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Capítulo 25. Errores

HANNAH

—¡Hola mamá!, ¿Cómo estás? —sonrió falsamente, mirándome al espejo que sostengo frente a mi — ay no me siento estúpida.

—Ni que lo digas —dice Katia, dando vueltas en la silla giratoria.

—Deberías ayudarme, no sé cómo hablar con mi madre — dejo caer con fuerza el espejo a mi escritorio.

aghh ya te dije como — se detiene un momento, fastidiada —le llamas y cuando conteste solo dile lo de la fiesta de Chelsea, confirma su asistencia y te despides. Y listo. No es difícil, ambas deben madurar ya.

—Para ti es fácil decirlo, tú no te metiste con el novio de tu madre —me deje caer hacia atrás, cruzando los brazos.

—Nadie te mando a hacer tus tonterías —finaliza.

Ruedo los ojos.

Tiene razón.

—En primer lugar, ¿tú qué haces aquí? ¿No deberías estar trabajando? —inquirí, ceñuda.

—Eso hago, tu fuiste la que me pidió que esperara un poco.

Le pongo una cara de "que paso" y deja caer a mi escritorio una carpeta.

—Ahí tienes el permiso de protección "pedido" por tu padre —aunque mi padre no lo haya autorizado el mismo, sabemos que algo le pasa y tanto Katia y yo nos preocupamos por él.

—¿Cómo lograste falsificar su firma? —se veía tan real en el documento, parecía realmente como si la hubiese hecho él.

—Horas y horas de practica — respondió, volviendo a girar su asiento — es muy cierto que los doctores tienen letras y firmas horribles de hacer.

Me reí ante esa aclaración porque es muy cierta, yo nunca pude hacerla para salvarme de citatorios de la escuela.

—Abarca de aquí hasta que lo manden a juicio, no tenemos que preocuparnos por el momento de su bienestar —explica— déjamelo todo a mí.

Me levanto para llevarlo al expediente de mi padre, y cerrar de vuelta el cajón. Mientras que Katia hurgaba mi escritorio, como siempre.

—¿Estos boletos de quien son? —pregunta desde su lugar.

—De nosotras, este fin iremos a interrogar a Krisly, la cuidad donde reside está un poco lejos —respondí.

Katia hace una cara de desaprobación.

—Si, hablando de eso...

—¡Katia! —ya sabía la respuesta incluso antes de que continuara.

—Lo siento tanto.

—Quedamos en que iríamos juntas — le reprocho, volviendo a mi lugar.

—Lo se lo sé, pero, tome otro caso y este fin es el juicio. Sabes que no debemos faltar a uno — Katia siempre ha sido muy comprometida en el trabajo, y más, cuando las dos trabajamos juntas. Se que esta avergonzada por no poder acompañarme.

—Descuida, lo entiendo. Debes estar ahí. Puedo decirle a Miguel que me acompañe.

Katia se detiene en seco, mirándome fijamente, para después echarse a reír como loca.

—Ay amiga, eso no sucederá — dice recuperando el aliento.

—¿y por qué no? —digo, indignada.

—Sigue enojado contigo por la vez que le dijiste que solo era un doctor y nada más servía para eso.

Dejo caer mi cabeza en el respaldo de la silla, tallando mis ojos con las manos. No lo recordaba, es verdad, y ni siquiera le pude pedir disculpas. Ya tiene dos motivos para odiarme, el haberle dicho eso y ahora por tardar en pedirle perdón.

—Tengo que irme, hay mucho trabajo — se levanta rodeando mi escritorio — habla con él, pero se sincera, ya te ha pasado muchas — habla con tono neutral.

—No quería hacerlo sentir mal —reniego, sin voltear a verla cuando pone su mano en mi hombro, acariciándolo.

—Pues lo hiciste y ni modo, tienes que disculparte. Adiós.

Escucho el sonido de sus tacones hacer eco por toda mi oficina, hasta que desaparecieron al cerrar la puerta.

Siempre he tenido ese problema, hablar sin antes pensar. A veces lo que digo no es con la intención de ofender a nadie, simplemente salen solas las palabras de mi boca es inevitable.

Miguel es el chico que menos debe de sentirse afectado por mí, es una persona tan buena, desde que llegue a trabajar aquí fue el único (además de Katia) en tratarme con respeto, y ayudarme en muchas cosas.

