Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22. Elecciones y juegos

ASHER

En mi mente, me hago diferentes ideas de que es lo que me "A" me va a dar.

Está claro que va a ser algo que solo yo y mi familia sabemos, no me sorprende que quiere que vaya solo. Tal vez quiera que negociemos algo. O me dé algo de información extra a cambio de que yo le diga algo de su interés.

La pregunta aquí es... ¿realmente estoy dispuesto a negociar algo así?

Para serme sincero, no lo sé, estaría arriesgando demasiadas cosas y estaría incumpliendo del poder de mi palabra. Al ser criado básicamente por mi prima —aunque viéndolo ahora con esta retrospectiva, no sé si será mi prima o mi tía—me hizo ser un hombre correcto, que no incumple lo que promete que hará, a todo costo tengo de defender esa postura.

Sea lo que sea que quiera "A" tengo que tener ases bajo la manga.

A lo lejos veo a dos siluetas sentadas sobre la acera, claramente es Chelsea, quien tiene la cabeza recargada sobre el hombro de Gaby, que le hace compañía.

Me estaciono en la cera frente a ellas, que no se molestan por levantarse para al verme bajar del carro.

—¿Qué tenemos aquí? —digo con una sonrisa- dos hermosas futbolistas.

—Asher, nos vemos del asco. —ataca Gaby.

Frunzo un poco el ceño al verlas mejor. Ambas tienen una coleta alta, a la cual, se le han escapado mechones de cabello, y algunos pequeños están pegados a su frente por el sudor.

—Bueno no es su mejor aspecto, lo admito. Pero eso no les quita su belleza.

Las comisuras de los labios de Chell se elevan un poco.

—¿Te ha mandado mi hermana a recogerme?

Asiento

—Venga, ayúdame a levantarme, si lo hago yo me desarmo —le extiendo el brazo para ayudarla.

Recojo su maleta y la llevo al carro, en lo que ella se despide de su amiga, le mando mensaje Hannah para avisar que ya estoy con su hermana y tomar camino a su casa.

Guardo el móvil al sentir unos pasos acercarse a mí, Chell me sonríe al abrirle la puerta del auto. Le correspondo al instante.

Al cerrar su puerta, rodeo el auto para irme al asiento del piloto. Me detengo a medio camino al escuchar una notificación. Era un mensaje.

Tal vez, Hannah me había respondido.

Y sabiendo como es, necesita ver que leí el mensaje.

Pero no es de ella.

"A" me ha mandado una ubicación acompañada de un texto.

"Tienes cinco minutos para llegar. No me hagas esperar"

Maldigo en voz baja, golpeando el volante. Chelsea da un respingo.

—¿Todo bien? —pregunta con cuidado.

Niego frotando mi cara con las manos.

—Parece que "A" quiere divertirse un rato.

Me quita el teléfono de la mano, y se aparta un poco para evitar que lo tome.

—Tenemos que ir —dice decidida.

—No, no "vamos" a ir —la corto —el que ira soy yo.

-¿Así? ¿Dónde piensas dejarme?

—Te llevaré primero a casa y después iré a donde me manda "A".

Ríe irónicamente.

—De aquí a mi casa hacemos diez minutos, eso suponiendo que no hay tráfico, ¿qué te hace pensar que llegaras a tiempo? —enarca una ceja.

Me encojo de hombros, tratando de recordar en que grado me enseñaron a recortar tiempo.

—No pienso ponerte en riesgo llevándote conmigo, Hannah me mataría.

—Lo haría de igual manera si llego sola a casa.

Touche.

Suelto un suspiro.

Me llega otro mensaje de "A"

"Te quedan tres minutos, ¿llegaras a tiempo?"

—Agárrate, veremos si ver Rápidos y Furiosos me sirvió de algo.

Chelsea se ríe, pero se va para atrás cuando arranco de repente el coche. No puedo evitar no reírme.

