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64 - 'Malintencionada'

— Odio el calor de octubre — dijo el sujeto gótico mientras le daba un sorbo a su bebida, al mismo tiempo que sus amigos le miraban curiosos — Deberíamos irnos a la playa, este calor me está desquiciando.


— Faltan días para que acabe octubre, Shun ¿porqué mejor no esperamos y vamos a la playa en febrero? — dijo Quincy de manera algo burlona, mientras el sujeto de ojos azules que estaba con ellos rodó sutilmente los ojos al recordar que, nuevamente, llegaba el mes del año que más dolor le causaba.


— ¿Estás loco Quincy? En febrero vienen los malditos parciales, y la ventaja de ir ahora, es que podremos gozar de ver a los recién llegados en traje de baño — canturreó juguetonamente.— ¡Es cierto, los nuevos! — dijo con emoción — He oído que son todo un manjar.


— Exacto, necesitamos tres galanes que nos ayuden a quitarnos el estrés por las clases — canturreó cínicamente.


— Dos — les corrigió sin alzar la mirada de la libreta en la que estaba garabateando, cosa que hizo que sus amigos le miraran curiosos.


— ¿Dos qué, cariño? — dijo Quincy.


— Dos galanes, no puedo seguirles el juego y lo saben.


— ¡Ay Haze, pero no será lo mismo sin ti!


— ¿Quincy acaso se te olvida que yo no decido por mi propia vida? — dijo de mala gana, helando por completo la sangre de su amigo, rubio, y haciendo al gótico carraspear un poco y sonreír cínicamente, no podía decir algo en contra del captor de su amigo, pero se vería muy sospechoso que él tratara de animarle diciendo "anímate, Haze, seguro coger con Dick no está tan mal".


— Obvio no te incluía en el plan de los galanes, Haze, sé que tú estás más apagado que chimenea en verano — dijo cínicamente — ¡Hablaba de mí! las clases me tienen tan estresado que necesito a dos sujetos que me atiendan como se debe.


— Eso sí — dijo Quincy, mientras miraba curioso que el semblante serio de Haze se rebajó y puso una cara un poco más relajada.


— ¿Porqué mejor no vamos de excursión, solo nosotros tres?


— ¿Puedes? — dijo Quincy algo abrumado.


— No creo que Dick me imponga muchas reglas, curiosamente accede a todo, siempre y cuando esté con Shun — dijo alzando sutilmente los hombros, aunque sus palabras no alegraron en absoluto a su amigo gótico, de hecho, solo le hicieron sentir un espantoso peso gélido en el pecho, culpa ligada con nerviosismo, todo debido al pacto que firmó hace ya casi tres años, con aquel sujeto que arruinó por completo la vida de su mejor amigo.


Los tres voltearon de golpe al oír cómo entraban un grupo de chicas al comedor escolar, quienes gritaban emocionadas y se abrazaban entre ellas bastante extasiadas.


— ¡Llegaron! — gritaron bruscamente, logrando que casi todos en el comedor se levantaran y fueran hacía la entrada del comedor, incluídos Shun y Quincy, quienes morían por ver a los alumnos de nuevo ingreso, quienes se sabía de sobra que habían recibido una beca especial gracias a su excepcional talento en el deporte, y esto hizo fácil para todos intuir, que aquel grupo de chicos debían de tener un físico excepcional, que de solo imaginarlo hacía babear a Shun y a Quincy.


— ¡Vamos Haze, hay que ir a ver! — decía el rubio mientras jalaba de los brazos a su amigo pelinegro, quien rodó sutilmente los ojos mientras se dejaba guiar por ellos, aunque no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa por lo emocionados que estaban sus amigos.


-


Apenas llegaron a la enorme cancha de fútbol americano, todos los alumnos se acercaron a la zona en la que estaban los chicos nuevos conociéndose entre sí, había una cantidad de personas considerable, tanto así, que a Haze y a sus amigos les costaba mucho ver a los chicos nuevos.


— ¡Maldita sea, no veo nada desde aquí! — renegó tratando de hacerse espacio entre la multitud de personas — ¡Quítense carajo!


