23 - 'Tormentoso'
— ¡Haze, hijo, al fin llegas! — clamó aquel sujeto mientras se acercaba a él y le sonreía de forma aterradora, haciendo que un escalofrío horrible recorriera la piel del chico de ojos azules — ¿Cómo estás? ¿la pasaste bien hoy?
— S-Sí, D-Dick me llevó al lago, p-pescamos un poco y— explicaba tímidamente, aunque la voz ajena le interrumpió en seco.
— No no no, no hablo de Dick, hablo de tu... salida a pasear al museo, con un pelirrojo, si no me informaron mal — dijo sonriendo cínicamente, dichas palabras hicieron que la sangre de Haze se helara por completo.
Jadeó al sentir cómo le tomaban con fuerza de las mejillas, sacudiéndolo de forma algo brusca.
— ¡¡¿Cómo carajo se te ocurre humillarme de esta forma?!! — clamó azotando al menor contra la pared, mirándolo con odio absoluto — ¡¡¿Tienes idea del escándalo que se pudo haber armado de no ser porque le pagué al periodista que te vió?!!
— ¡¡P-Papá escúchame por favor— trató de hablar, pero una fuerte bofetada de parte de su padre se lo impidió.
— ¡¡No quiero oírte!! — gritó mirándolo con total severidad, quedándose helado al ver ciertas marcas púrpuras en el cuello de su hijo — ... Eres una prostituta.
— Papá por favor — murmuró sobando su mejilla suavemente, pero otro golpe en su rostro le hizo caer finalmente al suelo de rodillas.
— ¡¡¿Tanto que te quejabas de lo que Dick te hace, y ahora te regalas a un don nadie salido de la nada?!! ¡¡¿haces todo esto para humillarme, no es así?!! ¡¡¿para sabotear mi carrera por venganza?!!
— ¡¡No papá, por favor— otro golpe le hizo jadear bruscamente, y escupir algo de sangre en el suelo.
— ¡¡Fredd!! — clamó la mujer rubia mientras caminaba hacía él y le jalaba del brazo — Basta, si los vecinos escuchan el escándalo empezarán a correr rumores que no te convienen — miró de reojo hacía el chico que estaba arrodillado en el suelo tosiendo sangre, observándolo con asco y seriedad — Termina su castigo arriba.
En cuanto ella dijo eso, el padre de Haze lo sujetó del brazo y lo arrastró escaleras arribas, todo mientras el chico de ojos azules luchaba por contener las lágrimas, sabía que si gritaba o se alteraba todo sería peor para él, pero por más que lo intentaba, los jadeos de dolor, y las lágrimas de desespero, salían por sí solas.
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08:30 de la mañana, las aves cantaban y el sol brillaba con suavidad, el día estaba extrañamente hermoso, o al menos así lo veía aquel chico pelirrojo, quien no dejaba de sonreír al recordar la encantadora noche que había tenido, y junto a quién la había tenido.
Tarareaba mientras revisaba el motor de un auto relativamente nuevo, se había levantado muy temprano, pero por alguna extraña razón, él no estaba tan amargado y serio como otros días, ni siquiera ponía mala cara cuando su padre le mandaba a hacer algo, o le gritaba por olvidar algo, cosa que hacía que su progenitor arqueara una ceja con recelo.
— ¿Ahora qué bicho le picó? — murmuró mirando desde no muy lejos cómo su hijo sonreía embobado mientras cerraba el cofre del auto y limpiaba su rostro con un pañuelo viejo.— Está listo — dijo el chico mientras se acercaba a él — ¿Qué falta?
— Necesito que vayas y compres algunas piezas — dijo el mayor — ¡Y si se te ocurre tardarte de más, Jessie— trató de reclamar, pero su hijo rápidamente le interrumpió.
— No me tardaré — afirmó sonriendo de lado para caminar a una mesa donde estaban algunos objetos personales suyos, para tomar unas llaves y caminar a la puerta del taller con ellos — Voy a llevarme el auto, vuelvo en un rato.
El pelirrojo mayor miraba asombrado cómo su hijo se iba sin reprochar, "con qué chica habrá salido ayer" pensaba mientras reía por debajo y suspiraba asombrado, ver a su hijo tan tranquilo y dócil era incluso más difícil que ver una aurora boreal en su patio, era por ello que aún teniéndolo frente a sus ojos, no lo podía creer.
