79 - 'Vivir Sin Él'
Las luces rojas y azules le abrumaban de manera espantosa, al igual que la multitud de personas que miraban con horror aquel terrible accidente; El fuerte sonido de las sirenas de las patrullas y las ambulancias le causaban una ansiedad terrible, pero más ansioso le puso acercarse al lugar de los hechos, y ver aterrado cómo aquel auto al que vió horas atrás estacionado en su universidad, estaba atascado en el aparador de una tienda de celulares, y cómo un grupo de paramédicos trataban de sacar a la persona que estaba inconsciente dentro del vehículo.
— ¿Jessie? — murmuró débilmente mientras se acercaba con lágrimas en los ojos, rogaba que no fuera él, pero cuando los paramédicos lo sacaron del auto para subirlo a la camilla, y pudo ver su cabello rojo lleno de vidrio y de metal, su cuerpo totalmente golpeado, y su rostro bañado en sangre, le fue imposible no soltar un grito de dolor y desesperación, que dejó muy asustadas a las personas alrededor, sobre todo a los oficiales que estaban revisando la escena — ¡¡Noo, Jessie!!
— ¡Oiga! — clamó un oficial al acercarse a él y sujetarle de los hombros para impedirle ir corriendo hacía la ambulancia a la que llevaban a Jessie — ¡Señor le voy a pedir que se retire!
— ¡¡Jessie!! — repetía con desesperación, zafándose del agarre de los oficiales para correr hacía los paramédicos, quienes igualmente frenaron su paso para mirarle con seriedad.
— ¡Solo pueden subir familiares! — dijo una chica paramédico.
— ¡Yo soy su familia, debe dejarme subir por favor! — clamó entre lágrimas mientras jadeaba con desesperación, su pecho dolía terriblemente, imaginaba que estaba a punto de sufrir un ataque de asma, pero en ese momento le daba totalmente igual su salud.La chica miró curiosa a su compañero, quien rodó sus ojos con fastidio y le indicó que lo dejara subir.
— De acuerdo, pero no interfiera mientras atendemos al paciente.
— ¡A un lado! — jadeó para apartar bruscamente a la chica y subir a la ambulancia, y al estar frente al cuerpo malherido de Jessie, soltó un desgarrador quejido de dolor mientras se abrazaba a sí mismo.
Miró con dolor cómo le colocaban oxígeno al pelirrojo, al mismo tiempo que la ambulancia empezaba a andar, se notaba que corría a una velocidad abrumadora, el movimiento dentro de ese estrecho espacio era clara prueba de ello.
— ¡Eres un maldito idiota! — renegó entre lágrimas y quejidos de dolor — ¡¿Cómo se te ocurre hacerte esto?! ¡maldición! ¡¿hablabas enserio cuando dijiste que te querías morir o qué?!
Los paramédicos miraban abrumados y recelosos cómo aquel chico se desahogaba de tal manera contra su paciente, al mismo tiempo que ellos le revisaban el pulso y verificaban que no tuviera una herida que tuvieran que cubrir para evitar daños graves.
— Su pulso es muy débil — dijo uno de estos chicos — Si no llegamos pronto va a— no pudo terminar de hablar, ya que la chica le miró con seriedad, algo que hizo a este sujeto gruñir y rodar sus ojos con molestia.
— Eres un bastardo — dijo entre lágrimas mientras juntaba sus manos sobre el pecho ajeno, mirando con dolor el rostro lleno de moretones del sujeto inconsciente — ¿Porqué hiciste esto? ¿f-fue por lo que te dije hoy? ay por Dios — chilló débilmente — D-De haber sabido que harías esta idiotez no te dejaba solo ni por error, Jessie, ¡¿c-cuál es tu maldito problema?!
Los presentes se miraron unos a otros con curiosidad, sobre todo al notar cómo el chico pelinegro pegaba su frente con la de su paciente.