Nunca se comportó con prepotencia cuando él era unos puestos más arriba cuando yo iniciaba. Y conforme fui creciendo (tanto emocionalmente como en el trabajo) no se apartó de mi lado. Me ha visto llorar, reír, en mis momentos de crisis y las veces que he ido a parar al hospital, ha estado para mí.

Hago unos pendientes que tengo antes de ir a hablar con Miguel, que por lo que me había dicho Katia, seguramente también él estaba trabajando en el nuevo caso con ella.

Camine a la parte de atrás donde se encuentra su lugar de trabajo. Di tres toquidos a la puerta antes de escuchar un "pase".

Lo vi de espaldas, concentrado, mientras revisaba un cuerpo junto a uno de sus compañeros.

—Katia, no seas fastidiosa, ya te dije que... —su semblante antipático cambia al verme, siendo un poco más ameno el recibimiento — Hannah, hola, emm, ¿te puedo ayudar en algo?

Siento un hueco en mi estomago al verlo de frente, como si me estuviera enfrentando a algo muy extremo.

—¿Podemos hablar? —dije en un susurro casi perceptible, sacudí la cabeza —lo siento, no recordaba que estas en servicio.

—Descuida — voltea con su compañero — Josef, puedes encargarte de esto un momento — este asiente, dejando libre a Miguel unos minutos.

Ambos salimos del cuarto frio, alejándonos unos metros de la puerta.

—¿Pasa algo? Me estas asustando, Hannah — dijo Miguel, quitándose sus guantes.

—No es nada grave, solo quería hablar contigo.

—¿Sobre qué?

—¿Sigues enojado con lo que dije el otro día? —cuestioné casi en un susurro.

Apoya su hombro contra la pared. Escaneándome con la mirada.

—Si —confiesa —¿Cómo te sentirías tu si yo te dijera que solo eres una médica que nada más sirves para eso?

—No fue mi intención herirte, lo siento.

—Es que ese es tu problema. Nunca es tu intención y siempre lo terminas volviendo a hacer una y otra y otra vez — expreso, molesto — ¿y sabes que es lo más jodido de todo eso? Que no realmente no lo sientes. Dime, ¿Quién te orillo a venir conmigo?

Cruza sus brazos y frunció el ceño, sin quitar su mirada de mí. Agache aún más mi cabeza, cubriendo mi rostro con mi cabello. ¿Cómo puede conocerme tan bien para saber eso?

Nunca me había sentido tan vulnerable frente a alguien, incluso frente a Cristopher no sentía la necesidad de esconderme cuando me avergonzaba de algo. Cualquier cosa que dijera funcionaba para que creyera. A comparación con Miguel.

Él leía cada expresión de mí, descifraba como me sentía, que pensaba e incluso cuando algo iba mal, lo sospechaba.

—Katia — murmure finalmente, avergonzada.

—Debí suponerlo — dice más para sí mismo que para mí —¿lo hizo porque no podrá ir contigo a investigar lo de Krisly?

Moví levemente la cabeza.

Ambos nos miramos, con distintas expresiones, el de enfado y yo de temerosa. Si, me duele verlo de esa manera, nunca se ha enojado tanto conmigo, o a lo mejor sí, la diferencia es que ahora ya no lo pudo ocultar más.

Todos llegamos a un punto de quiebre donde ya no nos molestan de todas las personas, más bien, nos decepcionan. Miguel había ocasiones donde trataba de ignorarme, apartándose un corto tiempo de mí.

Yo lo ignoraba y creí que solo quería espacio para él.

—No voy a negarme a ir contigo, al fin de cuentas, es parte de mi trabajo, aunque solo es eso, trabajo. No tengo ganas de hacerlo.

—Entonces no lo hagas, si tanto pesar te da — dije, desolada.

Pasa la mano por su cara, frustrado. Tal vez piensa que fui una tonta al decir eso en lugar de quedarme callada. Pero es la verdad, me puedo cuidar sola, no necesito de él ni de nadie para ir.

Se da media vuelta y camina a la entrada, dejándome con las palabras al aire. Antes de entrar se gira hacia mí, mirándome con desencanto.

—Por mucho que me duela admitirlo. No me lo perdonaría si algo te llegara a pasar —muerde su labio inferior, no muy convencido.