Tomo la ruta más cercana que conozco, la verdad, el estado de la carretera no ayuda después de una fuerte lluvia, que, viendo el clima, se aproxima otra. Chelsea se aferra de su asiento cada que incremento la velocidad, y no la culpo, voy demasiado rápido, pero no me queda mucho tiempo y no quiero saber de qué es capaz "A" si no llego a tiempo. Puedo esperar lo peor de él o ella, quien carajos sea.

—¡Es aquí! —indica Chell, el sonido de los neumáticos haciendo fricción contra la acera es lo único que hace eco en este lugar.

Falta un minuto para llegar al punto de reunión. Todavía me faltaba caminar un tramo para llegar.

Nos encontramos en una carretera junto a las montañas frondosas y verdes que rodean la ciudad.

—Apúrate, tienes que irte —menciona ella, preocupada.

—No te dejare aquí sola.

—No te preocupes por mi estaré bien.

—Cualquier cosa toca el clakson y estaré aquí más rápido que flash.

Sonríe a medias y me indica con la mano que me vaya.

La miro un momento más y la idea de besarla me pasa por la mente.

¿Será el momento indicado? Tal vez sea la última vez que la vea

¿Si muero? ¿Si ella muere? Ya nunca más la podre ver.

Descarto la idea de besarla en los labios, pero si me acerco a ella para depositarle un beso en la frente. Bajo del coche, siguiendo la dirección marcada en el móvil, me quedan treinta segundos para llegar.

El lugar estaba lleno de lodo, estábamos en las montañas que rodean la ciudad, cada paso que doy, por más que trato de no ser ruidoso, las ramas y hojas secas no me dejan. Comenzaba a caer la lluvia y el ruido de los truenos era más fuerte desde estas áreas.

El móvil suena, quiere decir que ya estoy en el punto de encuentro, pero no veo nada. No hay absolutamente nada enfrente mío, ni a los lados, ni atrás. Solo arboles grandes y verdosos.

Genial

Justo estoy por darme la media vuelta para volver con Chelsea, cuando suena mi móvil otra vez, ahora sí, con un mensaje de "A":

«Que puntual, te felicito. Ya sabes lo que tienes que hacer, ahora vete, no quiero quitarte más tu tiempo»

Vaya, que generoso.

Espera

—¿Qué se supone que recoja si no hay...? —Alzó mi vista y gusto a unos cinco metros de mí, estaba una caja roja y brillante.

—¿En qué momento la puso allí? —pensé entre mí.

Fui a tomarla como un caballo, con la vita en ella y sin mirar a ningún otro lado.

Tenía una tarjeta la cual no pienso leer solo. Prefiero tener a personas expertas a mi lado por si trae algo que me cause daño, un polvo o una mierda así que usan los asesinos.

¿te has visto muchas series de policías?

Si un poco.

Al tomarla se siente muy ligera, como si dentro de ella no hubiera nada. Mi móvil vuelve a sonar, a lo que yo maldigo.

—¿Ahora que es lo que quieres?

Mis cejas se hunden al darme cuenta de que no proviene de "A", sino, un número desconocido.

«No debiste traerla contigo"

Todavía no procesaba el mensaje, cuando el clakson suena desesperadamente.

Estoy a punto de salir corriendo, cuando el sonido de un disparo hace que el clakson deje de sonar, me detengo por un momento, pensando en lo peor que puede pasar.

Ya no sonaba el clakson.

Chelsea lo hizo sonar.

Chelsea...

Sali de mi trance y corrí lo más rápido que pude. Sin tenerme y sin importarme que se destruyese el contenido de la caja.

Me detengo en seco al ver mi coche. Las puertas estaban abiertas, las luces encendidas, mis pertenencias estaban todas regadas, al igual que las de Chelsea.

Ella, a la única que no veía era a ella.

Le doy la vuelta al coche, encontrándola sentada en la carretera, con las rodillas pegadas al pecho y su cara hundida en ellas.

—Chelsea —llego a ella, poniéndome a su altura— ¿estas bien? ¿te paso algo? ¿te hicieron algo? —la tomo de loa hombros, inspeccionándola velozmente con la mirada. Le tomo la cara con ambas manos.