— ¿Tanto te dolió lo que dije, que solo querías morirte, para que todo dejara de dolerte? — susurró débilmente mientras pasaba su mano por el rostro ajeno, llenándose las manos de sangre — Eres un tonto, sabes bien que te amo, ¡¿porqué tuviste que hacerle caso a las estupideces que te dije?!
La jóven miró apenada aquel escenario entre ambos chicos, le asombró mucho darse cuenta de que ambos eran pareja, aunque el darse cuenta de esto solo hizo que aquel escenario solo se tornara mucho más deprimente, sobre todo al meditar y darse cuenta de que las heridas en su paciente eran realmente graves.
En cuanto llegaron al hospital, los paramédicos bajaron la camilla con el paciente y entraron de golpe para llevarlo a urgencias, mientras cierto sujeto pelinegro avanzaba detrás de ellos con la cara llena de lágrimas y un dolor en el pecho terrible, que solo se intensificó cuando llegó a urgencias y no le dejaron pasar, obligándole a quedarse parado con el corazón hecho trizas, y sin la certeza de volver a ver a su novio despierto.
Se apegó a un muro para apoyar la espalda en el mismo y dejarse caer al suelo bruscamente, apretando su cabello con sus manos y soltando pesados jadeos de dolor, agradecía haberse dado cuenta de aquel accidente a tiempo, aunque haberse enterado antes no le quitaba ni un solo gramo de angustia del corazón, de hecho, ver cómo sacaron a Jessie del auto hecho trizas, solo empeoraba terriblemente su nerviosismo y su ansiedad, y más dolor le provocaba recordar aquella última conversación que tuvo con su novio aquella tarde, conversación en la que simplemente se dedicó a ser lo más hiriente posible, sin notar siquiera que él no era el único con el corazón hecho trizas, pero su egoísmo le impidió darse cuenta de que Jessie también estaba lastimado, y buscaba un poco de consuelo a pesar de haber cometido un error garrafal, se ahogaba en la culpa, y ello estaba a punto de provocarle la muerte.
— ¡Maldito idiota! — jadeó entre susurros de dolor, soltando pestes hacía su persona, todo por no darse cuenta de que su pareja quería arreglar las cosas, "debí escucharte con más atención" pensó con dolor, mientras se abrazaba a sí mismo y agachaba la cabeza con pena y frustración.
-
Las horas en aquella sala de esperas eran eternas, él miraba fijamente el reloj en la pared que movía sus agujas como si le doliera hacerlo; finalmente había dejado de llorar, más por cansancio y por deshidratación, porque el dolor en su pecho en vez de calmarse solo se intensificaba cada que pasaban los minutos y él seguía sin tener noticias sobre el sujeto pelirrojo, quería levantarse y entrar bruscamente a urgencias a exigir respuestas, pero no podía actuar como desquiciado, menos cuando la vida de su novio era la que estaba en juego.
Sintió repentinamente cómo su celular vibraba en su bolsillo, y con fatiga se dispuso a revisarlo, ya había ignorado treinta llamadas y cuarenta mensajes de texto de Dick, y estaba dispuesto a colgar la llamada número treinta y uno, pero al leer el identificador, y notar que se trataba de Quincy, sintió que lo correcto era contestar, necesitaba hablar con alguien, o se volvería loco.
— ¿Hola? — murmuró débilmente, la garganta le dolía como nunca, le sorprendía mucho no haberse desmayado por culpa de la crisis nerviosa por la que estaba pasando.
— ¿Haze? — habló Quincy rápidamente — Cariño ¿dónde estás? Dick me ha estado llamando como loco preguntando por ti.
— Quincy — jadeó pesadamente mientras una lágrima rodaba por su mejilla — Estoy en el hospital.
— ¡¿Qué?! ¡oh por Dios, Haze! ¡¿q-qué haces ahí?!
— Jessie casi se mata en un accidente de auto — admitió entre lágrimas — Estaba ebrio, t-temprano lo ví en el campus, ha-hablé con él... ¡d-de haber sabido que haría una idiotez así me habría quedado con él para evitar esto!