— ¡Hola hola! — clamó una voz conocida para él, se trataba de cierto sujeto pelinegro, quien estaba parado en la puerta de aquel taller.
— ¡Señor alcalde! — dijo Monty mientras caminaba hacía él, mirando de reojo cómo su hijo se colocaba un suéter para ir a hacer las compras, pero lo que se le hizo raro, fue ver cómo el recién llegado clavaba su mirada sobre el chico pelirrojo, y lo miraba con mucho recelo.
— Hola Monty — dijo mirando cómo Jessie tomaba una lista y se la metía en el bolsillo — Vaya, tú hijo y tú se parecen mucho.
— Yo digo que se parece más a Helen — dijo mientras suspiraba sutilmente — ¿Qué te trae por aquí?
— Oh, nada importante, solo quería saber si dejé unas llaves ayer en tu casa, mi esposa tuvo que abrirme la puerta ayer — dijo entre sutiles risas.
— Ah sí, creo que sí, déjame ver si las traje conmigo hoy — dijo mientras caminaba hacía la mesa donde estaban las cosas.
— ¡Ya me voy! — clamó el chico mientras caminaba hacía la puerta, aunque se detuvo en seco al sentir cómo alguien le sujetaba del brazo con fuerza, cosa que le hizo voltear la mirada y ver al padre de Haze con algo de seriedad — ¿Señor?
— ¿Jessie, no es así? — dijo sonriendo de forma algo incrédula, sonrisa que no daba nada de gusto al pelirrojo.
— Sí, ¿porqué? — preguntó tratando de no sonar hostil, pero nadie era más hostil que ese hombre parado frente a él.
— ¿Eres amigo de Haze, no?
— ¿De quién? — preguntó inclinando algo curioso la cabeza, prefería actuar como idiota frente a él, ya que no le agradaba el rumbo que estaba tomando dicha conversación.
— De Sasha — comentó sonriendo de forma algo incrédula.
— Ahhh. Bueno, la verdad sí lo conozco, pero no es como que seamos "amigos", ¿entiende? él es un nerd, yo juego futbol, normalmente nunca estamos en el mismo equipo — afirmó tratando de sonar como un patán, le daba mucho asco hacerlo, pero no quería meter a Haze en problemas, aunque empezaba a sospechar que algo estaba sucediendo.
— Mh, ya veo — comentó riendo cínicamente — ¿Y dónde estuviste ayer?
— ¿Disculpe? — dijo con recelo.
— No te vi el resto de la tarde en casa de tu padre, ¿dónde estuviste, eh?
"Ese no es su problema" quiso responder, pero algo dentro de su ser le decía que estaba pasando algo malo, por lo que, prefirió darle al viejo una coartada, que pudiera evitar que lo relacionaran con ese chico de ojos azules con el que pasó toda la tarde y gran parte de la noche.
— Fui a ver a mi chica — dijo alzando sutilmente los hombros — fuimos al cine y luego a su casa, estuve ahí hasta tarde, no sé si me entienda — le daba asco todo lo que estaba diciendo, pero lamentablemente era la mejor coartada que se le ocurrió.
El mayor alzó las cejas riendo de forma algo cínica, ese cinismo empezaba a incomodar mucho al pelirrojo.
— Vaya, tu padre debe estar muy orgulloso de ti — un sentimiento de ironía inundó de golpe el pecho de Jessie al oír las palabras ajenas — Como sea, solo quería avisarte que Haze no podrá venir a ayudarte con el proyecto que tienen pendiente, tiene una terrible alergia causada por el cambio de clima.
— Ya veo — murmuró con semblante indiferente, aunque por dentro todas sus alarmas empezaron a sonar, "algo pasó" pensó de golpe, y sus pensamientos empeoraron al ver algunos moretones en los puños del sujeto en cuestión.
— ¡Jessie! ¡¿aún no te has ido?! — dijo Monty mientras se acercaba a ellos.
— Cálmate, Monty, yo solo le preguntaba algunas cosas, es por mi culpa que no se ha ido — dijo el sujeto de cabello negro, extendiendo su mano y recibiendo las llaves en cuestión, dejando más en evidencia lo maltratadas que estaban sus manos; en cuanto las vió, mil escenarios pasaron por la mente de Jessie, y todo lo que hizo, fue darse vuelta y marcharse de aquel lugar de inmediato, necesitaba saber noticias de Haze, y rápido.
