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18 - 'Odio'

"Amaría que fueras mío, pero tu corazón nunca me ha de pertenecer" escribía en una hoja de papel, normalmente escribía las primeras palabras suaves y encantadoras que se le ocurrieran, pero esa mañana no dejaba de pensar en Haze, pensar en que, por más que él lo deseara, tal vez su relación solo era una tenue ilusión de la que él se negaba a soltarse, por más que el pelinegro decía "querer estar con él" en sus ojos se notaba inseguridad, inseguridad que hacía sentir a Jessie que estaba haciendo mal las cosas con Haze, el punto era, ¿qué era lo que debía de hacer entonces?


— ¡Jessie, baja a la sala, tu hermana está aquí! — clamó una voz desde el piso de abajo, pero oírla solo hizo que el pelirrojo gruñera con molestia y se levantara del suelo para ocultar bajo u cama la libreta en la que escribía dichos versos dedicados a cierto chico pelinegro.


Caminó a la puerta para bajar a la sala, lugar donde había tres mujeres hablando tranquilamente, dos pelirrojas y una de un escandaloso tono azul rey, quien hablaba animadamente con la mujer mayor mientras que la otra pelirroja las miraba con semblante serio y algo receloso, muy similar al de cierto chico que tenía el mismo tono de ojos y de cabello que él.


— ¡Jessie! — clamó la chica de cabello azul volteando a verle — ¡Qué gusto me da verte, cariño!


— Digo lo mismo, Coral — murmuró sonriendo sutilmente, notando cómo la pelirroja menor lo miraba de arriba a abajo con seriedad, seriedad a la que él le correspondió.


— ¿Qué cuentas, niñita? ¿papá te sigue sobre explotando en el taller? — dijo ella de forma tosca y algo ácida.


— Un poco, supongo que debe compensar que solo tuvo un varón — dijo de forma filosa, haciendo a la contraria verle con algo de severidad, a la que él correspondió sin dudarlo dos veces.


— ¡Lina por dios santo! — clamó la de cabello azul mientras volteaba a verla con seriedad — ¡Siempre que venimos es lo mismo! ¡¿podrías dejar de discutir con tu hermano por solo cinco minutos?!


— Deberías hacerle caso a tu mujer, tiene más cerebro que tú — dijo Jessie metiéndose ambas manos en los bolsillos y sentándose en un sofá muy viejo y deteriorado.


— ¡Basta ya! — dijo la mujer maytor mirando al chico con seriedad, este miró a otro lado frunciendo el ceño — ¿Y a qué se debe su visita? — preguntó mirando a ambas chicas.


— Solo pasábamos para hacer algunas compras, y decidimos pasar a saludar — dijo la de cabello azul mientras sonreía ampliamente, vestía con ropa casual y muy ligera, mientras que su contraria vestía de forma mucho más masculina, cosa que daba gracia y hacía rodar los ojos al chico pelirrojo.


— Igual es bueno verlas, hace mucho que no pasan por aquí — dijo la mujer pelirroja mientras se levantaba de su asiento — Tu padre debe estar por llegar, ¿gustan esperarlo?


— En realidad no — murmuró de mala gana.


— ¡Lina! — dijo la de cabello azul mientras la miraba con algo de pesar.


— ¡Coral, actúas como si no lo conocieras!


— ¡Es tu padre, saludalo al menos, y luego nos vamos! — reclamó mirándola con seriedad, haciendo a la pelirroja chasquear la lengua y suspirar pesadamente.


— Bien — murmuró pasando su mano por su rostro, arqueando una ceja al oír una tenue risa salir de los labios de aquel chico que físicamente era muy similar a ella — ¿Te doy risa, gusano?


— De hecho sí — dijo arqueando una ceja — Me divierte ver cómo dejas que Coral te domine.


— Lo entenderías si te gustaran los pechos, mi querida Cher — dijo incrédulamente mientras deslizaba su mano hacía el escote de la chica que le acompañaba, apretándolo un poco y haciendo que su hermano mirara a otro lado con seriedad.


— ¡Lina! — clamó la de cabello azul.