— ¡Espera, llego allá en veinte minutos! — dicho esto, colgó abruptamente el celular, cosa que hizo a Haze suspirar sutilmente y volver a guardar el objeto en cuestión, para pasar ambas manos por su rostro y soltar un pesado suspiro de frustración y dolor.
— ¿Te puedo acompañar? — escuchó una voz femenina cerca suyo, y al alzar la mirada, notó con recelo que se trataba de la chica paramédicos, quien tenía un vaso con agua en su mano, y una expresión penosa en el rostro.
— Adelante — respondió con pesadez, y apenas la chica se sentó a su lado, le ofreció el vaso con agua, aunque Haze se negó a recibirlo, y solo se cruzó de brazos para mirar a otro lado con frialdad.
— Ten, te hará bien — insistió.
— No gracias — susurró sin siquiera voltear, algo que hizo que la jóven suspirara y mirara el reloj con pesadez.
— Sé como debes de sentirte — murmuró sujetando el vaso de agua con ambas manos — Mi novio y yo tuvimos un accidente de auto hace un año, él casi muere, yo ni siquiera quería beber agua de lo nerviosa que estaba; Pero aunque no quieras hacerlo, debes pensar "a él no le gustaría verme así, debo tratar de sobreponerme por él".
Al decir esto, volvió a acercar el vaso con agua hacía Haze, quien la miró de reojo con curiosidad y algo de pena, para tomar el vaso y darle un ligero sorbo, cosa que hizo a la jóven sonreír tranquilamente.
— Él estará bien, se nota que es un chico fuerte.
— ... Es un bastardo malnacido — gruñó agachando la mirada — No sé qué haré si lo pierdo, me moriré de dolor, estoy seguro.
— La sangre es algo escandalosa, estoy segura de que sus heridas no son tan graves.
— Si no lo fuera no llevaría horas en el quirófano, ¿no es así? — murmuró mirando de reojo con algo de seriedad a la chica en cuestión, quien suspiró sutilmente mientras lo miraba con pesar.
— Es cuestión de fé, a veces debemos conservarla, aunque las cosas se vean difíciles.
— A mí no me funciona eso de tener fé — renegó con desdén — La fé me ha defraudado por años, no quiero depender de ella.
— Más que depender, es un consuelo — murmuró mirando atentamente el reloj en la pared — A veces necesitamos algo en qué creer, un pequeño rayo de esperanza que nos haga seguir adelante, aunque el sendero esté totalmente oscuro.
El pelinegro no dijo nada más a la chica en cuestión, solo se cruzó de brazos y miró hacía otro lado con algo de molestia, la chica suspiró sutilmente y se levantó para irse de aquel lugar, dejando solo a Haze con aquel amargo coctel de emociones que le hacían sentir náuseas, la única razón por la que no se disponía a vomitar, era porque no tenía nada en el estómago que pudiera expulsar.
Miró con recelo el reloj de la pared, mientras la palabra "fé" rebotaba por su mente, por años trató de tener fé, pero siempre que trataba de tenerla, acababa decepcionándose terriblemente, por ello le aterraba volver a depender de aquel recurso que solo fomentaba su debilidad.
— Sé que él y yo no te caemos muy bien que digamos... — susurró agachando la mirada y juntando sus manos, hablándole al aire tratando de captar la atención de una figura omnipresente que pudiera ayudarle en su desesperación — Sé que no te agradamos, pero... tú más que nadie sabes que no la estamos pasando bien, y que ambos no hemos tenido vidas fáciles; no pretendo aclararte lo obvio, solo... por favor, deja que mi novio viva, te lo ruego.Sonrió con dolor mientras una lágrima rodaba sutilmente por su mejilla.
