78 - 'Memoria'
Caminaba sin rumbo fijo por aquel largo y frío sendero lleno de césped y varias rocas que fungían como decoración natural. La noche había caído hace poco, pero él aún no tenía deseos de volver a su cautiverio, no lograba sacarse el dolor de la última conversación con Jessie del pecho, le mataba debatir entre el amor propio y el amor por su pareja, porque sí, amaba a Jessie, con locura, pero ¿el amor justificaba todo el dolor que padeció por años por culpa del egoísmo y debilidad de su pareja? era un cuestionamiento que le estaba volviendo loco, sobre todo luego de ver el estado tan deplorable en el que su "pareja" estaba, le dolía mucho verlo así, pero ni ello le daba la fuerzas suficientes para perdonarlo por venderlo al mejor postor.
Se sentó al borde de la fuente para ver su propio reflejo en el espejo, lo turbulentas que estaban las aguas por las corrientes de la fuente le impedían ver de buena manera su propio reflejo, como si el agua, al igual que su mente, se encontrara turbulenta e inquieta, comparación que no le dió paz en absoluto, solo le hizo suspirar con pesar mientras una lágrima suya caía a reunirse con el resto del agua reunida en aquel pequeño estanque.
Miró de reojo cómo algo se movía bruscamente, se trataba de un pequeño conejo que corría por aquel césped sin control alguno; ver al pequeño animal hizo que Haze sonriera de lado con algo de melancolía, al recordar vagamente aquella noche en la que él y su novio trataron de "conocerse" más a fondo, algo que le dió ternura a Haze, y le hizo recordar de manera agridulce varios momentos vividos junto a Jessie, desde los más recientes hasta, sorprendentemente, los más lejanos, cosa que le hizo jadear abrumado mientras iba recordando con dificultad algo que, por mucho tiempo parecía haberse quedado oculto en su memoria, como un extraño recuerdo que Haze siempre creyó que era un sueño, hasta que finalmente fue capaz de recordarlo.
Era una mañana cálida y muy agradable, cierto chico de cabellera negra caminaba con sus libros en brazos hacía el aula donde vería clases, tarareando alegremente una canción de Roxette, específicamente cierta canción que iba de la mano con aquella película que había descubierto hace poco tiempo, pero que ya se había vuelto su favorita por mucho.
— ¡Quita del camino, Sasha! — clamó cierto sujeto rubio que pasaba junto a él y chocaba hombros contra su cuerpo de manera brusca, haciendo al pelinegro jadear sutilmente y dejar caer el libro que tenía entre sus brazos.
— Auch — susurró débilmente mientras sobaba su propio brazo e iba a recoger su libro, aunque le abrumó ver que su libro cayó junto a los pies de alguien, y esa persona se dispuso a recogerlo con cuidado.
— ¿Es tuyo? — preguntó calmadamente cierto sujeto de cabello rojizo y unos encantadores ojos verdes que dejaron perplejo al chico pelinegro, quien se quedó callado un buen rato, hasta que el contrario insistió — Oye, ¿Es tuyo o no?
— A-Ah, s-sí, disculpa — susurró tomando el libro y sonriéndole con vergüenza al contrario — M-Muchas gracias.
— No hay de qué — respondió mirando con atención al de ojos azules, quien sonrió tímidamente ante la mirada tan interesada de aquel chico — ¿Cómo te llamas?
— S-Sasha, p-pero no me gusta ese nombre, prefiero que me llamen "Haze".
— ¿Haze? ¿Eso qué significa? — dudó con recelo.
— Pues, no estoy seguro, pero suena más bonito que Sasha — admitió con timidez, alegrandose al ver que el pelirrojo río por debajo mientras arqueaba una ceja.
— Bien, un placer, Haze, mi nombre es Jessie.
— Jessie, es un gusto — sonrió tranquilamente mientras decía eso — ¿E-En qué aula estudias?
— En la 12-D.
— ¡V-Vaya, y-yo igual! — dijo con entusiasmo, le costaba mucho hacer amigos, por ello le emocionaba la idea de relacionarse con otra persona — ¿P-Puedo acompañarte al aula?
— Seguro — Asintió aquel chico pelirrojo para cerrar su casillero y caminar con él al aula en cuestión — ¿Qué edad tienes?
— Quince, ¿Y tú?
— Igual, aunque pronto cumpliré los dieciséis.
— V-Vaya — dijo mientras alzaba las cejas — Nunca he tenido un amigo mayor que yo.
— Wow, ¿Ya somos amigos? — preguntó con asombro absoluto, cosa que hizo que el pelinegro agachara apenado la mirada mientras abrazaba su libro nuevamente.
— P-Perdona, yo... C-Creo que me emocioné de más.
¡N-No! D-Digo, n-no es que me moleste, sino... Y-Yo no... — trataba de hallar las maneras de excusar su brusco comentario, pero ninguna idea lograba cruzar por su mente, por lo que simplemente gruñó con molestia y miró algo frustrado al pelinegro — Disculpa.
Dicho esto, se apartó de él y rápidamente se fue rumbo al aula de clases, dejando totalmente confundido y algo perturbado al chico de ojos azules.
-
Al entrar al aula de clases, se sentó al frente para prestarle más atención a las palabras del docente, aunque varios compañeros suyos aprovechaban esto para arrojarle cosas a la cabeza y burlarse de él, burlas a las qué trataba de no prestarle atención, pero eso igual no les quitaba lo hirientes en absoluto.
— Bien clase — habló el profesor mientras se levantaba de su escritorio — Haremos un trabajo en parejas, yo me encargaré de asignar los grupos para que no haya ningún alumno resagado.
Escuchó atentamente cómo el profesor iba nombrando alumnos y asignando parejas, hasta que fue su turno, por lo que se levantó de su mesa y tomó sus cosas para ver curioso los alrededores, ya que no lograba distinguir al sujeto con el que debía sentarse.
— Disculpe profesor — dijo tímidamente — ¿Pero quién es Dalton?
— Allá al fondo — señaló el docente, por lo que él caminó a dicho sitio tranquilamente, asombrandose al ver a cierto sujeto de cabello rojizo que poco o nada de atención estaba prestando a la clase, solo garabateaba cosas en su libreta, hasta que sintió la presencia de alguien, y esto le hizo alzar receloso la mirada.
— P-Perdona por interrumpirte — dijo algo apenado por la manera en que el pelirrojo le miraba — ¿P-Puedo sentarme contigo?
El contrario le miró sin saber qué decir, pero luego de un largo rato en silencio, solo asintió mientras le daba espacio en su lugar de trabajo.
Una vez se sentó junto a él, tomó su cuaderno y empezó a hacer lo que el profesor les indicó, dudando sobre cómo integrar al pelirrojo en la actividad, aunque este ya le tenía suficientemente nervioso con la manera tan fija y atenta en que le estaba mirando.
— D-Disculpa — susurró mientras le miraba de reojo — ¿M-Me ayudas con esto?
— No soy bueno en matemáticas — dijo de manera algo cortante.
— E-Es que debemos hacerlo juntos.
— Hazlo tú mientras yo te miro — murmuró apoyando ambos brazos en la mesa para ver atentamente a Haze, quien se sonrojó en seco por la manera tan atenta y algo "fascinada" en la que le miraba el pelirrojo.
— ¡P-Pero me da pena que me miren así!
— ¿Porqué? Debes estar acostumbrado, eres un chico guapo, y a los chicos guapos los miran mucho.
Al oírle decir eso, un sonrojo muy notorio inundó de lleno las mejillas de Haze, mientras su pecho empezaba a latir con mucha fuerza, y miraba algo abrumado al chico pelirrojo.
— ¿P-Perdona?
— ¿Qué? ¿Es primera vez que te dicen que eres guapo? — bromeó con una sonrisa cínica, aunque rápidamente la dejó de lado al ver cómo el de ojos azules cubría su boca con su mano para jadear suavemente — Oye, ¿Qué tienes?
— N-Nada, y-yo... T-Te lo agradezco mucho — susurró sonriéndole con timidez, sonrisa que abrumó mucho al chico pelirrojo, e hizo que igualmente en sus mejillas se formara un gran rubor y una expresión de asombro que intrigó a Haze, sobre todo porque el contrario rápidamente agachó la mirada para juguetear con su lápiz.
