16 - 'Hermoso'
— Pasa adelante, el clima afuera está horrible — dijo aquel hombre de cabello castaño mientras palmeaba el hombro del chico y lo guiaba al interior de su hogar, el de ojos azules entró sin temor alguno, no tenía la suficiente malicia para creer que algo malo le iba a suceder esa tarde, o al menos eso fue lo que él creyó.
— Se lo agradezco mucho señor Jenkins — murmuró mientras sacudía su húmedo cabello.
— No tienes nada que agradecerme hijo. Ah, y por favor dime "Dick" es menos formal — comentó sonriendo ampliamente, sonrisa a la que el menor le correspondió tranquilamente.
Jadeaba pesadamente mientras varias lágrimas rodaban por sus ojos ante el recuerdo de esa amarga tarde, donde supo exactamente que la vida no era tan dulce y mágica como todos creen en su juventud, ahí se dió cuenta de que existían seres que se hacían pasar por personas normales, pero en el fondo, no eran más que crueles monstruos en busca de víctimas inocentes.
— No deberías estar solo — murmuró una voz conocida, haciéndole alzar la mirada, topándose con ese par de joyas verdes que lo miraban con detenimiento y algo de pesar.
— Vete Jessie, por favor, no merezco tu compasión — jadeó entre lágrimas mientras cubría su rostro con su mano, el contrario se sentó junto a él en aquella banca para verlo con atención, del lado derecho había un enorme árbol que los protegía de los últimos rayos de sol que golpeaban el pavimento, de este caían algunas hojas secas cuyo color era casi del mismo tono que tenía el cabello de Jessie, verlas caer siempre le daba paz al pelinegro, pero esta tarde le estaba costando más de lo habitual.
— No me iré hasta saber lo que te pasa — dijo mientras se sentaba estilo indio junto a él, pasando suavemente su mano por las mejillas ajenas para secar sus lágrimas, cosa que hizo que Haze volteara a verlo con dolor y pesar.
— ¿Porqué haces esto? no merezco que sigas insistiéndome tanto.
— Me hiciste sufrir, sí, pero yo también te hice sufrir, actué como un bruto insensible, y si me lo preguntas, creo que eso fue peor que tu indiferencia no intencional, porque yo sí tenía intenciones de herirte — susurró tomando la barbilla ajena para hacer que Haze volteara a verle — Sé franco conmigo, Haze; nada de lo que digas podrá hacer que yo te odie, lo digo enserio.
— E-Es que... n-no puedo — murmuró con dolor — No podría, e-es horrible, no volverías a verme de la misma manera — jadeó posando ambas manos sobre su cabello para apretarlo con fuerza — ¡No quiero, no quiero que nadie más sepa esto, e-es horrible!
— Haze, cálmate — susurró tomándolo de la mejilla para hacer que lo viera a los ojos — ¿Qué es eso tan horrible? — el de ojos azules se quedó helado al ver la cara de preocupación que le dedicó el pelirrojo, sobre todo al ver fijamente sus hermosos ojos verdes, quienes lo observaban atentamente y con franqueza, ellos fueron los responsables de que Haze no pudiera negarse, necesitaba hablar, no podía ocultarlo más.
— Mi padre, tiene un amigo — murmuró sintiendo su piel erizarse, le dolía decir eso, pero sentía que moría si no era honesto con Jessie — Un hombre muy adinerado, es quien ha pagado toda su campaña, vive en la misma calle que nosotros, no tiene esposa, ni hijos, yo lo veía como un buen amigo de mis padres, pero... él no me veía igual.
La suave brisa otoñal movía el cabello de ambos, al mismo tiempo que algunas hojas naranjas caían sobre ellos y cubrían un poco sus piernas, pero ni esto evitó que Haze siguiera hablando.