— He sido un cretino con él, dejé que el rencor me ganara, y por eso me castigan de esta forma, pero por favor no dejes que él muera, te lo ruego, y-yo... yo lo amo — admitió con pesar — Lo amo con mi vida, quiero que viva, que sea feliz... así deba alejarse de mí para serlo — se mordió con fuerza el labio interior al decir eso — Me duele decirlo, pero prefiero que sea feliz con alguien que lo ame, lo valore, y-y no lo trate mal como yo he hecho desde que volvió... ¡Agh! ¡¿a quién carajo quiero engañar?! ¡no quiero que él esté con nadie más, lo amo demasiado para tolerarlo, por favor déjalo vivir, necesito pedirle perdón por todo lo que le dije, me moriré de la pena si él llega a fallecer por mi culpa!
Renegaba entre lágrimas mientras apretaba su propio cabello con fuerza, temblando y jadeando pesadamente, odiaba imaginar una vida sin Jessie, pero más odiaba la idea de que el pelirrojo muriera por culpa del dolor que él le provocó, le daba igual su última discusión, le daba igual el abandono, le daba igual todo, no quería que el amor de su vida se marchara, no quería que muriera, no quería seguir viviendo sin él.
-
Miraba fijamente el televisor de su habitación, aunque no le prestaba nada de atención al programa en cuestión, esto solo era ruido de fondo para él, ya que su mente y sus pensamientos pesimistas le impedían por completo concentrarse en algo que no fuera su mejor amigo sufriendo, la culpa ni siquiera le dejaba dormir, por eso estaba despierto a tales horas de la madrugada.
Volteó receloso al oír cómo vibraba su celular, nadie llamaba a tales horas de la mañana, a menos que su llamada tuviera fines sexuales, o para notificar algún accidente.
— ¿Hola? — habló al contestar, frunciendo el ceño con recelo al oír un largo silencio al otro lado de la línea.
— ¿Estás despierto? — habló una voz ronca y muy áspera, que le hizo sonrojarse de golpe y cruzar las piernas con algo de inquietud, reconocía muy bien aquella voz, pero le sorprendía bastante oírla de repente.
— De no estarlo no te estaría respondiendo — murmuró llevando uno de sus mechones bicolor tras su oreja — ¿Qué haces despierto? creí que tenían práctica todos los días.
— No puedo dormir — admitió sutilmente — Salí a beber y fumar un poco, e inevitablemente viniste a mi mente.
Dichas palabras hicieron que un gran rubor inundara las mejillas pálidas de Shun, quien se dejó caer boca arriba en la cama mientras escuchaba atentamente aquella explicación.
— Mh, ¿así que solo me quieres hablar cuando estás intoxicado? — renegó con desdén.
— No es mi culpa, sobrio me es más fácil recordar qué tan enojado estoy contigo.
— Wow — dijo de mala gana, sintiendo algo de dolor en su pecho — ¿Y qué? ¿quieres que te cante un poco para que te duermas o qué?
— Quiero verte, vampi — murmuró de manera algo sensual, haciendo a Shun jadear sutilmente — ¿No querías que nos viéramos?
— Sí, y tú me dejaste claro que no quieres nada conmigo, por todo lo que te hice pasar.
— Sí, eso dije — admitió — Pero me cuesta cumplir con mi palabra cuando tu voz y tu nombre revolotean en mi mente de manera suave y encantadora.
— Eres bueno fingiendo — renegó.
— ¿Quién finge, según tú?
— Seguro solo me llamas porque quieres coger con alguien, y como no conseguiste con quién, optas por la opción rápida y fácil.
— ¿Eso piensas de mí?
— ¿Desde cuándo te importa lo que pienso de ti?
— Más de lo que tú piensas — dijo con algo de frialdad, pero luego soltó una risa cínica que abrumó a Shun — ¿Holaa? ¿volvimos a 1997 o qué? Este es el mismo tipo de conversación que teníamos cuando estábamos saliendo.
— No estábamos saliendo, solo cogíamos de vez en cuando — murmuró con un ligero tono de decepción, al mismo tiempo que un dolor leve se adueñaba de su pecho, al recordar con amargura aquellos días de preparatoria en los que empezó a "salir" con el chico al teléfono.
