pelirrojo — S-Si notas algo sospechoso, ¡por favor no dudes en huir y venir a casa!
— Lo haré, es una promesa — dicho esto, tomó las mejillas ajenas para volver a besar hambrientamente a Haze, besos que causaban un cálido cosquilleo en el cuerpo de Haze, pero aquel cosquilleo no lograba disipar del todo las mil y una preocupaciones que empezaban a rondar por la cabeza del pelinegro, sobre todo al recordar su hostil encuentro con el hermano mayor de su novio.
-
Arrojaba una pelota verde contra la pared de la habitación, observando con fatiga y algo de frustración cómo esta misma rebotaba por el muro y el suelo de la alcoba, haciendo al enorme perro que le acompañaba ladrar y correr con absoluta emoción.
— Tks, maldición — renegó para atrapar la bola y apretarla con fuerza en su mano — ¡¿Qué carajo quieren Lina y Kyle con él?! ¡a ellos nunca les ha importado Jessie! ¡Solo lo molestaban!El animal miró con ilusión cómo Haze arrojaba la bola al aire y la dejaba caer en su mano sin más, movimiento que entretenía, pero impacientaba al cuadrúpedo.
— Seguro es una trampa — renegó mirando a la nada con desdén — ¡Ellos solo van a acusarlo con su padre, o peor, l-lo van a acusar con mi padre!
Un ladrido tosco de parte del perro hizo que Haze diera un ligero brinco y finalmente dejara caer la pelota, distracción que el canino aprovechó para tomar dicho objeto y mordisquearlo sin más, cosa que hizo a Haze sonreír de lado con ternura y algo de tranquilidad.
— Lo siento, no me di cuenta de que te estaba aburriendo — murmuró entre suspiros para arreglar unos mechones de su cabello — No sé qué se supone que deba hacer, Boby, no dejo de pensar que ellos solo quieren hacerle daño... ¿y-y si vuelven a alejarlo de nosotros?
Alzó de golpe la mirada al oír cómo tocaban la puerta con insistencia, toque que le hizo ponerse de pié, e ir a ver de quién se trataba, asombrándose al ver que se trataba de la esposa del entrenador.
— Te buscan abajo.
— ¿A-A mí? ¿q-quién?
— Un hombre y una mujer de acento extraño — dichas palabras le hicieron soltar un pesado gruñido de frustración.
— Lo que me faltaba — renegó, aunque rápidamente le pasó una idea maliciosa por la mente, idea que le hizo ir hacía el enorme animal que jugueteaba en su habitación para quitarle el objeto con el que estaba jugando, y mirarle con una sonrisa pícara — Ven Boby, acompáñame.
La mujer miró abrumada cómo el sujeto pelinegro avanzaba hacía la sala de su hogar con aquel enorme y aterrador animal siguiéndole, aunque este parecía más enfocado en la pelota verde que sujetaba Haze, que en hacerle daño a alguien en general.
Al llegar a la sala, miró con recelo a las dos personas que ya se imaginaba, cosa que en vez de generarle gusto, solo le hizo fruncir el ceño y mirarles a ambos con recelo absoluto.
— ¡Ah, Sasha! ¡Sasha qué gusto nos da vert— clamó la mujer mientras se colocaba de pié, aunque al ver al animal que acompañaba a su sobrino, detuvo sus palabras en seco y soltó un brusco grito de terror — ¡¿Q-Qué es esa cosa?!
— ¿Hablas de Boby? — preguntó con falsa inocencia mientras acariciaba el cráneo del animal — Es mi bebé, ¿quieren acariciarlo?
— ¡M-Mantén a esa cosa lejos! — clamó el otro sujeto, mientras se levantaba para abrazar a su esposa tratando de darle confort.
— Pero si es muy amigable — insistió tratando de sonar genuinamente amable, aunque por dentro amaba aterrar a esas personas que tanto le estaban desquiciando.
— ¡N-No vinimos por ese perro, Sasha! — clamó la mujer con frustración — T-Tu tío y yo vinimos para tratar de arreglar las cosas contigo.
— ¿Eso hicieron? Vaya, creí que solo vinieron para seguir hablando de esa mujer de la que no quiero volver a saber nada en lo que me queda de vida — clamó en un sutil tono amenazante que hizo a aquellas personas suspirar con algo de frustración.
— S-Sasha eso— la mujer trató de hablar y de acercarse a Haze, pero apenas lo hizo el enorme can empezó a gruñir, cosa que les hizo tanto a ella como a su esposo retroceder de inmediato.
— Boby odia que me incomoden — murmuró con soberbia mientras acariciaba el cráneo del animal — Les recomiendo no hablar de... 'eso', a menos que quieran que Boby los ataque por incomodarme.
Ambos adultos se miraron el uno al otro con preocupación, pero no les quedó de otra más que acceder a las exigencias de su sobrino, quien se sentó en uno de los sofás de la sala con aquel enorme animal a su lado, aparentemente cuidándolo, y acechando a cualquiera que quisiera acercarse a él (a sus ojos).
— ¿Cómo supieron dónde estoy? — preguntó con desdén, observando atentamente cómo ambos se sentaban en el otro sofá de la sala.
— Nosotros... los seguimos ayer... luego de que tú y ese "amigo" se marcharan — dijo ella.
— Jaj, eso no suena nada perturbador — dijo incrédulamente mientras arrojaba al aire la pelota verde y la dejaba caer en su mano, cosa que logró entretener totalmente al perro.
— Sasha, a tu tía y a mí nos costó mucho poder encontrarte, entiende que por eso nos fue imposible permitir que te volvieras a ir así como así.
— Aún no me queda del todo claro cuál es la fijación de ustedes conmigo — dijo incrédulamente mientras los miraba con severidad — Son buenos samaritanos y quieren llevarme a Nueva York con ustedes, ¿porqué?
Ambos pelinegros se miraron el uno al otro con pesar y algo de inquietud, pero luego de un rato de silencio, la mujer finalmente apretó la mano de su esposo, y sin más, admitió:
— Porque eres la última esperanza que nos queda a ambos... para poder tener un hijo nuestro.Dichas palabras le dejaron helado por completo, incluso dejó caer la pelota al suelo, logrando que el perro bajara para obtenerla, y al hacerlo hizo que ambos adultos jadearan con horror y alzaran las piernas, pero ni este detalle logró que Haze quitara una expresión abrumada e incrédula de su rostro.
Continuará
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- Gema
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