58 - 'Ardor Terrible'
Acariciaba al enorme animal frente a él, sonriendo al ver la inocencia con la que le miraban sus brillantes ojos cafés, aunque el ruido de la puerta le sacó abruptamente de sus pensamientos, y le hizo voltear por inercia, topándose con aquella silueta de ojos verdes a la que llevaba evitando todo el día.
— Ven Boby — llamó al perro para que fuera a la cama con él, cosa que hizo que el pelirrojo arqueara una ceja y le mirara con incredulidad mientras se acercaba hacía ellos.
— Asumo que hoy no dormiré ni contigo ni con el perro — preguntó, suspirando con fastidio al ver que su novio le ignoró y siguió acariciando al perro — Cherryy.
— No quiero hablar, Jessie — dijo mientras tomaba una manta y se cubría por completo con ella, haciendo al pelirrojo gruñir con fastidio.
Le hizo una seña al perro para que bajara de la cama, y cuando este bajó, se recostó junto al pelinegro para quitarle la manta del rostro y verle de manera suplicante.
— Merezco que me trates así — dijo mientras pasaba un dedo por la mejilla ajena — Pero al menos explícame porqué lo estás haciendo.
— Es... tonto — admitió con frustración — Tú mismo lo dijiste, solo seguimos aquí porque yo quiero seguir estudiando, pero... p-por alguna razón yo... e-estoy cansado, Jessie; s-solo quiero que nos quedemos en un sitio en el que no tengamos que pasar por el constante miedo de ser atrapados, o que nos echen a la calle como si fuéramos ratas.
— Para lograr eso tenemos que seguir un camino muy largo, Cherry — le dolía decirle eso a su pareja, pero tampoco podía mentirle, él sabía de sobra que apenas estaban comenzando los problemas para ellos, sobre todo por el estilo de vida que llevaban, incluso tenía un leve sentimiento de que serían pocos los "momentos de paz" en sus vidas, y eso le avergonzaba bastante, sobre todo al ver cómo al pelinegro ya le estaba cansando dicha situación.
— Maya tenía razón — susurró débilmente, alertando al pelirrojo — Ella me advirtió que esta vida no sería nada bonita, y yo no la quise escuchar.
— ¿Te arrepientes? — preguntó con algo de pesar, sintiendo su corazón detenerse al ver una lágrima rodar por la mejilla de Haze.
— No, pero... miento si digo que no me enoja que debamos vivir así — susurró mirando hacía otro lado, la melancolía en sus ojos azules logró que un dolor brusco inundara de lleno el pecho de Jessie, él muchas veces le había prometido a Haze que le daría una vida mucho mejor, ¿cuál era la mejoría? a excepción de los golpes que le daba su padre, todo seguía igual, por no decir, que estaba incluso peor, ya que él no le daba ni la mitad de las cosas que le daban sus padres, "solo te traje para que sufrieras" pensó amargamente, mientras una sonrisa de pena se reflejaba en su rostro.
— Dormiré abajo hoy — dijo con la voz algo apagada mientras se levantaba de la cama y caminaba a la salida de aquella habitación; Haze no dijo nada, no se sentía con ánimos de responder, él no le echaba en absoluto la culpa a Jessie, pero recordar la manera tan cruel en la que fueron tratados y echados por la mujer a la que él creyó inocente, le causaba tanto dolor que ni siquiera lograba formular una palabra, sobre todo al pensar que, todo ese calvario lo sufrieron por culpa suya, y su novio se lo advirtió, pero él lo ignoró.
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Al día siguiente, ambos se fueron a clases, aunque ninguno lograba decir una sola palabra, Haze por pena, y Jessie por culpa, cada uno sentía que habían cometido errores garrafales en su relación, errores que el otro no les perdonaría jamás, y era por eso que les costaba tanto verse el uno al otro.
— Hoy tengo práctica hasta tarde — explicaba mientras se bajaba del auto con él — Espérame en el auto para irnos juntos.
— De acuerdo — dijo con la voz algo apagada, aunque no esperó oír otra palabra del pelirrojo, solo se dió vuelta y caminó al interior del edificio escolar, provocándole a Jessie un ácido sentimiento de frustración y pena, sentía que Haze le estaba dejando un mensaje con su actitud, y ese era, que ya había agotado por completo su paciencia.