— Subamos a las gradas, Shun, tal vez así vemos más — sugirió Quincy mientras sujetaba la mano de Haze.


— Pero quiero acercarme, quincy, ¡hacer contacto visual directo! — dijo mientras tomaba el brazo de su amigo rubio y lo guiaba enmedio de aquel grupo tan estrecho de personas, haciendo a su amigo pelinegro por debajo con fastidio.


— Muchachos, estos dos serán sus compañeros en la defensa — decía el entrenador mientras guiaba a los dos nuevos hacía el grupo de chicos — Denles a Trevor y a Jessie una cálida bienvenida ¿de acuerdo?


—Sí entrenador — dijeron al unísono, y en cuanto el entrenador se alejó para calmar a la multitud de chicas que querían acercarse a los chicos del equipo de futbol, miraron de mala gana a los dos sujetos que acababan de presentarles.


— ¿Ustedes dos son los cachorros de los que no deja de hablar Straten? — dijo un sujeto rubio que sujetaba un balón de americano entre sus manos.


— Algo así — dijo Jessie mientras miraba disimuladamente al grupo de personas aglomeradas cerca suyo, le aterraba ver a Haze, pero no podía evitar buscarlo de manera inconsciente, aunque ni ese instinto logró disipar su deseo por ocultar su identidad con ayuda de una gorra.


— No ha dejado de hablar de ustedes, deben de ser muy buenos entonces — dijo otro sujeto.


— Podemos sorprenderles — dijo Trevor cínicamente.


— Lamento la tardanza — escucharon a alguien hablar detrás de ellos, por lo que voltearon rápidamente la mirada, topándose con un alto sujeto de piel morena y unos brillantes ojos color avellana, que dejó perplejas a más de una de las chicas que estaban ahí presentes — ¿Son nuevos también?


— Así es — dijo Trevor mirándole con curiosidad — Creí que seríamos los únicos alumnos de nuevo ingreso.


— Me incluyeron a último minuto — dijo el sujeto mientras les extendía la mano en señal de saludo — Josh Rogers, jugaré en la defensa.


— Trevor Thompson — le saludó estrechando su mano — Este imbécil es Jessie Dalton, seremos compañeros en la defensa también.


— Un gusto — dijo el pelirrojo mientras estrechaba la mano ajena, logrando que el chico le sonriera sutilmente.


— Espero que me sigan el ritmo — dijo de manera algo burlona.


— No te preocupes por eso — dijo Jessie sonriéndole de manera cínica.


Todos los chicos del equipo empezaron a hablar entre ellos, mientras que los demás alumnos trataban de acercarse a ellos, aunque el entrenador les impedía aproximarse a ellos, por alguna razón.


— ¡Les voy a pedir que se calmen, sobre todos ustedes señoritas!


— ¡Vamos entrenador, no sea malo! — decían las chicas mientras le sonreían juguetonamente al hombre en cuestión.


— Qué perras — murmuró Shun mientras miraba de lejos a las porristas con asco — Líbreme el cielo de ser así de libertino algún día.


— Ojalá tuvieramos pechos para distraer al entrenador — dijo Quincy haciendo un puchero, logrando que Haze rodara los ojos con fastidio.


— Por favor — murmuró de mala gana, estando a punto de tomarles del brazo y guiarlos hacía el sitio donde estaban aquellos chicos, aunque no pudo evitar gruñir al sentir cómo alguien chocaba hombros con él de forma brusca — ¡Oye!


— ¿Mh? — volteó con semblante incrédulo, mirando de arriba a abajo a los tres chicos que estaban ahí reunidos, aunque en el que hizo especial énfasis, fue en el sujeto de ojos azules — ¡Ah, mil disculpas, Sasha, no te ví!


— Deberías comprarte lentes, Bradley — renegó de mala gana mientras sacudía su propia ropa, mirando con odio absoluto a aquel sujeto de cabellera rubia, quien le sonrió cínicamente para darse vuelta y seguir su camino hacía los demás jugadores de fútbol americano.