— ¿Esa es tu forma de respetar a tu novia? en verdad me das asco — dijo cínicamente mientras se levantaba de su asiento y caminaba hacía la cocina, aunque se detuvo en seco al oír cómo alguien tocaba la puerta con insistencia.


— ¿Visitas? — preguntó la mujer mayor con extrañeza.


— Yo me encargo — dijo el pelirrojo mientras caminaba con recelo hacía la puerta; al notar la forma recelosa en la que este iba hacía allí, su hermana se levantó también del sofá para voltear y hacerle uan seña a la chica que estaba con ella.


— Vayan a la cocina.


— ¿Porqué? — preguntó ella algo extrañada.


— ¡Haganme caso! — dicho esto, fue hacía la puerta también junto a su hermano, mientras su madre y la chica de cabello azul se iban a la cocina tal y como la pelirroja se los pidió.


En cuanto ellas se fueron, Jessie tomó aire y abrió la puerta de su deteriorado hogar, mirando asombrado que se trataba de dos hombres adultos, uno con semblante tranquilo, otro con semblante receloso, pero lo que realmente captó toda la atención del pelirrojo, fue ver a cierto chico de cabello negro y ojos azules parado frente a la puerta, con un cuaderno entre sus manos y un semblante tímido y algo apagado.


— Ho-Hola Jessie — murmuró sonriendo sutilmente.


— ¿Haze? — dudó mirándole totalmente extrañado, pero más raro se le hizo ver cómo el pelinegro colocaba frente a él dicho cuaderno que sujetaba entre sus manos.


— L-Lamento dejarte plantado hoy con lo del proyecto, p-pero debo salir con mi padre así que... te dejo aquí los apuntes para que vayas haciendo un adelanto, ¿de acuerdo? — murmuró tímidamente con la voz algo apagada, haciendo que el pelirrojo le mirara totalmente abrumado y sin saber qué hacer.


— Así que tú estudias con él, ¿eh? — preguntó cierto sujeto de cabello castaño que posaba su mano sobre el hombro de Haze, dicho tacto y esa expresión en su rostro hacía que fuera fácil para Jessie deducir que aquel hombre era nada más y nada menos, que el idiota que arruinaba la vida del pelinegro.


— Así es — respondió con seriedad y algo de franqueza.


— No tenía idea de que estudiaras con mi hijo — dijo el pelinegro mayor — Cuando me dijo que eras el hijo de Monty dije "vaya, qué pequeño es el mundo" y vinimos a que te trajera los apuntes, y de paso aprovecho para pagarle a tu padre por lo que le hizo a mi auto el otro día — afirmó sonriendo calmadamente, sonrisa que hizo al pelirrojo fruncir sutilmente el ceño.


— Le agradezco, pero mi padre no está, así que— estuvo a punto de terminar su oración, hasta que escuchó repentinamente cómo una voz conocida llegaba a con ellos al pórtico de su hogar, cosa que le hizo detener en seco sus palabras.


— ¡Señor alcalde! — clamó aquel pelirrojo con diversión, sacando algunos huesos de esa bolsa de desperdicios que tenía entre manos para arrojársela al perro que tenían encadenado en ese deteriorado jardín — Qué sorpresa tenerlo aquí en mi humilde hogar.


— Mi hijo debía traerle algo al tuyo, así que aproveché para venir a pagarte por tu trabajo el otro día — dijo mientras bajaba los escalones para acercarse al pelirrojo mayor y palmearle los hombros.


Los pelirrojos menores miraron con recelo a su padre, sobre todo la chica, quien lo miraba con frialdad y algo de molestia, mientras que Jessie lo miraba atentamente con extrañeza, para después voltear hacía el sujeto de cabello castaño que no dejaba de acariciar los hombros del chico de ojos azules.


— ¿Y qué clase de proyecto están haciendo? — preguntó aquel castaño mientras miraba fijamente los ojos verdes de Jessie con seriedad, seriedad a la que este mismo le correspondió sin dudarlo dos veces.


