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32 - 'Entusiasmado'

Caminaba viendo cómo el sol iba metiéndose de poco a poco, la suave brisa le golpeaba el rostro cuidadosamente y movía algunos de sus mechones negros con delicadeza, haciéndole sentir una paz increíble.


— ¿Quieres cenar hamburguesas? — preguntó el pelirrojo mientras volteaba a verlo con atención, él asintió mientras sonreía tímidamente.


— Claro — afirmó mientras tomaba la muñeca ajena y la apretaba con algo de fuerza — ¿Nuestra cita no será hoy, verdad?


— Aún no, mejor déjame preparar todo con tiempo, ¿Está bien?


— Sí — asintió mientras sonreía cálidamente, y rápidamente recordó la invitación que le hizo su amigo gótico — Ah, Jessie, olvidé decirte, nos invitaron a una fiesta mañana en la noche.


— ¿Fiesta? — dijo algo extrañado mientras volteaba a ver al pelinegro — ¿Cómo así, Cherry?


— Shun dijo que harán una fiesta de halloween mañana en la noche, y dijo que podíamos ir.


— Mh — bufó frunciendo sutilmente el ceño — ¿Yo estoy incluído en esa lista también?


— ¡Por supuesto! — clamó sonriendo tímidamente — Por favor, Jessie, no quiero ir a una fiesta sin ti.


— ¿Para qué quieres ir? ¿Para que pase lo mismo de la última vez? — preguntó de forma incrédula.


— Es precisamente por eso que quiero que me acompañes; además, Shun me dió su palabra de que eso no se repetiría.


— Mh, no lo sé, no me convence — dijo el pelirrojo mientras se cruzaba de brazos.


— ¡Por favor, Jessie! — murmuró de forma suplicante mientras se acercaba a él para colgarse de uno de sus brazos.


El pelirrojo chasqueó la lengua para ver a su contrario con algo de seriedad.


— Lo voy a pensar — dijo con firmeza, logrando que Haze hiciera un puchero, expresión que hizo a Jessie soltar una leve carcajada mientras se sonrojaba considerablemente — ¡No pongas esa cara!


— ¡Por favor, Jessie! — insistió agitando un poco el brazo ajeno, el de ojos verdes lo jaló del brazo para pegarlo a su cuerpo y quedar frente a frente con él.


— Te dije que lo iba a pensar — murmuró con voz ronca — Si sigues haciendo pucheros solo me harás decir que no.


— ¿Porqué? — murmuró Haze con voz algo ronca — Quiero ir a esa fiesta contigo, ¿Qué hace que no quieras ir entonces?


— Shun Jones, eso me hace no querer ir.


— Jessie — dijo con algo de fastidio, el pelirrojo se acercó al cuello ajeno para empezar a olfatearlo.


— Perdóname Cherry, pero ese tipo me exaspera, y no quiero que pases un mal rato por mi culpa o por la culpa de ese tipo, ¿Comprendes?


— Él no estará cerca de nosotros en la fiesta — dijo acariciando el cuello ajeno — Por favor, Jessie, amo halloween, y quiero divertirme contigo.


— ¿Divertirnos? — preguntó de forma algo risueña mientras alzaba la mirada para observarlo con detalle — ¿Y a qué te refieres exactamente con "divertirnos"?


— Pues... Bailar juntos, comer, y... — se quedó un rato pensativo, hasta que una leve risa de parte de Jessie le sacó abruptamente de sus pensamientos.


— ¿No tienes idea de lo que se hace en una fiesta, verdad? — preguntó entre risas.


— P-Pues... l-la verdad las fiestas siempre varían dependiendo de la gente que asiste a ellas — murmuró jugueteando con uno de sus mechones para volver a ver a Jessie, quien le sonreía de forma burlona — ¡Es enserio lo que te digo!


— Amo cómo arrugas la nariz cuando te enojas — dijo tomándole de la mejilla para acariciarla dulcemente — Bien, creo que podemos ir un rato a bailar, pero a la primera situación incómoda, nos largamos ¿te parece?


— ¡¡Sí!! — clamó con entusiasmo para brincar sobre Jessie y colgarse de su cuello con sus brazos — ¡Gracias Jessie, eres el mejor!


— Sí sí sí — dijo entre risas mientras cargaba a Haze y seguía caminando con él en brazos — Pero ni creas que esto te saldrá barato, ¿de acuerdo?


— ¿Qué tengo que pagar exactamente? — dijo entre risas mientras miraba fijamente los ojos verdes de Jessie.


— Ir a cenar conmigo mañana, después de la fiesta.


— Hecho — murmuró acariciando el rostro ajeno con la punta de sus dedos, todo mientras Jessie lo guiaba a la casa donde se estaban quedando hasta los momentos.


— Miren nada más — escucharon una voz conocida provenir del pórtico de ese hogar en cuanto llegaron, rápidamente alzaron la mirada para ver con atención a la mujer pelirroja que les estaba hablando, quien estaba sentada en uno de los escalones bebiendo café junto a cierta chica de cabello azul — ¿Se puede saber dónde estuvieron hoy, princesas?


— Eso les pregunto yo a ustedes — dijo Jessie mientras bajaba a Haze para jalarlo del brazo y acercarse juntos al lugar donde estaban Lina y Coral — Llegamos en la mañana y no estaban, ¿adónde fueron?


— Lo siento muchachos — dijo Coral mientras les miraba con algo de pena — Tuvimos que salir a comprar algunas cosas para la casa, y olvidé dejarles una nota o algo para avisar.


— Aunque realmente no lo merecen — dijo Lina de mala gana — Porque ustedes desaparecieron anoche y no dejaron una nota o algo para avisar dónde estarían.


— Tuvimos que hacer algo importante — dijo Jessie cruzándose de brazos — No quisimos llegar de madrugada para no molestarlas, así que preferimos quedarnos en un hotel.


— Mh, qué conveniente — dijo la pelirroja mientras rodaba sus ojos y se colocaba de pié — Iré por más café.


— Claro — murmuró Coral mientras veía cómo su iba su novia, y en cuanto esta se marchó, ella volteó a ver a Jessie y a Haze para sonreírles algo apenada — Ignórenla, ama ser un dolor en el trasero.


— Y que lo digas — dijo Jessie de mala gana para rodear el cuello de Haze con su brazo para entrar con él a aquel pequeño pero acogedor hogar.


-


— ¿Y si tu padre toma mal que no hayas ido estos días, y que a partir de ahora no volverás a ir? — preguntó Haze mientras veía preocupado cómo el pelirrojo se vestía frente a un espejo.


— Que lo haga, no me importa — dijo mientras recogía las mangas de aquel suéter gris que acababa de ponerse — No te preocupes, Cherry, yo sé cómo lidiar con él.


— Sí, pero igual me preocupa que te haga daño — dijo con pesar mientras abrazaba sus propias piernas, Jessie volteó a verlo con una cálida sonrisa para acercarse un poco a él y besarle dulcemente la frente.


— Es lindo que te preocupes, pero no tienes que hacerlo, ¿de acuerdo? yo sé cuidarme solo.


— ¿Y si trabajas con él hasta que nos vayamos? — preguntó tímidamente, haciendo a Jessie arquear una ceja.


— Nos iremos pronto, Haze.


— Lo sé, pero... p-podrías quedarte para suavizar el golpe, ¿no crees?


— No Cherry, lo mejor es cortar la raíz del problema de una buena vez, así nos quedemos o no, no es conveniente que siga trabajando con mi padre, tu padre va mucho para allá, ¿y si por accidente descubren que estamos juntos?


— Pues, eso es cierto... — murmuró mirando a otro lado con pesar, hasta que una leve mordida en su mejilla le hizo sonreír de lado.


— ¿Quieres hamburguesas para cenar? — preguntó pegando su frente con la de él.


— Sí por favor — dijo sonriéndole cálidamente al pelirrojo, quien le guiñó el ojo para besar los labios ajenos con dulzura.


— ... Te adoro, Haze — murmuró suavemente mientras acariciaba la mejilla ajena, Haze sonrió tímidamente al escuchar las palabras ajenas, era primera vez que oía esas palabras salir de los labios de Jessie, él ya estaba más que convencido de lo que sentía el pelirrojo por él, sí, pero oírlo decir eso, hizo que su corazón latiera con mucha alegría y entusiasmo.


— Jessie — murmuró tomando la barbilla ajena para acariciarla dulcemente, y acto seguido, pegar su frente con la de él.


Estuvo a punto de hablar, pero el ruido de la puerta hizo que ambos voltearan de golpe.


— ¡Oye idiota, ayúdame con algo antes de que te vayas! — dijo Lina al otro lado de la puerta, sacándole a su hermano un gruñido de molestia mientras se apartaba de la cama para ir a la puerta de la habitación.


— Lo mejor será que vaya a ver qué quiere; te veo después, Cherry.


— ¡O-Oye Jessie! — clamó alzando un poco la voz, logrando que el pelirrojo frenara sus pasos y volteara a verlo con curiosidad.


— ¿Sí, Cherry?


— ... Yo también te adoro — murmuró de forma tímida y algo penosa, pero en cuanto esas palabras salieron de su boca, sintió un cosquilleo muy encantador recorrer todo su cuerpo, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.


Jessie sonrió fascinado al oír las palabras ajenas, tal fue su gusto, que un gran rubor inundó de golpe sus mejillas en cuanto escuchó a Haze decir eso.


— Amo tanto que estemos juntos — dicho esto, volteó para caminar a la puerta y salir de la habitación.


En cuanto Haze se quedó solo, se dejó caer boca arriba en la cama para reír tímidamente mientras alzaba el cuello de aquel suéter que aún llevaba puesto para olfatearlo un poco más, sonriendo embobado al sentir aquel olor a nicotina que tanto le recordaba a su pareja.


-


Limpiaba unas llaves llenas de grasa con un viejo pañuelo lleno de manchas de aceite, todo mientras escuchaba de fondo los sonidos metálicos que provocaban sus otros trabajadores mientras arreglaban algunos autos que les habían dejado, aunque todo marchaba bien, sentía que le hacía falta mano de obra, y era ahí donde maldecía entre dientes el nombre de cierto chico pelirrojo al que no veía desde hace un par de días.


— ¿Hola? — habló una voz conocida que rápidamente le hizo alzar la mirada, y al notar que se trataba de la delgada figura de cómo era él en el pasado, le fue imposible no fruncir el ceño y cruzarse de brazos.


— ¡¡¿Cómo te atreves a aparecerte aquí después de haberte perdido por dos días?!! — clamó aquel hombre mientras se acercaba hacía el chico recién llegado, quien rodó sus ojos mientras tomaba aire, "carajo" pensó mientras pensaba qué decir para no empezar una discusión (aunque él estaba consciente de que discutir con su padre sería inevitable).


— Hola papá — dijo con algo de fastidio — Lamento haberme perdido, estuve algo ocupado.


— ¡A mí me importa un bledo que te pierdas a coger con cuanta perra te consigas, Jessie! ¡pero debes llegar puntual a trabajar! ¡¿me entiendes?! — reclamó entre gruñidos mientras lo apuntaba con su dedo índice, el de ojos verdes chasqueó la lengua con fastidio mientras pasaba su mano por su rostro.


— Sobre eso, yo... papá yo— tomo aire mientras se rascaba la nuca — Voy a dejar el taller.Hubo un ensordecedor silencio entre ambos en cuanto Jessie dijo eso, su padre lo miraba sin poder creer lo que escuchaba, hasta que finalmente decidió romper el silencio con una risa incrédula que hizo a su hijo suspirar con molestia.


— ¡¿Disculpa?! ¡¿qué idiotez acabas de decir?! — preguntó entre risas.


— ¡¡Dije que ya no voy a trabajar aqu— no pudo terminar de hablar, ya que un duro golpe a su rostro de parte de su padre le hizo tambalearse y perder el equilibrio, un amargo sabor a metal empezó a inundar su paladar en cuanto recibió dicho golpe.


— ¡¡Eres un bastardo mal agradecido!! — clamó mirándolo con odio absoluto — ¡¡¿Te di un trabajo y así es como me pagas?!! ¡¡¿mordiendo la maldita mano que te da de comer?!!


— ¡¡Hola holaa!! — escucharon una voz conocida llegar al lugar, voz que hizo a Jessie maldecir entre dientes, "lo que faltaba" pensó al instante, agradeciendo no haber traído a Haze consigo.


— ¡Alcalde! — dijo el pelirrojo mayor mientras sonreía cordialmente y veía al lugar donde venía entrando el sujeto pelinegro.


— Solo vine para invitarte a tomar algo, Monty, hemos estado muy estresados estos días con la desaparición de nuestros— se quedó helado al ver la silueta del chico pelirrojo frente a él, quien volteó a verlo con algo de seriedad, no le gustaba la forma en la que ese hombre le miraba — ¡Oh miren, pero si es Erick!


— "Jessie" señor — le corrigió con algo de severidad, aunque un agarre brusco en su hombro de parte de su padre le hizo bajar considerablemente la guardia.


— Así que tu hijo ya volvió, qué buena noticia, Monty — dijo con aires de falsa melancolía que hicieron a Jessie fruncir el ceño con asco.


— ¿No has sabido nada de tu hijo aún? — preguntó el pelirrojo mayor.


— Nada, ¡literalmente desapareció de la faz de la tierra! como si nunca hubiera existido — dijo mientras suspiraba y pasaba su mano por su rostro — No he pegado un ojo desde que desapareció.


"Bastardo cínico" pensó Jessie para sus adentros, mientras se cruzaba de brazos y apretaba la mandíbula con algo de fuerza, realmente le irritaba que aquel hombre que maltrató y forzó a Haze a dejarse tocar por otro hombre, se atreviera a fingir preocupación y hacerse pasar por todo un mártir frente a él y su padre, era simplemente repugnante.


— Tarde o temprano volverá, estos bastardos creen que la vida es simple y sencilla,que pueden hacer lo que les venga en gana, pero cuando la dura realidad los golpea, vuelven al nido en busca de salvación — murmuró mirando a su hijo de mala gana — Es ahí donde debes vengarte, Freddy.


— ¿Vengarme? — preguntó el pelinegro.


— Sí, cuando vuelva rogando por tu perdón, cierrale la puerta en la cara, no le permitas volver, eso le dará una lección muy valiosa de cómo funciona la vida.


— Mh, no sé si tenga el corazón para dejarlo en la calle, sobre todo considerando lo frágil y enfermizo que siempre ha sido Haze, desde niño siempre fue difícil mantenerlo a salvo por su condición — murmuró mirando de reojo a Jessie, quien arqueó una ceja con seriedad — Sé que tal vez es tonto preguntar esto, pero ¿lo has visto, Jessie?


— ¿Disculpe? — murmuró inclinando la cabeza con semblante serio y extrañado.


— ¿Has visto a mi hijo Haze de casualidad? supe que él y tú desaparecieron el mismo día, por lo que creí que tuvieron que haberse visto alguna vez.


Maldijo para sus adentros en cuanto escuchó las palabras ajenas, "qué idiota fuí" se reclamó a sí mismo, era obvio que sospecharían de su misteriosa desaparición, ocurrida exactamente el mismo día que Haze escapó, ¿cómo no se dió cuenta de ello anteriormente?


— La verdad es, señor Johnson — murmuró mientras carraspeaba un poco — Que no he visto a su hijo desde hace días, ni siquiera ha ido a la escuela, asumí que era porque lo habían internado de nuevo en el hospital o algo así — comentó tratando de lucir tranquilo, al mismo tiempo que disimuladamente sembraba una pista falsa a su contrario, quien suspiró con pesadez mientras se rascaba la nuca.


— Vaya, tenía la esperanza de que al menos tú lo hubieras visto, pero ahora, me quedo aún más nervioso — murmuró mientras suspiraba pesadamente y se cruzaba de brazos — ¿Y tú dónde estuviste estos días?


— No creo que eso le concierna, señor Johnson, con todo respeto — dijo con firmeza, hasta que un golpe en su hombro de parte de su padre le hizo gruñir por debajo — ¡Salí con una chica! ¡¿bien, felices?!


— Mh, se nota — dijo el pelinegro mirándole de arriba a abajo con recelo — Las marcas en tu cuello te delatan hijo — murmuró riendo por debajo — Ahh, aún recuerdo esos años de locura juvenil, debes de ser muy popular con las chicas ¿no?


— Un poco — dijo asqueado mientras se rascaba la nuca.


— Bueno, supongo que no podré saber de mi ingrato hijo hasta quién sabe cuándo — dijo el pelinegro mientras palmeaba sus manos — ¿Quieres ir por una copa, Monty? en verdad necesito relajarme.


— Claro — dijo el pelirrojo para apartarse de Jessie y caminar con el pelinegro a la puerta del taller, aunque se detuvo en seco un momento para voltear a ver a su hijo con odio absoluto — Vé a casa por tus cosas, no quiero volver a verte en lo que me queda de vida.


Un sudor frío bajó por la frente de Jessie en cuanto escuchó las palabras ajenas, pero no se inmutó, solo mantuvo su semblante serio y recelo, mirando fijamente los ojos oscuros de su padre.


— Te cumpliré ese deseo, Monty — afirmó mientras se metía ambas manos en los bolsillos.— Eres lo peor que pudo habernos pasado a tu madre y a mí — dijo entre gruñidos de odio — Solo has sabido avergonzarme, maldito bastardo bueno para nada.


— Aprendí del mejor — dijo con seriedad para empezar a caminar hacía la puerta de aquel taller, chocando hombros con su progenitor, quien le miraba con odio absoluto mientras el chico de ojos verdes caminaba a paso algo acelerado hacía la puerta de dicho sitio.


Cruzó la puerta mientras miraba cómo el cielo nocturno arropaba la ciudad sin más, era un panorama muy hermoso, aunque tuvo que interrumpir su vista al cielo, ya que una voz conocida que estaba parada junto a la puerta del taller, empezó a hablarle.


— Esa chica debe ser muy buena — dijo aquel sujeto pelinegro mientras le miraba con diversión — Para desaparecerte dos días y ganarte el odio de tu padre, debe de ser increíble meterse a la cama con ella.


El pelirrojo sonrió de forma incrédula para voltear a verlo con atención, "vaya que sí lo es, y ni hablar de cómo se le dilatan sus ojos azules cuando se está viniendo" pensó, pero tuvo que contenerse en decirlo, no le convenía tener al padre de Haze pisándole los talones, sobre todo con lo raro y desquiciado que se veía que era dicho sujeto.


— Vaya que lo vale — dijo Jessie con firmeza, y acto seguido, le dió la espalda a ese hombre para seguir caminando, hasta que la voz ajena logró hacerle frenar en seco.


— Si llegas a ver a Haze, hijo, por favor dile que en casa estamos muy preocupados por él, y que Dick no ha dejado de velar por su bienestar — dichas palabras hicieron que la sangre de Jessie empezara a hervir, luchó por contenerse, incluso tuvo que apretar con fuerza su mandíbula para evitar hacer algo de lo que pudiera arrepentirse después.


Sonrió cínicamente para voltear a ver a aquel hombre con atención, le repugnaba pensar que ese sujeto era consciente de todo por lo que Haze tuvo que pasar, y en vez de defenderlo, solo quería recuperarlo para volver a arrojarlo al fuego de la hoguera, eso solo le daba ganas a Jessie de matarlo.


— No creo encontrármelo, pero si lo hago, le daré su mensaje, señor alcalde — dicho esto, se dio media vuelta y siguió su camino sin más, sintiendo la suave brisa moverle el cabello, y el suave canto de un ave que revoloteaba hacía un árbol donde estaba su nido.


Miró de reojo a dicho animal de un cálido color amarillento, que llegó al nido junto a otra ave de su mismo color, y que al estar juntas, empezaron a frotarse entre ellas como demostración de afecto, y que por alguna razón, dicha imágen hizo a Jessie sonreír mientras recordaba al chico de ojos azules, quería que ambos fueran igual que dichas aves, que tuvieran el mismo nivel de libertad para estar juntos, sin que nada ni nadie los molestara o hiciera sufrir; en cuanto llegó a dicha conclusión, frunció algo extrañado el ceño, "¿cómo un par de aves me hicieron pensar eso?" meditó, y al recordar las palabras que Haze le dijo en el museo, no pudo evitar reír por debajo, "así que esto es leer entre líneas". 



Continuará


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