Cierra la puerta con fuerza, indicando no solo su molestia conmigo, también dejando en claro que las cosas entre nosotros se volverían algo incomodas.

Saco mi teléfono, cuando lo siento vibrar en mi bolsillo. Un mensaje de Asher.

Asher: ¿Podemos vernos en la cafetería que está cerca de tu trabajo? Necesitamos hablar.

Hanahh: Por supuesto, te veo en cinco minutos.

Solo me pregunto, ¿Por qué las cosas se han vuelto tan complicadas últimamente?

***

ASHER

—¡Ya les había dicho que no anduvieran solos por ahí! ¿Qué acaso no entienden? ¡corren mucho peligro! — por suerte cite a Hannah en un lugar publico para que el regaño no termine en asesinato.

Mire a Hannah con vergüenza, cubriéndome el rostro cuando las personas comenzaban a mirarnos por sus gritos.

—Hannah, relájate, todos nos están viendo —digo entre dientes.

Da una ojeada al lugar, dando ligeras respiraciones para calmarse.

—Necesito de tu ayuda ahora más que nunca, me quieren matar —eso ultimo sale en un hilo de voz.

—Y la tendrás, te lo aseguro.

—¿Cómo?

Hannah mira su reloj y a la vez la entrada del café.

—Miguel traerá unos papeles que tienes que firmar para que tengas escoltas.

Abro lo ojos, asustado y sorprendido a la vez.

—Descuida, te vigilaran en discreción.

La campanilla de la entrada suena, Hannah mira por encima de hombro y puedo notar como sus pupilas se dilatan, pero hay una tristeza en sus ojos conforme los pasos de esa persona se acercan.

—Aquí están los papeles que me pediste —Miguel le extiende el folder, para luego voltearse a mi — Hola, Asher, que gusto verte —me sonríe cordial.

Nos saludamos con un saludo de manos.

—¿Quieres quedarte con nosotros a tomar algo? —ofrecí, señalando una silla sola en nuestra mesa.

—Me encantaría, pero... tengo trabajo que hacer.

Asiento y me levanto para despedirme.

Noto que Hannah no lo hace, solo se queda sentada observándonos. Mejor dicho, observándolo a él.

Lo sigue con la mirada, hasta perderlo de vista.

—¿Paso algo entre ustedes? —hablo cuando se queda más tiempo de lo normal mirando a la nada.

Agita ligeramente la cabeza, volviendo a la realidad.

—No nada.

—Ajá.

Me mira con cara de pocos amigos, pasándome los papeles.

—Esto es una carta de petición —explica — solo tienes que firmarla para confirmarnos que la necesitas por estar bajo riesgo, se te brindara protección hasta asegurarnos de que ya no corres peligro.

Me pasa también una pluma, leo los documentos asegurándome de cada detalle. Me detengo cuando la escucho soltar un largo y pesado suspiro.

—No se que hay entre ustedes —llame su atención —pero te daré un consejo. Suelta el pasado y se feliz. No dejes que todo esto te afecte en tu presente.

Me da una sonrisa apagada.

—¿Por qué lo dices?

—Se nota que te gusta, y no digamos de cuanto le gustas a él. Solo que hay algo en ti que lo aleja, prefieres hacerlo menos que tu para de alguna forma no afrontar la situación. Debes trabajar en eso, la vida sigue después de la muerte de alguien.

Su labio inferior comienza a temblar, le extiendo los papeles y la abrazo a manera de despedida. Lo corresponde de inmediato, quedándonos así unos segundos.

—Espero verte en la fiesta —digo, separándome de ella.

—¿Ya sabes a quien elegir? —es cierto, el reto de "A", la noche de la fiesta es el ultimo día para responderle.

Muevo las manos, restándole importancia.

—Déjamelo a mí, ya sé muy bien que hacer.

Todos se llevarán una gran sorpresa esa noche. 

✨✨✨

El capítulo de hoy fue corto lo se. Pero estare actualizando mas seguido asi que no se alteren. 

Hoy toca mostrar quienes son mis modelos para Hannah y Katia. Recuerden pueden imaginarselas como quieran, esto solo son mis modelos. 

Hannah Cervantes - Jackie Sauza

Katia - Ligia Uriarte

Esperen el capítulo de mañana.

Los amo jeje

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