Haze suspiró para continuar con su deber, aunque le alertó oír cómo el pelirrojo le hablaba de nuevo.
— Gracias — murmuró tímidamente, con algo de pena al hablar — Yo... Lamento si hace rato fuí grosero, yo no quería ser un cretino, solo... M-Me sorprendió que quisieras ser mi amigo, porque casi nadie se quiere juntar conmigo.
— ¿Qué? ¿Porqué?
— Supongo que les doy miedo — bromeó, aliviandose al ver que Haze rió sutilmente ante su chiste.
— Descuida, yo... Tampoco soy muy popular que digamos, solo tengo a mi amigo Shun, y él está de vacaciones con sus padres estos días, así que estaré solo esta semana... — miró al pelirrojo de frente para sonreírle con entusiasmo — Oye, ¿qué dices si te acompaño hoy?
— ¿Enserio?
— ¡Claro! igual tenemos que hacer esta tarea junto y— trató de hablar, pero la voz del docente le interrumpió en seco.
— ¡Señor Johnson, haga el favor de prestarle atención a la clase!
— C-Claro profesor, discúlpeme — murmuró con pena para agachar rápidamente la mirada, aunque le abrumó ver cómo el pelirrojo le pasaba una nota de papel con algo escrito.
"¿Comemos juntos?" decía la nota, y al leerla, Haze sonrió tranquilamente y asintió con la cabeza para volver a escribir en su cuaderno, mientras el chico pelirrojo lo observaba con detenimiento y una sonrisa penosa, al mismo tiempo que sentía un extraño cosquilleo recorrerle el estómago cada que veía al pelinegro sonreír.
-
El reloj finalmente marcó la hora de la salida, permitiendo que todos los estudiantes fueran rumbo a sus hogares luego de una larga jornada académica, algunos estaban exhaustos, y a otros parecía no haberles afectado las largas horas que estuvieron en aquel tedioso edificio.
— ¿Enserio juegas futbol? — preguntó con entusiasmo mientras caminaba junto al chico pelirrojo, quien le miraba tranquilamente a medida que iban avanzando por aquella acera rumbo a sus casas.
— Así es, y no es por presumir, pero soy muy bueno — canturreó mientras alzaba los hombros — ¿Y tú a qué te dedicas en tu tiempo libre?
— Ah pues— estuvo a punto de responder, hasta que ambos vieron un auto estacionarse cerca suyo, y de este mismo se bajó un sujeto pelirrojo con semblante colérico, que hizo que el chico pelirrojo frunciera el ceño con cólera al igual que él.
— ¡Jessie! — renegó aquel hombre mientras le hacía una seña a su hijo para que se acercara, gesto que hizo al chico chasquear la lengua con molestia.
— Qué molestia — murmuró mirando de reojo a Haze — Perdona, me tengo que ir ya.
— Oh, entiendo — susurró sonriéndole cálidamente mientras daba un paso atrás — Fue un gusto, Jessie, ¿nos vemos mañana?
— Seguro — asintió con la cabeza para sonreírle una última vez y alejarse de él para ir hacía su padre, quien no lucía feliz en absoluto.
Se dió media vuelta y se alejó poco a poco de aquel lugar, sonriendo tímidamente al recordar la agradable tarde que pasó junto a aquel chico pelirrojo, a pesar de que solo se dedicaron a hacer tarea y hablar meras trivialidades, pero para Haze, a quien le costaba muchísimo hacer amigos, aquel día fue uno de los más especiales de su jóven vida, le alegraba mucho sentir que realmente podía hacer amigos con facilidad, solo era cuestión de tener confianza en sí mismo, y de no temerle a los demás.
Sumergido en sus pensamientos optimistas y entusiastas, no se dió cuenta de que finalmente había llegado a su calle, así como tampoco se dió cuenta de que había un hombre de aspecto extraño hablando en el pórtico junto a su padre, algo que él pasó por alto totalmente, ya que no creía que debía tomarle mucha importancia a aquel sujeto.
