63 - 'Pecados'
Cada fibra de su cuerpo temblaba como si estuviera a punto de entrar a una zona nuclear o algo por el estilo, aunque en el fondo sentía que estaba entrando a un océano de peligro y malicia asfixiante, y pensar en ello le hacía sentir muchísimo más culpable por haber abandonado a su pareja enmedio de aquel circo del que tanto quería alejarlo en primer lugar, y pensar en eso le hacía sentir aún peor.
Al bajar finalmente de aquel imponente avión, salió del aeropuerto con una gorra negra y un suéter gris para cubrir su identidad, le preocupaba ser visto por alguien, y que sus planes se vieran truncados de golpe, justo antes de siquiera empezar.
Volteó curioso al notar que había una persona encapuchada frente al aeropuerto, con un cartel que decía "J. Dalton", cosa que le dió muy mala espina al pelirrojo, aunque se relajó al ver que se trataba de cierto sujeto de cabello negro que hace años peleaba sin parar con él, pero ahora, parecía dispuesto a ayudarle, extrañamente.
— El fantasma vuelve a casa — canturreó mientras se acercaba a él.
— Qué sorpresa verte, Trev — decía mientras se acercaba para saludarle, aunque le tomó por sorpresa sentir un brusco golpe en su abdomen de parte del pelinegro que se le acercó, golpe que le hizo encorvarse y gruñir de dolor — Agh, ¡¿c-cuál es tu maldito problema?!
— Eso fue por desaparecerte sin decirle a nadie — dijo mientras sobaba su propia muñeca — Sobre todo a Sasha Johnson.
Dichas palabras hicieron que Jessie levantara de golpe la mirada, y viera a Trevor con asombro y mucha confusión.
— ¿Ha-Has visto a Haze, Trev? — preguntó mientras se reincorporaba y se sobaba su propio abdomen.
— Jaj, ¿que si lo he visto? por supuesto que sí, lo veo casi todos los fines de semana — admitió cruzándose de brazos.
— ¿C-Cómo está?
— Es hipócrita que me hagas esa pregunta — renegó con desdén, para estamparle el cartel en el pecho con algo de fuerza — El entrenador Straten me pidió que viniera a recogerte, mueve el trasero o te dejo aquí.
— ¿E-El entrenador Straten? ¿a-a ti también te reclutó para el equipo? — preguntó mientras caminaba detrás de Trevor hacía su auto.
— Con algo de ayuda del viejo Peters, pero sí — admitió mientras caminaba hacía su auto para subirse al mismo junto con el pelirrojo, quien se quitó la gorra finalmente, revelando las pronunciadas ojeras que adornaban su rostro, las cuales hicieron a Trevor chasquear sutilmente la lengua — Veo que no han sido años fáciles para ti tampoco.
— ¿Lo dices por Haze? — preguntó, pero el contrario no quiso hablar, solo encendió el auto y empezó a conducir sin más — ¡Trevor te estoy haciendo una pregunta!
— ¿Sabes lo que más odio de los tipos como tú? que tiran la piedra y luego esconden la mano — renegó mirándole de reojo con seriedad — Actúan y luego quieren justificar sus acciones de mierda, esperando que el mundo los victimice aún cuando fueron ellos quienes lo arruinaron todo.
Al oír aquello, el pelirrojo suspiró pesadamente con decepción, para echar la cabeza hacía atrás mientras trataba de aguantar el ardor en sus ojos, hace años no habría permitido que Trevor le hablara de esa forma, pero ahora, sus pecados le impedían defenderse, sobre todo al ser señalado de esa forma.
— Lo suponía — murmuró con la voz algo apagada y quebradiza, asumía que si Trevor le respondía de tal manera, probablemente era porque Haze no estaba en las mejores condiciones del mundo, pensar en eso le estaba matando.
