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82 - 'Esmero'

— Shun ya me contó todo — admitió mientras miraba detenidamente los ojos verdes de Jessie, aprovechando que estaban acostados el uno frente al otro, mirándose detenidamente mientras se mantenían pegados al cuerpo del otro.


— ¿Ya te lo dijo, eh? — murmuró con cansancio mientras acariciaba el cuello ajeno.


— Sí — susurró suspirando pesadamente — Fue tonto de tu parte irte sin si quiera buscarme.


— Lo sé, creeme que lo siento, pero no hubo mucho que pudiera hacer, de por sí estuve semanas en coma por culpa de unos matones a los que Dick contrató.


— ¡¿Qué?! — clamó horrorizado.


— Descuida, tuve ayuda de un par de ancianos que me encontraron y me cuidaron, también me recomendaron un trabajo en Tenesse, fueron tan buenos que decidí darles el cheque que Dick puso en mi bolsillo antes de echarme.


— ¿Cheque? ¿o-osea que Dick sí te dió dinero?


— Sí, pero le lo dió en contra de mi voluntad, y te juro que no lo usé, me enfermaba usar un solo centavo del dinero de ese tipo, preferí dárselo a alguien que sí lo necesitaba.


— Mh, creo que tienes razón — susurró acariciando las mejillas ajenas, haciendo a Jessie sonreír de lado — Fuí un tonto al creerle a todos, menos a ti.


— Te di motivos para desconfiar, no es todo tu culpa.


— Nunca me habías defraudado antes, debí sospechar que había pasado algo grave.


— No sigamos pensando en eso — le rogó pegándose a él para hundir su cara en el hombro ajeno — Jugaron con nosotros, nuestro único delito fue ser los títeres de ese inútil que te ha hecho tanto daño.


— Y de Bradley Newman — renegó con desdén, haciendo que Jessie alzara la mirada y lo viera con curiosidad — ¿Cogiste con él estas semanas que nos separamos?


— ¿Estás loco? — renegó — Yo no vuelvo a coger con Bradley ni aunque me ganara un millón de dólares por eso.


— Mh, ¿y porqué él estaba presumiéndome que iba a dormir contigo el otro día?


— Porque le gusta fastidiar, y tú eres fácil de fastidiar cuando se trata de mí — dijo esto último en un tono burlón que hizo a Haze gruñir y mirar fijamente el techo de la habitación, haciendo a Jessie reír y tomarle de las mejillas para obligarle a verle de frente nuevamente — ¿Celoso?


— Bastante.


— ¿Porqué? si Bradley no me importa, tú sí.


— Promételo — murmuró de manera suplicante, logrando que Jessie le mirara curioso — Prométeme que soy el único en tu vida, y que nadie más te importa.


— Eres el único en mi vida, Haze Dalton, nadie más me importa, te lo juro de corazón — al oírle decir eso, Haze no pudo evitar irse sobre Jessie para volver a besarle de manera lenta y apasionada, mientras Jessie le acariciaba el cuello delicadamente.


Ambos voltearon al oír cómo abrían repentinamente la puerta de aquella habitación, aunque Haze miró con odio absoluto al sujeto que acababa de entrar, mientras que Jessie lo miraba perturbado y algo confuso.


El sujeto detuvo en seco su andar al ver cómo el pelinegro estaba acostado encima del paciente, mientras este mismo le estaba sujetando los glúteos, dejándole totalmente perplejo y abrumado.


— Así que es este tu lazo con él — murmuró con seriedad mientras miraba receloso a su hermano — Vaya que me sorprende esto, pero no de buena manera, Jessie.


— ¿Kyle? — murmuró sentándose y mirando perplejo al recién llegado — ¿Eres tú?


— ¿Quién más esperas que sea? — renegó para cruzarse de brazos mientras los observaba con seriedad — Así que este es tu... acompañante — dijo de la manera más ácida y recelosa posible, logrando que Haze lo observara con odio absoluto, y que Jessie frunciera el ceño con desdén.


— ¿Qué haces aquí, Kyle?


— ¿Que qué hago aquí? mi hermano tuvo un accidente de auto, ¿esperabas que no lo supiera?


— Otras veces me han pasado cosas y nunca te esforzaste en venir — murmuró con desdén mientras abrazaba con fuerza a Haze, arqueando receloso una ceja al ver la expresión colérica de su hermano por esto — ¿Qué pasa? ¿te enfada no ser el único desviado de la familia?