— A mi entender, es lo mismo — canturreó — ¿Y bien, vampi? ¿quieres recordar viejos tiempos, o eso que nos separó será eso que nos mantenga distantes nuevamente?
— ¿Y exactamente qué nos separó? — murmuró con algo de desdén — Digo, sé de sobra que tú me echas la culpa de todo, pero ¿qué fue, de todas las cosas que hice y dije, la que te ofendió tanto que no quisiste ni siquiera dejarme chupártela de nuevo?
— Es bastante irritante que aún luego de tres años tengas el descaro de preguntarlo — murmuró con algo de molestia, erizando por completo la piel de Shun.
Esperaba pacientemente una respuesta de parte de Trevor, aunque sentir cómo vibraba su celular a causa de un mensaje de texto recién llegado, hizo que se olvidara un segundo de aquella conversación, sobre todo al revisar el mensaje, y leer con horror el alarmante contenido del mismo.
— Perdóname — murmuró sentándose de golpe en la cama — Pero tendrá que ser otra noche.
— ¿Cobardía nuevamente? — preguntó con algo de frialdad, erizando totalmente la piel de Shun.
— No idiota, Quincy acaba de enviarme un mensaje, Jessie Dalton tuvo un accidente de auto y está grave en el hospital.
— ¿Qué? — murmuró entre jadeos de asombro, el gótico se levantó de la cama para explicarle la situación a Trevor, al mismo tiempo que se colocaba unos jeans para salir rumbo al hospital, sabía de sobra que Haze no querría verlo ahí, pero no podía seguir actuando indiferente, necesitaba ir y prestarle su apoyo a su amigo, aún cuando este no quisiera recibirlo.
-
Caminaba de un lado a otro por aquella solitaria sala de espera, no había nadie cerca, ni siquiera las enfermeras parecían estar de guardia, permitiendo que un aura lúgubre y tenebrosa inundara aquel sitio, a cualquiera le habría espantado, pero a él en particular, le espantaba imaginar que un doctor llegara con las manos ensangrentadas a darle malas noticias, la sola idea de pensarlo le hacía temblar y jadear con pesadez.
Volteó de golpe al oír cómo abrían la puerta de la sala de espera, quedándose helado al ver a cierto chico rubio llegar con cara de preocupación, que se intensificó al ver a su amigo pelinegro correr hacía él y romper en llanto entre sus brazos.
— ¡Quin! — jadeó al acercarse al rubio y abrazarlo con fuerza.
— Shh, respira, cariño, respira — trató de consolarlo mientras le acariciaba sutilmente el cabello — ¿Cómo está él?
— ¡No tengo idea! — jadeó con pesar mientras se apartaba un poco de él — Nadie me ha dicho nada, s-supongo que sigue en el quirófano.
— Dios, ¿t-tan grave fue el accidente?
— ¡Tenía vidrio clavado en todo el cuerpo, Quincy! — clamó con horror mientras cubría su boca con su propia mano — C-Cuando lo ví yo... c-creí que estaba en una pesadilla horrible.
— Haze, respira por favor — dijo tomándole de ambas mejillas para verle a los ojos con pesar — Tratar de calmarte por favor, todo estará bien ¿de acuerdo? Jessie es fuerte, se recuperará de esto.
— Le di a entender que lo odio, Quincy... ¿y-y si mi novio muere pensando que lo odio? — murmuró entre jadeos de dolor, que hicieron que Quincy lo mirara con pesadez — D-De solo pensar que eso podría suceder yo... y-yo—
— Oye, eso no va a pasar — insistió apretándole las mejillas — Jessie sabe que lo amas mucho, solo que has pasado por muchas cosas difíciles que te han hecho ser muy brusco con lo que sientes.