— Maldito imbécil — dijo Shun de mala gana.


— No se hagan mala sangre, muchachos — dijo Quincy.


— ¡¿No hacernos mala sangre, Quin?! ¡¿se te olvida quién regó el rumor de que Jessie Dalton abandonó a Haze y lo dejó a su suerte porque se aburrió de él?!


— Gracias por recordármelo, Shun — dijo Haze con fastidio.


— Sabes que no lo hago por mal, Haze; solo quiero recordarle a Quincy porqué ese idiota es nuestro enemigo principal, ¡tú lo sabes de sobra, él hace un año regó un rumor de que Keith Jameson te contagió de sifilis!


— Y fue también el que dijo que en nuestra hermandad se hacían orgías — dijo Haze mirando sus propias uñas.


— ¡Lo sé muchachos, recuerdo perfectamente lo que ese tipo nos hizo! pero no hay que caer en su juego ¿qué no lo ven? él ama hacernos enojar.


— Pues le sale increíble — dijo Haze de mala gana — Si no fuera porque Dick me va a estrangular, le daría su merecido.


— No podemos tocarlo, Haze, por más que queramos; si tenemos otro altercado con los de Alfa sigma nos van a suspender,y de plano nos van a expulsar de la hermandad.


— No creo que me expulsen a mí — dijo alzando los hombros cínicamente.


— A tí, pero Quin y yo no tenemos a un papi alcalde que nos garantice el estatus privilegiado en la cima, Haze, y lo sabes.


— ¿Ahora me regañas porque papá me da privilegios? — dijo incrédulamente, y al ver que una pelea inminente entre sus amigos se aproximaba, Quincy decidió interceder.


— ¡Lo que Shun trata de decir! — clamó metiéndose entre ambos — Es que no debemos caer en sus tentaciones, Haze; él solo quiere que Gamma y Alfa tengan otro pleito, y tú escuchaste a Maurice, ¡otra pelea y el rector suspenderá las actividades de la fraternidad!


— El único lugar en el que Dick no te molesta — dijo Shun, a modo de indirecta pasivo-agresiva para que su amigo se relajara un poco, y al escuchar tales palabras, Haze simplemente suspiró con pesar y miró algo dudoso a sus amigos.


— Tienen razón — dijo tomando aire — Debo dejar de lado mis problemas con Bradley.


— Así se habla, Haze — dijo Quincy mientras se acercaba a él para abrazarlo con fuerza.


— ¡Llegó el mejor jugador de los Rangers! — clamó aquel sujeto rubio que llegaba con sus otros compañeros, todos rápidamente le miraron con desdén, excepto cierto sujeto pelirrojo, quien agachó la mirada tratando de que el recién llegado no lograra reconocerlo.


— El más frívolo, querrás decir — dijo el sujeto rubio mientras lo miraba con fastidio.


— Ese lugar es tuyo, Wade, y nadie te lo va a quitar jamás — canturreó juguetonamente para ver de reojo a los recién llegados de manera cínica y algo incrédula — ¿Esta es la carne fresca?


— Josh Rogers — dijo el chico de ojos avellana mientras extendía su mano al recién llegado, quien correspondió al saludo haciendo un gesto incrédulo.


— Quiero que sepan que ustedes a partir de ahora serán el eslabón más débil, todos aquí nos hemos ganado un lugar en el equipo,así que ustedes también tendrán que ganárselo para poder jugar con nosotros.


— Considéralo un hecho — dijo Trevor cínicamente, haciendo a Bradley mirarle algo receloso.— A ti te conozco — dijo pensativo — ¿Jugué contigo alguna vez?


— En la preparatoria — aclaró de manera algo burlona — Eras pésimo recibiendo pases largos, ojalá eso ya se te haya pasado, no quiero perder porque el mariscal es un fiasco.


Bradley sonrió de manera notoriamente forzada para luego arquear una ceja y ver de reojo al sujeto de la gorra, quien curiosamente, no parecía tener ganas de revelar su identidad todavía.


— Y tú ¿tienes nombre? — preguntó, chasqueando la lengua al ver que el sujeto no se dignó en responderle — ¡Oye imbécil te estoy hablando!