— ¿"Desviado"? — murmuró con molestia, era una palabra a la que ambos le tenían odio, más por los recuerdos que esta les generaba, que por su significado en sí — Para nada, me da igual lo que te metas a la boca, solo me sorprende que hayas conseguido pareja tan pronto, Lina siempre decía que te ibas a quedar solo por tu mal genio.


— Lina y tú son igual de imbéciles — renegó mientras observaba seriamente a su contrario — ¿Cómo supiste de mi accidente?


— Soy amigo de uno de los doctores que te atendió, me costó creer que realmente fueras tú, nunca imaginé que mi hermano menor acabaría siendo un ebrio.


— ¿Desde cuándo te importa tanto lo que yo sea o no sea? te largaste hace mucho, y con la única que pareces llevarte bien es con Lina, por eso me parece muy hipócrita tu actitud ahora, Kyle.


— ¿Hipócrita? ¿ahora es hipocresía de mi parte preocuparme por mi hermano menor? — renegó mientras se acercaba para verlo con seriedad, aunque le alertó ver cómo el pelinegro se levantaba de la camilla para pararse frente a él, e impedirle acercarse a Jessie.


— Está cansado, necesita descansar — dijo con seriedad absoluta.


— ¿Crees que solo por coger con él tienes derecho de decidir quién habla con Jessie y quién no lo hace? amigo ¿cuál es tu problema?


— No le grites, Kyle, por tu propio bien, que no ladre no significa que no muerda — le advirtió mientras se acomodaba en la camilla y miraba con seriedad a su hermano, quien chasqueó la lengua para mirar con desprecio absoluto al sujeto pelinegro.


— Como sea, solo vine para cerciorarme de que estuvieras bien, y veo que lo estás, así que lo mejor será que me vaya por donde vine — renegó mientras miraba a su hermano con desdén, mirada a la que Jessie correspondió sin dudarlo dos veces.


— Como quieras, gracias por venir, supongo — dijo de mala gana para rodar sus ojos y recostarse en la camilla usando sus brazos como almohada.


El mayor miró a ambos chicos con molestia absoluta y se marchó de aquella habitación, sin detenerse si quiera a ver una última vez a su hermano malherido, actitud que solo hizo a Haze gruñir con decepción y cruzarse de brazos.


— ¿Quién se cree ese imbécil? — murmuró de mala gana.


— Olvídalo, Cherry; Kyle es igual de imbécil que cada miembro de mi inútil familia — afirmó con fastidio — Hicimos bien al no irnos a su casa hace tiempo.


— Eso igual no es excusa, Jessie ¿porqué viene hasta acá solo a recriminarte? para hacer eso se hubiera quedado en casa y listo.


— Los humanos son todo un misterio — canturreó cínicamente mientras miraba a Haze con una sonrisa coqueta — Gracias por defenderme, fue muy lindo de tu parte.


— Te amo, defenderte es lo menos que puedo hacer por ti — murmuró mientras se acercaba a él para sentarse a su lado y juguetear con uno de sus mechones rojizos — ¿Cómo te sientes?


— Bien, sé tolerar dolor, he recibido golpes duros toda la vida — dijo con soberbia y cinismo, aunque dejó de lado sus bromas al ver la cara de pena y preocupación que Haze mostró al escucharle — Perdona, a veces olvido lo impresionable que eres.


— Y yo a veces olvido que nadie ha recibido más golpes que tú en esta vida, tanto física como emocionalmente — susurró deslizando su mano por la mejilla ajena, sonriendo al ver que Jessie se sonrojaba de a poco — Y yo solo supe ponerle más sal a tu herida emocional.


— No sigas pensando en eso — murmuró tomando la mano ajena para besarla suavemente — Me lo merecía, fui todo un cretino contigo.


— Ambos fuimos cretinos con el otro, pero eso estuvo mal, no debemos tratarnos así.


— Tienes razón, no hay que repetir estos errores absurdos — susurró llevando su mano a la mejilla ajena para acariciarla lentamente — Olvidémonos de todo lo malo, y quedémonos con las cosas buenas que recuperamos.


— Hecho — sonrió de lado para acercarse a Jessie y besar sus labios lentamente, besos a los que el pelirrojo correspondió abrazando con fuerza el cuerpo de su pareja, y manteniéndolo pegado al suyo.