— Historia — respondió en seco — Estudiamos sobre el conflicto ruso-ucraniano del 53, imagino que esta es la investigación que debías hacer en la biblioteca, ¿no es así, Sasha? — preguntó mirando al contrario con seriedad, no entendía lo que estaba pasando, pero asumió que si Haze le salía con tal mentira, era porque tenía una razón muy buena para ello, por lo que no le quedaba otra opción más que mantenerla a flote.


— A-Así es — murmuró agachando la mirada — Investigué todo lo que pude sobre ello, espero que te sirva la información que obtuve.


— Mh, entiendo — murmuró mientras sonreía cínicamente y alborotaba los mechones negros del pelinegro — Haze siempre ha sido muy aplicado para los estudios, estoy seguro de que sacarán muy buenas calificaciones.


— Sí, estoy seguro — murmuró arqueando una ceja, mirando con seriedad la expresión avergonzada e incómoda en la cara del chico de ojos azules.


— Bien, ya hiciste lo que debías hacer, así que ya deberíamos irnos — dijo jalando del brazo a Haze y volteando a ver al padre del mismo — ¡Oye Freddy!


— ¿Sí, Dick? — preguntó volteando a verlo.


— Ya Haze entregó sus apuntes, ¿podemos irnos ya?


— Ah, sí, sobre eso — murmuró palmeando el hombro del pelirrojo — Monty me está diciendo que hay algunas mejoras que puede hacerle a mi auto, pero tiene que ser hoy.


— ¿Osea que tú no irás? — preguntó con un tono de voz tan exageradamente asombrado que hizo que el pelirrojo frunciera el ceño con odio absoluto, sobre todo al ver la cara temerosa que puso Haze al oírle.


— Lo siento, tendrán que ir sin mí — dijo mientras caminaba hacía ellos con el otro sujeto pelirrojo — Por cierto, Dick ¿te presenté a mi amigo Monty Dalton? es uno de los hombres más honestos y amables que verás por esta zona, ¡todo un ejemplo a seguir!


La pelirroja rodó sus ojos de forma incrédula en cuanto escuchó dichas palabras, y acto seguido, se dió media vuelta para dejar solos a ese grupo de hombres donde ella evidentemente no se sentía bienvenida, sin imaginarse que ni siquiera su propio hermano era bienvenido ahí.


— No tenía el gusto hasta ahora — dijo estrechando la mano del sujeto en cuestión — Dick Jenkins, es un placer conocerlo.


— El placer es mío, señor Jenkis, he oído mucho de usted y de sus empresas, es un verdadero gusto conocerlo.


— ¿P-Puedo usar tu baño? — preguntó Haze mirando atentamente al chico pelirrojo.


— ¡Haze! ¡¿es en serio?! — reclamó el pelinegro mayor — ¡Siento que estoy lidiando con un niño!— Cálmate, Fred, está bien — dijo el castaño sonriendo sutilmente — Déjalo que vaya, ¿o quieres que el pobre se enferme de los riñones? — dijo juguetonamente.


— Adelante, hijo; Jessie, enséñale dónde está el baño — dijo el pelirrojo mayor, pero antes de que los chicos pudieran irse, el castaño tomó la palabra.


— Déjenme acompañarlos, a Haze le asusta estar en casas de extraños, conmigo se sentirá seguro, ¿verdad, Haze? — murmuró tomando el mentón ajeno para que el chico de ojos azules lo mirara con detenimiento, este asintió mientras un semblante apagado se notaba en su rostro.


Jessie apretó sus puños con fuerza mientras observaba asqueado lo que ese sujeto le hacía a su "amigo", las ganas de irse sobre él y golpearlo eran tremendas, pero no podía precipitarse, no aún, ya habría tiempo para desahogar el odio que le tenía a ese tipo, solo debía ser paciente, aunque paciencia era lo que menos tenía cuando se trataba de Haze.


— Pasen — murmuró mientras entraba a su hogar siendo seguido por ambos, caminaba con semblante serio y receloso, mirando de reojo el cómo Haze observaba curioso cada rincón de su deteriorado y andrajoso hogar, "odio que veas esto" pensó, y es que en verdad detestaba las condiciones en las que vivía, sobre todo considerando que el chico de ojos azules tenía una vida mucho más lujosa que la suya.


