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México

Vamos a ser claros, gente. El capítulo es corto, lo sé, es intencional eso y no quiero comentarios del tipo "este cap se me hizo muy corto" ¡Arderán el averno con Eddie y Paige, los que me digan algo así! xDDD Bueno es broma, pueden decir lo que quieran... pero la cuestión está así. Otra cosa, vamos a considerar todos juntos que Tammy no conoce México, ni ningún país que pueda mencionarse en esta historia, así que no saquen las garras si me equivoco en algo. Corríjanme, claro, pero de buena manera que soy sensible u_u Como siempre intenté investigar para no hablar por hablar, pero una se puede equivocar... vamos que no soy profesional xD. Ahora bien, buen viaje... Gracias a México por recibirnos!!

Capítulo V:

                                                              México

Espero que hayan empacado bragas limpias, nenas, porque sin duda alguna ¡estamos en México! Disculpen si incorrectamente asumo que su género es femenino, en realidad creo que ningún hombre cuerdo se atrevería a leerme hasta este punto. Sólo una mujer no cuerda entendería a otra. Y hasta en eso tengo mis reservas.

Me desvío del jodido tema, disculpen, el asunto importante aquí es que mi avión tocó piso en el aeropuerto internacional Benito Juárez a eso de las cinco de la madrugada. Lo sé, sólo Audrey calcularía tan mal los estúpidos horarios y escogería un avión que llegara a la ciudad incluso antes que el sol. Pero no importaba, ¿saben? Porque estaba más que preparada mentalmente para no desesperarme llegado ese instante. Sí, no conocía a nadie, sí, la gente hablaba malditamente rápido y yo no captaba ni la mitad de las cosas que decían, sí, los taxis aquí eran blancos y rojos. Y sí, temía equivocarme y terminar montándome en el auto particular de alguna persona. No voy a negar que no estuviese un poco asustada de haber emprendido un viaje, sin planear ni una maldita cosa de antemano. ¡Por supuesto que no voy a negarlo! Mi corazón llevaba en estado arrítmico desde el mismo instante en que la azafata me pidió amablemente descender del avión. Pero me mantenía positiva, es decir, estaba en el distrito federal de México; una ciudad que tenía casi 700 años de historia para contarme. Eso me ponía jodidamente hiperactiva, como una niña que acababa de ser inyectada con adrenalina. Y de algún modo la adrenalina ayudaba a apaciguar mi temor por estar en sitio tan distinto a mi hogar, mientras eso estuviese de mi lado sabría que podría seguir adelante.

Rodé mi maleta hacia la salida del aeropuerto, mientras examinaba el exterior con ojos desorbitados. Deben saber que nunca antes había salido de mi país, esta era una primera vez en muchos más sentidos de los que puedan imaginar. Durante el tiempo que duró el viaje, me dediqué a hacer notas de los lugares que me gustaría ver. Pues, sí, estaba allí buscando a Cameron, pero eso no me impedía hacer algunas desviaciones técnicas. Más cuando todavía no estaba segura de qué decirle al encontrarlo; su reacción y mi reacción a ese encuentro era mi mayor temor. Si tengo que admitirlo.

México ofrecía cientos de atractivos para una turista despistada como yo, era mi obligación moral al menos echarles un vistazo ¿cierto? La verdad era que moría por conocer el museo nacional de historia en el castillo de Chapultepec, la casa de Frida Kahlo, la de León Trotsky y el claustro de Sor Juana. Es decir, ¡Sor Juana! ¿Acaso han leído algún poema de esa mujer? Yo me pasé otra gran parte del viaje repasando a Sor Juana, llenándome de expectativas para el gran momento en que llegara al lugar donde había escrito los poemas más bellos y desgarradores de la época pos conquista.

Lamento si no puedo contener a mi nerd interna, pero papá me había echado a perder hacía años ¿recuerdan? Él me había introducido a la cultura latina y enamorado de las lenguas romance; saben que se les llama romance porque descienden de los romanos y no porque la hablen los locos enamorados ¿verdad? Es decir, son lenguas que nacieron luego de las conquistas romanas y se mezclaban con los pueblos conquistados; ahí tienen el español, italiano, portugués. ¡Vamos! ¿Cómo no amar esas formas tan musicales de expresión?

Así que ahí estaba, toda emocionada por visitar sitios que me llevarían desde lo prehispánico hasta lo más hermoso del arte colonial. Y al mismo tiempo tenía un papel doblado en mi bolsillo trasero, donde Cameron había anotado su idea de hacer “turismo” en México. Y no es que yo desprecie la parte natural del asunto, pero ¿ni un solo museo, Cam? ¿Por qué tanta crueldad?

Entonces así estaba todo, podía hacer mi pequeña desviación (muy leve) por el D.F o seguir el itinerario que había marcado Cameron. El cual, por supuesto, me alejaba considerablemente de las cosas que en verdad quería ver.