-


Bostezó sutilmente mientras miraba con fatiga el televisor de la habitación, eran ya las 08:47 de la noche, Haze estaba acostado sobre su pecho durmiendo plácidamente, mientras él no dejaba de pensar en el futuro, en los problemas que tenían encima, en cuál era la mejor manera de cortar el problema de raíz, y por más que detallaba sus problemas desde diferentes ángulos, la única solución viable era la de marcharse de la ciudad, solo esperaba que eso realmente diera buenos resultados.


Volteó la mirada al oír como alguien entraba repentinamente a la habitación, aunque le alivió ver que se trataba del entrenador Peters, y no de su odioso hermano mayor.


— ¿Cómo te sientes, hijo?


— Bien señor, solo... algo cansado y... agobiado — admitió mientras acariciaba gentilmente el cabello de Haze.


— Te noto pensativo, ¿qué ocurre? — murmuró sentándose junto a él — ¿Tú y Haze pudieron arreglar las cosas?


— Sí, pero ahora me preocupa el futuro — suspiró con algo de temor — ¿Qué se supone que debemos hacer ahora?


— Cuidarse mutuamente el uno al otro me parece un buen plan.


— Sí pero... ¿exactamente cómo podemos lograr eso? estamos expuestos, señor, dondequiera que vayamos, siento que nunca dejarán de buscarnos.


— Pero quedarse aquí no es opción, Jessie, esta ciudad solo le hace daño a ambos — afirmó palmeando sutilmente el hombro ajeno, logrando que Jessie le observara curioso — Necesitan un cambio de aires, solo así Haze y tú estarán a salvo.


— ¿Y adónde podríamos ir? solo somos un par de huérfanos sin hogar jugando a ser adultos.


— Son dos jóvenes luchando por su vida, no son muy diferentes a cualquier adulto que se aventura a una nueva vida en una nueva ciudad, solo necesitan un poco más de confianza en sí mismos.


— Mh, ¿confianza eh? — renegó con algo de cinismo mientras besaba la frente de Haze y miraba a la nada con algo de pesar, aunque le alertó oír una ligera risa salir de los labios del entrenador.


— Me alegra mucho que al fin dejaran de pelear, me sacaba de quicio que pelearan de día y se tuvieran ganas de noche — dijo de manera algo burlona, haciendo reír a Jessie con sutileza.


— ¿Qué puedo decir? estamos igual de locos.


— Mh — gimoteó adormilado mientras se acurrucaba en el pecho ajeno, cosa que hizo a Jessie sonreír y al entrenador silbar con algo de picardía.


— Lo difícil de irme será el fútbol — murmuró con algo de pesar — Stratten aún me tiene confianza.


— Eso es bueno — dijo el entrenador — Quizás si le explicas la situación, te transfiera a otra universidad en la que puedas seguir jugando para él.


— Lo dudo, me obligó a venir a Denver porque no podía trasladar al equipo, no creo que pueda hacer excepciones si me vuelvo a ir de la ciudad.


— No está de más intentarlo, hijo — las palabras del entrenador le hicieron sonreír de lado con algo de timidez y preocupación, debía admitir que sí quería intentarlo, pero le preocupaba estar llevando a Haze a una vida miserable y lúgubre nuevamente, y que eso hiciera a su pareja retractarse sobre la idea de volver a vivir juntos como en años anteriores.


Le alertó sentir cómo el pelinegro que dormía encima suyo le cubrió la boca con una de sus manos, para acurrucarse en su pecho y hundir su cara en su hombro, cosa que le hizo reír y mirar al entrenador algo abrumado.


— Mejor duermo ya — dijo al quitarse la mano de Haze de su boca — Parece que ya quieren que me calle.


— Descansa entonces hijos, ya hablaremos cuando despiertes — dijo el entrenador mientras le sonreía de lado para levantarse de su asiento y caminar hacía la salida de aquella habitación, dejando solos a ambos chicos finalmente.


— Eres bastante posesivo, ¿Sabes? — bromeó mientras jugueteaba con los mechones negros de Haze, quien se acercó al cuello ajeno para besarlo suavemente.


— Sí — admitió sin pena alguna — Te tuve mucho tiempo lejos de mí, y casi te pierdo hace poco, no quiero que estés ni dos minutos alejado de mí de ahora en adelante.


— Vaya, suenas decidido.


— Lo estoy — afirmó alzando la mirada para chocar sus ojos azules con los ojos verdes de Jessie, los cuales le miraban con absoluto deleite, con el mismo nivel de ternura y cariño que le dedicaba cuando ambos eran jóvenes e inexpertos en la vida, aún seguían siéndolo, pero al menos ya no se sentían tan inseguros con el futuro que querían logran juntos.