En su rostro estaba plasmado lo aterrada que estaba, también estaba llorando.

No tuvo que decirme una sola palabra para darme a entender que se encontraba bien y solo era el susto. Salió un sollozo como respuesta.

—Shh... Ya estoy aquí, no pasa nada, ya no hay peligro -la acerco a mí, acariciándole el cabello.

Ahora que lo pienso, esto es lo más cerca que he estado de ella. A pesar de que había salido de entrenar y sudorosa, olía bien, bastante para ser sincero.

¿Se pondrá alguna loción antes de entrenar o será su olor natural?

Fuera cualquier opción, me gustaba. Este tipo de contacto físico de igual manera me agrada, siento que podemos estar así todo el día y no me frustraría para nada.

—Pensé que ya no te volvería a ver —se aferra a mí, apretándome más a ella.

—Yo igual, pero afortunadamente estas bien. Solo necesito que te calmes un poco más para poder escucharte y me digas lo que paso.

Ella se aparta un poco de mí, todavía con su labio inferior temblando.

—Todo fue muy rápido, un carro se estaciono atrás de mí. Toque el clakson. Dispararon y entraron a sacar todo, me asusté mucho —mueve de un lado a otro su cabeza —creí que venían por mí.

Vuelve a abrazarme. Y la consuelo de igual manera.

¿Quién vendría por ella?

Amigo, mejor dicho, ¿Por qué vendrían por ella?

Ahora que me has dicho eso querida conciencia, me dejaste con esa duda.

—Tenemos que irnos de aquí, pueden volver —la tomo de sus antebrazos para ayudarla a ponerse en pie.

Ella niega.

—¿No qué? —inquirí

No me dice nada, solo señala al coche.

Al divisar, puedo ver la llanta del copiloto ponchada. Al igual que la trasera. El disparo había caído en el espejo retrovisor.

Me paso una mano por el cabello, impaciente.

—Bueno, tendremos que llamarle a alguien para que venga por nosotros.

****

—¿Es que tu estas bruto o qué? ¿Cómo se te ocurre llevarte a mi hermana contigo a ese lugar? —efectivamente, llame a Hannah. Y en menos de cinco minutos ya estábamos de regreso a casa, no sé cómo le hizo con este clima tan espantoso.

—¿Ahora te quedaste mudo? Dame una respuesta señorito.

Agache la cabeza cuando su mirada y la mía se cruzaron por el retrovisor.

Chelsea soltó una pequeña risa, lo que hizo que el enfado de su hermana aumentara.

—¿Se puede saber que te causa gracia? —pregunto secamente.

—Lo de señorito —respondió desapareciendo la sonrisa fugazmente.

Definitivamente con ese semblante de ira absoluta intimidaba. Cuando le conté por teléfono lo que había pasado ya casi creía que su mano pasaría por el móvil para pegarme una cachetada.

—Amiga, relájate un poco —Katia venia con ella, arreglándose en el trayecto — estuvo mejor que ella estuviera con él a que la haya mandado sola en un taxi.

—¿Cuál sería la diferencia, Katia? De igual manera podía correr peligro.

—Y de igual manera te hubieras molestado con él mocoso este.

-No hablen como si yo no estuviera aquí- les pedí.

—Cállate —dijo Hannah, tajante.

Llegamos a la casa de Chelsea, a quien le ayudo a bajar del coche, todavía se encuentra un poco shockeada. Miguel nos esperaba sentado en el escalón de la entrada de su casa. Katia y Miguel pasaron directamente a la cocina.

Hannah nos hace una seña para que nos detengamos, a la altura de las escaleras.

—Chelsea sube a tu cuarto, en un momento estoy contigo —indica en tono serio.

—Pero...

—Chelsea, no me hagas enojar más.

—¡No quiero subir sola! —Chell hace un pequeño berrinche enfrente de su hermana, me parece tan adorable.

Hannah rueda los ojos.

