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80 - 'Palabras De Amor'

Caminó con terror hacía el hombre en cuestión, temblando como muy pocas veces tembló en su vida, sus amigos lo guiaban hacía el doctor, quien lo observaba con algo de curiosidad, una mirada difícil de descifrar para Haze.


— S-Soy yo — susurró con voz quebradiza — D-Dígame, ¿c-cómo está?


— Pues, las heridas en su cuerpo eran muy graves — oír aquello hizo que jadeara con dolor y apretara fuertemente la mano de Shun y Quincy — Perdió mucha sangre, y sigue muy delicado, pero ya está estable.


— Ay por Dios — jadeó de alivio para dejarse caer al suelo de rodillas, cosa que hizo que sus amigos rápidamente lo ayudaran a ponerse de pié.


— Pronto podrán verlo, queremos dejarlo un rato en observación para cerciorarnos de que todo está bien.


— S-Sí doctor, se lo agradecemos mucho — dijo Quincy al ver cómo el especialista se marchaba, aunque este se detuvo al oír cómo el "familiar" del paciente le llamaba de repente.


— ¡O-Oiga doctor!


— ¿Sí? — murmuró el especialista, mientras Haze caminaba tímidamente hacía él para observarle con pesar.


— ¿Él ya despertó?


— Aún no, no sabemos cuándo pueda despertar, se llevó un golpe muy duro en la cabeza.


— Entiendo — susurró débilmente — E-En todo caso, si despierta... ¿p-puede preguntarle si... s-si me perdona, por todo lo que le dije?


— Haze — murmuró Shun mientras él y Quincy se acercaban para tratar de frenar a su amigo, les preocupaba que el doctor respondiera de mala manera, aunque les alivió ver a este mismo sonreír con tranquilidad y palmear suavemente las manos ajenas.


— Se lo dirás en persona cuando despierte, te lo garantizo — dicho esto, se dió media vuelta y se alejó de ellos, dejando a Haze un una sensación ligera y cálida que le hizo recordar abruptamente a la chica rubia que horas atrás le profetizaba sobre una palabra a la que él ya le había perdido el respeto por completo hasta ahora, "fé".


-


Miraba a la nada mientras apoyaba su barbilla sobre su mano y su codo sobre su pierna, los rayos del sol empezaron a llegar, y con ellos, llegaron más personas y más doctores, aunque él aún se sentía algo solo y vacío, a pesar de contar con el apoyo y la atención de sus amigos.


— Ten cariño — murmuró Quincy mientras se acercaba a él para ofrecerle un café y un trozo de panqué, aunque Haze rápidamente se negó a recibir dicho alimento — Haze, necesitas comer algo.


— No tengo hambre — susurró débilmente, cosa que hizo a Quincy chasquear la lengua y sentarse junto a él para darle un sorbo al café, mirando de reojo a cierto sujeto pelinegro que hablaba con un chico gótico que parecía estar bastante afligido también — Shun se vé apenado.


— Me da igual — renegó con desdén.


— Cielo— trató de corregirle la rabieta ajena, pero Haze solo le miró con soberbia para responder.


— ¡Jessie casi muere, Quincy, no quieras que lo perdone así como así, considerando que él por años supo que Jessie huyó por miedo a Dick y nunca se atrevió a decirme nada!


— Lo hizo por ti, porque le daba miedo que Dick te hiciera daño; trató de matarlos a ambos, debió decirles que haría lo mismo contigo si no hacían lo que él quería; te estás ensañando contra la persona equivocada.


— ¡Jaj! ¡¿eso crees?! — dijo de mala gana, aunque Quincy rápidamente trataría de calmarle.


— Deja de actuar bajo los impulsos de tu ira y de tu rencor, Haze; el odio te hace lastimar a quienes te aman.


— Quienes me aman nunca se detuvieron a pensar en mí cuando me lastimaron — gruñó con desdén.


— Ellos también la han pasado mal; Shun lleva años sufriendo por la ansiedad que le genera lidiar con Dick y con la preocupación de que te haga algo, y Jessie... bueno, ese pobre chico ya pagó con creces el haberte dejado, con o sin intenciones de hacerlo.


Suspiró pesadamente al oír las palabras ajenas, mirando a otro lado con desdén al sentir cómo se acercaba cierto sujeto gótico con ellos para pararse frente a Haze con cara de pena y preocupación.


— ¿Puedo acompañarte?


El pelinegro alzó los hombros de mala gana al escuchar las palabras ajenas, por lo que Quincy le hizo una seña a Shun para que se sentara junto a él, mientras el chico rubio se levantaba y se iba a otra parte.


Al sentarse junto a Haze, Shun suspiró pesadamente mientras trataba de hallar las palabras correctas para empezar con su disculpa.


— Lamento llamarte asesino cada que comes carne — susurró débilmente, logrando captar la atención de Haze — Lamento no haber hecho nada cada que Trevor, o Edward, o el propio Jessie te atacaban, y solo quedarme parado viendo cómo te hacían sufrir.


Haze alzó las cejas con recelo al oír las palabras de Shun.


— Lamento haberte gritado... casi siempre — jadeó sutilmente — Lamento haber sido un cretino cuando pasó lo de Miles; lamento haber actuado como idiota cuando tú y Jessie empezaron a salir; lamento haber sido siempre un ave de mal agüero que atraía la mala suerte a tu vida; l-lamento tanto haberte ocultado la verdad estos últimos tres años; lamento con el alma no haber hecho nada cada que Dick te tocaba o te golpeaba, t-te juro que sí me dolía verte así, pero me aterraba que él quisiera herirte de gravedad.


Le abrumó ver cómo un par de densas lágrimas rodaban por las mejillas de Shun a medida que iba rogando por perdón.


— Y sobre todo, Sasha, lamento con el alma nunca haber sido un buen amigo para ti — susurró mientras volteaba a verle con timidez — De verdad, lo lamento tanto, e-entiendo que a partir de hoy me odies y no quieras volver a hablarme, pero... a-al menos quiero pedirte disculpas por todo lo que te he hecho, por lastimarte sin darme cuenta, y por... por todo, Haze, realmente lo siento.


— Shun... — susurró acercando su cara al rostro ajeno para limpiar cuidadosamente la lágrima que rodaba por la mejilla ajena — No todo fue malo, me has cuidado mucho desde que nos conocimos, es hipócrita de mi parte negarlo.


— Pude haber hecho más.


— No podemos cambiar el pasado, pero podemos corregir el presente, y crear un futuro mejor — le animó mientras pasaba su mano por la mejilla ajena, sacándole al gótico una tímida sonrisa llena de dolor, a la que Haze correspondió mientras algunas lágrimas rodaban por sus mejillas.


— Q-Quiero que sepas que yo... ha-hablé con Jessie la tarde en la que nos secuestraron y... l-lo ayudé a calmarse por su pelea; él me dijo que quería darte una mejor vida, quería ser más para ti, ser la pareja que te mereces.


Dichas palabras hicieron que Haze jadeara con pesar y cubriera su boca con su mano, mientras el gótico se le acercaba para abrazarlo con fuerza y acariciarle el cabello, tratando de darle confort.


— Va a estar bien, Haze.


— ¿Y qué hago si no lo está? — preguntó con pesar.


— Lo estará — insistió, para acariciar suavemente el cabello de Haze, quien suspiró con dolor mientras hundía su cara en el hombro de Shun.


— ¿Familiares de Jessie Dalton? — habló una enfermera que llegó con varios expedientes entre sus manos, logrando que ambos se levantaran de golpe de sus asientos, y que Quincy se acercara rápidamente a escuchar las noticias que estaban por recibir sobre el sujeto pelirrojo.


— S-Soy yo — dijo Haze mientras se acercaba temeroso hacía ella — ¿C-Cómo está él, ya despertó?


— Me temo que no, pero ya puede entrar a verlo, solo una persona puede quedarse con él adentro, las demás solo pueden verlo por poco tiempo.


— C-Claro, g-gracias — murmuró mientras veía cómo la mujer se apartaba de ellos para irse a otro sitio a entregar varios expedientes.


Miró temeroso a sus amigos sin saber qué hacer, estos le sujetaron de los hombros para verle a los ojos con firmeza y tranquilidad, tratando de darle confort.


— N-No estoy listo — susurró débilmente — ¿C-Creen que sea correcto ir a verlo?


— Ayer casi lo pierdes, Haze, no sigas dudando sobre estar con él, solo haz lo que te diga tu corazón, sin importar lo que suceda a tu alrededor.


Le asombró muchísimo oír tales palabras de parte de Shun, pero ellas fueron exactamente lo que él necesitaba para tomar valor finalmente.


Miró a ambos con timidez para darse media vuelta e ir a la habitación donde estaba su pareja para ver cómo estaba, enserio quería verlo, moría por verle a los ojos y decirle que lo amaba, pero le aterraba muchísimo que cuando despertara, Jessie no sintiera gusto alguno por verle, y que no correspondiera de buena manera a las palabras de amor que Haze tenía en la punta de los labios para él.


-


Caminó temeroso por aquellos largos y gélidos pasillos, el eco que resonaba ante cada pisada suya era abrumador, pero más abrumador fue el pitido de las máquinas que escuchó cuando estuvo cerca de la habitación de su novio, no quería ver a Jessie convaleciente, pero considerando que ayer ni siquiera tenía la certeza de volverlo a ver, consideraba todo un milagro que le permitieran estar ahí.


Entró cuidadosamente a la habitación en cuestión, jadeando con pesar al ver a cierto pelirrojo tendido en la camilla con una mascarilla pasándole oxígeno, totalmente inconsciente, con alarmantes golpes en su rostro y su cuerpo, verle así hizo que una lágrima rodara nuevamente por el rostro de Haze, a medida que se acercaba a la camilla para sentarse junto a esta misma, y ver de mejor manera el rostro del paciente.


— Mi amor — gimoteó con pesar mientras le tomaba de la mejilla para acariciarla sutilmente — ¿Porqué tuviste que llegar a estos extremos? pudiste solo decirme la verdad, ¿porque siempre debías guardarte las cosas? éramos pareja por una razón, ¿recuerdas? éramos un equipo, debíamos apoyarnos mutuamente, la ayuda nunca debió ser unilateral, tonto obstinado.Gruñó sutilmente para apoyar ambos brazos sobre el colchón de la camilla, y dejar su cráneo reposando sobre sus brazos para ver fijamente el rostro inerte de su pareja, se notaba lo brusco de los golpes con solo observarlos, y esto solo le causaba mucho más pesar al corazón de Haze.


-


— ¿Segura que es aquí? — preguntó con molestia aquel sujeto de cabello oscuro y ojos claros, que caminaba con desgane por aquella solitaria calle, junto a una mujer alta de larga cabellera negra y unos ojos azules bastante cautivadores, aunque su semblante serio y receloso contrastaba bastante con el encanto de sus ojos.


— Eso creo — murmuró mirando a los lados con curiosidad, hasta que divisó una casa algo grande al final de la calle, la cual le hizo jadear y apurar el paso — ¡Caramba, creo que sí es esa!


— Has dicho lo mismo de las últimas tres casas, Irina — renegó mientras caminaba tras ella con fastidio.


— ¡Deja de quejarte, Alexey! — clamó para caminar hacía el recibidor de aquella casa, y al llegar, tocó varias veces la puerta con algo de insistencia, tratando de lucir recelosa y molesta, aunque la verdad era que le emocionaba mucho conocer finalmente a aquella criatura a la que nunca pudo ver en persona, ni siquiera pudo ver una fotografía suya, algo que le sacaba totalmente de quicio.