— A mis diecisiete años, él me invitó a su casa, estaba lloviendo mucho, ofreció ayudarme — murmuró sintiendo sus ojos cristalizarse como nunca — Cuando estuvimos solo, él... — sonrió con dolor agachando la mirada y cerrando sus ojos de golpe. Jessie lo miró con horror mientras inclinaba un poco la cabeza.
— Haze, ¿acaso él te—
— No llegó a tanto, pero... e-él me— se mordió los labios mientras pensaba cómo decir eso — Empezó a tocarme, yo no entendía qué era lo que quería, me tocaba de forma tan desagradable que yo, s-solo quería morirme — miró a otro lado con pesar — Incluso puso su boca en mi— jadeó horrorizado cubriendo su boca con su mano derecha, mirando a Jessie con vergüenza absoluta, todo mientras Jessie lo miraba sin poder creer lo que estaba escuchando.
— ... Haze — susurró con dolor.
— Desde entonces siempre me acosa, dice cosas... trata de hacerme cosas — admitió mirando a otro lado con asco — Siempre me espera cuando salgo de la escuela, últimamente no me he topado con él por suerte, pero es cuestión de tiempo.
— ¿Cuestión de tiempo para qué? — preguntó con algo de seriedad, quedándose helado al ver la cara fría y sin sentimientos que Haze le dedicó.
— Creo que es muy obvio a lo que trato de referirme, Jessie — admitió alzando los hombros, haciendo al pelirrojo jadear horrorizado.
— ¡¿Pero porqué no has hablado con alguien sobre esto?! ¡¿t-tus padres, algún profesor?! ¡¡alguien, maldita sea!!
— Intenté decírselo a mis padres, y se pusieron de lado de Dick — respondió alzando los hombros — Me regañaron a mí por ser el "bastardo sonsacador que intentó seducir a Dick" solo porque él les dijo esa versión, con el tiempo notaron que yo tenía razón, pero en vez de pedirme disculpas o ayudarme, me dijeron que no hiciera nada, que lo dejara, "de alguna forma hay que pagarle, Haze; y el lado bueno es que si realmente te quiere, te dará una vida costosa" — admitió con dolor, asombrándose al ver cómo el chico pelirrojo se levantaba de golpe de aquel banquillo y volteaba a verlo con total severidad.
— ¡¿Así nada más?! ¡¡¿dejarás que ese maldito haga contigo lo que quiera solo porque tus padres lo digan?! — reclamó con total seriedad, sintiendo su sangre helarse al ver la expresión seria que Haze le dedicó.
— ¿Crees que dejo que me toquen por gusto? — preguntó con la voz apagada, haciendo que Jessie se sintiera como todo un idiota — ¡Date cuenta de que no tengo opción! no tengo nada más, no conozco a nadie más, ¡ni siquiera sé dónde vive mi madre, para decir que ella me acogerá y me ayudará a huir de todo esto! no hay nadie que pueda ayudarme, nadie lo hará, porque como te dije, todo es cuestión de tiempo — tomó aire pasando su mano por su rostro — En una semana será su cumpleaños, y mi padre quiere que vaya a un club con él, creo que ya sabes para qué.
— Dios santo — dijo Jessie pasando su mano por su rostro y mirando a los lados con seriedad — No puede ser, Haze; ¡¡no puedes permitir que te hagan esto!!
— ¡¡¿Y qué mierda quieres que haga?!! — gritó levantándose de golpe de aquel banco, mirando con total seriedad a Jessie — ¡¡¿Quieres que huya, que mate al sujeto que me toca?!! ¡¡¿que abandone a mis padres y me vaya a vivir contigo?!! — reclamó apretando sus puños con fuerza — ¡¡Mi vida no es tan simple!! ¡¡no tengo opción alguna más que dejar que todo siga su curso, o morir en el intento!! ¡¡y créeme que me he esforzado para no recurrir a la segunda opción, pero tus palabras no me hacen sentir mejor en absoluto!!