— Me gusta que seas más decidido — susurró acariciando cálidamente la mejilla ajena — Aunque me apena pensar todo lo que te ha pasado para forjar tu carácter.


— No sigas pensando en eso — demandó sujetando con firmeza la mano ajena — Te lo ruego, Jessie, apenas y puedo lidiar con mi asqueroso pasado, no quiero que siga ocupando valiosos minutos de mi presente, con enterrarlo y no citarlo de nuevo tengo más que suficiente.


— Como gustes — susurró acercando su rostro al de Haze, aunque le alertó notar cómo el pelinegro se apartaba un poco de él para mirarle con vergüenza — ¿Qué ocurre?


— Yo... — murmuró mientras que recordaba con pena algo que tenía oculto en su subconsciente desde hace años, era un recuerdo muy lindo, del que fue consciente hace muy poco, y al recordarlo no pudo sentir otra cosa más que pesar y melancolía, no se explicaba cómo fue capaz de olvidar por completo el primer acercamiento que tuvo con el amor de su vida, y sabía que a Jessie le enojaría mucho que él admitiera abiertamente haberlo olvidado.


Le reconfortó sentir una caricia en su mejilla, acompañada de un semblante tranquilo que le dió la fortaleza suficiente para decir en voz alta lo que le aquejaba.


— Jessie, yo... ¿t-tú recuerdas el... el día en el que nos conocimos?


— Claro — admitió sonriendo sutilmente, mientras un rubor se dibujaba en sus mejillas — Hacía calor, recuerdo que discutí con mi padre antes de ir a clases, por eso estaba con mala cara, pero aún así tú trataste de ser amable en todo momento conmigo, y solo actué como cretino, entiendo perfectamente el porqué no quisiste hablarme después de eso.


Sonrió apenado al oír a su novio decir eso, cosa que abrumó mucho a Jessie, sobre todo al ver una lágrima bajar por el rostro de Haze.


— ¿Cherry qué ocurre?


— Y-Yo no te ignoraba a propósito, Jessie — gimoteó débilmente mientras apretaba con fuerza la muñeca ajena — Y-Yo ni siquiera podía recordar... n-no sabía quién eras... l-lo siento.


— ¿De qué hablas, amor?


— El día que nos conocimos... l-lo recordé hace poco, n-no sé cómo lo logré, pero lo hice — admitió con pesar — E-Esa tarde, fue la tarde en la que tuve mi ataque de asma, ocasionado por Dick... él me acosó por primera vez ese día, y-y asumo que fue el trauma y el tiempo inconsciente el que me hizo olvidarme de todo lo que me pasó esa tarde... incluída mi primera tarde contigo.


Dichas palabras lograron tomar totalmente desprevenido a Jessie, pero en vez de mirarle con enojo y decepción (como Haze creyó que reaccionaría) solo suspiró apenado para tomarle de las mejillas y acariciarle cálidamente.


— Cariño lo lamento tanto.


— ¿Lo lamentas? — jadeó horrorizado — ¡Por amor de dios, Jessie! ¡y-yo olvidé por completo esa hermosa tarde juntos, te ignoré por años como si nunca te hubiera conocido, fuí un cretino de primera! ¿y-y tú eres quien se disculpa conmigo?


— No me olvidaste por voluntad propia, te obligaron a hacerlo, admito que eso me reconforta bastante, aunque odio pensar que si hubiera sido más observador, tal vez hubiera evitado que el imbécil de Dick te tocara esa tarde.


— Ni siquiera yo era consciente del infierno que se me venía encima, así que no vale la pena que nos lamentemos por lo que hicimos o no hicimos.


— En ese caso, deja de mortificarte por haberme olvidado, Cherry — murmuró tomando la barbilla ajena para hacer que Haze le viera detenidamente a los ojos, mientras este chasqueaba la lengua algo frustrado — No pongas esa cara, cariño, no me gusta verte incómodo.


— Me molesta mucho haber olvidado el día en que nos conocimos.


— Pero ya lo recuerdas, ¿no es así?


— Pues... s-sí, aunque siento que hay cosas que se sienten como si hubiera sido un sueño.


— ¿Ah sí? ¿cómo qué?


— Lo hermoso que te veías, aún con esa cara de malnacido que tanto miedo me daba hace mucho tiempo.


— ¿Ya no te da miedo eh? ¿y ahora qué sientes cuando la ves entonces?


— No es apropiado decirlo contigo tan lastimado, podría hacer que tu cuerpo se entumezca más de lo que ya está — canturreó con un suave y ligero tono juguetón que hizo a Jessie reír y mirarle de manera juguetona igualmente.