—Está bien, yo subiré contigo —la cara de su hermana cambio a una un poco decepcionada —¿Qué? ¿pensabas que Asher te iba a acompañar? No señorita, si no soy tonta. Anda sube —Hannah me señala- ve a la cocina con los demás, haz que Miguel revise la caja.

Asiento sin rezongar, ya me las ingeniaría para ver a Chelsea otra vez.

Llegando a la cocina pongo en la mesa la caja roja, he inmediatamente Miguel saca utensilios raros inspeccionándola con suma delicadeza.

Katia está en su móvil, aburrida, esperando a que Hannah baje, que viendo como están sus compañeros de tranquilos y pacientes, deduzco que tardara.

Leo el último mensaje que me enviaron y solo pasa una pregunta por mi cabeza... ¿Por qué le querrán hacer daño a ella? Y es específicamente a ella, es a la única que físicamente la han lastimado.

—De acuerdo, ¿Qué tenemos Miguel? —la voz de Hannah se escucha un poco rota, y sus ojos están todavía rojos, parece que estuvo llorando.

—Nada —contesta, decepcionada.

—¿Cómo? —decimos al unisonó los demás.

—Si, no encontré nada. Ni huellas, cabello, saliva. Nada, absolutamente nada.

La decepción en el rostro de él es evidente, digo, creo que por su trabajo esta acostumbrado a encontrar cosas de vital importancia que pueda ser de ayuda. Y al ser lo contrario debe de ser frustrante.

Suerte cambiaste de carrera a última hora.

—¿Y ahora qué hacemos? —la pelinegra suelta la pregunta al aire.

—Pues abrirla, ¿no? —sugiero, haciendo notar la obviedad en mi voz.

Nos miramos todos mutuamente unos segundos, acercándonos cada vez a la caja.

—Sugiero que el que la trajo lo abra— habla Miguel.

—No digas bobadas —desapego esa posibilidad —ya me arriesgué lo suficiente.

—Se arriesgaron —me corrige Hannah, con amargura.

—Como son infantiles —ataco Katia quien quito la tapa de una.

Nos asomamos con mucho cuidado para mirar el interior de la caja, listos para esperar cualquier cosa.

Creo que nunca nos preparamos para la sorpresa que encontramos en ella.

En el interior se encontraban pegadas dos USB, una con el nombre de Hannah y otra con el nombre de Chelsea marcadas con marcador negro.

—Dios, te pedí algo interesante, no una bobada de niños de secundaria — reclama Katia, mirando hacia arriba.

—Antes de que reclamen ustedes dos... La caja venia con esta carta.

Sostengo en mi mano derecha la carta. La saco del sobre para leerla en voz alta.

—Queridos colegas, sé que esto les puede parecer un poco extraño o sin sentido. Pero créanme cuando les digo que es cosa seria, pues esto depende del futuro de estas dos grandes personas —me detengo un poco para captar sus reacciones, Katia parecía la única despreocupada de todos —piensan que lo saben todo de ellas, ¿no? Pues déjenme decirles que no están ni cerca de saberlo. Para no hacer esto tan largo, en esas USB vienen los secretos y actos cometidos por Hannah y Chelsea Cervantes, solo una podrá salir limpia de todo esto, la otra será más funada que Karla Panini en todo México. ¿Adivinen quién será el encargado de escoger entre ellas dos? Nada más y nada menos que el galán de galanes... Asher Cruz. La respuesta será dada el día de la fiesta benéfica de la familia Cruz. Espero sea sabio y tome la mejor de las decisiones. Un cordial saludo de parte de "A".

Finalizo de declamar la carta, pero no me atrevo a levantar la mirada, sabría que me iban a estar viendo fijamente y eso hacía que mis nervios aumentaran.

Nadie se atrevió a decir algo durante un buen tiempo, cada uno tenía su mente muy ocupada procesando todo lo que acaba de suceder.

—Creo... creo que hay que elegir todos, hagámoslo a manera de votación —propuso Miguel, algo inquietante.