El pelinegro suspiró con desdén tratando de calmarse un poco, aunque recordar en las últimas dos noches que compartió con el gótico, en las que este se quejaba entre lágrimas por la situación de su amigo, le hacía sentir un repudio absoluto hacía el pelirrojo.
— Creí que lo amabas — dijo mirándolo de reojo — ¿O solo era teatro tuyo para que se dejara coger?
— Daría mi vida por él — dijo sin rodeos, mientras una lágrima bajaba por su mejilla, cosa que asombró bastante a Trevor, jamás creyó haber visto a Jessie Dalton llorar, mucho menos por una cuestión como el amor — No sabes cómo he sufrido cada maldito día de los últimos tres años.
— ¿Entonces porqué lo hiciste? ¿porqué te fuiste sin dar explicaciones?
— Porque no puedo dar explicaciones — murmuró sin saber exactamente cómo justificarse, moría por ser franco, pero sabía que la franqueza no le beneficiaría en absoluto, solo le buscaría más problemas de los que ya tenía de por sí.
El contrario frunció receloso el ceño y miró al frente con algo de incredulidad, pero después de un rato suspiró con pesadez y sujetó el volante del auto con firmeza.
— Han pasado muchas cosas desde que desapareciste, muchas cosas han cambiado... — aclaró mientras miraba el camino con atención, mientras el pelirrojo luchaba por controlar su respiración y las lágrimas que rodaban por sus mejillas, pero solo pensar en todo lo que pudo pasarle a su pareja en esos últimos años en que él se fue sin decir nada, quería saltar de un barranco a causa de la culpa.
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Garabateaba algunas cosas en su viejo libro, mientras escuchaba de fondo cómo el perro que le acompañaba se encargaba de romper varias almohadas y de jugar con ellas sin más, algo que a él no le importaba mucho.
Dejó salir el humo que tenía guardado en su boca, aunque al hacerlo, empezó a toser de manera algo brusca, pero no le dió importancia alguna a dicho detalle, en su lugar solo dió otra calada al cigarrillo y continuó con su dibujo, el cual era un retrato a grafito de aquel animal que le acompañaba siempre.
— Boby ven aquí — le llamó, logrando que el perro fuera con él, y al hacerlo, le puso frente suyo el dibujo recién hecho — ¿Qué opinas, te gusta?
El perro lamió la mano ajena con cariño, gesto que Haze tomó como prueba de que a su amigo le había gustado su obra.
— Gracias, me alegra que le guste a alguien tan exigente como tú — bromeó mientras acariciaba suavemente el cráneo ajeno.
Volteó al oír cómo abrían la puerta de la habitación, y al ver que se trataba del sujeto castaño, se puso de pie para dejar de lado el dibujo y el cigarrillo.
— Ahí estás hermosura — canturreó mientras se acercaba al pelinegro para apretarle las mejillas — Creí que ya estabas en clases.
— E-Entro tarde hoy — mintió, en realidad no tenía listo un proyecto, y por eso quería saltarse la primera clase — Esperaba que pudieras llevarme a la escuela.
— Claro que puedo, cariño — murmuró tomando la barbilla ajena para acercarse al rostro de Haze y sonreírle coquetamente — Aunque no te saldrá barato.
— Pagaré lo que deba pagar — susurró tratando de copiar aquel tono lujurioso de su contrario, más por deber que por gusto, aunque por más que lo intentaba, no lograba hacerlo con naturalidad.
— Bien — sonrió apretándole la mejilla — Vé a arreglarte, te llevaré a la universidad de camino al trabajo.
— Claro — murmuró mientras se apartaba de él y avanzaba hacía el baño de la habitación, sobresaltándose al sentir cómo le daba un golpe brusco en uno de los glúteos, pero en vez de quejarse, solo sonrió ampliamente mientras volteaba a ver la cara pícara de su contrario.
— Ups — dijo incrédulamente, sacándole al pelinegro una sutil risilla de los labios, para después ir rápidamente al baño de la habitación y encerrarse en el mismo, y al hacerlo, su semblante cambió a una expresión de incomodidad y frustración absolutas, ligadas con una amarga sensación en su estómago que le hacía querer vomitar todo lo que había comido el día anterior.