"No te dejes llevar por apariencias, él sufre mucho más que tú" pensó de inmediato como forma de auto-regañarse por tener esos pensamientos tan clasistas, aunque en verdad le costaba mucho no comparar su vida "andrajosa" con la vida cara que tenía su contrario, era tan frustrante.


Los guió hasta el baño del pasillo, abriendo la puerta para permitirle al pelinegro pasar, cosa que este hizo, no sin antes voltear a ver al castaño y sonreírle tímidamente.


— T-Tardaré un poco — murmuró rascándose la nuca — E-El café no me sentó nada bien esta mañana.


— Descuida tesoro, te esperaremos — dijo guiñandole sutilmente el ojo, gesto que hizo que Jessie frunciera considerablemente el ceño y se cruzara de brazos junto a la puerta.


El pelinegro cerró la puerta detrás suyo con llave, dejando al pelirrojo y al castaño solos en aquel pasillo, Jessie evitaba hacer contacto visual con ese hombre, temía perder el control y golpearlo por todo lo que le hacía a su "amigo" de ojos azules, pero sabía que debía contenerse, o acabaría metiéndose en problemas, arrastrando consigo a Haze, cosa que no quería hacer en absoluto.


Miró de reojo hacía ese hombre, sintiendo su sangre helarse y su ser entero asquearse al notar cómo sacaba de su bolsillo un paquete de lo que parecían ser preservativos, revisándolos y verificando que estuvieran en buen estado, como si estuviera a punto de usarlos, cosa que alteró los nervios de Jessie como nunca.


— Mh, sí, creo que con estos me será más que suficiente — murmuró en un tono sumamente cínico, mientras miraba de reojo al chico pelirrojo y le sonreía incrédulamente — ¿Así que tú y mi Haze son amigos, eh?


— No exactamente — murmuró con semblante de desprecio absoluto, haciendo al castaño reír por debajo mientras se guardaba los condones en el bolsillo otra vez.


— Lamento mucho que él te cancele de forma tan abrupta, la verdad es que mis obligaciones han hecho que lo tenga muy descuidado, así que le ofrecí irnos a recuperar el tiempo perdido, y el pobre estaba tan emocionado que no dudó dos veces en decirme que sí.


Tomó aire tratando de contener el odio y la rabia que le generaba el oír dichas palabras de parte de ese desagradable sujeto, quien se jactaba de afirmar cada que podía que él tenía una "relación" con el chico pelinegro, cosa que solo alteraba como nunca los nervios del pelirrojo.


— Lo entiendo perfectamente — murmuró arqueando una ceja, obteniendo una sonrisa cínica de parte del sujeto en cuestión.


— Él es en verdad una ternura — comentó suspirando suavemente — No puedo negarme a nada que él me pida, mucho menos cuando se quita la ropa para pedírmelo.


Se quedó estático en cuanto escuchó tales palabras, no podía creer que ese hombre fuera tan cínico para refregarle en la cara que hacía cosas indecentes con el chico pelinegro, Jessie maldecía para sus adentros mientras un gran dolor y una gran ira iba carcomiéndolo poco a poco, una combinación de celos y asco se adueñaba de él y empezaban a nublar su buen juicio.


— No debería decir esas cosas de tal forma, señor; mucha gente tiene prejuicios tremendos contra los homosexuales.


— Me da igual lo que opine la gente, el trasero de Haze hace que valga totalmente la pena el escrutinio público — dijo alzando sus hombros de forma incrédula, el pelirrojo estuvo a punto de gritar varias cosas, pero afortunadamente el ruido de una voz ajena logró interrumpir en seco sus impulsos violentos.


— Disculpe señor — dijo la mujer rubia que subía las escaleras de a poco — ¿Puedo ofrecerle algo de beber?


— Un Whisky me vendría bien — dijo aquel castaño mientras sonreía de lado.


— De acuerdo — asintió sonriendo de lado y mirando con seriedad a su hijo — Vé por el Whisky, Jessie.