Rápidamente una mujer rubia abrió de inmediato la puerta, frunciendo el ceño con recelo al ver a aquella mujer parada frente a ella.


— Buenas tardes — saludó cordialmente, tratando de hablar el idioma local con fluidez, aunque a su lengua se le dificultaba mucho hacerlo, e inevitablemente terminaba marcando aquel acento tan característico de su tierra natal — Me llamo Irina Volkova, estoy buscando a Fredd Johnson, ¿es esta su casa de casualidad?


— ¿Qué quiere usted con mi esposo? — renegó con molestia mientras se cruzaba de brazos y miraba con enojo a la persona frente a ella, quien arqueó recelosa una ceja mientras llevaba uno de sus mechones negros tras su oreja.


— Quiero hablar con él sobre su hijo, Sasha.


— Sasha dejó de vivir aquí hace años, larguese a molestar a otro sitio — dicho esto, cerró bruscamente la puerta frente a ella, logrando que la mujer pelinegra jadeara con horror y volteara a ver de mala gana al hombre que la acompañaba.


— '¡¿Y esa maldita perra qué se cree?!' — clamó bruscamente aquella mujer, hablando ruso con un acento natural y perfecto, evidenciando claramente cuál era su lengua natal.


— 'Te dije que era mala idea venir, Irina' — dijo aquel hombre con un acento igual de fluido que el suyo.


— '¡No, no me daré por vencida, Alexey! ¡debemos encontrar a Sasha como dé lugar!'.


— 'Lo comprendo, querida, ¿pero si quiera tienes alguna idea de en dónde podrían estar? ya nos ha quedado claro que Fredd Johnson no nos será de ayuda en absoluto'.


— 'En algún lugar ha de estar, estoy segura' — dicho esto, tomó la mano del hombre que le acompañaba para caminar rápidamente hacía un auto negro en el cual ambos habían llegado hace poco ,para subirse nuevamente y marcharse de aquella calle, para seguir su búsqueda incesante por aquella enorme ciudad que desconocían por completo, pero ni toda la ignorancia del mundo les quitaba a ambos las ganas de encontrar a aquel jóven en cuestión, aunque ni siquiera tenían idea de cómo era su rostro, algo que solo empeoraba sus posibilidades de completar su búsqueda.


-


El ligero pitido de la máquina era lo único que lograba mantenerle despierto, y ni siquiera lograba entender el porqué, ya que todo su cuerpo estaba exhausto, y juraba que luego de recostarse en la camilla junto al cuerpo de Jessie, acabaría cediendo ante el cansancio, aunque por alguna razón, no lograba conciliar el sueño,tal vez a su subconsciente le preocupaba quedarse dormido, y que al despertar, su novio ya no estuviera respirando.


— Shun ya me contó la verdad — susurró pasando su mano por la mejilla ajena, aprovechando que ya le habían quitado la máscara de oxígeno — Me dijo lo que Dick te hizo, no sabes cómo me duele saber que tú hiciste todo por obligación suya, y que aún así yo solo supe tratarte mal, mi amor, enserio lo siento.


Tomó cuidadosamente la barbilla ajena para hacer al pelirrojo voltear hacía él, y de esta forma, poder pegar su frente con la de él, mientras su mano seguía acariciando delicadamente la mejilla ajena.


— Te amo — susurró mientras una lágrima rodaba por su mejilla — Te amo, Jessie; quédate conmigo por favor, no vuelvas a dejarme solo jamás.


Le alertó sentir cómo un brazo le rodeaba la cadera con sutileza para apegarlo al cuerpo del paciente, esto le hizo jadear por debajo y ver dudoso a Jessie, quien aún parecía inconsciente, pero que tuviera la capacidad de llevar a cabo dicha acción, y que, aún inconsciente tuviera el deseo de sentir a Haze pegado a su cuerpo, le daba al pelinegro un sentimiento de esperanza tan hermoso que inevitablemente acabó llorando en el hombro de su pareja.