Avanzó a paso acelerado hacía el interior de la escuela, jadeando por debajo mientras sus ojos se cristalizaban en seco, se sentía perdido y nervioso, no dejaba de pensar en las palabras de Maya y en todo lo que Magda les dijo cuando los echó, "¿ese será el rumbo que tomará mi vida de ahora en adelante, odio y desdén a cada lado al que vayamos Jessie y yo?" se preguntaba para sus adentros con dolor, odiaba darle tantas vueltas a ese asunto, sobre todo porque él en el fondo ya esperaba que las cosas fueran así, pero la realidad superó por completo sus expectativas, como una enorme ola que él ya veía venir, pero que igual lo terminó arrollando y arrastrando sin piedad alguna.
— ¡Haze! — escuchó una voz conocida llegar de repente, se trataba de Quincy, quien era acompañado por cierto sujeto gótico, ambos llevaban consigo unos tickets dorados, los cuales agitaban con mucha emoción mientras avanzaban hacía él — ¡Ya tenemos entradas para el baile!— Compramos las tuyas y las de rojito, por cierto, dile que me debe veinte dólares — dijo el gótico con desdén, aunque se quedó helado al ver cómo el sujeto de ojos azules dejaba correr un par de lágrimas y miraba a sus amigo con pesar absoluto — ¿Haze qué te ocurre?
— Chicos, yo... y-yo — trató de hablar, aunque empezó a jadear por debajo y no pudo continuar con su explicación.
— Ay cariño — dijo Quincy mientras lo tomaba de los hombros — Respira ¿sí? vamos al salón de clases.
— ¿Qué te hizo? — preguntó Shun con seriedad.
— Shun déjalo respirar — dijo Quincy mientras los guiaba a uno de los salones, todo mientras Haze miraba a la nada y de vez en cuando soltaba pesados suspiros de desdén y frustración.
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— Qué sorpresa que vinieras a visitar, anciano de mente — dijo aquel sujeto pelirrojo mientras le ofrecía una cerveza a su visitante, quien sonreía tranquilamente y jugueteaba con uno de los mechones de su barba.
— Solo pasaba para despedirme, me iré a otro pueblo por un tiempo.
— Wow, ¿y a quién dejaste en tu casa?
— Qué curioso que preguntes, Monty — dijo mientras daba un sorbo a su cerveza — Ayer me encontré a tu hijo Jessie, y le pedí que cuidara de mi pequeña choza mientras que no estoy.
— ¿Jessie? — preguntó el hombre con recelo, aunque no le dió mucha importancia al asunto — Mh, bueno, ese bueno para nada se alejó de nosotros hace tiempo, se puede decir que está muerto para mí.
— Oh, no tenía idea de que tenías problemas con él, Monty — dijo con algo de pena — La verdad es un muchacho bastante centrado, platiqué un rato con él y me dejó muy impresionado, aunque el chico que lo acompaña parece más una ama de casa, es bastante curioso.
— ¿Chico? — dijo el pelirrojo — ¿De qué chico hablas? ¿hay alguien más con Jessie?
— Así es, un chiquillo de pelo negro, muy delgado por cierto, está con Jessie, parecen ser amigos, aunque me pareció oírlos discutir el día de ayer.
Aquellas palabras dejaron totalmente perplejo al pelirrojo, quien esbozó una ligera sonrisa y siguió interrogando a su acompañante, sacándole toda la información que pudiera sobre el chico que acompañaba a su hijo, para así, cuando aquel hombre se marchara, él podría llamar a su amigo y decirle finalmente el paradero de aquel chico pelinegro, al que llevaban muchísimo tiempo buscando.
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— Ese maldito — gruñó con molestia, mirando detenidamente cómo su amigo mantenía la mirada agachada y se mordía el dedo índice con ansiedad, mientras sus ojos seguían enrojecidos a causa del llanto — ¡Te dije que ese bastardo era un mal nacido!
— No resolvemos nada con gritar, Shun — dijo Quincy — S-Sí, Jessie hizo mal al tratarte así, pero los reproches de la anciana no fueron su culpa.
— ¡Pero no tenía porqué tratar así a Haze! — clamó bruscamente mientras miraba de reojo a Haze — ¡Y tú! ¡te advertí que esto pasaría! ¡¿entonces porqué estás arrepentido ahora, eh?! ¡¿te decepciona ver que evidentemente tenía razón, y tu cuentito de hadas se vino abajo?!
— ¡Shun! — clamó Quincy.
— Sí — dijo con voz apagada, alertando a ambos sujetos — Sí Shun, tenías razón, hice mal al creer que podría ignorar todos mis problemas e irme a vivir con él como si nada, c-creí que al estar juntos no me pesaría que la gente me tratara mal, c-creí que él... él ya no sería malo conmigo solo porque tengo sexo con él, pero me equivoqué, y-y me duele...
Dichas palabras lograron que Shun y Quincy se miraran el uno al otro con pesar, para después ir hacía Haze y acariciarle los hombros sutilmente.
— Solo es un mal momento, Haze.
— No Quincy, así será mi vida siempre, M-Maya me lo dijo, q-que esta vida que elegí estaría llena de pesar y dolor, y-y ya me doy cuenta de que ella no mentía.
— Esa mujer es una imbécil — dijo Shun.
— Tú eres el que siempre dice que enamorarse es de tontos, que la vida que quiero no es un cuento de hadas, no sé porqué me estás consolando en vez de reírte en mi cara.
El gótico miró con pesar a su amigo en cuanto este le dijo esto, pero antes de poder pensar en algo más para consolarlo, solo se dió media vuelta y salió de aquel aula de clases como alma que llevaba el diablo, dejando solos a Haze y a Quincy, quien trataba de consolar al sujeto pelinegro, sintiendo una punzada en su propio pecho al notar lo dolido que estaba su amigo por aquel inconveniente.
— Es solo un malentendido, Haze; no creo que Jessie te vuelva a tratar así.
— No se trata solo de eso — susurró con pesar — Y-Yo siempre me equivoco, me equivoqué al creer que Magda era buena, y-y me equivoqué al creer que viviendo juntos no tendríamos problemas, y-yo siempre cometo errores, y él debe cargar con mis equivocaciones, a-algún día se va a hartar, y cuando lo haga ¿q-qué voy a hacer? n-no tengo nada, n-nadie, s-solo lo tengo a él, y no quiero perderlo, Quin; lo amo demasiado para imaginar una vida en la que él no esté.
— No creo que él te quiera abandonar por esto, Haze; al fin y al cabo, no es como que esto fuese tu culpa, ninguno tenía forma de controlar las acciones de esa mujer.
— Le dije que me estoy cansando — susurró con pesar — Me da miedo que malinterprete lo que dije, pero no sé cómo disculparme, porque sé que al tratar de arreglar las cosas, solo lo voy a empeorar.
— Cariño él te ama, eso se nota, ser franco con él no te traerá problemas, solo debes alzar la cabeza y decirle la verdad, él sabrá entenderte.
— ¿Y si no lo hace, Quincy? — susurró con pesar — Jessie no es hombre de perdonar.
— Pero sí de darle una segunda oportunidad a la persona a la que ama — susurró acariciando sutilmente la mejilla de Haze, logrando que este sonriera de lado mientras limpiaba una lágrima que rodaba por su mejilla.
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— ¡Te juro que está con él! — clamaba mientras caminaba junto a su amigo pelinegro y a otro sujeto castaño hacía un auto muy lujoso estacionado frente a su casa.
— ¡Voy a ahorcarlo apenas lo tenga enfrente! — clamó el pelinegro.
— Ese privilegio es mío, Freddy — dijo el castaño, aunque los tres se detuvieron al ver cómo llegaban unos sujetos en un auto bastante deteriorado, sujetando algunas barras metálicas entre sus manos, y mirando con odio absoluto al sujeto pelirrojo.
— ¡Ahí estás, Monty! — dijo uno de estos sujetos mientras se bajaba del auto — ¿Qué hay de mi dinero, amigo?
— R-Rusty — dijo mientras daba un paso atrás — C-Creí que vendrías otro día.
— Estoy impaciente, anciano — dijo mientras se acercaba a ellos — Alcalde, qué gusto verlo.
— ¿Te atreves a amenazar a mi amigo enfrente mío? — dijo el pelinegro.
— Es un ajuste de cuentas limpio, él nos debe dinero.
— ¿Cuánto exactamente? — dijo el castaño.
— Hará que se te caiga el peluquín, viejo.
— Pues no uso peluquín, pero estoy dispuesto a pagar la deuda de este buen hombre — dijo palmeando el hombro del pelirrojo, haciéndole abrir los ojos con asombro — Y darles algo de dinero extra, solo si hacen algo por mí.
— Depende de qué quieras — dijo aquel sujeto de mala gana.