La feróz mirada de parte de Haze hizo que Jessie se quedara totalmente helado, jamás lo había visto reaccionar de tal manera, ni siquiera cuando algún matón en la escuela lo molestaba, por eso le asombraba tanto que reaccionara de tal forma.
— Perdóname — murmuró tomando la mejilla ajena, en respuesta Haze solo agachó la mirada mientras apretaba sus propios labios con fuerza — He sido muy insensible — susurró en el oído ajeno mientras poco a poco se apegaba al cuerpo de Haze, completando un abrazo al que el pelinegro se aferró con mucha fuerza, empezando a llorar en el hombro de su "amigo".
— Yo no quiero eso — murmuró entre lágrimas — No quiero, ¡odio a ese hombre, lo odio! pero no puedo hacer nada... mi vida ya fue decidida, no tengo forma de escapar de todo esto.
— ... Sí la tienes — susurró besando con ternura la mejilla ajena, haciendo que Haze volteara a verlo con confusión total — Huye de tu casa, aún estás a tiempo.
— ¿Estás loco? ¿adónde iría? no tengo dónde vivir, o con quién — miró algo dudoso al pelirrojo, quien miró a otro lado sin saber qué decir — ... Jessie, no puedo vivir contigo.
— ¿Es porque no me conoces?
— ¡Es por todo, Jessie! irme contigo implica buscarte problemas, si mi padre se da cuenta de que tú me encubres, moverá cielo y tierra para que te pasen cosas malas, s-sin contar que nosotros... n-nosotros no somos— estuvo a punto de hablar, pero el pelirrojo le interurmpió en seco.
— ¿Pareja? — preguntó inclinando la cabeza, haciendo que Haze mirara a otro lado con pesar — Eso lo sé muy bien, y al proponerte esto no pretendo que lo seamos, Haze, solo quiero librarte de esta vida tan horrible que estás llevando.
— Es una locura — murmuró el pelinegro — No puedes, ¡n-no podemos!
— ¿Qué te lo impide? ¿qué te mantiene tan ligado a tu padre?
— ¡No se trata de estar ligado a él, Jessie! pero date cuenta de que no puedo solo irme, él me buscará por todos lados, me necesita para pagar su deuda con Dick.
— ¡Que la pague él con su trasero, no con el tuyo! — reclamó con seriedad, haciendo a Haze agachar la mirada con vergüenza — Perdóname, pero en verdad me duele que te quieran usar de esta forma.
— Ya mi vida fue decidida, Jessie, todo lo que seré ya fue planteado — comentó manteniendo la mirada agachada — Lamento tanto haberte dado esperanzas de que algo ocurriría entre nosotros, cuando ni yo mismo sé el rumbo que tomará mi vida — murmuró alzando la mirada para ver al pelirrojo con pesar — No mentí cuando dije que me gustas, Jessie; pero ya no depende mí, esto no podría llevarse a cabo, por más que yo lo deseara.
— Pero... ayer lucías decidido.
— Porque lo estaba; pensé que debía aprovechar los últimos días que me quedaban de libertad, y gozarlos a tu lado, pero no es justo, Jessie, estar contigo por tiempo limitado no es justo ni para ti ni para mí, solo acabaremos haciéndonos más daño — murmuró agachando la mirada con dolor.
— Haze, cualquier cantidad de tiempo, prolongada o limitada, con tal que sea a tu lado, será suficiente para mí.
— No digas eso — murmuró el pelinegro con dolor — No mereces sufrimiento de este tipo, no mereces que yo te haga esto.
— ¿Entonces qué sugieres? — preguntó con seriedad y algo de decepción.
— ... Me encantaría que conozcas a alguien más — susurró con algo de dolor, pero más le dolió ver la brusca reacción que tuvo Jessie ante sus palabras.
— ¡Te has vuelto loco! — reclamó mirándolo con enojo — ¡Haze a mí me gustas tú! ¡¿cómo pretendes que trate de enamorarme de otro si el único que ronda mi mente y mi corazón eres tú?!
— Tú no estás enamorado de mí — dijo con algo de seriedad, haciendo que Jessie lo mirara de forma incrédula — S-Solo te sientes atraído por mí, basta con que consigamos a otra persona más atractiva que yo, y-y será suficiente.
— ... Aún con todo lo que te he dicho, creo que no has entendido en absoluto mis emociones — susurró con pesar mientras miraba hacía el horizonte — Fue tonto de mi parte creer que me entenderías.
— Jessie, ¿cómo puedes creer que en tan poco tiempo te enamorarías de mí? — preguntó jadeando con algo de asombro, quedándose helado al ver cómo el pelirrojo lo miraba a los ojos de forma intensa, con una pasión que solo hizo que sus huesos dolieran, y que su pecho latiera como nunca.
— No lo sé, supongo que soy un idiota — dicho esto, dió un paso atrás para ver al pelinegro con seriedad y algo de decepción — ¿Qué quieres que haga? lo que sea que planees, lo tomaré como una orden.
— No tienes que obedecerme ciegamente.
— Lo hago porque me importas, Haze; es un... defecto de estar enamorado — dicha palabra hizo que el de ojos azules jadeara y se cubriera el rostro con una mano, sintiendo su corazón quebrarse poco a poco.
— Yo... yo... — murmuró débilmente mientras daba algunos pasos hacía atrás, no sabía qué hacer, o qué decir para reconfortar al pelirrojo, y es que ¿cómo podía darle confort a alguien, estando él con el corazón hecho pedazos? era absurdo, y muy masoquista de su parte querer fingir fortaleza.
Se apartó de él para irse corriendo de aquel sitio, dejando al pelirrojo con un amargo dolor en su pecho, y un mar de rabia y confusión que solo le hacía desear ir a golpear a aquel sujeto que atormentaba tanto la vida de Haze, pero no podía meterse, o al menos eso parecía, por la forma en la que el pelinegro se alejaba abruptamente de él.
-
Jadeaba pesadamente mientras sujetaba su inhalador para el asma entre sus temblorosas manos, miraba a la nada con mucha pesadez y frustración, recordando amargamente las palabras de Jessie, "¿enamorado?" ¿realmente se sentía de esa forma? ¿cómo en tan poco tiempo era capaz de enamorarse así de alguien? no lo entendía en absoluto, pero lo que menos entendía, era porqué su corazón latía de forma tan dolorosa cuando recordaba ese momento.
La noche cubría por completo la ciudad, él estaba sentado en el pórtico de su casa, sus padres no estaban, al parecer habían salido con Dick y otros amigos suyos, era un alivio que nadie estuviera cerca para sermonearlo o hacerle preguntas incómodas, pero eso igual no aliviaba el brusco dolor que azotaba el pecho de Haze.
Repentinamente pasó por su mente una idea bastante impulsiva, era una locura, sabía que se metería en problemas, "no quiero más problemas, pero en verdad... en verdad lo quiero a él" pensó, colocándose de pie y caminando rápidamente hacía la salida de su jardín, no sabía cuánto tiempo tardaría en llegar a pie, pero estaba dispuesto a tardarse todo lo que fuera necesario, con tal de verlo.
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— Maldita sea — gruñó de mala gana mientras limpiaba algo de grasa con su suéter gris, escuchaba algo de música en una vieja radio, "Black" de Pearl Jam era la canción que estaban transmitiendo, una de sus favoritas, sí, pero esa noche en particular, esa canción le causaba un dolor terrible en el pecho.
— ¡Jessie! — clamó un sujeto pelirrojo que llegaba con él — Iré a casa de Stuart a jugar poker, termina con ese y vete a casa.
— ¿No puedo solo irme de una vez? — preguntó de mala gana.