Se dió una bofetada algo brusca para tratar de volver en sí, al mismo tiempo que daba una gran bocanada de aire y se arreglaba un poco el cabello, esa era su nueva realidad, sí, pero eso no le quitaba lo incómoda y cruel en absoluto, aunque ni toda la incomodidad del mundo debía quebrarle, obligatoriamente tenía que soportar ese trato tan nefasto, aún cuando no quería estar cerca de aquel sujeto, ni un solo segundo del día.
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— Ten — decía mientras le daba una lata de soda al pelirrojo, lata que este recibió mientras miraba esta misma con algo de pesar.
— Te lo agradezco — murmuró dando un sorbo a su bebida, para dejarla de lado y ver detenidamente al sujeto que se sentaba frente a él — Dime, Trevor, ¿qué tan mal ha estado Haze desde que me fuí?
— De Sasha Johnson no queda mucho — admitió, cosa que abrumó mucho a Jessie, y le hizo sentir un dolor espantoso en su pecho — Ha cambiado mucho estos años, y se entiende, porque... bueno, los rumores alrededor de él, no son nada alentadores.
— ¿Qué clase de rumores?
— Dicen que Sasha es ahora la perra del hombre tras la victoria del alcalde Johnson, que hace todo lo que ese sujeto diga, aunque eso no parece agradarle en absoluto — decía mientras le daba un sorbo a su propia bebida — Últimamente se le ve muy decaído, y algo perdido, como si no tuviera un rumbo fijo en la vida, tanto así que incluso ha empezado a perderse en las fiestas para distraer la mente de toda la mierda que le pasa, y no lo culpo, cualquiera en su lugar lo haría.
Un sudor frío bajó por la frente de Jessie en cuanto escuchó las palabras ajenas, de repente su mente se nubló en cuestión de segundos, y cuando logró recobrar el sentido, lo único que deseaba era ir a la casa de ese hombre que le exilió hace tres años, y apretarle el cuello hasta matarlo.
— Todo es mi culpa — murmuró entre jadeos abrumados, ligados con ira y dolor — Si tan solo no hubiera huido... como un maldito cobarde.
— ¿Qué te hizo irte en primer lugar?
— No creo que me entiendas — admitió pasando su mano por su rostro — Ni yo mismo logro comprenderlo todavía, mientras más lo pienso, peor me siento.
— Déjate de metáforas y habla ya, Dalton — renegó con fastidio, logrando que el pelirrojo tomara aire, y se dispusiera a confesarle sus pecados.
— abandoné a Haze, porque Dick Jenkins me amenazó con hacerle daño si me quedaba en la ciudad — admitió, logrando que Trevor le mirara con asombro — Dijo que no le temblaba el pulso para dañar a Haze, así que me dió dinero y me dijo que me fuera lejos, y que si volvía a acercarme a Haze, era capaz hasta de hacerle cualquier cosa, todo para darme una lección, por tomar algo que le pertenecía.
— Maldito anciano degenerado — dijo con seriedad — ¿Porqué no fuiste con la policía?
— Por favor, Trevor; el tipo tiene dinero y poder, ¿crees que la policía iba a hacerme caso a mí, un bastardo muerto de hambre que tenía más cara de delincuente que de víctima? — renegó con desdén, logrando que su contrario le mirara con algo de pesar, se notaba que nadie estaba más enojado por sus errores, que él mismo.
— Debiste hacer algo más, Jessie — dijo Trevor con voz algo penosa, logrando que una lágrima bajara lentamente por la mejilla de Jessie.
— Lo sé, pero no tenía idea de qué hacer — admitió rascándose la nuca — Francamente aún no sé qué voy a hacer, ni siquiera estoy seguro sobre si Haze quiera verme de nuevo, y si no quiere hacerlo, no me atrevo a culparlo, nadie en su lugar querría verme de frente, sobre todo luego de que hice eso que le prometí que nunca haría.
El pelinegro miró a otro lado con algo de pena, le asombraba totalmente ver a Jessie Dalton derrotado de esa forma, pero entendía de sobra que, en cuestiones del amor, nadie estaba exento de pasar por ese tipo de dolor, mucho menos cuando se trataba de relaciones tan complicadas como la que Jessie tenía con Haze Johnson.
— ¿Y qué? — dijo mirándole de manera incrédula — Si no quiere verte, enfréntalo, dile la verdad, él merece saber que no lo abandonaste por mero capricho, lo hiciste porque no tuviste otra opción, en ese caso, es posible que no te odie tanto por irte.
— No puedo, Trevor — dijo dando una gran bocanada de aire — Si se lo digo querrá huir, volveremos a vivir como gitanos, y no quiero darle otra vez esa vida tan gris y cruel a Haze, lo amo demasiado para obligarlo a eso.
— ¡¿Y prefieres que viva con un anciano despreciable que lo obliga a hacer quién sabe qué cosa?! — clamó bruscamente mientras se ponía de pie frente a él — ¡Por favor! ¡el Jessie Dalton que conocí jamás habría agachado la cabeza de esta forma, él habría actuado, de buena o mala manera, pero lo habría hecho! ¡no se quedaría mirando el tiempo pasar sin hacer nada al respecto! ¡actúa como hombre, maldición!
Dichas palabras le asombraron muchísimo, sobre todo viniendo de Trevor, pero ellas le ayudaron a darse cuenta de la gran estupidez que estaba cometiendo al sentarse y solo lamentarse por sus problemas, él nunca habría actuado de esa forma, él habría buscado soluciones, poco ortodoxas, pero se habría esforzado en conseguirlas, y ahora más que nunca necesitaba soluciones, por más complicadas que fuesen.
Se puso de pie para ver a su amigo con seriedad, mientras apretaba bruscamente la lata de refresco en su mano, logrando que esta misma se doblara de golpe, y que el contenido que le quedaba se escurriera por la mano del pelirrojo y cayera al suelo sin más.
— Tengo una idea — dijo mientras se acercaba a Trevor y le palmeaba el hombro — ¿Sigues en contacto con Shun Jones?
— ¡¿Y tú porqué quieres la ayuda de esa perra?! — clamó de mala gana, abrumando al pelirrojo considerablemente.
— Creí que él y tú— trató de hablar, pero Trevor le interrumpió en seco.
— Han pasado tres años desde que te largaste, Dalton, ¡las cosas han cambiado para todos, incluida mi convivencia con Shun Jones!
Bufó incrédulamente mientras se cruzaba de brazos y arqueaba receloso una ceja.
— ¿Qué te hizo? ¿o qué hiciste?
— No te incumbe — dijo con seriedad.
— ¡Trevor necesito la ayuda de alguien relacionado con la policía, y el único que se me ocurre es el padre de Shun Jones, sin él no podremos hacer nada por Haze!
— ¿Y qué te hace creer que el padre de Jones no está comprado por Jenkins y el alcalde Johnson?
— Haze llegó a decirme que al padre de Shun no le agradaba que ellos fuesen amigos, todo por los rumores sobre Haze, y por temor a que el alcalde creyera que podría manipular también a Shun, o al menos eso es lo que yo recuerdo.
— Qué extraño, un policía honesto en tierra de nadie.
— No es como que vivamos en Westvalley, pero sí será difícil conseguir ayuda por aquí — dijo mientras chasqueaba la lengua y miraba a la nada con seriedad, aunque le alertó oír cómo Trevor gruñía de mala gana y lo miraba con fastidio.
— ¡Asht, tú ganas, maldición! — dijo con desdén — ¡Pero no quiero a Shun Jones cerca de mí!
