68 - 'No Te Vayas'
— ¡Ah, a-ahí! — chillaba al sentir esas bruscas embestidas contra su cuerpo, junto con aquellos besos en su espalda que le hacían estremecer por completo — ¡A-Aah! ¡¡m-más rápido!!
Asintió con la cabeza y solo obedeció a la petición ajena, ya llevaban un buen rato teniendo sexo, y hace horas que él resignó a no preguntar nada, no decir nada, simplemente hacer lo que Haze le pedía y ya, no era necesario que él abriera la boca para algo que no fuera gemir, ya le quedaba claro.
— ¡Ay por Dios! — chilló tratando de moverse para cambiar de posición, por lo que Jessie le jaló del brazo para ayudarle, aunque a cambio recibió un regaño algo tosco de Haze — ¡No necesito que me ayudes!
— Como digas — respondió de mala gana, dejando que este le empujara contra la cama para colocarse encima suyo y empezar a subir y bajar sobre el miembro de Jessie, sacándole varios gemidos algo roncos, que eran un deleite absoluto para Haze — Mgh, c-carajo.
— Ah, t-tan rico — gimoteó moviendo las caderas rápidamente — Dios mío, ¡c-cómo quería coger así! ¡¡ahh, ay qué rico!!
— Haze — gemía por debajo mientras sacaba la lengua.
— Mierda — chilló mientras aceleraba sus movimientos — E-Estoy cerca.
— Yo igual — admitió sujetando las caderas ajenas con firmeza, para empezar a moverse bruscamente, logrando que Haze gritara de placer y que arqueara la espalda mientras empezaba a venirse en el pecho de Jessie.
— ¡¡Ahhh, a-ay, J-Jessie!! — gritó mientras sacaba la lengua y sonreía con emoción a causa de la fuerte corriente que recorría su cuerpo de manera intensa y nada sutil — ¡Ay Dios mío, cómo necesitaba esto!
— Mgh, Ch-Cherry — gimió por debajo mientras echaba la cabeza hacía atrás y empezaba a venirse él también, jadeando de manera ronca a causa de la inconfundible sensación del orgasmo, sensación que no tenía desde hace tres años.
— Dios mío — gimoteó mientras se apartaba de Jessie para recostarse en la cama junto a él, solo que dándole la espalda, algo que hizo a Jessie chasquear la lengua a la nada con frustración — Cómo necesitaba esto, vivir sin sexo me estaba matando.
Moría por decir algo, pero sabía que cualquier cosa que dijera, haría enojar a Haze, sobre todo ahora que la nube del deseo sexual (que era lo único que parecía mantener al pelinegro interesado en él) se había esfumado en seco, dejando en el aire aquella pesada tensión que apenas y dejaba a Jessie respirar correctamente.
— ¿Cómo has estado? — preguntó débilmente, era una pregunta tonta, muy tonta, y no se percató de ello hasta que vió cómo Haze se sentaba en la cama para verlo a los ojos con odio absoluto.
— ¡Genial! — dijo de mala gana — Mi vida es perfecta e increíble, por eso dejé que me cogiera el hijo de puta que me abandonó.
Le asombró totalmente oír a Haze decir algo así, pero en vez de responder o de objetar, solo pudo suspirar pesadamente y estirar su mano hacía la de él, pero Haze rápidamente la apartó para verle con odio absoluto.
— No quiero tu hipocresía — renegó — No te confundas, esto no significa que te perdone o que haya olvidado lo que me hiciste, simplemente quiero recuperar aquello que perdí por tu culpa, y que me ha hecho falta desde hace años.
— Haze yo— trató de hablar, pero la voz ajena le interrumpió en seco.
— Basta — dijo con frialdad — No me interesan tus excusas, Jessie Dalton, no me interesa nada de tu vida, lo único que me interesa de ti es el sexo, y porque fuiste tan desgraciado que me hiciste totalmente dependiente de ti en ese ámbito... ninguno de los chicos con los que estuve en estos años me ha hecho sentir nada, y eso ha sido bastante frustrante.
— ¿Chicos? — preguntó con algo de seriedad, sintiendo su piel erizarse y su corazón casi detenerse. Haze le miró de reojo tratando de poner orden a sus ideas, evidentemente estaba mintiendo, su único contacto íntimo en años era con Dick, a pesar de que varias veces se le presentó la oportunidad de tener intimidad con otra persona, él solo podía pensar en Jessie, algo que le frustraba bastante, pero al mismo tiempo, quería hacerle creer que él había tenido una vida íntima muy activa, porque estaba seguro de que Jessie no se mantuvo casto en tres años, además de que, quería hacerle sufrir, por todo lo que le hizo pasar en los últimos años.