— Wow, Fredd, ¿qué te pasó en las manos? — dijo el pelirrojo mayor con algo de asombro.
— ¿Ah esto? no es nada — dijo riendo de forma muy pasiva y tranquila — Me golpee sin querer esta mañana con el lavabo del baño mientras lo arreglaba, fue muy tonto en realidad — el contrario arqueó extrañado una ceja al oír las palabras ajenas, pero no le dió mucha importancia, solo alzó los hombros para seguir platicando traquilamente con él.
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Miraba a los lados con pesadez, tan solo mantener los ojos abiertos le dolía considerablemente, y ni hablar del dolor emocional que tenía por todas las cosas hirientes que le dijo su padre la noche anterior, entre ellas "traidor", "bastardo mal nacido", "ojalá tu madre te hubiera regalado al nacer", y la que más dolor le causaba, "prostituta".
Observaba todo alrededor con semblante apagado, todos sus dibujos estaban rotos en el suelo, sus pinceles estaban hechos trizas, sus pinturas estaban regadas en el suelo manchado de lleno la alfombra, sus lienzos eran papel arrugado, todo lo que le importaba, había sido cruelmente destruído.
Se levantó con dificultad del suelo, sus piernas dolían considerablemente, aún cuando él estaba acostumbrado a recibir palizas, las de su padre siempre eran las peores.
avanzó hacia la mesa de noche, donde afortunadamente algunos libros suyos se habían salvado, no le alegraba tanto esos libros, era lo que ocultaban ellos, lo que le hacía sentir alivio porque su progenitor los hubiera ignorado totalmente.
Tomó aquel dibujo de él con Jessie y lo colocó en su pecho para abrazarlo con fuerza, mientras varias lágrimas brotaban por estas mismas, el recuerdo de la noche anterior era muy doloroso, pero más doloroso era recordar lo feliz y en paz que se sentía antes de volver a casa, era tan frustrante.
Volteó rápidamente al oír cómo alguien empezaba a quitar el seguro de la puerta de su habitación, ya que desde la noche anterior, su padre lo había encerrado en la misma, sin opción alguna a salir ni siquiera para comer.
Ocultó nuevamente el dibujo en cuestión, para dejarse caer al suelo y ver temeroso a la persona que abría la puerta, afortunadamente no era su padre, pero igual era una figura que lo miraba con odio y rencor absoluto.
— ¿Sigues lamentándote? — dijo aquella mujer de mala gana mientras caminaba hacía él — No tienes porqué, si todo lo que te pasó fue por tu propia culpa.
Mantenía la mirada agachada mientras observaba cómo la mujer caminaba por toda la habitación con semblante serio, detallando hasta el más mínimo centímetro de esta misma, como si buscase algo por lo cual pudieran golpear de nuevo al chico de ojos azules.
— Tu padre está harto, ¿sabes? — murmuró tomando uno de los trozos de papel que estaban en el suelo para volverlo a romper — Harto de ti, harto de tener que cargar contigo, harto de que seas una maldita mancha en su vida, y tú no tengas consideración alguna por él, o por todo lo que ha hecho por ti.
Haze apretaba sus propias rodillas mientras escuchaba las palabras ajenas, sintiendo un terrible dolor apoderarse de su ser, pero más doloroso fue oír las palabras siguientes.
— Habló con Dick esta mañana, dijo que no está dispuesto a seguir cuidando de un ingrato como tú, así que le ofreció a Dick que viniera a buscarte para que vivas con él, y obviamente Dick aceptó.
Un jadeo ronco salió de sus lastimados labios en cuanto escuchó esas palabras, alzó un poco la mirada para observar con terror a la mujer rubia, quien le miraba de mala gana mientras se cruzaba de brazos.
— Vendrá por ti en una hora, por lo que te recomiendo bañarte, y ocultar con maquillaje lo que ese otro tipo te hizo — dijo con asco para darse media vuelta y salir de la habitación, cerrando con llave esta misma nuevamente.
Escuchar aquello hizo que un dolor terrible invadiera de lleno su pecho, las lágrimas salían de sus hinchados ojos mientras él miraba a los lados sin saber qué hacer, "si tan solo pudiera llamar a Jessie" pensaba, porque aún en aquella terrible tempestad por la que estaba pasando, solo podía pensar en él, en lo mucho que añoraba estar en sus brazos, y cómo él no permitiría que le hicieran todo eso, "él me salvará" pensaba débilmente, mientras su mente se nublaba por el dolor y la frustración, al mismo tiempo que cada fibra de su cuerpo comenzaba a temblar sin más.
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— Te dije que era una película horrible — decía aquel chico con perforaciones mientras caminaba junto a un sujeto de cabello castaño que le sonreía de forma algo cínica.
— No creo que sea tan mala, Shun — murmuró mirando a los lados de aquella calle, suspirando con frustración al ver a un sujeto pelirrojo bajarse de un auto y caminar por la misma acera que ellos — Qué suerte la nuestra.
— ¿Por? — dudó mientras miraba a la misma dirección que él, gruñendo al ver a cierto pelirrojo en cuestión — ¡Maldición!
Trató de darse vuelta y de irse, pero un agarre brusco en su brazo le hizo gruñir con más fuerza.
— ¡¿Qué ocurre, señor bravucón?! ¡¿quiere golpearme en medio de la calle?! — clamó de mala gana, mientras el pelirrojo le miraba con fastidio.
— Por suerte te encuentro — dijo tratando de no sonar hostil, pero realmente odiaba con todas sus fuerzas a ese gótico odioso — ¿Has sabido algo de Haze?
— ¿De Sasha, te refieres? — preguntó Miles sonriendo incrédulamente, ganándose una mirada de odio de parte de Jessie.
— ¿Te molesta? es privado — dijo de mala gana.
— Jaj, ¿hablas con mi pareja y quieres que sea privado entre ustedes? no tienes modales sin duda alguna, Dalton.
— No hablaré frente a un maldito doble cara como tú.
— ¡Oye! — clamó Shun de mala gana — ¡¿Quién carajo te crees?!
— La única persona a la que parece importarle tu "mejor amigo", porque ni siquiera tú te intereses por lo que le pase o no a ese pobre chico — dicho esto, se dio media vuelta y se alejó de ambos, dejando a Shun con un raro sentimiento de culpa en su pecho.
— Jaj, y así simplemente se va como llegó, ¿quién entiende a este tipo? — dijo el castaño mientras rodaba sus ojos.
— ... Debería ir a ver a Haze — murmuró el chico con perforaciones.
— ¡¿Solo porque Dalton te lo dijo?! ¡¿acaso él te da órdenes?!
— N-No pero s-sonaba muy preocupado, ¿y si algo malo le sucedió a Haze?
— ¿Y a ti en qué te afecta? es decir, es tu amigo, sí, pero así como se busca sus peleas, él debe resolverlas, ¿o qué sabes tú si solo está castigado por salir con un patán como él? — dijo de forma ácida y cínica, haciendo que el de cabello bicolor mirara hacía el auto del pelirrojo con recelo, sentía que miles tenía algo de razón, pero, en el fondo, las toscas palabras de Jessie empezaban a hacer eco en él, de forma muy sorprendente, y que le hacía sentirse abrumado y confuso.
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Peinaba sus mechones negros mientras miraba su propio reflejo en el espejo, le dolía verse así, pero más le dolía al recordar todas las palabras hirientes que decían a diario de él, tanto su familia como las personas en la escuela, y así repentinamente, aparecieron entre sus pensamientos tormentosos, las dulces palabras que Jessie le decía cada que podía.
"Eres muy hermoso" resonó en su mente, provocando que un sentimiento irónico inundara de golpe su pecho, ¿cómo podrían considerarlo hermoso? ¿con la cara amoratada y los labios partidos? no lo veía lógico, casi le parecía una locura, una locura que le hizo esbozar una débil sonrisa frente al espejo, al mismo tiempo que pensaba con dolor, que no volvería a ver al chico pelirrojo, o al menos no lo haría ahora que debía irse con el sujeto castaño al que tanto asco le tenía.
Volteó de golpe al oír como alguien tocaba la ventana de su habitación, un raro sentimiento de emoción inundó abruptamente su pecho, pero más se intensificó al asomar la cabeza por su habitación, y ver a cierta silueta pelirroja asomada por la ventana.
— ¡¿Jessie?! — murmuró débilmente mientras caminaba hacía la ventana para abrirla, y apenas lo hizo, el chico pelirrojo se fue sobre él para abrazarlo con fuerza.