—Malditas decisiones…

                                                                 ***

Cuando finalmente llegué a los canales de Xochimilco ya había caído la noche, y dudaba mucho que Cameron estuviese por ahí tal y como había anotado. Era difícil decir cuándo haría cuál actividad, había planeado muy pocas cosas para hacer en el D.F y visitar los canales de Xochimilco era la última. Si mi conteo en su programa no estaba mal, él debería haber pasado ya por Teotihuacán, el paseo de la reforma y Coyoacán, que es donde yo estuve gran parte del día. ¡Oh, demándenme! ¿Realmente no esperaban que pasara por esta ciudad sin visitar a Trotsky y Frida Kahlo? Pues si lo piensan, en verdad es que no han aprendido nada de mí en todo este tiempo. Me decepcionan.

El punto era que si tachaba Xochimilco de la lista de Cameron, eso supondría tener que moverme a la siguiente ciudad donde haría parada. Maldita sea, habría sido más fácil encontrar un jodido marciano en mi cuarto de baño. Si me marchaba en ese instante, llegaría a Veracruz para la hora de la cena. ¿Pero qué me aseguraba que siguiera allí? ¿Y si sus planes de visita fueran de un solo día? ¿O de una semana? ¿Qué si me marchaba a Veracruz y él seguía en el D.F?

Comencé a hiperventilar presa de la confusión, mientras veía como un hombre a la distancia terminaba uno de los últimos recorridos en las trajineras. El bote de varios colores se veía hermosamente iluminado a esas horas y por un segundo me abstraje en la contemplación del mismo. Mi primer día en México comenzaba a escurrirse y era muy probable que me tomara más que un viaje impulsivo encontrar a Cameron. No lo había pensado con detenimiento, pero tener su itinerario no significaba que estuviese manejando sus tiempos. Podrían ocurrir miles de cosas que lo llevaran por un camino distinto al mío, podía decidir en último momento no visitar alguna ciudad o incluir alguna otra que captara su atención. Y al no tener un móvil al cual llamarlo—porque lo intenté que sepan—, las cosas se tornaban doblemente más complicadas. Por cada segundo que yo permanecía en algún sitio, era muy probable que Cameron se estuviese desplazando hacia otro. Esto podría convertirse en una persecución del gato y el ratón, que acabaría con el último país que pensaba visitar él. Si es que siquiera mi presupuesto alcanzaba para abarcar una travesía completa por América.

Con esa desalentadora idea en la mente, me acerqué al hombre en la trajinera y señalé el bote a modo de pregunta.

—¿Le gustaría un recorrido? —interpretó mi gesto sonriente, a tiempo que asomaba el bote al muelle.

—Si no es muy tarde.

—Pierda cuidado, sería un placer para Angelita y yo darle un paseo.

—¿Angelita? —inquirí al no poder encontrar a nadie más en el bote.

El hombre sonrió apuntando con su índice por encima de su cabeza. Fue entonces cuando noté que el arco de la parte superior del bote, tenía escrito en grandes letras blancas “Angelita”. Me encogí de hombros y brinqué al interior.

—No se balancea mucho, ¿verdad?

—No —aseguró, notando que tenía en sus manos a una pequeña gallina del agua.

¿Qué? No voy a negarlo, el movimiento pone mi estómago de cabeza y aún tenía planeado cenar una vez que llegara a Veracruz. Sé que esto se escuchará (¿leerá?) extraño viniendo de mí, pero había oído que el pescado a la Veracruzana era algo que tenía que probar o de lo contario insultaría a las buenas personas de allí. Y yo no quería insultar a nadie, ya sea o no esto del insulto una metáfora para el consumismo.

Me acomodé en una de los asientos, teniendo todo el lugar para mí y dejé que mi vista se perdiera por la particular belleza de los canales. Y pensar que Cameron podría haber estado allí, o tal vez estaría al día siguiente. Y pensar que cada lugar que había tocado desde mi llegada a México, se había sentido como rozarlo a la distancia. Sonreí brevemente, tal vez esto sería complicado pero quizá lo mejor era intentarlo de ese modo. Quizá lo que en verdad necesitaba era volver a sentir el impulso de ir tras de él, ese impulso que creía muerto hacía dos meses y medio estaba volviendo a despertarse en mí. Dicen que el tiempo y la distancia llegan a sanarlo todo, tal vez ya había pasado mi momento de sanación, tal vez ya iba siendo tiempo de arrojar mis muletas (simbólicas) e intentar pisar con ambos pies. Y sabía que no necesitaba a Cameron para poder lograrlo, pero esto era algo más que necesidad. No tenía la estúpida idea de un reencuentro con fuegos artificiales, besos apasionados y una semana de sexo ininterrumpido, aunque admito que aquella última parte no me fastidiaría del todo. Lo que quería era volver a escuchar su voz, ver sus ojos azules iluminados por una sonrisa sincera y compartir un instante, ya ni siquiera sabía si de un modo romántico o no.

Sólo quería eso, sólo eso.

                                                                 ***

¿Han leído el libro Cartas Cruzadas de Markus Zusak? No teman si no lo han hecho, en realidad sólo quería graficar una cuestión pero no pienso hacer ninguna alusión al libro. Necesitaba de esas palabras como un motor y para dejar en claro algo que muy probablemente para ustedes no tenga sentido de momento, pero lo tendrá. Confíen un poco en mí, lo tendrá.

Veracruz, México.

Sin fecha.

Querido Cameron:

 

Hoy estuve recorriendo por última vez el puerto de Veracruz, tal vez sobre decirte que es una ciudad preciosa y cuesta simplemente despedirse sin más. Por algún motivo decidiste incluirla en tu itinerario y creo que comienzo a comprender dicho motivo. Fui tentada por la gente del lugar y una pareja que conocí en mi hotel, a hacer una visita a “El Arrecifal” ¿Y qué puedo decirte de ese sitio, Cam? ¿Has estado allí? Seguramente lo has hecho, admito que me desanimé un poco al llegar y no encontrarte detrás de ninguna cámara, como había estado imaginándote todo este tiempo. Esperaba verte en alguna fila, restaurante o sentado en una lancha camino a la isla de Sacrificios… pero no estuviste en ninguno de esos lugares. Sin embargo no pierdo las esperanzas, me he enamorado un poco de este sitio de agua clara y playas blancas, al punto en que me da un poco de pena marcharme. Pero puedo decir orgullosamente que he nadado con tortugas, buceado por el arrecife e incluso tengo una foto bajo el agua que lo comprueba.

Ahora sigo adelante, si no es mucho pedir no te marches antes de que yo llegue. Estoy por montarme en el bus que me trasportará hasta La Paz, veo que te gusta el agua. Y por ahora no tengo quejas, me has dejado gratamente satisfecha en este viaje por Veracruz. Espero que podamos conocer los Cabos juntos.

 

Atentamente, Marín.

                                                              *~*~*~*

 

La Paz, México.

 

Marín, ayer se cumplieron oficialmente tres meses desde la última vez que te vi. No sé qué me impulsó a anotarlo, pero una vez que comencé no fui capaz de detenerme. Mientras la gente pasa a mi alrededor completamente ajena a mis pensamientos, sigo avanzando a un punto incierto como si de algún modo pudiera poner distancia entre mis errores y yo. Algo iluso, ¿no?

Pero puedo pretender que no estoy pensando en ti mientras voy dejando ciudades atrás. Diablos, Marín, cómo me gustaría que estuvieses aquí. Te imagino en estos sitios y puedo casi jurar que te encantarían, muchas veces me pido algún guía local para que me lleve a esos lugares no tan populares pero impactantes a los ojos de cualquiera. En ocasiones ellos se ponen a charlar conmigo, me cuentan la historia de tal o cual lugar. Es impresionante la cantidad de historia que tiene México, no que no estuviese al tanto, pero hay detalles y algo oculto casi en cada esquina, en cada pueblo por más pequeño que fuese. Te encantaría, Marín.

Dos días atrás pasé por Monterrey, no lo había incluido de primera mano en mi itinerario pero escuché tanto hablar del cañón de Matacanes, que tuve que hacer un pequeño desvío y saciar mi curiosidad. Fue la cosa más liberadora que he hecho en toda mi vida, me lancé en un salto a oscuras de cinco metros, he recorrido cuevas, ríos subterráneos, y paseado al filo de imponentes acantilados. Conseguí tomas imposibles, incluso me permitieron llevar mi cámara en los descensos a rapel por las cascadas. Maldición, si eso no fue liberador.

No puedo quedarme el tiempo que tenía planeado en La Paz, supongo que mi lapsus en Monterrey ha recortado un poco mi estadía en los Cabos. Mañana voy a dejar México, espero poder dedicarle el tiempo necesario a Guatemala. Te escribiré desde allí, pues de algún modo esto debo compartirlo con alguien. Y es que no me atrevo a levantar el teléfono y hablarte aún, así que por el momento me limitaré a retratar todo lo que veo. Me aseguraré que cuando entres a tu biblioteca personalizada, sientas que cada fotografía te traslada al lugar donde fue tomada.

 

Besos, Cam.

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Esto... espero que les haya gustado el pequeño y rápido viaje por México, sé que me dijeron muchas ciudades para visitar y realmente me habría gustado incluirlas a todas... pero tengo que limitarme un poco y tratar de mantener el hilo de la historia ¿no? Hice un dibujito en mi libreta que bien podría pertenecer a Marín xDD Saludos ^^

PD: Cameron, Marc, Marín, Audrey y yo le deseamos un muy feliz cumpleaños a ClaudiaMI3, una lectora que se hizo un poco más vieja hoy xDDD Felicidades!!

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