— ¿Crees que eres el único que tiene derecho a divertirse? — preguntó incrédulamente para ponerse de pie e ir al baño de la habitación, dejando solo a Jessie con un amargo coctel de emociones que le estaban sacando de quicio, celos ligados con frustración y arrepentimiento, no podía creer lo que estaba oyendo, y tan solo de imaginar a Haze entregándole su cuerpo a más personas, el pecho se le volvía tan duro como una piedra.
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06:27 marcaba el reloj, los tenues rayos del sol empezaban a salir, y con ellos, salía sigilosamente cierta figura de cabellera negra que miraba a los lados de aquella solitaria calle con incredulidad y algo de cansancio, mientras el sujeto pelirrojo que estaba detrás de él sin camisa y usando solo unos jeans para cubrir su desnudes, le miraba detenidamente con melancolía y algo de pesar.
— Te veré en clases, supongo — dijo mirándole de reojo con algo de frialdad.
— Así es — admitió cruzándose de brazos, Haze se acercó a él para tomarle del cuello y darle un sutil beso en los labios.
— ¿Te vas a quedar en la ciudad?
— ¿Debería irme? — preguntó de manera algo brusca, logrando que Haze agachara la mirada, mientras un nudo se formaba en su garganta.
— Es tu vida, me da igual lo que hagas con ella — renegó tratando de sonar frío, aunque saber que Jessie probablemente se iría de nuevo, le ponía los nervios de punta.
— ¿Porqué quieres saberlo?
— Admito que no me agrada verte, pero el sexo sigue siendo genial... así que quiero que nos volvamos a ver otro día.
— ¿Quieres usarme? — preguntó incrédulamente, logrando que Haze rodara sus ojos con fastidio.
— Míralo como una ayuda mutua, ambos nos necesitamos en ese aspecto.
— Yo podría coger con Brad, sin problema alguno — dijo con desdén, le dolió haber dicho esto, sobre todo luego de ver la cara de incredulidad que Haze puso al escucharle, pero estaba dolido por la actitud del pelinegro, por la forma en la que estaba comportándose, tan fría y desinteresada, y sobre todo, le enojaba muchísimo saber que Haze se había acostado con otros chicos, aún cuando él se había marchado sin avisar.
— Sí, sé bien que tú adoras el maldito trasero de Brad — dijo con odio absoluto, casi entre gruñidos de molestia, le costaba ocultar el odio que sentía hacía aquel tipejo rubio — Bien, como quieras, veré con quién cojo, tal vez Trevor quiera ayudarme, Shun siempre decía que lo tenía grande.
— No eres su tipo — admitió con frialdad, a la que Haze correspondió sin dudarlo dos veces.
— Tú tampoco eres el mío, y aquí estamos — dicho esto, se dió media vuelta para alejarse de él, aunque repentinamente se detuvo para darse vuelta, acercarse de nuevo a Jessie, y besarle lentamente los labios, beso al que Jessie correspondió de igual forma.
"No te vayas" pensaba con dolor, aunque por más que quería decir eso en voz alta, sabía de sobra que Haze no le haría caso en absoluto, así que no le quedó de otra que apartarse de aquellos besos y ver con dolor cómo su "novio" se marchaba finalmente, dejando a Jessie con el pecho lleno de grietas y con la mente desordenada, no sabía qué era lo correcto a partir de ahora, se notaba que Haze lo odiaba, pero, algo en sus ojos le hacía sentir que todavía había una ligera chispa de afecto dentro de él, solo que, desde luego, aquellos años de soledad se habían encargado de enterrar vivo ese sentimiento, Jessie lo entendía muy bien, aunque entenderlo no facilitaba en absoluto que sentirlo no doliera.
Suspiró pesadamente mientras se alejaba de aquella casa, sus piernas y caderas le dolían como no le habían dolido en años, pero lo que más le dolía, era el pecho luego de haber intercambio tan tosco que tuvo con el chico al que aún amaba, a pesar de que su actitud demostraba todo lo contrario. "No te vayas, amor, te lo ruego" pensó con dolor, mientras una lágrima se disponía en salir, pero él rápidamente la limpió para seguir con su camino, dudando sobre si era correcto ser franco con sus amigos, ya que ni a él mismo le enorgullecía haber pasado la noche con Jessie, su sentido común le dejaba claro que había sido una completa estupidez, pero, su corazón y su cuerpo le gritaban al unísono "hiciste lo correcto".
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Abrió la puerta mientras se tallaba los ojos con cansancio, pero al ver de frente al sujeto pelinegro que le miraba con cansancio y algo de pena, no pudo evitar jadear y tomarle del brazo para meterlo rápidamente a la casa.
— ¡Haze, por Dios santo! — clamó mientras le miraba abrumado — ¡¿Dónde estuviste anoche?!
— ¿Dick llamó? — preguntó mientras se quitaba la chaqueta que llevaba puesta.
— ¿Dick? n-no, creo que no, Shun le avisó que estaríamos aquí en mi casa, así que no se molestó en llamar.
— Menos mal — dijo con fastidio para disponerse a subir las escaleras — ¿Shun está aquí?
— S-Sí, ¿pero Haze en dónde estuviste ayer?
— Tuve una cita con alguien — admitió sin pelos en la lengua, horrorizando totalmente al sujeto rubio que avanzaba detrás de él.
— ¡¿Qué?! — clamó para tomarle del brazo una vez que llegaron al segundo piso — ¡¿Haze de qué estás hablando?!
Suspiró dudoso mientras miraba algo apenado a su amigo rubio, moría por ser franco con él, pero sabía de sobra que lo mataría por haber pasado la noche con cierto sujeto pelirrojo que tanto daño le hizo, así que prefirió morderse la lengua y decir cualquier cosa, antes de ser directo y admitir que estaba "recordando viejos tiempos" con Jessie Dalton.
— Un chico me invitó a bailar — admitió alzando los hombros — Una cosa llegó a la otra, y acabamos en su casa.
— Ay Haze por Dios — jadeó con horror para acercarse a él y tomarle de los hombros — ¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?!
— No soy un niño, Quincy; Tengo derecho de hacer mi vida y decidir con quién acostarme.
— P-Pero Dick—
— Dick no tiene porqué enterarse — dijo tomando los hombros ajenos para ver a su amigo con algo de pesar — Quin, sé que estoy actuando como un tonto, p-pero estoy harto ¿de acuerdo? harto de dormir con alguien que no me hace sentir nada, harto de vivir bajo las reglas de alguien que ni siquiera me agrada, no sabes lo asfixiante que es vivir de esta forma.
— Te entiendo, Haze; pero me preocupa mucho qué pueda ocurrir si Dick se entera que estuviste con otro chico.
— No lo hará, o eso espero — murmuró dándose vuelta para entrar a la habitación, aunque se detuvo en seco al ver al sujeto pelinegro que estaba apoyado contra el marco de la puerta mirándole con absoluta seriedad.
— Muy bonito tu jueguito, Sasha.
— Regáñame luego, Shun; quiero dormir — dijo con fastidio para entrar a la habitación sin prestarle atención a su amigo, quien gruñó de mala gana mientras miraba de reojo a Quincy, quien alzó sus hombros sutilmente al no saber qué decirle para justificar la actitud de Haze.
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Miraba fijamente el techo de su habitación, hacía horas que Haze se había ido, pero aún no lograba dormir, el cóctel de emociones era brutal, emoción ligada con rencor, pasión ligada con desdén, dolor ligado con placer, esa había sido por mucho la mejor noche de los últimos tres años, pero también, sentía que debía catalogarla como la peor, todo gracias a que vió un lado de su pareja que no le agradaba en absoluto.
— ¿Jessie? — volteó al oír cómo alguien tocaba la puerta de la habitación y entraba sin más, se trataba de el entrenador Peters, quien al entrar miró curioso y con recelo a Jessie — ¿Tienes visitas?
— No, ¿porqué? — murmuró con voz apagada y tensa.
— Es que... emh... — trató de hablar, pero un grito femenino proveniente del pasillo principal, calló por completo sus palabras.
— ¡¡¿Cómo que no?!! ¡¡ayer trajo a alguien y estuvo cogiendo con ella hasta esta mañana!! ¡¡que no nos quiera ver la cara de imbéciles!!
Gruñó al oír tales palabras, pero solo cerró los ojos mientras escuchaba cómo el entrenador se le acercaba para verle con algo de duda y seriedad.
— Emh, ¿J-Jessie tú—
— No era una chica — dijo sin abrir los ojos — Lamento haber traído a alguien, entrenador, prometo que no volverá a suceder.
— Descuida, solo... s-sé de sobra que ya eres un hombre y... t-todos tenemos ciertas necesidades y... — murmuró tratando de hallar las palabras correctas, aunque le alertó ver cómo el pelirrojo se sentaba al borde de la cama para ver al entrenador con atención.
— Estuve con Haze, fue él a quien traje ayer.
— ¡¿Qué?! ¡¿a-a Haze?! ¡¿p-pero cómo?!
— No lo sé — murmuró agachando la mirada — Creo que solo quería tener sexo conmigo, porque se fue apenas terminamos, y dejó claro en todo momento que me odiaba.
— ¿Te odia, pero quiso hacerlo contigo? — murmuró algo abrumado, sentándose junto a Jessie para palmearle el hombro — ¿Y eso cómo te hace sentir?
— ¡¿Cómo cree usted, entrenador?! ¡e-estoy que reviento por todo lo que siento! d-dijo que él ha dormido con varios chicos antes que yo, a-admitió que solo quería usarme, y-yo— chasqueó la lengua para pasar ambas manos por su rostro, maldiciendo entre dientes aquel ardor en su garganta.
— Jessie, si él accedió a venir, debe ser porque aún siente cosas por ti.
— Solo siente odio por mí, entrenador.
— No, no es así, muchacho; Nadie que te odie te dejaría hacerle el amor, lo más probable es que aún le gustas, pero sigue enojado porque te fuiste.
— Intenté explicarle porqué me fuí, y no quiso oírme.
— Es normal, está en negación por el momento, pero pronto irá bajando la guardia, y debes aprovechar esos instantes para acercarte a él y decirle de frente lo que pasó, solo así podrás recobrar su confianza y ganarte su perdón.
— ¿Y si no quiere volver a verme? — preguntó con frialdad.
— Vino a dormir aquí, quizás quiera repetirlo luego.
— Me dejó en claro que no le importa dormir con otro — renegó entre gruñidos de odio.
— Si eso fuese verdad, ¿entonces porqué vino en primer lugar? — preguntó alzando sutilmente los hombros, logrando que Jessie le mirara de reojo con algo de curiosidad, y que un suspiro penoso se escapara de sus labios, quienes aún tenían el sabor de la boca de Haze, un sabor que Jessie se negaba a olvidar, a pesar de que fue poco el tiempo en el que aquellos labios fueron suyos, los amaba demasiado como para olvidarlos como si nada.
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— ¡El primer equipo contra el que jugaremos serán los Leones de Seinfield, es un equipo fuerte, pero sé que podremos ganarles con una buena estrategia y— hablaba a todo el equipo con seriedad y firmeza, hasta que escuchó cómo alguien entraba de golpe a los vestidores, y al voltear la mirada se topó con cierto sujeto pelirrojo de aspecto algo desaliñado y exhausto, como si no hubiera descansado lo suficiente la noche anterior — Ahh, Dalton, llegas tarde.
— Lamento la demora, entrenador Straten — habló con la voz algo ronca y desgastada, al mismo tiempo que iba a uno de los bancos de los vestidores para sentarse junto a sus compañeros a oír la estrategia de juego, aunque apenas se acercó, sus compañeros empezaron a reírse y burlarse de él en voz baja, algo que le hizo gruñir con fastidio.
— En este equipo no toleramos la irresponsabilidad, Dalton.
— Lo sé, entrenador, enserio me disculpo.
— Tómalo como una advertencia, pero si vuelves a llegar tarde te quedarás en la banca los siguientes tres juegos.
— Lo entiendo — asintió con la cabeza mientras veía cómo el mayor volteaba de nuevo y empezaba a dibujar un modelo de juego en la pizarra, aunque apenas el entrenador se volteó, los demás jugadores empezaron a hacerle comentarios burlones que incomodaron mucho a Jessie.
— ¿Se te pegaron las sábanas, rojito? — dijo un sujeto junto a él.
— Seguro se le subió el licor — dijo otro, logrando que todos rieran cínicamente, mientras Jessie solo rodaba sus ojos con fastidio y trataba de prestarle atención a la pizarra, aunque le alertó sentir cómo alguien llegaba con él y se sentaba en sus piernas, cosa que le hizo con molestia.
— Estoy algo molesto contigo — dijo aquel sujeto rubio mientras volteaba a verle cínicamente, un cinismo que hizo a Jessie gruñir nuevamente — Te fuiste con Sasha Johnson ayer, eso fue muy débil de tu parte.
— ¡Bradley! — habló el entrenador mientras volteaba a verle — No quiero que hagas un hábito el no prestar atención a la estrategia y después hacer lo que te da la gana en el campo.
— ¡La última vez me salió bien, entrenador!
— ¡Por suerte solamente, deja en paz a Dalton y presta atención a lo que te digo o te quedarás en el banco esta noche!
— Ahh, qué flojera — dijo de manera cínica para apartarse de Jessie y sentarse al otro lado de aquella banqueta, aunque de vez en cuando arrojaba miradas coquetas que abrumaban mucho al pelirrojo, no le agradaba aquel acercamiento inconsciente que estaba teniendo con Bradley, por más que Haze parecía dispuesto a dormir con otros, él no quería dormir con nadie más (a pesar de lo que dijo para molestar a Haze) solo tenía ojos y ganas para aquel chico de ojos azules, por más que este parecía detestarlo a muerte.
Continuará
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- Gema
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