— Pero yo— trató de excusarse, pero la mirada seria de su madre le hizo suspirar pesadamente e irse al lugar que le indicaban, no sin antes mirar de reojo al sujeto de cabello castaño, quien sonrió maliciosamente mientras le guiaba el ojo al pelirrojo que se marchaba de ese pasillo a paso lento y desganado.


Sollozaba en silencio mientras se mantenía con la espalda pegada a la puerta de ese estrecho baño, cubría su boca con sus manos para evitar que su llanto fuera escuchado por alguien fuera de esa habitación, le dolía mucho saber que Dick se atrevió a decirle todas esas cosas a Jessie en la cara, sobre todo porque creía que después de eso, el chico pelirrojo no volvería a verlo igual, sino como si él fuera un prostituto al que poco o nada le importaba darle su cuerpo al mejor postor, ese sentimiento era incluso peor que las indecentes caricias que le daba el sujeto castaño.


-


Bajó hasta la cocina como alma que llevaba el diablo, su respiración era muy tosca, y ni hablar del dolor que inundaba de golpe su pecho, era muchísimo peor que el dolor que le generaba la indiferencia del pelinegro, era horrible, simplemente asqueroso.


Gruñó pesadamente mientras sin medir sus acciones en absoluto, decidió golpear con fuerza la pared de la cocina, haciendo que algunos adornos que colgaban de esta misma cayeran al suelo sin más, pero esto a él le importó poco o nada, estaba demasiado enfurecido para enfocar su mente en tonterías de ese tipo, ella solo se dignaba en plasmar imágenes del chico pelinegro sin ropa acostado sobre el cuerpo de ese hombre tan desagradable, comiéndose a besos como si de un par de amantes se tratasen, esa imágen hacía que Jessie gruñera y llevara sus manos a su cabello para apretarlo con mucha fuerza:


"Debo liberarte de este infierno, Haze, y debo hacerlo pronto" pensó, mientras el doloroso recuerdo del chico pelinegro llorando en sus brazos hacía que su corazón se endureciera considerablemente, no toleraba ver ni oír que Haze pasara por toda esa degradación y sufrimiento, no solo por tratarse del chico que le gustaba, sino que odiaba con el alma que le hicieron eso a un chico inocente como él.


— Alguien luce enfurecida — dijo de forma burlona una voz femenina detrás de él, por lo que volteó de reojo la mirada, y al ver que se trataba de cierta chica de largo cabello rojizo, no pudo evitar fruncir el ceño y soltar una risa nasal de desprecio.


— Déjame en paz — dijo de mala gana para ir hacía el estante donde guardaban el licor, y tomar del mismo una botella de whisky para servir un poco en un vaso.


— Suenas más que molesta — dijo acercándose a él para rodear su cuello con su brazo — ¿Qué le pasa a mi hermanita, eh?


— ¡Quitame tus asquerosas manos de encima! — gritó volteando a verla con odio absoluto — ¡No ando de humor para tus malditas idioteces, Lina,te lo estoy advirtiendo en serio!


La pelirroja miró de forma incrédula a su hermano, y luego de reír un poco, lo empujó con fuerza contra la pared para verlo a los ojos con frialdad.


— ¿Y a mí qué carajo me interesa que tú no estés de humor, perrita? ¿crees que eso hará que te trate de mejor forma? — el contrario la empujó con mucha fuerza para apartarla de sí, y acto seguido, le dedicó una muy severa mirada de odio profundo, a la que su hermana correspondió sin dudarlo dos veces.


— Deja de meterte en mis asuntos por cinco minutos, Lina, igual no es como que mi vida te importe mucho a fin de cuentas — dicho esto, tomó el vaso con Whisky y caminó rumbo a la salida de la cocina, no sin antes pasar junto a su hermana y chocar hombros de forma brusca con ella, haciendo que esta volteara a verlo bastante abrumada y confundida, su hermano de por sí siempre había sido un chico muy temperamental e impredecible, pero esa forma de reaccionar de parte suya, hacía que la pelirroja lo mirara con asombro y mucha extrañeza.



Continuará


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- Gema

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