Se acercó a él para quitarle la gorra abruptamente, y al dejar al aire aquella maltratada pero encantadora cabellera rojiza que él conocía de sobra, quedó totalmente petrificado, dudando sobre si lo que tenía frente a él era real, o solo un curioso malentendido, pero, al ver los ojos verdes del sujeto, no pudo evitar jadear con emoción absoluta.


Se quedó helado de repente al ver de reojo hacía los chicos del equipo de fútbol, donde a uno en específico le quitaban una gorra que cubría su llamativo cabello de color rojizo, color que activó las alarmas de Quincy y de Shun, quien apenas le miró también, casi cayó desmayado de la impresión.


— Oh no — murmuró débilmente, mientras mil y un escenarios tétricos se dibujaban en su mente, cada uno más lúgubre y aterrador que el anterior.


— ¿Qué pasa? — dijo Haze mientras trataba de voltear, pero Quincy le tomó de los hombros y lo abrazó con fuerza nuevamente, todo para evitar que este volteara la mirada y se topara con algo que, él estaba seguro, que su amigo no quería ver ni por error.


— ¡Ay Haze, no sabes lo feliz que estoy de que ya no le hagas caso a Bradley! — dijo Quincy de manera algo exagerada, para empezar a avanzar a la salida del campus, sin dejar de abrazar a Haze — ¡Debemos ir a celebrar bebiendo algo en la casa de la fraternidad, Maury hace los mejores batidos de mora de toda la ciudad!


— ¡¿Pero ustedes no querían ver a los jugadores?!


— ¡Se me quitaron las ganas! ¡vamonos Shun! — dijo entre risas nerviosas, aunque al ver que el gótico no reaccionaba a sus palabras, decidió gritarle nuevamente — ¡¡Shun!!


Aquel segundo gritó le ayudó a salir de la burbuja de paranoia que le provocó ver de frente la melena pelirroja de aquel que hace años consideró un enemigo, pero que ahora, implicaba mucho más peligro para su mejor amigo de lo que alguna vez pudo imaginar; Sacudió su cabeza y se dispuso a irse con Haze y Quincy, luchando porque no fuese tan evidente su cara de preocupación, aunque la ola de pensamientos paranoicos le hacía olvidarse de disimular en cuestión de segundos, algo que, para bien o para mal, Haze no le tomó mucha importancia, y Quincy no le dió muchas vueltas al asunto, lo importante por el momento era alejar a Haze de ese campo, lo más pronto posible.


— ¡No puede ser! — gritó de emoción para acercarse a él, ignorando totalmente los intentos del pelirrojo por quitarle el objeto en su mano — ¡Jessie Dalton, no sabes hace cuánto tiempo que he querido verte de nuevo!


— ¡Dame eso, Bradley! — gruñó con algo de molestia, alertándose al sentir cómo el rubio le tomaba de los hombros y le sonreía juguetonamente.


— Sabía que volverías — dijo con un tono de voz algo ronco y poco sutil — Siempre vuelves a mí, lo sabes.


Jessie miró a Bradley con enojo y mucha incomodidad, moría por empujarlo y apartarse de él, pero no podía, ni quería llamar tanto la atención, lamentablemente para él, Bradley no era el tipo de persona que se caracterizaba por su sutileza, de hecho, era totalmente lo contrario a tal virtud, por ello Jessie no pudo sentirse más frustrado por su inoportuno encuentro con él, y lo peor de todo, era que aparentemente tendrían que verse a diario en el entrenamiento, imposibilitando por completo el alejarse de aquel que, hace algunos años atrás, fue su ex pareja.


— Déjalo ya, Bradley — dijo el sujeto rubio mientras se acercaba a ellos para apartar a Bradley de Jessie, pero eso no evitó que este siguiera viendo a Jessie como si de una dulce golosina se tratase, mirada que incomodaba por sobremanera al pelirrojo, y le hacía sentir mucho más culpable de lo que ya se sentía de por sí, al recordar inevitablemente toda la inseguridad que Bradle le causó a Haze en su momento.