— ¡No, porque ese auto es tu responsabilidad, y mañana temprano vienen por él, así que o lo terminas o te haré decirle a su dueño que no lo arreglaste solo porque te dió igual hacerlo! bastardo holgazán — dicho esto, se dió media vuelta y dejó solo a su hijo, quien empezó a gruñir entre dientes mientras tomaba algunas piezas y se disponía a meterlas en el interior del vehículo, era mera rutina lo que le estaba haciendo, pero igual eso no le quitaba lo pesado y molesto.
Algunos minutos pasaron lentamente, todo estaba callado (a excepción del tenue y chillón sonido de aquel radio descompuesto), tanto silencio le abrumaba, y hacía que su mente divagara amargamente, recordando con pesar el momento en que ese chico de cabello negro estuvo llorando entre sus brazos, dicha imágen mental solo llenaba de rabia y frustración el pecho de Jessie "debo hacer algo para sacarte de ahí" pensaba sin cesar, pero por más que lo pensaba, no hallaba una solución viable para ello.
Alzó repentinamente la mirada al oír cómo alguien tocaba la enorme puerta de aquel taller, cosa que le pareció muy rara, ya que nadie iba a altas horas de la noche a dicho lugar, a menos claro, que fuera alguien que tuviera problemas financieros con su padre.
Tomó una barra de metal que estaba apoyada contra una pared, y caminó receloso hacía la puerta, colocándose la capucha de su suéter y alistándose para cualquier movimiento brusco que tuviera que hacer, después de todo, no era primera vez que iban sujetos raros a buscar a su padre, y no era primera vez que él tenía que hacerles frente solo.
Al abrir la puerta y ver de frente a la persona que tocó, su sangre se quedó totalmente helada, todo mientras él se quedaba mirando extrañado el semblante tímido y lastimero que tenía aquella figura delgada de ojos azules.
— ¿Podemos hablar? — preguntó con la voz entrecortada, haciendo que el pelirrojo rápidamente dejara de lado la barra de metal y le permitiera entrar al taller, mirando muy extrañado y confundido la silueta del chico de ojos azules.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó arqueando una ceja y mirando cómo el pelinegro caminaba por el taller con la mirada agachada y los brazos cruzados.
— Tienes razón, no me di cuenta de todo lo que tú sientes, pero en mi defensa... ¡soy un idiota, Jessie! ¡un idiota que ni siquiera se da cuenta de que se está enamorando también! — admitió volteando a verlo con dolor y pesar — No sé cómo, no sé porqué, apenas y te conozco, pero... no quiero estar lejos de ti, s-supongo que eso es enamorarse, ¿verdad? — el pelirrojo sintió sus mejillas arder de golpe al oír tales palabras, no podía creer lo que el pelinegro le decía, una parte de él estaba muriendo de alegría, pero la otra, estaba muy extrañada y nerviosa.
— ... No es tan simple, Haze — murmuró acercándose a él para acariciar sus mejillas — Pero creo que entiendo a lo que te refieres.
— Tengo miedo, Jessie — admitió agachando la mirada — Es la primera vez que alguien me gusta, eres el primer chico con el que quiero estar, ¡y-y me duele tanto pensar que no puedo ni siquiera salir contigo por lo que dirán mis padres! o lo que hará Dick — gruñó tomando las muñecas ajenas para apretarlas con fuerza — ¿Qué debería hacer, Jessie? dime, por favor, ayúdame.
— Haze... — murmuró sin saber qué decir exactamente, le dolía escuchar las palabras de su contrario, pero más le dolía la expresión penosa que reflejaban esos ojos azules que tanto adoraba — Irte de casa es todo lo que se me ocurre.
— Jaj, ¿y adónde iré? ¡¿adónde?! — clamó cubriendo su rostro con sus manos — No tengo ningún sitio adónde ir, no tengo más familia, no tengo a nadie.
— Me tienes a mí — dijo acercándose a él para tomarlo de las mejillas y acariciarlo con ternura — Yo no te dejaré solo en esto, te lo prometo.
— Jessie — murmuró mirando con asombro al chico pelirrojo — ¿Porqué haces todo esto?
— Lo hago porque me importas, Haze, siempre he odiado que te hagan sufrir, saber que te ocurría todo esto solo... solo ha hecho que me sienta peor por la forma en la que te traté — murmuró acariciando suavemente las mejillas ajenas — No mereces más dolor, tu vida ya ha sido lo suficientemente dura, es por eso que quiero ayudarte a escapar de ella, seamos novios o no, no quiero que te sigan torturando así.
— Jessie... — jadeó asombrado en cuanto escuchó las palabras ajenas, no podía creer lo que estaba escuchando.
Abrazó con fuerza al pelirrojo en cuanto este le dijo todo eso, abrazo al que el pelirrojo no dudó dos veces en corresponder.
— Yo sí quiero que seas mi novio — susurró al oído ajeno, haciendo que las mejillas de Jessie ardieran como nunca.
— ¿L-Lo dices enserio, Haze? — preguntó apartándolo un poco para verlo a los ojos con asombro, sintiendo su pecho agitarse como nunca ante la cálida sonrisa que el pelinegro le dedicó.
— Por supuesto — susurró sonriendo cálidamente mientras tomaba la mejilla ajena y la acariciaba con cuidado — Solo... tengo miedo, Jessie, es la primera vez que añoro tanto estar con alguien, y... n-ni siquiera sé cómo tener una relación, pero ahora no solo seremos novios sino... — suspiró pesadamente ocultando su rostro ajeno, Jessie le acarició la cabeza tratando de darle confort.
— Shh, descuida, no tenemos que hacer todo tan de golpe — dijo el pelirrojo mientras pasaba sus dedos por los mechones negros de Haze — Por ahora, pensemos primero en cómo sacarte de las garras de tu padre ¿de acuerdo?
— ¿Adónde podría ir? es decir... él me buscará por todos lados, incluída la escuela — el pelirrojo se quedó un rato pensativo, hasta que, frunció ligeramente el ceño mientras pensaba en una solución viable, no le agradaba en absoluto, pero era lo único que se le ocurría para que el pelinegro fuera libre finalmente.
— ... Ahorremos — dijo entre pesados suspiros — Reunamos dinero para alquilar un sitio para ti, si se cumple una semana y aún no tenemos dinero suficiente, pues... puedo hablar con mi hermana para que te deje quedarte con ella unos días, mientras tanto.
— ¿Crees que eso resulte?
— Trabajaré con un mal nacido de ser necesario — dijo con algo de frialdad, pero en vez de asustar, solo logró que las mejillas de Haze ardieran considerablemente — No quiero que corras el riesgo de que ese abusivo te haga daño, si pudiera te sacaría de ahí esta misma noche, pero... ni siquiera tengo una maldita casa a la cual llevarte.
— Descuida — murmuró Haze aferrándose al cuerpo de Jessie — Me gusta tu plan, así me dará tiempo de empacar mis cosas.
— Lamento si mis planes suenan poco ortodoxos, solo... me preocupa dejarte con mi hermana, ella es... es una perra — gruñó de mala gana, haciendo al pelinegro sonreír algo apenado.— No te preocupes — susurró alzando la mirada — Confío en ti.
Dichas palabras hicieron que la sangre del pelirrojo se helara considerablemente, su respiración se agitó como nunca, y ni hablar del gran rubor que inundó su rostro.
Tomó delicadamente las mejillas ajenas para darle un hambriento y suave beso al chico de ojos azules, quien correspondió a dicho intercambio sin dudarlo dos veces, dejando que el pelirrojo explorara su boca de arriba a abajo con su lengua, mientras su pecho latía con emoción al pensar que, no solo iba a ser libre de su prisión, sino que también había encontrar a alguien que estaba dispuesto a dar la cara por él, era un sentimiento tan hermoso que Haze creía que iba a desmayarse de la alegría.
Continuará
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- Gema
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