— ¡Haze Dios mío! — clamó abrazándolo con fuerza, se apartó un poco para ver su rostro, frunciendo el ceño y sintiendo sus ojos cristalizarse de golpe — ¡Quiero matar a tu padre!
— Shh — susurró sonriendo de forma penosa — ¿Cómo supiste que yo—
— Tu padre fue al taller hoy— dijo interrumpiendo sus palabras — Me hizo algunas preguntas, eso me hizo sospechar que algo malo había pasado, pero ver las marcas en sus manos, hizo que perdiera de golpe la razón.
— Jessie — murmuró abrazando con fuerza al pelirrojo.
— Toma tus cosas, nos vamos ya mismo — dijo con decisión, haciendo que el pecho de Haze latiera con asombro y mucha emoción.
— ¡¿E-Estás loco?! — murmuró apartándose un poco de él para verle con detenimiento — N-No podemos irnos así como así.
— ¡No me interesa, Haze! ¡¿crees que te dejaré aquí luego de que casi te mataran?! ¡ni de chiste! — clamó con seriedad mientras le apretaba los brazos con algo de fuerza, el de ojos azules miró a los lados de su habitación con algo de nerviosismo, pero no pudo evitar sonreír levemente de la emoción.
— ¿Adónde iremos? — preguntó volteando a verle de golpe, Jessie sonrió de lado para acariciarle suavemente la mejilla.
— Por hoy con mi hermana, ya mañana iremos a otro sitio.
— Mi padre no tardará en encontrarnos, los periodistas buscarán tomarme más fotos para desprestigiarlo.
— Nos iremos, Haze, así debamos huir de esta ciudad — dijo con seriedad mientras pegaba su frente con la de él, el chico de ojos azules suspiró suavemente para tomarlo de los hombros y besarlo tímidamente, besos a los que Jessie correspondió sin dudarlo dos veces.
— Bien — murmuró apartándose del beso — Pero démonos prisa, por favor.
— ¿No dejas nada? — preguntó mirándolo atentamente, Haze volteó hacía su cama, lugar donde estaba una vieja fotografía, junto a un inhalador para el asma, y el dibujo arrugado que agradecía haber ocultado entre sus libros.
Tomó dichos objetos para caminar hacía Jessie, quien le tomó del brazo para ayudarlo a subirse a la mesa de noche, y de esta forma, bajar juntos por el enorme árbol que había junto a la ventana de Haze.
— ¿Crees que alguien nos vea? — preguntó Jessie, haciendo que Haze jadeara algo alterado.
— ¡¿Subiste sin siquiera pensar que alguien podría vernos?!
— Creí que se te ocurriría algo mejor — comentó sonriendo de forma cínica, logrando que Haze le mirara con algo de frustración.
Cuando bajaron de aquel árbol, el pelirrojo lo jaló hacía el auto que estaba estacionado casi detrás de la casa de Haze, abriéndole la puerta para que este se subiera al mismo, y pudieran irse de ahí.
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— No puedo creer que estemos haciendo esto — dijo de mala gana el sujeto castaño que estaba tras el volante.
— Solo preguntaré por él y nos iremos — dijo el gótico mientras bajaba del auto de su "pareja" y caminaba hacía el recibidor de aquella enorme casa.
Tocó un par de veces la puerta, y cuanto la mujer rubia salió, le sonrió de lado mientras se cruzaba de brazos.
— Hola señora Johnson, ¿Haze está en casa?
— Lo lamento, Shun, pero Haze ya no vive aquí — dijo la rubia de mala gana para cerrarle la puerta en la cara.
El gótico alzó las cejas con semblante incrédulo, para voltear a ver a su novio y hacerle una seña que denotaba confusión, a la que su novio respondió arqueando confundido una ceja.
— Dios, no puedo creer que esto esté pasando — murmuró mirando a través de la ventana cómo se alejaban poco a poco de su calle — Debo estar soñando.
— Sin duda vivías en una pesadilla, pero descuida, ya la pesadilla terminó, Cherry, eso te lo prometo — murmuró sonriéndole con ternura, sonrisa a la que Haze correspondió mientras algunas lágrimas se aglomeraban en sus mejillas, no podía creer lo que estaba pasando, pero sin duda, se sentía más vivo que nunca.
Continuará
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- Gema
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