-


Luego de haber pasado toda la tarde entrenando con sus compañeros de equipo, y de una charla algo larga con el entrenador sobre su futuro en el equipo, todos tuvieron permiso de marcharse, cosa que Jessie no dudó ni dos minutos en hacer, aunque trató de esperar a que el campus se vaciara, no quería que alguien lo viera y lo reconociera, como lamentablemente ya le había sucedido con Bradley.


— Ahh, el clima en esta época es precioso — escuchó una voz detrás suyo que le hizo voltear de golpe, topándose con los juguetones ojos de Bradley, los cuales le miraban con picardía y algo de lujuria, cosa que abrumó muchísimo a Jessie.


Se dió vuelta y siguió su camino como si nada, aunque eso no evitó que Bradley le siguiera y continuara tratando de formar una conversación con él.


— Sigo sin crees que estés aquí, Jessie, es decir, pasé tanto tiempo esperando a que aparecieras, y ¡puf, de la nada te apareces! me alegra mucho, debo admitirlo.


— Si tú lo dices — dijo tratando de sonar indiferente, aunque ni eso evitó que el de cabello claro siguiera caminando junto a él.


— ¿Dónde estuviste todo este tiempo?


— Trabajando — respondió de manera cortante, la cual hizo reír a Bradley.


— Ye veo — canturreó mientras llevaba uno de sus mechones tras su oreja — Así como también vi que... bueno, las cosas entre Sasha y tú no fueron tan "duraderas" como tanto nos hiciste creer a todos.


Detuvo en seco su andar al escuchar tales palabras, sentía que era capaz de tomar del cuello a Brad y ahorcarlo por atreverse a hablar de Haze de esa forma tan descuidada y malintencionada, pero, nuevamente, el recuerdo de su "estatus de prófugo", le hizo detenerse y tomar aire, tratando de controlar sus instintos agresivos.


— Me causa mucha gracia, y algo de fastidio, que finalmente pasara lo que tanto pregonabas que no iba a suceder. Dime, ¿te cansaste de él, no es así?


Apretó sus dientes con fuerza, pensando qué era correcto decir y qué no decir, moría por callar a Brad y decirle "mi corazón y mi cuerpo siguen añorando a Haze Johnson como el primer día, no te atrevas a decir jamás que yo me harté de él" pero, sabía que no podía ser descuidado, Brad nunca fue una persona discreta, y si se sabía públicamente que él había vuelto, y que aún amaba a Haze, todo se tornaría complicado para su amado, y era eso lo que menos quería lograr.


— ... Simplemente quise alejarme — dijo con voz ronca, casi quebradiza, como si le doliera no ser franco; aún cuando se trataba de Brad, él siempre era honesto sobre sus emociones, sobre todo tratándose de Haze, por ello era muy raro para él (y doloroso) no decir abiertamente que seguía amando a Haze.


Rió incrédulamente al oír las palabras ajenas, acercándose a él y rodeando su cuello con su brazo, un tacto que incomodó mucho a Jessie.


— Lo veía venir — admitió entre risas — Sasha jamás te logró satisfacer, ¿no es así?


Brad estuvo a punto de tomar la mejilla de Jessie, pero este tomó la mano ajena y la apartó de su cuerpo de manera brusca, para acto seguido, seguir su camino como si nada, ignorando totalmente al sujeto rubio, quien miró algo abrumado las acciones de Jessie, pero luego de un rato, sonrió coquetamente para lamerse el labio inferior mientras lo veía marcharse.


— No has cambiado nada, Jessie, y eso solo me sigue divirtiendo — murmuró juguetonamente mientras llevaba uno de sus mechones rubios tras su oreja, y sin más, siguió su camino a casa también, aunque no pudo evitar tararear victorioso mientras seguía su camino, finalmente había llegado el momento que estuvo esperando por mucho tiempo, y de solo pensar que volvería a ver a Jessie Dalton al día siguiente, sonreía maliciosamente y se lamía los labios con una lujuria insana y desvergonzada.



Continuará


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- Gema



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