— ¡Ya vine! — saludó al entrar a su casa, captando rápidamente la atención de los mayores, en especial del sujeto de cabello castaño, quien le sonrió con malicia y algo de coquetería, gestos que él no comprendió en absoluto, pero prefirió ignorar para no causar molestias.
— Oh, Haze, al fin llegas hijo — dijo el mayor mientras se acercaba a él para palmearle los hombros — Quiero que conozcas al señor Jenkisn, nuevo nuevo vecino.
— Es un placer, señor — saludó amablemente para acercar su mano a aquel hombre, quien la estrechó mientras le sonreía tranquilamente, aunque con algo de picardía en su expresión.
— Lo mismo digo, jovencito — murmuró mientras se levantaba de su asiento — Vaya, Freddy, tu hijo es todo un hombre ¿eh?
— Así es — rió por debajo para alborotar el cabello de Haze — Mi muchacho será todo un galán cuando llegue a la universidad.
— Tal vez antes, se nota que tiene buenos genes — murmuró juguetonamente para alborotar igualmente el cabello del chico, aunque este tacto, a diferencia del de su padre, hizo a Haze sentir muy incómodo.
— Ahh, lo admito, la perra de su madre era hermosa, tenía unos ojazos azules que embrujaban a cualquiera — renegó con desdén para carraspear y apartarse un poco de ellos — Denme un segundo, iré por algo de beber.
— Adelante, vé tranquilo — le invitó sonriendo con tranquilidad y galantería, a medida que se iba acercando cada vez más al chico de cabello negro, quien le miraba sin saber exactamente qué hacer o qué decir, sobre todo al notar cómo aquel sujeto le tocaba el cabello sin si quiera pedirle permiso — ¿Y qué edad tienes, criaturita?
— Q-Quince — aclaró sonriendo con timidez.
— Vaya, pareces de dieciséis — bromeó para para su mano por la mejilla ajena, tacto que puso muy incómodo a Haze, pero más incómodo se le hizo notar cómo le jalaba del brazo y lo guiaba a las sillas del pórtico para obligarlo a sentarse junto a él.
— O-Oiga ¿q-qué está—
— Oye cálmate, ¿o acaso quieres que tu padre se enoje contigo por ser grosero con las visitas? — canturreó mientras tomaba las mejillas ajenas para apretarlas sutilmente, y en un rápido movimiento que tomó totalmente desprevenido a Haze, se encargó de acercar su cara a la del chico, quien se quedó helado al sentir aquel tacto repentino en su boca, no podía creer lo que estaba ocurriendo, su cuerpo entero se quedó estático, quería gritar e irse corriendo, pero por más que intentó hacer algo, su cuerpo se lo impidió, el lugar de eso, solo pudo sentir cómo su pecho se iba entumeciendo de poco a poco, y sus ojos se cristalizaban de manera aterradora.
Jadeó al sentir que finalmente liberaban su boca, pero eso no le causó alivio total, de hecho, su malestar se fue intensificando cada vez más, su cabeza empezó a dar vueltas, su pecho se endureció en cuestión de segundos, su respiración se hizo más tosca que nunca, y su mente se nubló por unos instantes, todo causado por aquel momento que le dejó totalmente confundido.
— Oye Dick, ¿qué te parece si— hablaba su padre mientras regresaba al pórtico, aunque este rápidamente se alteró al ver cómo su hijo jadeaba pesadamente y parecía estar teniendo un muy fuerte ataque de asma, tan fuerte que ni siquiera era capaz de pronunciar una palabra — ¿Sasha? ¡¿Sasha qué tienes?!
Trató de pronunciar una palabra, pero antes de poder hacerlo, cayó bruscamente al suelo mientras se quedaba sin aire y sus ojos se cerraban de a poco, lo último que recordó haber visto antes de caer inconsciente, fue el cómo su padre fue a ayudarle, junto a aquel hombre que se atrevió a besar sus labios sin su consentimiento, a pesar de que él solo era un chico, y era la primera vez en su vida que lo veía, pero para la mala suerte del pelinegro, no sería la última vez en la que se verían.