— Te prometo que cuando despiertes nos iremos juntos de aquí, muy lejos, lo más lejos posible — susurró entre lágrimas y suaves jadeos — No dejaré que vuelvan a alejarme de ti, así debamos volver a vivir en un cuarto pequeño, pagando renta y mudándonos cada tres semanas, prefiero mil veces eso a seguir viviendo lejos de ti.


Dicho esto, buscó con desesperación los labios ajenos, juntando tímidamente su boca con la de Jessie, jadeando con dolor al sentir la frialdad en su boca, cómo era evidente que su novio estaba totalmente ido, le pesaba en la conciencia pensar que todo eso ocurrió por culpa de sus propios rencores, rencores vacíos que nunca llevaron a nada, ya que por más que él trataba de actuar "brusco" y "soberbio" con Jessie, siempre caía ante el pelirrojo sin poner muchas objeciones, su corazón lo añoraba, aún cuando su orgullo inútilmente quisiera ponerse en contra suya.


Alzó la mirada al oír cómo alguien entraba repentinamente a aquella habitación, un sujeto alto de cabellera rojiza algo larga,una tenue barba, y un par de intensos ojos verdes que petrificaron por completo a Haze, sobre todo por el parecido que estos mismos tenían con los ojazos verdes de su pareja.


El sujeto miró con recelo el cómo Haze estaba recostado en la camilla junto a Jessie, mirada que hizo a Haze fruncir el ceño con algo de recelo, mientras se apartaba del cuerpo de su novio para levantarse y observar curioso al hombre en cuestión.


— ¿Le puedo ayudar? — preguntó con frialdad, no lo conocía, pero bastaba con verle a los ojos para deducir que se trataba de un familiar de su pareja.


— Vengo a ver a mi hermano — dijo aquel hombre de forma tosca.


— Él está bien — respondió de manera cortante, odiaba que la familia de su novio fuera totalmente inexistente por años en los cuales ambos estuvieron sufriendo mil y un penurias, y que de la nada quisieran llegar a querer fingir empatía y preocupación, le enfermaba por completo ese nivel de hipocresía.


— ¿Y se puede saber porqué un extraño está cuidando de mi hermano?


— Porque su familia son imbéciles a los que nunca les importó el bienestar de Jessie — dijo sin pena alguna, logrando que el sujeto frente a él lo mirara con desdén total y se cruzara de brazos mientras se acercaba a él de manera amenazante, aunque Haze en ningún momento retrocedió, solo se quedó mirando a aquel hombre, el cual era abrumadoramente parecido a su pareja, aunque carecía de cierto "encanto" en sus ojos que su pareja sí poseía, y que lograba sonrojar a Haze en cuestión de segundos.


— ¿Quién te crees que eres para hablar de ese modo?


— La familia de Jessie — dijo con frialdad absoluta, haciendo al pelirrojo reír incrédulamente.


— No sé quién te creas, niño, o qué relación tienen Jessie y tú, pero te garantizo que no puedes estar más preocupado por él que su propio hermano.


— ¿El hermano que nunca ha velado por él? ¿que ha dejado a Jessie totalmente solo aún sabiendo lo mierda que es su entorno familiar? ¿el hermano que sabe de sobra todas las penurias por las que su hermano menor debió pasar, y nunca se molestó si quiera en llamar para saber de él?


Dichas palabras hicieron al pelirrojo fruncir el ceño con desdén, aunque no era mayor que el desdén que reflejaban los ojos azules de Haze, quien se mantuvo firme en todo momento, no planeaba doblegarse ni demostrar debilidad, mucho menos a una persona que carecía totalmente de vergüenza, y llegaba buscando protagonismo luego de ser completamente inexistente en la vida de su pareja.



Continuará


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- Gema



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