— Solo quiero que resuelvas tu ajuste de cuentas, con otra persona — canturreó tranquilamente, alertando por completo a los dos sujetos que estaban con él, sobre todo al de abundante cabellera pelirroja.
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— ¡¡Dalton!! — gritó mientras entraba al campo de fútbol, logrando divisar a un sujeto de larga cabellera rojiza parado en medio del mismo, arrojando balones hacía la zona de anotación, mientras varios hombres lo miraban con atención, entre ellos, su propio entrenador.
— Pues, no eres el mejor del mundo por así decirlo — dijo uno de estos hombres mientras hacía algunas anotaciones en su planilla, sus palabras le daban muy igual al pelirrojo, otro día les habría enojado bastante, pero ese día, estaba demasiado frustrado e inquieto para enfocarse en algo que no fueran sus propios problemas.
— S-Solo está algo exhausto, él puede hacerlo mejor, ¡J-Jessie vé y patea el balón! — dijo el entrenador mientras señalaba el ovoide, aunque la voz de uno de esos reclutadores le detuvo en seco.
— Hemos visto suficiente por hoy, entrenador — dijo aquel hombre mientras guardaba su bolígrafo y miraba con desdén al chico frente a él — Alguien tan carente de talento como tú no llegará ni a ligas menores jamás, no seguiré perdiendo mi tiempo mirándote.
— Yo tampoco — dijo otro hombre, y varios repitieron lo mismo antes de irse de la cancha.
— Carajo — gruñó el entrenador mientras pasaba su mano por su rostro con frustración, para voltear y ver a Jessie con severidad — ¡¿Qué clase de demostración fue esa, Jessie?!
— Hice lo que siempre hago, allá ellos si no les interesa.
— ¡Sí, efectivamente hiciste lo que siempre haces, ser un mediocre! — gritó bruscamente, logrando que el pelirrojo le mirara con asombro — ¡¡Solo sabes ser un mediocre, no importa cuánto talento tengas, nunca vas a esforzarte por nada en tu vida, Jessie!! ¡¡he tratado hasta el hartazgo de ofrecerte un futuro, y tú solo pateas las oportunidades como si estas te cayeran del cielo!!
El mayor sujetó al chico del cuello de su camiseta para agitarlo varias veces, ignorando totalmente a la silueta gótica que se les iba acercando de a poco.
— ¡¿Te das cuenta de la gran oportunidad que acabas de perder?! ¡¿por absolutamente nada?!
— Usted no tiene idea de todo por lo que debo pasar, no tiene derecho alguno de gritarme — renegó, aunque sus palabras importaron poco al entrenador.
— ¡Ahh claro, todo por lo que debes pasar! ¡pasar el día cogiendo debe ser muy agotador en serio, Jessie! ¡puras estupideces! — gritó bruscamente para apartarse de él y caminar a la salida de aquel campo, mientras el pelirrojo gruñía con rabia y apretaba sus propios puños con fuerza.
— Parece que alguien se me adelantó — dijo el gótico, logrando que Jessie volteara a verle con desdén, desdén al que Shun correspondió rápidamente.
— ¿Qué mierda quieres, Jones?
— ¡¿Qué mierda quiero?! ¡quiero que sepas que eres un maldito infeliz! — clamó bruscamente — ¡Sabía que tú solo le causarías dolor a mi torpe amigo! ¡tú jamás fuiste bueno para él, por más que se lo advertí, no sé porqué carajo Haze accedió en vivir contigo en primer lugar!
A diferencia de otras ocasiones, Jessie no tuvo algún comentario tajante para contrarrestar los reproches de Shun, solo agachó la mirada y se cruzó de brazos, mientras un ardor terrible se formaba en su pecho.
— Eso yo tampoco lo sé — murmuró con la voz apagada para darse vuelta y caminar hacía la salida del campo, dejando totalmente helado al chico gótico, pero antes de que el pelirrojo se fuera, sacudió su cabeza y se fue detrás de ir para continuar con sus reproches.
— ¡Oye, no he terminado contigo, vuelve aquí! — gritó mientras trataba de seguirle el paso, aunque le helaba la sangre el semblante de decepción y pena que tenía el sujeto pelirrojo, jamás le había visto de esa forma, algo dentro de él le decía que tal vez era el peso de sus acciones el que le hacía actuar de esa forma, aunque estaba demasiado enojado para razonar con claridad.
Continuará
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- Gema
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