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Capítulo 27. El vestido perfecto

ASHER

¿Saben lo más difícil de organizar una fiesta? Que al final, no le terminas dando gusto a nadie.

Que si la comida la dieron muy tarde o muy poca.

Si la música era adecuada o muy explicita o aburrida.

Que si los arreglos son mucho o muy poco.

Que si la ropa que traía cierta persona la hacia ver gorda, delgada. Muy provocadora o muy tapada.

Todos opinan, critican y siempre hay un «me gusto, pero...» en su vocabulario. Y lo mejor de todo esto, piensan que no nos damos cuenta de eso.

En fin...

Mi mamá había contratado a varios meseros y empleados para limpiar todo antes y después de la fiesta, aunque para eso tuvo que tener una condición por parte de papá y esta fue. Pagarles dignamente, mi madre casi pega el grito en el cielo cuando papá le dio el presupuesto. Pero como ambos financien la fiesto no le quedo más remedio que aceptar.

—¿Vas a traer a la chica que me mencionaste el otro día? —me pregunto papá, tomando su taza de café.

—¿Qué chica? —inquirió mi madre, enarcando una ceja.

—Es una chica con la que salgo hace tiempo —sonreí.

—Más te vale que sea linda y de muy buena familia. Si no, ni te molestes en traerla —menciona con cierta inconformidad en su voz.

—Creo que yo decido quien puede acompañarme y quien no, y perdón mamá, pero esa actitud no te funciona conmigo.

Papá tuvo que taparse la boca para no escupir el café del asombro, nunca le había contestado de esa forma a mi madre, pero tampoco soy un chico que se guarde sus comentarios cuando tiene razón en algo.

Mi madre solo apretó los cubiertos mientras forzaba una sonrisa en su rostro.

—No te digo esas cosas para molestarte, hijito —farfulla— solo me preocupan tus amistades y más cuando se tratan de chicas. No vaya a ser que solo te busque por tu dinero.

Dinero robado, querrás decir.

Estaba a punto de contestarle de nuevo, un poco más a la defensiva, sin embargo, una voz preveniente del pasillo me gana.

—Si la chica no eres tu o mi madre. Aunque no me sorprendería que lo fuera, le has dado ese ejemplo a Asher toda su vida... — Charlotte siempre me defendía de cualquiera, incluso cuando era más pequeño. No tenia miedo a los regaños de mi madre, siempre se comportaban distante una a la otra.

—Controla tu boca señorita, estas en mi casa — la amenaza, sonriendo frívolamente.

—¡Corrección! —grita mi abuelo desde la sala— ¡esta en mi casa! —hace énfasis en "mi".

Charlotte le sonríe de lado, victoriosa. Desde que nos enteramos que mi abuelo es su padre, cambio todo su testamento. Dejando a Charlotte como heredera de esta casa en lugar de a mi padre.

—¿Vas a permitir que me hablen así? —murmura mi madre entre dientes a mi padre, quien solo la mira de abajo hacia arriba y se encoje de hombros.

Deja caer los cubiertos con fuerza sobre la mesa, saliendo del comedor indignada. Me siento mal por ella, aunque se lo ha ganado, es mi madre lo sé, mi deber como hijo es defenderla. Pero se lo ha ganado, no respeta a nadie, sus opiniones son hirientes o habla bajo su prejuicio y privilegios.

—Ya se le pasara —cuchichió papá.

Retomamos nuestro almuerzo, que se suponía que era familiar. Tomo mi celular cuando me aseguro que nadie va a hablar, y busco el número de Chelsea.

Asher: Pasare por ti a las 4:30pm, ¿te parece bien?

Tarda unos minutos en contestar.

Chelsea: Si, aunque, ¿es muy temprano no crees?

Asher: Te tengo una sorpresa, tu solo estes lista a esa hora.

Chelsea: Esta bien, te veo más tarde <3

Le regreso el corazón.

—¡Al fin la voy a conocer! —el chillido de Charlotte en mi oído, me hace sobresaltarme en mi asiento.

—¿Podrías dejar de ver conversaciones ajenas? —espete, molesto.

—No, eso es imposible — comienza a reírse, cuando mis mejillas se tornan coloradas —¿Cómo es? Alta, baja...—comienza a hablar a toda velocidad que es difícil saber que dice.

—Lo único que tengo que decir es que es única y especial, solo eso.

Me levanto de mi lugar para dejar mi plato en el fregadero. Vuelve a vibrar mi celular.

"A": necesito tu respuesta antes de las cinco.

Maldigo en voz baja, ¿Cuándo acabara esto?

Estaba muy metido en mis pensamientos, hasta que mi padre me tomo por el hombro, asustándome.

—Si vas al cementerio, deja unas flores por mí. Hoy es el aniversario luctuoso de tu hermano, pero no me siento cómodo si voy yo.

Asiento torpemente y me dispongo a salir. Yo soy el único que visita a mi hermano, así que no me cuesta nada hacerle ese favor a mi padre. De todas formas, si no lo hago, no se daría cuenta.

***

CHELSEA

—¿Se presentarán en la fiesta? —les pregunto, pensativa.

—Algo así —comenta "A"

—Claro, estaremos escondidos, tampoco hay que ser tan evidentes —aclara "L"

Paso mi mirada entre los dos, inconforme. Sería muy riesgoso para todos que alguien los viera, en especial para Asher y Hannah.

"A" camina de un lado a otro con impaciencia, midiéndose las uñas.

—Yo puedo informarles de todo. No veo la necesidad de que asistan.

Se detiene abruptamente, mirándome intranquilo, de igual forma "L" que tenia una venda en su pierna. Niega al verme no entender la situación.

—Chell —"A" llama mi atención— es más que evidente que quien nos este amenazando va a estar ahí. Lo único que nos conecta a esas personas es la familia Cruz. No dejaran pasar esta oportunidad para espiarlos más de cerca, y nosotros tampoco.

—Además, tenemos que protegerte en caso de que ocurra algo —se mete "L" dándome una sonrisa de comprensión —podrás disfrutar de la fiesta también, es hora de que tomes un descanso.

"A" se encoje de hombros, restándole importancia.

El chofer me llama para ir de vuelta al colegio antes de que termine la hora de receso, tomo mis cosas y me despido de ambos.

*

Ansiaba que llegara la hora de ver a Asher, todas las clases me la pase pensando en él y en cómo se vería un traje. También, no podía controlar mis nervios al pensar que conocería a su familia, tanto fueron que no pude comer.

Me preguntaba como lo haría; ¿me presentaría como su amiga? ¿novia? ¿o su casi algo? ¡aahh! Que felicidad siento en solo imaginarme cualquiera de esas tres.

Cada cinco segundos cubría mi rostro con una almohada para poder gritar sin que Hannah me escuchara. Traía los audífonos puestos, reproduciendo una y otra vez la misma canción que me recuerda a él. La que sonó en mi mente desde el primer momento que lo vi.

Mi mamá siempre me decía que debía tener cuidado con los chicos

Por que el amor es igual que jugar con fuego.

Y podría lastimarme.

Muchas veces tenia razón.

Seguramente mi mamá debió estar en lo correcto

Porque cuando te veo, mi corazón comienza a arder

En lugar de tener miedo, me atraes cada vez más

Mejor dicho, mi corazón quiere salirse de mi pecho y juntarse con el tuyo, sabiendo que no lo apartarías.

No puedo detener esta emoción que continua sin parar

Quiero entregar cada parte de mi a tu mundo

Mírame, mírame ahora, me haces arder de esta manera.

Y no puedo evitarlo

Sabia que el que se enamorara primero perdía, pero vale la pena hacerlo cuando se trata de él.

Nuestro amor es como jugar con fuego

Definitivamente, todo esto es muy peligroso para mi como para él. No se quien de los dos saldrá más lastimado después de todo esto.

No sé en qué momento la música se apodero de mí, pero ya estaba bailando y cantando por toda la habitación sin parar, gritando en cada verso el nombre de Asher.

Un objeto suave se estrella contra mi cara, haciendo que gritara del susto. Me giro a la dirección de donde venia eso y en el lumbral de la puerta se encontraba Hannah, atascadísima de la risa mientras garbaba con su teléfono.

—¡Hannah! ¡Borra eso! —corro hacia ella, con la intención de quitarle el teléfono, quien lo aleja de mí, levantándolo en el aire.

—Te distrajiste, te chingaste —canturrea, divertida.

Forcejeamos con poco hasta que me di por vencida.

—¿Por qué entras sin tocar? —inquirí— es de mala educación.

—Toque esa puerta como diez minutos y no abrías.

La fulmine con la mirada, cuando se volvió a reír de mi durante tres minutos más.

Golpee su hombro con fuerza, haciendo salir un quejido de ella.

—Si te sigues riendo de mí, el otro va con más fuerza — mascullo.

Levanta las manos en señal de rendición, apagando su celular.

—Solo vine a decirte que Asher está abajo esperándote.

—Hubieras empezado por ahí —le grité en la cara, poniéndome lo primero que encontré en mi armario.

No se a que lugar me llevaría, pero déjenme darles un consejo:

Si un hombre te dice que te llevara a algún lado, pero no te dice cual, procura por lo que más quieras, usar un calzado cómodo. Nunca sabes con que tarugada salgan.

Una vez lista, bajo a la sala principal, deteniéndome al final de las escaleras para contemplarlo un momento.

Traía puestos unos pantalones rasgados, vans color rojos y una camisa de cuadros negros y rojos. Su cabello lo tenia un poco despeinado, dándole un toque rebelde.

Apoyaba ambos codos en sus rodillas, revisando su teléfono con el ceño fruncido. Apretaba la mandíbula mientras movía sus dedos a toda velocidad y con fuerza, podría estrellar la pantalla sin mucho esfuerzo.

Me acerco con sigilo hacia él, asegurándome de estar a una distancia adecuada. Carraspeo para llamar su atención, al escucharme voltea su teléfono, evitando que vea la pantalla.

—¿Lista? —se levanta de un brinco, dándome un abrazo como saludo.

—Listísima —respondí, entrelazando su mano con la mía —¿A dónde iremos?

Toca su barbilla, pensativo.

—Ya lo veras cuando lleguemos —me guiña un ojo, antes de separarse de mí.

—Vámonos chicos que se hace tarde —anuncia Hannah, poniéndose su saco.

Antes de pedir una explicación, Asher se apresura a decir.

—Es mas seguro que nos lleve tu hermana, recuerda las cosas que han pasado cuando estábamos solos.

Es cierto, es mejor que este de mal tercio a que nos pase algo grave.

Nos subimos al coche, yo iba en el asiento del copiloto y Asher en la parte de atrás. El transcurso fue tranquilo, hablamos de como iba a ser la fiesta y todo lo que habían hecho para organizarla.

Hannah se estaciona enfrente de una boutique llamada CN Ropa y Lencería.

—Que se diviertan chicos —me despido de Hannah con un beso en la mejilla.

Asher me abre la puerta del auto, tendiendo su mano para ayudarme a salir.

Una vez fuera, puedo apreciar más la fachada de la tienda. Sus paredes blancas y los bordes de color turquesa, los ventanales eran grandes, donde mostraban unas prendas, pero estaban colocadas delante de una cortina blanca, para evitar que el interior se asomara hacia la calle.

Es de dos pisos, la parte de abajo vendía todo tipo de ropa, desde una camisa lisa hasta lo extravagante. En la parte superior, en los mostradores era un piso de solo vestidos combinados con lencería.

La escaneo, un poco confundida.

—¿Una boutique? Muy ingenioso.

Esbozo media sonrisa, encogiéndose de hombros.

Nos adentramos a la tienda, escaneo cada rincón de la misma, es más grande de lo que uno puede imaginarse por la fachada, que se ve pequeña. Abro la boca del asombro al ver la etiqueta de una de las blusas.

Ni juntando todo el salario que gana mi madre en tres meses puedo comprarme algo así.

Meto las manos al bolsillo de mi falda para no tocar nada, no quiero salir con una deuda hoy. Menos, en un lugar tan costoso.

—¿Busca algo en específico? —me pregunta una de las empleadas.

—No emm... —busco a Asher con la mirada, pidiendo ayuda. Sigo sin entender porque estamos aquí.

—Estamos buscando a la gerente de la tienda —pronuncia Asher, a mi lado.

La chica, al ojearlo con detenimiento, sonríe iluminándose su rostro.

—Asher, ¡Cuánto tiempo sin verte! —ambos se abrazan — Charlotte estará encantada de atenderlos, a ti y a.... ¿Quién es ella?

Me cruce de brazos, esperando por su respuesta. Me impacientaba saber que era yo para él, claramente no éramos amigos, pero tampoco novios. Esta es la situación justa para poner en aprietos a alguien, y basándose en su respuesta, sabrás si vale la pena o no.

—Ella es Chelsea, salgo con ella. Charlotte nos pidió que viniéramos.

La chica me tendió la mano la cual correspondí. La chica asiente y se aleja de nosotros para llamar al timbre que estaba a un lado de las escaleras.

—En un momento baja.

—¿Ya viste algo que te guste? —inquirió Asher, tomando mi mano.

—¿Eh?

—Oh cierto, no te lo dije. La gerente y diseñadora de aquí es mi prima. Ella es la que se encarga de la vestimenta de mi familia en las fiestas de este tipo. Y eso incluye también a nuestros acompañantes.

Solté una risa ahoga, reprimiendo mi emoción. Antes de que pudiera hablar, el sonido de los tacones hacía eco por toda la tienda.

—¡Primo! —le grito una chica alta, que estaba parada a mitad de las escaleras—adelante, suban. No puedo usar mucho las escaleras.

Ambos reímos, cuando su prima, subió las escaleras cojeando.

Asher puso su mano en mi cintura, indicándome el camino con la otra. Las escaleras son en forma de espiral. Y en cada cinco escalones había maniquíes con vestidos.

Charlotte, son esperaba a final del camino, con una amplia sonrisa cálida. En su pierna tenía una rodillera en su pierna izquierda. A simple vista no tenia en nada parecido con Asher, sus ojos son grandes y de un color entre almendra y verdes. Piel ligeramente mas blanca, cabello negro y labios delgados. Eso sí, la belleza dotaba en sus genes, al parecer eso y la altura era lo único similar entre ellos.

—¡Encantada de conocerte, querida! —exclamo, tomando mi mano entre las suyas —Asher nos a hablado mucho de ti.

—¿En serio? —gire mi cabeza hacia él, que se rascaba la nuca, nervioso.

—Solo un poco —admitió, sonrojado.

¿Asher? ¿sonrojado? Sentí unas ganas inmensas de apretar sus mejillas y darle un beso en la comisura de sus labios. Tome la fuerza necesaria para evitarlo.

—El gusto es mío, ¿Charlotte?, ¿verdad?

Asintió, sonriéndome encantada.

—Esa misma soy yo, supongo que ya sabes por que estas aquí. Así que no vayamos con tantos rodeos. Tenemos muchas cosas que ver —engancho mi brazo con el suyo, caminando al salón inmenso sonde estábamos.

Supongo que también lo hizo para andar más rápido, no entendía como podía presentarse al trabajo de esa manera, cada paso que dábamos hacia una mueca de incomodidad mezclada con dolor.

—El color de este año es el azul marino. Hay muchas cosas en este piso por ver, tu solo dime por donde quieres empezar.

Me soltó para poder a mi alrededor todo lo que se exponía, vestidos, faldas, jumpers, conjuntos de dos piezas, trajes. Algunos de los outfits estaban combinados con lencería de fondo.

Asher se había acomodado en un sillón frente a un pedestal, donde supongo, que mostraría los vestidos.

Una de las empleadas de Charlotte me acompaño en el proceso, quisiera decir que no tarde mucho en escoger algo, pero mentiría. Nada me gustaba.

Probe primero prendas que no son muy mi estilo, como pantalones o sacos. Simplemente no me favorecían, pero quería probar. Hay que aprovechar que esto seria gratis.

Después con conjuntos de una sola pieza, me acentuaban mi figura, sin embargo, no me sentía del todo cómoda. Por último, las faldas y vestidos. Ya sean en dos piezas o en una sola. Eran prendas preciosas, aunque, ninguna me llenaba por completo.

Charlotte y Asher, comían mientras les mostraba las diferentes prendas. Charlotte me daba algunas observaciones de cada prenda y comentarios desde su sincera opinión. Cuando iba al probador a cambiarme, le daba indicaciones a su empleada de que otra prenda me llevara y donde estaba.

Asher, por su parte, me contemplaba pasando su vista lento por todo mi cuerpo. Dándome el gusto bueno a casi todo. «la pieza es fea, pero tú la haces resaltar» decía cuando realmente no me gustaba como me veía, recibiendo reclamos de su prima.

Sali con el ultimo vestido que tenia en el probador. Era de una tela brillante, tirantes delgados, escote hasta la espalda baja y en la parte de arriba, un poco de tela suelta. Con los tacones a juego.

—Veamos que tal se me ve este —hable más para mí.

Abro las cortinas y camino tomando el ante brazo de la chica, para tener equilibrio, si bien había usada tacones unas cuantas veces. Por alguna extraña razón, sentía un cosquilleo en el estómago.

Cuando divisé a Asher a lo lejos, viendo su teléfono, me arrepentí de inmediato al salir así. Por primera vez en mi vida, me sentía insegura de mi forma de vestir.

El ruido que hacia cuando pisaba, hicieron que él apagara su teléfono y lo guardara en su bolsillo. Nuestras miradas chocaron, tomé un gran suspiro y me subí al pedestal para admirarme en el espejo.

Los pensamientos que me atormentaban en mi cabeza, se desvanecieron cuando me mire al espejo. Me gustaba lo que veía, el vestido me embonaba en todas partes, la clavícula resaltaba gracias al cuello caído. Mis piernas largas resaltaban gracias a lo tacones. El color hacia brillar mi piel. Y el escote de la espalda era perfecto, no se veía muy vulgar y resaltaba un pequeño tatuaje que tenía.

Porque sí, tenía un pasado tan oscuro, que me tatué sin que nadie lo supiera.

Me gire hacia ellos, para ver sus reacciones, que francamente no me esperaba.

Charlotte se cubría su boca por el asombro, soltando un chillido.

—Chelsea, parece hecho a tu medida —se levanta con ayuda del respaldo del sillón, poniéndose a mi lado — mira como te resalta esas piernas y no digamos de como te ilumina la cara.

Le sonreí, agradecida. Aunque me inquietaba que Asher aun no dijera nada. Pasaba sus ojos una y otra vez por todo mi cuerpo, con los labios ligeramente abiertos.

—Asher, di algo —ordeno Charlotte, sin resultado —Asher...

Trago saliva, pestañeando volviendo a la realidad.

—Te ves... estas... eres... —balbuceaba, gesticulando con las manos.

—Ya lo perdimos — dice la chica a mi lado, riendo.

Charlotte se hecho a carcajadas, cuando Asher intento ponerse de pie y tropezó.

—Estas tan idiotizado que hasta ternura me das. Que envidia, quiero a alguien me mire, así como mi primo te mira a ti Chelsea.

Rei por debajo.

Asher me tomo de las manos.

—Te ves muy hermosa —dice, al fin —. El brillo de tus ojos lo delata.

—Es un vestido muy bonito.

—Tu eres la bonita.

Mis mejillas ardían, no solo del cumplido, sino de la vergüenza que me da cuando me dan muestras de afecto en público, Charlotte nos contemplaba con ternura, haciéndome creer que es la primera vez que ve a Asher haciendo esto.

—Bueno...—carraspea Charlotte —al parecer es el vestido escogido —asentí—perfecto, ve al probador para que lo pongamos en su funda y podérnoslo llevar.

—Eso sonó a manada —aseguro Asher, viendo confundido a su prima.

—¿Piensan irse solos después de todo lo que ha pasado? Eso si que no, yo los llevo. Solo termino que hacer unos pendientes y nos vamos.

Antes de que Asher pudiera replicar algo, Charlotte tomo a su empleada del brazo y se fue chuequeando lo más rápido que pudo. Una vez que me quite el vestido y se lo entregue, fui a la parte inferior a la sala de espera junto con Asher.

Que desde que llegamos, no ha dejado de mirar su teléfono, con el ceño fruncido soltando una que otra palabrota.

—¿Estas bien? —me dejo caer a su lado, haciendo que de un respingo.

—Si, ¿por qué la pregunta? —vuelve a apagar su móvil, guardándolo en su bolsillo.

—Te la has pasado en el celular desde que llegamos. Solo lo sueltas cuando me dirijo hacia ti. Además, te vez un preocupado cuando escribes.

Asher, se acomoda en el sofá, recostándose en el, con su cabeza en mis piernas.

—Odio este día, eso es todo. Justo hace diez años murió mi hermano y todo el asunto de las fiestas que hacen en su honor me parecen... tan estúpidas.

Comencé a sentir como su cuerpo se tensa, haciendo que sus ojos se vean vidriosos.

—Cristopher jamás haría esto, el no daría un espectáculo para que las personas se enteraran de sus actos benéficos, solo... —su voz poco a poco comenzaba a quebrarse —. Él solo haría las cosas y ya. No le gustaba llamar la atención de tanta gente.

Sus lágrimas comenzaban a caer por su rostro, cayendo a mis piernas desnudas por la poca tela de mi falda. Así que solo lo deje, deje que sacara todo después del primer sollozo.

No es malo llorar ni mostrar tu parte débil frente a alguien. Es normal y completamente necesario para nosotros. Llorar nos hace recordar que estamos vivos y sentimos, así como los buenos y malos momentos valen. Nuestra reacción ante ellos también, así que no debemos de avergonzarnos por mostrarlos.

—¿Qué recuerdos tienes de él? —inquirí, una vez que se calmó.

Tardo un poco en contestar, regulando su respiración con pequeñas inhalaciones.

—Una vez, me mandaron un citatorio de la escuela por mala conducta. Era como la segunda vez que lo hacían y mi madre ya me había amenazado que al tercer citatorio, arrancaría todos los porter's de mi cuarto. Así que Christopher fingió ser mi padre, y como me habían suspendido, me llevo a dar un paseo por la ciudad.

—¿Le creyeron que era tu padre?

Asintió, animado.

—Aparentaba más edad de la que tenía. Fue fácil engañar a la maestra.

—No te imagino peleándote con alguien, te ves muy... tranquilo.

Sonríe, tomando mi mano para acariciarla.

—Lo soy, solo cuando se lo merecen. Esos citatorios son la prueba. En esa época sufría muchísimo bullying por mi apariencia. Era el típico niño nerd, chaparro y nada rudo, lo que aquí en México para otros es sinónimo de burlas. Mi hermano lo sabía, él fue quien me enseño a defenderme y defender a otros.

Me gusta cesto, estar así con él, hablando. Desahogándonos de todas las cosas que tenemos guardadas.

—Decía: Si te dicen algo, párteles la cara, sin miedo, porque de ahí se aferrar a molestarte más. —cambio su tono de voz a uno más grueso y exagerado.

Me reí ante eso, negando con la cabeza. Pase mi mano por su cabello, acariciándolo.

—Pero bueno, la pubertad me pego bien, ahora no me quejo de mi apariencia.

—Y vaya que si estas bueno —tarde varios segundos en darme cuenta que lo había dicho en voz alta. Asher tuvo que reírse a carcajadas para volver a la realidad y cubrirme el rostro con mis manos.

Mija, filtra lo que dices, por Dios.

—Yo...No.. yo...

—Tranquila, que no te de pena —toma mis manos, destapando mi rostro— me gusta verte de esta forma, roja a más no poder —se incorpora a mi lado, pegando su cuerpo al mío —además, si yo estoy bueno, tu lo estas mil veces más.

Puse los ojos en blanco, todavía nerviosa.

—Lo dices para quedar bien —supuse.

—Chelsea, créeme, si te vieras con los ojos que te veo, estarías acalorada todo el tiempo.

Coloco un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, se tomo su tiempo, escaneando mi rostro con su mirada, posándose en mis ojos y después en mis labios. Inconscientemente, los remoje, sacándole media sonrisa.

—¿Listos para...? — Charlotte se interrumpe así misma delante de nosotros. No sé en qué momento paso, pero mis manos ya estaban sobre el abdomen de Asher y las suyas en mi cintura, por debajo de mi camisa. Lo empuje lejos de mí, haciéndolo caer al suelo. — chicos, espérense a la casa, no quiero un espectáculo porno aquí.

—Qué vergüenza —susurre bajo mi aliento.

Charlotte río a carcajadas.

—Si Chell supieras los lugares donde lo has hecho, créeme, no tendrías esa sonrisa —siseó Asher, con un tono ligeramente peligroso.

Su prima lo miro asustada, levantando sus manos.

—De acuerdo, me callo.

Reprimí una sonrisa, mientras ella nos dirigía a su coche.

—¿Lista para conocer a mi familia? —me pregunto, algo ansioso.

—Claro —dije, tratando de mantener la compostura tranquila.

Esta noche va a ser memorable, no solo para mí, también para la familia de Asher.

Digo, todo saldrá bien. 

¿Qué tan malo puede ser conocer a la familia de tu futuro novio? 

✨✨✨

Hola, criaturitas. Espero esten bien. Hoy el capitulo me parecio un poco largo pero aqui lo tienen. 

Ya quedan pocos capitulos chicxs. Practicamente estamos a nada de que esto termine.

Muchas gracias por leerme, besos 😘

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