— Como quieras, yo solo quiero hablar con su padre, y si es posible que él hable también sobre lo que nos pasó esa tarde.
— "¿Nos?" — preguntó algo incrédulo.
— A Shun y a mí nos secuestró Jenkins, y cuando me golpeó y amenazó, Shun estaba presente; además recuerdo que él quería hablar con Shun sobre otra cosa también, pero nunca supe sobre qué.
Dichas palabras hicieron que un sudor frío bajara por la frente de Trevor, y que este mirara a otro lado con seriedad, cosa que intrigó considerablemente al pelirrojo.
— Como sea — dijo sacudiendo la cabeza — Sea lo que sea que quieres hacer, hagámoslo rápido, el entrenador Straten vendrá más tarde para hablar con nosotros sobre sus planes en el equipo, y no nos conviene ausentarnos mientras llega.
— Bien, ¿cuándo crees que debamos ver a Jones entonces?
Ambos voltearon de golpe al oír cómo tocaban la puerta de aquel departamento con insistencia, cosa que alertó considerablemente al pelirrojo, empezaba a sentir una paranoia atroz, no recordaba haberse sentido así en años, específicamente en los años que trabajaba con su padre, y constantemente debía huir y ocultarse de pandilleros que cobraban préstamos o deudas de su padre, y como siempre, él era quien debía dar la cara a todos ellos.
Trevor fue a la puerta para abrirla y ver de quién se trataba, alertándose totalmente al ver al sujeto que estaba parado frente a la misma.
— Entrenador Straten — dijo algo abrumado — Creí que vendría más tarde.
— Salí temprano de casa y quise venir ya — dijo mientras entraba al departamento sin más — ¿Jessie ya llegó?
— Es bueno verlo, entrenador Straten — dijo mientras caminaba hacía él para estrecharle la mano, saludo al que el hombre correspondió tranquilamente.
— Igualmente, Jessie; veo que tú y Trevor ya tuvieron el agrado de conocerse — dijo mientras palmeaba el hombro del pelirrojo y volteaba a ver al pelinegro al mismo tiempo.
— De hecho, ya nos conocíamos — admitió — Jugamos juntos en preparatoria, cuando yo aún vivía aquí en Denver.
— Vaya, qué feliz coincidencia — dijo el entrenador mientras miraba la hora en el reloj de su muñeca — Vaya, se está haciendo tarde; escuchen muchachos, primero quiero que vayamos a la universidad para que calienten un poco y conozcan a sus demás compañeros, luego les explicaré cuál será mi plan con ustedes como defensa.
— Suena bien — dijo Jessie despreocupadamente, aunque frunció confundido el ceño al ver la cara de duda que Trevor le dedicó.
— Perfecto, vámonos entonces, mientras más rápido lleguemos más pronto podré ver a mis estrellas en acción — dicho esto, palmeó los hombros de ambos y empezó a caminar hacía la puerta del departamento nuevamente.
— ¿Qué pasa? — preguntó mientras caminaba junto a él tras el entrenador.
— ¿No te preocupa ir tan pronto a clases?
— ¿Porqué habría de preocuparme? — preguntó algo incrédulo, aunque la expresión dudosa de Trevor le hizo mirarle con horror y pánico absoluto — N-No... n-no me digas que él...
— Tal parece que lo verás más pronto de lo que pensaste.
— N-No es posible — jadeó — C-Creí que Haze iría a la academia de artes, s-su padre le decía siempre que Dick lo enviaría ahí.
— Fusionaron la academia de artes y la universidad central hace año y medio, a modo de agrandar las instalaciones.
Un sudor frío bajó por la frente de Jessie apenas escuchó tales palabras, por años había soñado con el momento en el que pudiera volver a ver a Haze, pero ahora que el momento se materializaba frente a él, solo podía sentir terror, mucha pena, y sobre todo, mucha preocupación, al no saber qué esperar al tener a su ser amado cerca suyo nuevamente.
Continuará
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- Gema
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