— Nada justifica el cómo lo traté, Quincy; ho-hoy lo ví y... m-me porté como todo un cretino con él, y-y él solo podía balbucear que me amaba... — sonrió con dolor mientras llevaba sus manos a su pecho — Me esperó por años mientras yo no le prestaba atención, ¿c-cómo pude haber dudado de él? ¿todo por un cheque? ¡qu-quién sabe si esa maldita artimaña del cheque siquiera sea cierta!
— Es cierta — habló una persona que iba llegando al lugar, a la que ambos voltearon a ver con asombro y recelo (sobre todo Haze), aunque mirar en él una expresión penosa y preocupada, les preocupó bastante — Aunque no te dijimos toda la verdad, Haze.
— ¡Ahh no! — renegó entre risas y gruñidos de dolor, sin dejar de derramar varias lágrimas — ¡De ti no quiero oír nada, mucho menos si es para admitir que me has estado mintiendo nuevamente!
— Haze sé que te defraudé, que traicioné tu confianza, ¡Y-y te juro que nada me ha dolido más estos años que verle la cara a mi mejor amigo! p-pero te juro que no lo hice con mala intención, s-solo quería protegerte.
— ¡¿Protegerme?! ¡¿de quién?!
— Del anciano degenerado — habló un sujeto que entró a la sala de esperas igualmente, con los ojos enrojecidos y sonrisa cínica, dejando helados a Haze y a Quincy, mientras Shun suspiraba apenado y dejaba que el recién llegado se apoyara en su cuerpo para mantenerse de pie — El tipo iba a matar a Dalton y a Shun, todo para quedarse contigo.
— ¡¡¿Qué?!! — clamó totalmente aterrado, mientras Quincy cubría su boca con sus manos de la impresión, y Shun asentía con la cabeza mientras suspiraba sutilmente.
— Iba a decirlo con más sutileza, Trev, pero igual eso funciona, supongo.
— ¿De qué habla? — murmuró mientras se acercaba a él para verlo con preocupación y seriedad.
— Sasha te juro que esto es enserio — insistió tomando las manos de Haze — La tarde que Dick te atrapó, A Jessie y a mí nos secuestraron unos sujetos, que iban de parte suya, nos llevaron a un lugar extraño, y luego él llegó a amenazarnos a ambos; a él para que se fuera de la ciudad, y a mí para que fuera su marioneta y te manipulara, y de no hacerlo, iba a hacerte mucho daño. Fue por eso que Jessie se fue.
— ¡¿Y porqué hasta ahora me lo dicen?! — renegó entre lágrimas.
— Temía que si lo sabías querrías huir, ¡me aterraba que ese anciano te hiciera daño!
— ¡¿Más del que me ha hecho durante tres años?! — jadeó pesadamente para soltar las manos ajenas y cubrir su rostro con sus manos — Ay por Dios... J-Jessie no me abandonó... ¡¡Jessie no me abandonó!!
Clamó entre lágrimas para caer de rodillas al suelo, cosa que hizo que Shun y Quincy fueran rápidamente a ayudarle.
— ¡Haze! — clamaron al unísono mientras lo ayudaban a levantarse.
— ¡Él intentó matarse por mi culpa! ¡y-y ahora resulta que lo odié y lo traté mal por nada! ¡¡por culpa de un maldito engaño!!
— ¡Te juro que no quería hacerte daño, Haze!
— ¡¡Jessie está a nada de morirse por tus mentiras!! — clamó bruscamente, aunque todos voltearon al oír cómo entraba alguien a la sala de espera nuevamente, solo que esta vez, la persona entró desde el área del quirófano.
— ¿Familiares de Jessie Dalton? — preguntó un doctor que jadeaba con cansancio, Haze casi se desmayó del pánico al ver salir a aquel hombre con manchas de sangre en su uniforme, le aterraba oír las noticias que traía consigo aquel hombre de uniforme azúl y rostro exhausto, cuya mirada cansada era difícil de descifrar, y de adivinar si el hombre traía consigo buenas, o malas noticias.
Continuará
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- Gema
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