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46 - 'Apoyo Mutuo'

— Eso fue lo último — murmuró mientras se sentaba en la cama junto al chico pelirrojo, quien se mordía el labio inferior sutilmente, gesto que hizo reír por debajo a Haze — ¿Qué ocurre?


— Nada importante, solo tengo ganas de fumar — admitió mientras suspiraba pesadamente.


— ¿Porqué no lo haces?


— No fumaré frente a ti, ya te lo dije; y no te dejaré solo con esa arpía.


— Lo entiendo — murmuró mirando atentamente al chico de ojos verdes, mientras un ligero rubor inundaba de lleno sus mejillas, cosa que intrigó e hizo reír a Jessie.


— ¿Porqué te sonrojas?


— Es que... — agachó apenado la mirada mientras pensaba qué decir — E-Es que me gustas mucho.


— Mh, ¿enserio? qué coincidencia, tú también me gustas mucho — dicho esto, jaló a Haze del brazo para apegarlo a él y abrazarlo con fuerza — Eres tan tierno que dan ganas de comerte.


— ¡Jessie! — dijo entre risas mientras tomaba las mejillas ajenas para besar suavemente a su pareja, aunque el ruido de la puerta les interrumpió en seco.


— ¡Muchachos! — habló ella mientras entraba a la habitación, mirando con algo de recelo la manera en la que ambos se apartaron el uno al otro de golpe — ¡No crean que esto es un hotel barato, no quiero indecencias en mi casa!


— S-Sí señora — murmuró Haze mientras agachaba apenado la mirada, aunque Jessie solo miraba a dicha mujer con absoluta seriedad.


— Vengo a decirles que no hay comida suficiente en el refrigerador, así que si quieren comer, tendrán que ingeniárselas por su cuenta.


— No esperamos que usted nos dé de comer — dijo Jessie de mala gana, haciendo a la mujer sonreír cínicamente.


— Es bueno que nos entendamos — dicho esto, se dio media vuelta para salir de aquella habitación, dejando solos a Haze y a Jessie nuevamente.


— Qué ganas de cogerte aquí solo para colmarle la paciencia — gruñó sin pelos en la lengua, haciendo a Haze alzar las cejas mientras un gran rubor inundaba sus mejillas.


-


— Ya vine — dijo mientras entraba a la habitación que empezaba a compartir con su novio, ya la noche había caído abruptamente, por lo que Jessie se vió forzado en ir a comprar algo de comer para él y para Haze.


— ¿Magda te dijo algo? — preguntó mientras bajaba el libro entre sus manos para ver con atención al pelirrojo.


— No, no estaba en ningún sitio, intuyo que ya debe estar dormida o algo así — comentó mientras se iba a la cama para sentarse junto a Haze y empezar a desempacar la comida que tenía en la bolsa — Traje comida china.


— Uh, rico — murmuró mientras sonreía de lado y esperaba a que Jessie le diera su comida — ¿Fue muy caro esto?


— No, tengo un amigo que trabaja en uno de estos locales, y me la dejó más barata.


— Qué bueno — dijo mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Jessie, aunque alzó un poco la cabeza al sentir un aroma a nicotina que le hizo sonrojarse, y empezar a olfatear el cuello del pelirrojo, haciéndole sonreír suavemente.


— Oye Cherry — murmuró dejándole olerle — ¿Me perdí de algo?


— ¿Estuviste fumando?


— Sí, perdona, el estrés hace que quiera fumar.


— Descuida — susurró rozando sus labios con los de él — Me gusta mucho este olor.


— Cherry — susurró tomando las mejillas ajenas con una sola mano para besar hambrientamente al pelinegro, sacándole algunos jadeos de esos que tanto le encantaban a Jessie, pero antes de que pudieran llegar a algo más, ambos voltearon al oír el grueso ladrido de un perro.


Rieron al unísono al voltear y ver al animal sentado junto a la cama mirándoles con detenimiento.


— Creo que alguien tiene hambre — dijo Jessie mientras sacaba unas croquetas para dárselas al perro en cuestión — Será difícil tener sexo con él encima.


— ¿Enserio tendremos sexo? — murmuró Haze algo abrumado — Pero Magda dijo— trató de hablar, pero Jessie le interrumpió.


— ¿Quieres dejarte dominar por esa mujer? — preguntó con algo de molestia — Ella es una arpía, Haze, si voy a pagarle de más, al menos quiero pasar por alto su maldita regla contra la intimidad.


— ¿Pero qué pasa si nos escucha? — preguntó algo dudoso, quedándose helado al ver la maliciosa sonrisa en el rostro de Jessie.


— Tranquilo, Cherry, ya tengo algunas ideas en mente para evitar eso — murmuró tomando un trozo de camarón para ponerlo frente a Haze, este lo mordió mientras miraba muy perdido y abrumado a su novio.


-


Mordía con fuerza una pequeña almohada mientras miraba a la nada sin saber qué hacer, el placer lo estaba sofocando, moría por gritar el nombre de su novio, pero no podía, no se podía permitir hacer un solo ruido, así que debía de aferrarse a aquella almohada y morderla con fuerza.


— ¿Buena idea, no? — susurró entre risas mientras se movía lentamente sobre el cuerpo de Haze, mientras una manta les cubría de la cintura para abajo — O-Odio no poder verte la cara pero, mgh, se siente tan bien que no puedo quejarme.


Mordió con fuerza la almohada mientras apretaba la sábana que cubría la cama, cada fibra de su cuerpo estaba temblando, sobre todo por lo lento que Jessie se estaba moviendo a propósito.


— Shh, vas a despertar a Boby — susurró en el oído ajeno mientras tomaba las manos de Haze y las apretaba con fuerza para seguir con su vaivén — Mgh, Cherry, mi amor, nunca quiero dejarte.


— Mgh — gimió ahogadamente mientras sentía una corriente recorrer su cuerpo, corriente que le hizo apretar con fuerza la sábana sobre la que estaba.


— ¿Uh? ¿qué ocurre, te duele? — Haze negó con la cabeza mientras volteaba un poco y miraba a Jessie con deseo — Ah, ya entiendo — susurró entre risas mientras aceleraba un poco su vaivén, haciendo a Haze poner los ojos en blanco mientras apretaba con más fuerza esa manta.


Sus agitadas respiraciones y el sonido de sus pieles chocando era lo único que lograba resonar en aquella habitación, era precisamente eso lo que querían lograr, no querían que nadie los molestara, había sido un día muy abrumador, y querían recompensarse el uno al otro.


— Jessie — susurró soltando la almohada, aunque rápidamente el pelirrojo le hizo callar metiendo su lengua en la boca de Haze.


— Shh — susurró entre besos a los que Haze correspondió sin dudarlo dos veces.


Ambos siguieron besándose de forma hambrienta mientras seguían frotándose el uno al otro, cada roce de su piel les hacía temblar de igual forma, lo que más les desesperaba era no poder gritar el nombre del otro, era tan sofocante que sentían que se asfixiaban.


— ¡Mgh! — jadeó mordiendo con fuerza los labios de Jessie, haciendo al pelirrojo reír por debajo.


— ¿Estás cerca? — susurró arqueando una ceja, Haze asintió mientras se mordía con fuerza el labio inferior — Bien, aumentemos un poco el ritmo — dicho esto, le dió la almohada a su novio nuevamente, para de esta forma hundir su cara en el hombro de Haze y empezar un brusco vaivén que los hizo a ambos temblar y jadear de forma ronca.


Gemía ahogadamente con la almohada en su boca, gozando del brusco vaivén de Jessie al mismo tiempo que disfrutaba de las feroces mordidas que el chico pelirrojo le estaba dando en el hombro.


Repentinamente ambos sintieron la fuerte corriente del clímax apoderarse de ellos, cosa que les hizo venirse encima de aquellas sábanas blancas sobre las que iban a dormir.


— Ah carajo — jadeó Haze alzando la cabeza finalmente — Quiero más.


— Me temo que no, Cherry — dijo Jessie mientras le besaba dulcemente la mejilla — Mañana tenemos clases.


— Pero— trató de hablar, pero un beso de parte de Jessie le interrumpió.


— Mañana podemos hacerlo de nuevo, amor — murmuró abrazando a Haze para recostarse sobre su espalda — Se siente bien estar así.


— Ya lo creo — murmuró recostándose de mejor manera en la cama, dejando que Jessie permaneciera sobre su espalda — ¿Qué planeas hacer ahora, Jessie?


— ... Conozco a alguien en una constructora cerca de aquí, dijo que siempre que yo necesite trabajo, puedo ir con él — oír eso hizo que Haze jadeara algo abrumado.


— No, amor eso no.


— Shhh — susurró besando el hombro ajeno — Serán solo los fines de semana, relájate ¿sí?


— Pero, t-tus notas, e-el fútbol, todo se verá accidentado, Jessie.


— Cálmate, Cherry, yo puedo ingeniarmelas — murmuró besando el hombro ajeno — Necesito que confíes en mí ¿sí? lo hago por nosotros, para poder salir de esta juntos.


— Jessie — suspiró con algo de preocupación, viendo de reojo al enorme animal que dormía profundamente al otro lado de la habitación — Bien, s-solo trata de no desgastarte mucho ¿de acuerdo?


— De acuerdo — susurró besando nuevamente el hombro ajeno — Tengo que mantenerme en forma, para que mi chico adicto al sexo no se aburra de mí.


— ¡¿Qué cosas dices?! — clamó algo alterado, pero un susurro y unas risas de parte de Jessie le hicieron callarse — Yo nunca podría aburrirme de ti, mi amor.


— Es lindo oírte decir eso — susurró acercándose al rostro ajeno para pegar su frente con la de Haze — Aún no creo que esto esté pasando.


— ¿qué cosa?


— Nosotros, siendo pareja — murmuró sonriendo cálidamente — Es tan hermoso que siento que estoy soñando.


— Despierta Jessie Dalton, porque esto no es un sueño, es la realidad — murmuró dedicándole una cálida sonrisa al pelirrojo, logrando que este lo besara de manera hambrienta y llena de mucho cariño y ternura.


-


Los días fueron transcurriendo con lentitud, a medida que las hojas del otoño caían, la vida de Haze y Jessie se iba volviendo más y más complicada, pero su relación iba fortaleciéndose cada día más, todo gracias a aquellos sentimientos de fortaleza y apoyo mutuo que los unió desde el primer día.


Su estancia en la casa de aquella mujer mayor era cada día más tensa, la mujer actuaba recelosa y autoritaria, sobre todo cuando Jessie estaba en casa (ya que era él quien parecía empeorar el mal genio de aquella mujer).


Haze iba de clases a la casa de Magda, mientras pasaban los días más se sentía abrumado por su estado de "prófugo", a veces soñaba con que su padre lo encontraba y lo forzaba a casarse con Dick, sueños que él evitaba contarle a Jessie, precisamente para no mortificarlo de más, ya que Jessie tenía demasiado en su mente, de lunes a viernes estudiaba y asistía a las prácticas del equipo, mientras que los fines de semana trabajaba hasta tarde en una construcción para poder mantenerlos a él y al chico de ojos azules, y aunque él insistía en que estaba bien, Haze sabía que su novio estaba exhausto.


— Bien clase, eso ha sido todo por hoy, pueden retirarse — dijo el docente mientras cerraba su libro y se levantaba de su asiento, acción que copiaron todos los alumnos, o bueno, casi todos.


Se levantó de su asiento para guardar sus cosas en su mochila y avanzar hacía una mesa donde estaba cierto sujeto de cabello pelirrojo, quien estaba profundamente dormido con la cabeza pegada a su mesa de trabajo.


— Jessie — susurró mientras movía sutilmente el hombro ajeno — Jessie, mi amor, levántate.


— ¿Uh? — jadeó alzando la mirada con los ojos entrecerrados, viendo a los lados sin tener idea de en dónde estaba — ¿Haze?


— Te quedaste dormido en clases otra vez — murmuró pasando su mano por el rostro ajeno, haciendo al pelirrojo suspirar con algo de frustración.


— Carajo — gruñó mientras se rascaba la cabeza y se levantaba de la mesa — ¿Dijeron algo importante?


— Algunas cosas, pero no te preocupes, lo anoté todo por ti — murmuró dedicándole una amplia sonrisa a su novio, sonrisa a la que este correspondió algo apenado — Tienes que tratar de descansar, Jessie.


— Lo sé, Cherry — murmuró sobándose el entrecejo — Creeme que quiero tomarte la palabra, pero es difícil ¿sí? entre el trabajo y el entrenamiento me están exprimiendo.


— Pues entonces deberías tomarte un descanso de ese odioso trabajo.


— ¡¿Estás loco?! ¡¿y cómo pagaremos las cuentas?!


— Yo también puedo trabajar, Jessie.


— Ni loco — afirmó con seriedad — No puedes exponerte así como así, Haze, lo sabes.


— Sí pero ¡igual es frustrante quedarme en casa mientras tú luchas por nosotros dos! ¡siento que solo soy una carga para ti!


— ¿Carga? — murmuró tomando las mejillas ajenas mientras le sonreía cálidamente al pelinegro — Cherry, tú eres eso que me motiva a levantarme de la cama cada mañana, ¿cómo podrías considerarte entonces como una carga, si eres mi fuerza, mi amor?


— ¿Enserio lo soy? — murmuró pegando su frente con la del pelirrojo, aprovechando que ya no había nadie en el salón de clases con ellos.


— Desde luego — susurró rozando sus labios con los de Haze, aunque el repentino ruido de la puerta del aula de clases les hizo apartarse en seco el uno del otro.


— ¿Jóvenes, siguen aquí? — preguntó un sujeto alto que entraba al salón para verlos a ambos con seriedad.


— S-Sí, perdone director Carson — dijo Haze mientras sonreía tímidamente — Y-Ya nos vamos.


— Por favor desalojen el aula — dijo el director con seriedad, logrando que ambos chicos se marcharan de ahí a paso acelerado.


— Viejo imbécil — escupió de mala gana mientras se cruzaba de brazos.


— ¿Crees que ya sospeche de nosotros? — preguntó mirando de reojo al chico pelirrojo.


— Últimamente no somos tan obvios aquí en la escuela, pero no sé si sea correcto descartarlo tan pronto.


— Ojalá no lo note, no quiero más palabrería puritana, suficiente tengo con todo lo que Magda nos dice.


— Me divertiría mucho verla ahogarse con su dentadura postiza — murmuró entre risas cínicas, a las que Haze correspondió algo apenado.


— ¡Jessie!


— ¿Qué tú no has fantaseado con eso?


— Bueno... u-una sola vez lo pensé — murmuró mientras reía por debajo — ¡Pero ya no sigas con eso, hablo enserio!


— Bien bien, como diga mi amor — murmuró alborotando el cabello de Haze, haciendo que este se sonrojara sutilmente — ¿Qué gustas comer hoy?


— Mm, no lo sé, la comida china tiene mucha grasa, y la comida mexicana no me gusta — murmuró arrugando la nariz, cosa que hizo reír al pelirrojo.


— Supongo que tendremos que recurrir a nuestras viejas amigas, ¡las hamburguesas! — murmuró haciendo unos gestos con sus manos que hicieron a Haze reír sutilmente.


— ¡No te burles! ¡las hamburguesas son deliciosas!


— Y no he dicho lo contrario, enserio, a mí también me han empezado a encantar, solo me preocupa que a tus treinta seas tan gordo como un elefante — murmuró de forma burlona, logrando que Haze le golpeara con algo de fuerza el brazo — ¡¡Jajaj oye!! ¡auch! vaya Cherry, tu derecha a mejorado bastante.


— He practicado — murmuró entre risas cínicas mientras caminaba junto al pelirrojo al comedor, antes le atemorizaba mucho estar en dicho sitio, pero desde que empezó a estar cerca de Jessie Dalton, los bravucones de la escuela no se atrevían ni siquiera a hablarle, al menos la mayoría.


— Muero de hambre — gruñó mientras caminaban a la fila donde daban la comida — Bendito sea el bufette gratuito de la escuela pública.


— Lo dices como nos muriéramos de hambre, Jessie — dijo entre risas mientras caminaba junto a él.


— Estoy entrenando y trabajando como bestia, quiero comer suficiente, y por pagarle a la arpía de Magda evito comprar comida suficiente para saciarme.


— Pobre de mi campeón — murmuró palmeando el hombro de Jessie suavemente.


Repentinamente sintió cómo alguien pasaba detrás suyo y le empujaba sutilmente y le hacía caer al suelo, cosa que le hizo jadear y voltearse en seco para ver algo abrumado a la persona que acababa de empujarle, quedándose helado al ver a cierta figura de largo cabello claro que le sonreía cínicamente.


— ¡¿Cherry?! — clamó el pelirrojo al darse cuenta de que el pelinegro estaba en el suelo, por lo que rápidamente se agachó para ayudarlo a levantarse, alzando la mirada para ver con odio al sujeto que le había golpeado, pero al verle de mejor forma el rostro, sin duda alguna se quedó helado.


— ¡Chicos! vaya, qué sorpresa tan grata encontrarmelos por aquí — comentó mientras se acercaba a Haze y le apretaba la mejilla, aprovechando que este ya estaba e pié — Sasha ¿cómo estás? perdona el empujón, no me fijé que eras tú.


— ¿Qué carajo haces aquí, Bradley? esta no es tu escuela — dijo Jessie mientras lo miraba con odio absoluto.


— Digamos que por algunos asuntos personales ví más viable cambiarme de escuela para cursar aquí estas últimas semanas de clases, ¡así que seremos compañeros! ¿no es genial?


— Depende — murmuró Haze mientras sacudía su ropa y miraba al rubio con frialdad, mientras Bradley le sonreía incrédulamente.


— Vaya Sasha, creí que eras una perra sumisa, ¿estás sacando los dientes?


— Que no ladre no significa que no muerda — murmuró con seriedad mientras terminaba de sacudir su ropa para voltear a ver al pelirrojo— Vamos Jessie, tienes que comer para ir a entrenar.


El pelirrojo empujó con algo de fuerza a Bradley luego de que Haze dijera esto, y en cuanto el sujeto rubio cayó de golpe al suelo, Jessie le acercó para sonreírle incrédulamente y decirle:


— A mano — murmuró mientras se apartaba de él para caminar por Haze al área donde daban la comida, frunciendo el ceño al ver que la gran mayoría del comedor acababa de ver lo ocurrido entre ellos tres.


— De repente se me quitaron las ganas de asistir a clases — dijo Haze entre pesados suspiros de frustración.


— Por favor, Haze, ¿enserio te dejarás intimidar por ese imbécil?


— No Jessie, pero me frustra muchísimo que los problemas nos rodeen en casa y en la escuela, ¿no tenemos derecho de descansar? — dijo con molestia.


— Ya podremos descansar, Cherry, te lo prometo — murmuró alborotando el cabello ajeno — Así que, ¿no ladras, pero sí muerdes, eh? — preguntó entre risas, haciendo a Haze reír por debajo mientras un leve rubor llenaba sutilmente sus mejillas.


— E-Es que fue lo primero que se me ocurrió decir — murmuró rascándose la nuca sutilmente — ¿Estuvo bien?


— Oh sí, y la cara de enojado que pusiste le agregó un plus — murmuró sonriendo sutilmente, mientras Haze le miraba receloso — ¡Lo digo enserio, Cherry!


— Eres muy odioso en ocasiones — murmuró mientras miraba a los lados con curiosidad, cosa que hizo a Jessie suspirar con molestia.


— ¿Buscas a Shun Jones, verdad?


— No lo he visto en todo el día, me pregunto dónde podría estar.


— ¿Quién sabe? tal vez está por ahí dejando que se lo follen como la perra regalada que es — dijo de manera ácida, haciendo que Haze rodara sus ojos con fastidio.


— Él no es así, Jessie, Shun parecerá fácil, pero tiene más autocontrol del que piensas.


-


— ¡¡Ahh, sí, así, dame más fuerte!! — gritaba enloquecido mientras apretaba los lavabos en donde lo tenían apoyado, aprovechando para ver a través de los espejos de ese baño, el reflejo de la persona con quien estaba teniendo sexo — ¡¡Q-Quita esa maldita cara burlona!!


— Perdona, me divierte oírte chillando, perrita — dijo burlonamente aquel sujeto lleno de tatuajes mientras azotaba con fuerzas las caderas ajenas, haciendo que el chico gótico jadeara de forma considerablemente escandalosa.



Continuará


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- Gema


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