Jadeó con dolor mientras una lágrima rodaba por su mejilla al recordar amargamente aquel día, del cual no lograba tener memoria alguna hasta ahora, siempre creyó que fue por culpa de su abrupta crisis de asma, pero era ahí mismo donde recaía su curiosidad, "¿qué le había provocado aquel ataque de asma tan fuerte?" creía que era cosa de salud, pero recordar que fue una cuestión emocional, no le hizo sentir mejor en absoluto.
— Ay mi amor — gimoteó débilmente entre lágrimas mientras colocaba ambas manos sobre su pecho, "ya veo porqué actuabas tan molesto" pensó al recordar vagamente el cómo después de que estuvo un año internado en el hospital, su memoria del día de su "accidente" no era la mejor, por no decir que no recordaba nada de aquel día, y eso, obviamente, incluía la tarde que pasó con cierto chico pelirrojo, quien al verle volver a clases intentó varias veces de acercarse, pero Haze a pesar de sentir que lo conocía, no se esforzaba mucho por acercarse a él, todo gracias a que su tiempo enfermo le volvió aún más tímido y receloso que antes, y desde luego, la "sobreprotección" de su amigo gótico fue un factor clave, una de las muchas cosas que provocó que Haze pudiera volver a hablar con aquel chico de lindos ojos verdes que jugaba fútbol, y era muy bueno en ello.
"Soy un idiota", pensó mientras juntaba sus manos en su rostro y seguía derramando varias lágrimas, maldecía entre dientes a Dick, a su salud tan débil y vulnerable que le impidió recordar por tantos años aquella tarde tan bonita que pasó junto al chico pelirrojo, y sobre todo, odiaba sentir que, si tan solo Dick no se hubiera entrometido en su vida, él y Jessie seguramente se habrían seguido viendo en los almuerzos, habrían hecho más tareas juntos, y al pasar el tiempo ambos se habrían podido enamorrar del otro de manera sana y genuina, sin nada ni nadie que se entrometiera ni les hiciera sentir que hacían mal al estar juntos, todo habría sido diferente, si tan solo la vida hubiera sido amable con ambos en ese aspecto.
— ¿Cómo pude ignorarte tanto cariño? — susurró mientras apartaba sus manos de su rostro y miraba el cielo con pesar, recordando con una sonrisa dolorosa las sonrisas que el pelirrojo le dedicaba cada mañana al despertar, como si toda su vida fuese perfecta, solo por poder despertar junto a Haze.
Le alertó oír el brusco sonido de unas sirenas correr unas calles cercanas al parque donde él estaba, sonido que le causó un escalofrío desagradable, era como un raro presentimiento, de que algo no estaba bien.
— ¡Oh por Dios! — escuchó unos gritos cerca suyo, por lo que se limpió la cara y se levantó para caminar hacía un grupo de personas que estaban paradas en una esquina mirando preocupadas la calle por la que iban las ambulancias.
— Disculpen — dijo con voz ronca mientras se acercaba a aquel grupo de personas — ¿Qué ocurre?
— Parece que hubo un accidente de auto en la avenida principal, ya han pasado varias patrullas de camino para allá — dijo un hombre mayor, logrando que un sudor frío bajara por su frente, y que un raro escalofrío le recorriera rápidamente el cuerpo.
— Debemos ir a ver, me empiezo a preocupar — dijo una mujer que junto a dos personas más caminaron rumbo a ver aquel fatídico accidente, Haze se quedó parado sin saber qué hacer, su mente era clara, "¿porqué habrías de ir? ni que tú estuvieras involucrado en eso", pero una parte de su corazón le insistía en que debía ir también, "tengo un mal presentimiento, debemos ir a cerciorarnos de que no es lo que yo creo que es".
Suspiró sutilmente para caminar detrás de aquel grupo de personas, y cada que se iba acercando y las sirenas de las ambulancias sonaban con más fuerza, el palpitar de su pecho se intensificaba, y más lo hizo al recordar de repente a cierto sujeto al que vió esa misma tarde estar totalmente perdido de borracho, y aún así tuvo la insensatez de ir a la universidad en auto, no quería augurar a la mala suerte con sus pensamientos, pero no podía ignorar una verdad tan obvia, sobre todo considerando que aquel sujeto era todo un desquiciado cuando tenía licor en su sistema.
Continuará
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- Gema
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