— Vaya Cherry, qué pícaro de tu parte decirme algo así.


— ¿Prefieres que sea honesto, o que sea un mojigato?


— Me irritan los mojigatos, y tú nunca fuiste uno, ni siquiera cuando seguías siendo vírgen — murmuró con voz ronca para apegar a Haze a su cuerpo y darle un hambriento beso al que el chico pelinegro correspondió sin dudarlo ni dos segundos.


-


— 'Siento que nos han estafado' — gruñó de mala gana aquel hombre en un tosco acento ruso que hizo a su esposa mirarle con desdén absoluto, al mismo tiempo que se cruzaba de brazos y chasqueaba la lengua con descontento.


— '¿Seguirás quejándote como un niño todo el día?'.


— 'Solo hasta que se me olvide que contrataste a un investigador privado para encontrar a alguien cuyo rostro ni siquiera conoces, osea... ¡no, nunca!' — clamó de mala gana, y de no ser porque una persona entró rápidamente a aquella oficina y quebró de golpe la tensión entre ambos, una pelea muy fuerte habría iniciado entre ellos.


— Lamento haberles hecho esperar, se me hizo un poco difícil poder encontrar información sobre esta persona — dijo aquel hombre jóven que caminó hacía un escritorio para sentarse en el mismo mientras colocaba una carpeta frente a sus dos clientes, y empezaba a sacar de esta misma fotografías y documentos relacionados a la persona a quien estaban buscando.


— Oh por Dios — jadeó la mujer mientras tomaba cuidadosamente una fotografía de un chico de cabellera negra y ojos azules, que caminaba por la ciudad con semblante tranquilo y algo receloso, totalmente ignorante de que se le estaba tomando una fotografía, daba la impresión de ir hacía la universidad donde estudiaba — ¿E-Es él?


— Así es; Sasha Johnson. Actualmente tiene veintiún años, estudia en la academia de artes de Denver, aunque sus notas no parecen ser las mejores — explicaba el investigador mientras iba entregándole más fotos a la mujer, quien miraba con total emoción aquellas fotografías.


— Oh por Dios, e-es todo un hombre — murmuró mientras sus ojos se cristalizaban y pasaba sus dedos por las fotografías del chico en cuestión, mientras un ligero sentimiento bastante fuerte se iba acentuando de poco a poco en su pecho.


— ¿Y este hombre quién es? — preguntó el sujeto de cabellera castaña oscura, señalando a un hombre que lucía mucho más mayor que el pelinegro al que estaban buscando, pero que en la foto parecía bastante "apegado" a él.


— Dickson Jenkins, un empresario que ayuda a financiar la carrera política del alcalde de Denver, aunque las malas lenguas dicen que él ha tenido una relación romántica con Sasha los últimos tres años.


— ¡¿Qué?! — clamaron ambos totalmente perplejos y abrumados, para después mirarle el uno al otro con horror y seriedad, expresiones que pusieron algo nervioso al jóven investigador.


— 'Esto es inaudito' — dijo el hombre — '¡¿Cómo pudo Johnson permitir algo así?!'.


— 'Maldito cerdo' — renegó la mujer — '¡Seguro le dió totalmente igual que Sasha se revolcara con ese hombre! ¡él nunca ha visto por su hijo, poco o nada le ha importado, pero lo necesitaba para algo, tal vez para que ese hombre financiara su campaña, por eso lo ha mantenido alejado de mí!'.


— 'Debemos encontrar al chico pronto' — dijo su esposo, aunque ambos voltearon al oír cómo el investigador carraspeaba y los miraba algo abrumado, al no entender lo que estaban ellos discutiendo tan acaloradamente en su idioma natal.


— Disculpe — dijo la mujer, aunque su lengua aún se trababa un poco, impidiéndole un poco hablar el idioma local con fluidez — ¿Hay alguna manera en la que pueda conseguirme la dirección, o número de contacto para hablar con Sasha?


— Pues está la dirección de su universidad, y también un número personal, que no pregunten cómo lo obtuve, solo diré que me costó bastante — admitió aquel sujeto mientras empezaba a escribir varias cosas en un papel, al mismo tiempo que la mujer pelinegra y su esposo se miraban con seriedad y algo de preocupación, ambos eran bastante recelosos, y no veían nada casual esos rumores que giraban entorno a aquella persona a la que estaban buscando con tanto esmero.



Continuará


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- Gema


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