—Las instrucciones fueron claras, es decisión de Asher —hablo Katia.

—No voy a dejar mi futuro y el de mi hermana a manos de él -protesto Hannah.

—Lo entiendo amiga, pero...

—Yo decidiré —les asegure, con firmeza y seguridad en mi —así que no se metan ni me pregunten que hare.

Alzo mi vista hacia ellos con autoridad, Hannah aprieta sus labios con molestia, Miguel a su lado solo se toca el puente de la nariz. Katia... ella esta sorprendida y decide hablar:

—Si eso es todo, yo tengo que irme, estaba en un asunto pendiente —el sonido de sus tacones hace eco en todo el salón —¿Quieres un aventón Miguel?

Él asiente, recogiendo sus cosas.

—¿No van a decir nada más? —les espeta Hannah.

—Nos lo dejaron muy claro, Asher va a decidir y punto —Katia se acercó a ella, tomándola de los hombros —Amiga, tienes que aceptar que no siempre te va a tocar decidir las cosas.

Ella a duras penas asintió, la comisura de su labio se elevó un poco, Katia a manera de despedida le dio un beso en la mejilla. Miguel por su parte, movió su mano de un lado a otro un poco avergonzado. Hannah sonrió ante eso dándole un pequeño golpe en el hombro.

Es evidente que ellos dos sienten algo el uno por el otro, pero no lo quieren admitir. Sus miradas, acciones y actitudes cuando están cerca son un poco torpes y tiernas al mismo tiempo. Que cursis, ¿así nos veremos Chelsea y yo?

Son más cursis que ellos, así que no critiques cabezón.

—¿Quieres que te pida un taxi para que te lleve a tu casa? —me consulto Hannah, pasando a mi lado por un vaso de agua.

—Primero quiero saber si puedo ver a Chelsea...

Carraspeé rogándole con mi cara.

Me repasa de arriba abajo con la mirada, torciendo la boca.

—De acuerdo, pero que sea rápido, ya es tarde para que estes fuera de tu casa.

Me echo a correr escaleras arriba antes que pueda arrepentirse. El cuarto de Chell está al fondo del pasillo. Llego a si puerta tocando con los nudillos.

—¡Pase! —la escucho decir.

Entro lentamente a su habitación, repasándola con la mirada. Chelsea está sentada en el borde de la cama hace una seña para sentarme junto a ella.

Estando a su lado la atraigo hacia mí, con mi brazo pasándole alrededor de la nuca.

—¿Cómo te encuentras?

—Ya más tranquila —entrelaza sus dedos con los míos —no hablemos de eso ahora, mejor quiero proponerte algo.

Alzo mi ceja volteando a verla.

—Si es lo que pienso, me encantaría, pero te recuerdo que tu hermana esta abajo.

Ríe un poco, negando.

—Eso no tonto. Me gustaría invitarte a mi partido del viernes. Es el inicio del torneo y me gustaría que estuvieras ahí.

—Por supuesto, ahí estaré —le aprete un poco la punta de la nariz con mis dedos.

Me sonríe con ternura, ahora que la tengo más cerca de mí, puedo notar que al sonreír enchina un poco sus ojos, lo cual hace que sus mejillas se agraden un poco más. El brillo es sus iris me mantiene mirándolos fijamente.

Por Dios, hay algo en ella que me fascina, hace que el simple hecho de estar a su lado me sienta tranquilo y al verla sonreír hace que quiera cuidar de ella, protegerla y estar a su lado el resto del tiempo.

Mi querido, te hemos perdido.

La idea de elegir entre ella y Hannah me cruza por la mente, es una decisión muy concreta.

Pero de mi depende, ningunasaldrá afectada por mi culpa, de eso me encargare

✨✨✨✨

Al fin, nuevo capítulo. Espero les haya gustado tanto como a mí. Recuerden seguirme en Instagram donde subo pequeños adelantos de mis historias y les aviso cuando habrá actualizaciones.

Sin más que decir, los veo luego criaturitas 👀💕

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro