Capítulo 21. Invitados por cortesía p2
HANNAH
Después de que Asher tomara sus cosas y se fuera. Llevo a Chelsea a su entrenamiento. El bus que recoge a las jugadoras no pudo pasar por ellas, al parecer no está funcionando.
El clima esta horrible para manejar, pero así son los gajes del oficio. Aun este nevando, Chelsea tiene que asistir sin importar nada.
—¿Segura que tendrás entrenamiento? — en el estacionamiento del estadio, miro por la ventana del carro como caen las grandes y ruidosas gotas de la lluvia.
—Si, ¿por qué lo preguntas? —dice Chelsea sonando tan obvia, como si todo estuviera bien.
—Literalmente, se está cayendo el cielo, no podrán usar el campo.
—No seas tonta, claro que nos damos cuenta de eso. Hoy es día de gimnasio y planeaciones de la semana. Bueno, tengo que irme ya voy tarde.
—Me avisas cuando termines, para venir por ti.
Me afirma repetidas veces, para apresurarse a salir del coche. Aguardo unos momentos hasta asegurarme de que haya entrado al estadio antes de arrancar he irme a la comisaría.
Al parecer Katia tiene algo, muy importante que decirnos y todos quedamos en reunirnos inmediatamente.
En el trayecto voy pensando si ir o no a la fiesta que organiza la familia de Christopher, desde que salíamos hasta después de su muerte he tenido el beneficio de ser invitada. Y digo beneficio por que solo personas de la familia y gente muy poderosa e influyente de la ciudad asisten todos los años.
Me lo he debatido, pero sigo sin tener las fuerzas necesarias para volver a asistir a una sin el amor de mi vida.
Katia:
Solo faltas tú, apúrate.
No contesto el mensaje de Katia, solo aumento la velocidad, me quedan pocos metros para llegar. Me estaciono en un semáforo en rojo, mientras espero a que cambie, observo las tiendas y los restaurantes que están en la zona.
Pero alguien llama mi atención en la puerta de un local, entrecierro mis ojos para ver mas detalladamente de quien podría tratarse.
Son Miranda y Charlotte, ambas vestidas muy elegantes, llevan cada una un paraguas para cubrirse de la lluvia, el recepcionista al principio las detiene, al ver que no se encuentra en su lista.
Miranda le hace una seña para que se acerque un poco a ella, al parecer le susurra algo al oído y este inmediatamente les permite la entrada.
Ella entra decidida e indiferente con las personas a su alrededor, como siempre.
Charlotte, bueno, es Charlotte. Siempre temeraria y poco convencida de lo que hace.
El sonido de los carros detrás de mí hace que pierda un poco el interés en ellas, así que continúo mi camino.
Se que algo en esa familia esta raro, mejor dicho, todos en esa familia son raros.
Llego a la comisaría más rápido de lo que esperaba, no saludo a nadie y mucho menos los atiendo. Voy directa a mi oficina, que se encuentra al final del enorme lugar en el que estoy.
Ahí dentro se están todos.
Asher con su móvil y audífonos puestos, sentado en una pequeña silla.
Miguel esta recargado en la estantería, leyendo unos nuevos informes que según sé, los ha encontrado.
Mientras tanto, Katia está dando vueltas en la silla giratoria de mi escritorio, mientras ríe a carcajadas.
—Bueno, ¿Qué es lo que tenemos entonces? ¿Por qué la urgencia de venir? — cerrando la puerta detrás mío, logro captar la atención de todos.
—Katia tiene algo que decirnos— Menciona Asher, quitándose los audífonos.
—Si la niña dejara de dar vueltas como una loca sabrías lo que está pasando— remarca Miguel
—Todos son unos amargados, no dejan que uno se divierta a gusto— la chica se detiene, colocando ambas manos sobre el escritorio para mantenerse en balance.
—¿Y bien? —me siento delante de ella, seguida de los chicos que solo se colocan uno a cada lado de mí.
—Lo que estaba leyendo tu querido enamorado, es un informe que conseguí de la madre biológica de Christopher. Al parecer, salió hace dos años de la cárcel.
—Miguel no es mi... Como sea, olvídalo.
—¿Eso era lo importante que nos tenías que decir Katia? — la voz profunda y suave de Miguel, me indican que ese comentario no le ha gustado y sé que es así.
—No— declara ella—salió bajo palabra, si volvía a cometer una falta ante la ley, estaría cadena perpetua. Eso se puede evitar muy fácil, saliendo del mapa.
—¿Saliendo del mapa? No lo entiendo— comento Asher.
—¿A caso no viste la Ley y el orden o que niño?
—Lo que ella quiere decir es que la señora saliendo de la cárcel desapareció, no dejo rastro alguno de su vida después. —señale.
Katia deja caer una carpeta abierta frente a nosotros, con la sonrisa en su rostro.
—Ustedes saben que nada es difícil para mí. Lo que tienen ahí es la dirección de la casa donde se encuentra, las compras que ha hecho y los lugares que frecuenta.
Leo con atención todo lo que contiene los papeles, al parecer no vive muy lejos de la ciudad.
—No me lo tienen que agradecer, sé que soy fabulosa.
—Que egocéntrica- replico.
—Lo sé.
Les doy una hoja a los chicos que están a mi lado.
—Entonces, ¿Qué es lo que haremos? —pregunto Miguel.
Todas las miradas caen sobre mí, esperando a que resuelva algo que ni yo misma puedo hacer. Tantas cosas en mi mente me tienen tan atascada de problemas, que mi estabilidad mental pide a gritos parar con esto.
A ver Hannah, cálmate. Recuerda, inhala, exhala. Inhala, exhala.
Después de algunos minutos así, me llegan algunas ideas.
—Bueno... respecto a lo que Katia nos acaba de informar, tenemos que ir a ver si realmente Krisly se encuentra en ese domicilio y tratar de que nos diga algo valioso.
—¿Quiénes irían? —, comentó Katia
Los tres adultos vimos al menor, quien estaba sumergido en su teléfono. Al sentir las miradas de nosotros, niega rápidamente con su cabeza.
—Olvídenlo, yo no iré —remarco Asher.
—¿Y eso por qué? — reclama la pelinegra, y explota al no tener respuesta de este- ves Hannah, te dije que no lo metieras en esto, no iba a querer cooperar y además...
—A ver abuelita— él la interrumpe— se te olvida, o, mejor dicho, se les olvida que yo, justo hoy, tengo que ir a recoger algo que "A" tiene para mí. También se les olvida que tengo que ir solo, entendieron, SOLO.
-Ay, por favor Asher, no digas burra...
-¡Te puedes callar de una vez! - Miguel la interrumpe, llegando al límite de su paciencia.
-Asher tiene razón Katia, él se encargará del jueguito que tiene preparado "A" para él, hoy se arriesgara por nosotros. No le puedo pedir que lo haga dos veces- la chica me mira con suma molestia, pero no hay ninguna objeción de su parte.
-Entonces...
Me levanto de mi asiento, pensando en una solución, dejo ir un gran respiro.
-Iremos Katia y yo a visitar a Krisly. Miguel acompañara a Asher al lugar donde fue citado. ¿De acuerdo?
-No, a quien citaron fue a mí-, anuncio el menor-dio una indicación, que si no mal recuerdo les dije hace unos minutos, ire solo, entendieron S-O-L-O.
-Pero Asher...
-Es mi última palabra-indico con fastidio.
Antes de protestar, llega una notificación en mi celular, al revisarla, toda la furia y fastidio que cargaba, se desploman por completo. Era mi recordatorio para ir al velorio de Enrique, porque si, a última hora decidí asistir.
Al mismo tiempo me llega un mensaje de mi hermana:
Chelsea: Ya termino mi entrenamiento, ven por mí. Apúrate, que siento que en cualquier momento me desarmo, me duele todo.
-Mierda... bueno, así quedamos entonces. ¿tienen algo que decir?
De mi compañera no obtengo una respuesta verbal, solo se limita a soltar aire por la nariz en señal de enfado, mientras recoge los papeles del escritorio.
Asher solo asiente.
Y Miguel:
-¿Yo que hare?
-Puedes quedarte aquí, no sé, haciendo... ya sabes... cosas de...de forense...
Se me había olvidado por completo asignarle algo, su trabajo es valioso, pero en ese momento no tenía nada para él. En su cara se puede notar la incomodidad y decepción en su rostro, tanto que, hasta me hace sentir mal conmigo misma.
-Bueno, iré hacer esas "cosas de forense". Permiso.
-Iré contigo- él y Katia pasan por mi lado, ambos distantes de mí, se marchan sin ni siquiera mirarme.
Recojo mis cosas de la silla y salgo de mi oficina a paso veloz, siento unos pasos detrás mío, y escucho lo siguiente:
-¿A dónde tan deprisa? Futura cuñada.
-Asher solo te diré dos cosas. La primera, todavía no eres novio de mi hermana, por lo tanto, no tienes derecho a llamarme así. Segunda, que no se te olvide que soy novia de tu hermano, por ende, ya soy tu cuñada.
-Bueno, pero, como dicen "hasta que la muerte los separe" y pues... la muerte ya los separo, ya no cuenta.
Me freno es seco, lo miro con la boca abierta sin poder creer lo que ha dicho. Pasa de largo, pero frena hasta que nota que ya no estoy a su lado. Voltea algo confundido.
-¿Qué? - pregunto incrédulo, como si lo que acabara de decir no tendría la mínima importancia en mí.
-Por favor dime que no acabas de decir eso.
-Hannah, era broma.
Camino hacia a él, con el ceño fruncido. Ese comentario hizo que mi sangre hirviera de furia.
Me saca un poco de altura, por lo que tengo que levantar mi cabeza para verlo directamente a los ojos. Lo tomo con un puño en su camiseta y lo acerco un con brusquedad hacia mí.
-Que sea la última vez que haces ese tipo de bromas conmigo, a la próxima se entierro una pluma en la garganta, ¿entendido? - le digo de manera amenazante, y con la voz más profunda que mis cuerdas vocales alcanzan a hacer.
-Entendido sargento- dice con burla rodando los ojos cuando lo suelto, empujándolo hacia atrás.
-Muévete, tengo que ir por mi hermana.
Sigo mi camino, creyendo que me dejaría tranquila.
-Emm, hablando de eso...
Escucho que me sigue, y se coloca enfrente mío, no se detiene, pero camina de espaldas.
-¿P-p-puedo ir yo por Chelsea? - balbució con rapidez. Con una mano rascándose la nuca.
-¿Cómo sabes que hoy tuvo entrenamiento? - digo sin dejar de caminar.
-Bueno no es que le haya preguntado a una de sus amigas si se canceló el entrenamiento- se coloca a mi lado, después de chocar con la puerta de entrada de la comisaria.
Sonrió un poco por lo bonito que se ve él sonrojado, y también por lo tierno de esta situación.
La lluvia a parado un poco, pero el cielo sigue nublado, con señales de que volverá a llover.
Llegamos a mi auto, mientras guardo mis cosas en la parte trasera.
-A ver si entendí, por lo que noté. Te da más miedo pedirme permiso para hacer algo con mi hermana que al verme enojada por hacerme algo a mi - asienta- ¿Por qué?
-Porque, si te hago algo a ti, seria por ser un idiota, y no me matarías del todo. lo cual, seria todo lo contrario si yo fuese un idiota con Chelsea.
Su seguridad al decirlo me pareció real, una característica de los Cruz es su honestidad y transparencia con sus sentimientos, y no cabe duda de Asher la cumple al cien por ciento.
Lo mire con una sonrisa nostálgica, hasta en eso se parecía a Christopher, me recuerda todo a él.
-¿Si puedo ir por ella? - junta sus manos en forma de súplica mientras me hacia un puchero.
Su cara me recuerda al gato con botas cuando hace sus ojitos tiernos.
-Si, está bien. Ve por ella- le golpeo con suavidad el hombro, mientras niego con la cabeza.
Cuando me doy la vuelta para abrir la puerta del coche, lo escucho susurrar con una felicidad un "yes".
-Pero...- anuncio con voz neutra, evitando reírme de la situación, mientras me mira expectante- directito a la casa. No quiero que te desvíes a otro lado.
-Si señor, digo, si señora - dice con tono militar.
Me subo al coche, espero unos minutos a arrancar. Acomodo el espejo retrovisor y lo veo a él caminando hacia su auto, con las manos metidas en sus bolsillos. En mi mente sigo escuchando las palabras que me dijo:
"como dicen "hasta que la muerte los separe" y pues... la muerte ya los separo"
Aunque si me enfade en su momento, tengo que admitir que tenía razón. Creo que ya es hora de aceptar que Christopher ya no está a mi lado, por más que no quiera reconocer mi realidad, su muerte me ha estado persiguiendo todos estos años.
Pero la única paz que tendré será cuando descubra quien fue el causante de todo esto, de su muerte, de mi infelicidad.
Manejo con calma hacia el cementerio donde será sepultado Enrique, no pienso estar muy cerca de su familia, sé que ellos me invitaron, pero yo no estaré cómoda con ellos cerca.
Llevo años sin verlos, no sé cómo reaccionaran al verme, los decepcione. Ver a su hijo derrotado y con el corazón roto los destrozo por completo, nunca fui buena con él y reconozco que no merezco su perdón.
Al llegar, observo a lo lejos a un montón de personas con ropa negra. Sus padres tienen la mirada perdida en el ataúd de Enrique, mientras que su esposa está a la altura de su hijo, abrazándolo mientras él pequeño llora devastadoramente.
En la entrada del cementerio, recargada en la pared, diviso a una mujer fumando un cigarrillo. A medida que me acerco a ella, me doy cuenta de que se trata de Charlotte, que se encuentra llorando, mirando la misma escena que yo.
-¿Por qué estás aquí? -pregunto en un susurro.
Me observa por el rabillo del ojo, dándole una calada a su cigarrillo.
-No es obvio-suelta el humo despacio- es bien sabido que no soy recibida ahí.
No se molesta en limpiarse las lágrimas que corrían por su rostro, haciendo que su maquillaje se corriera. Vuelve su vista al frente.
-Bueno, ya somos dos.
No hablamos por unos minutos, nos hacemos compañía una a la otra, no es incómodo, pero tampoco puedo describir este momento como agradable.
Se puede definir como... dos personas que están en la misma jodida situación que necesitan a alguien a su lado para no sentirse tan mierda.
-¿Por qué no vas? -ella decide romper el silencio, tirando la colilla del cigarro al suelo para después pisarlo.
-¿Eh?
-Si, ¿Por qué no vas?, digo, a ti te dieron invitación, puedes estar ahí sin miedo a que te echen.
Bufo, tratando de encontrar las palabras para explicarle mi situación.
-Creo...que no me sentiría bien rodeada de personas que tienen un mal recuerdo de mí- siento un nudo en el estómago por las emociones que siento.
No dice nada, solo puedo ver que asiente, como si entendiera lo que trato de explicar.
Me extiende la cajetilla de cigarros, ofreciéndome uno.
Lo niego, se encoge de hombros y toma uno.
-Ya somos dos- repite, volviendo a fumar - ¿quisieras contarme lo que paso entre ustedes? Talvez eso te ayude.
Nunca he tenido una relación tan estrecha con Charlotte. Al ser prima de mi novio era común verla en su casa, fiestas, en la escuela, pero nunca tuvimos una conversación tan larga.
Y no, no me cae mal. Siempre me trato bien, incluso después de la muerte de Christopher. Pero, eso de ser tan cercana con ella... jamás paso.
Ahora mismo siento la necesidad de contarle a alguien como me siento. Y no me refiero a "alguien" como Katia o mi hermana. Necesito que me entiendan. Talvez Charlotte sea ese alguien...
-Está bien, solo si tú también lo haces- propuse.
Me mira con ironía.
-Pero si ya lo sabes.
-No del todo- arqueo una ceja al verla, solo ríe y asiente con la cabeza.
Ambas volvemos a mirar a todas las personas en la lejanía.
Ahora, solo dejo que las palabras fluyan por si solas.
-El primer año de la muerte de Christopher la pase muy mal. Caí en una depresión horrible. No comía, no dormía, no salía de mi recamara. Me aleje de mi familia, en especial de mi hermana. El único que se atrevió a cambiar mis hábitos fue Enrique. Al principio le resulto difícil, pero con el tiempo y con paciencia...mejor dicho, con mucha paciencia- ambas reímos- logro sacarme de mi depresión. Volvimos a ser amigos, los amigos que en un principio éramos. Él estaba para mí, yo estaba para él, hacíamos todo juntos, así fue durante dos años. Pero sin darme cuenta, comenzó a enamorarse de mí, y yo creía que sentía lo mismo por él, pero en realidad no era así- la voz se me empezó a cortar- Hacia cosas que solo Christopher hacia conmigo. Y justo fue eso, no me enamoro él, me enamoro del poder de recrear los momentos que ya había vivido con alguien al que yo amaba. Cuando me confeso lo que sentía por mí, me sentía mal... sentía que estaba traicionando el amor que yo le tenía a mi novio, y del como su mejor amigo lo traicionaba a él. Le grite, discutimos y... antes de salir de su casa le grite en frente de toda su familia... - volver a recordar esto me hacía querer correr lejos de aquí y llorar hasta quedarme seca- que me alegraba por la muerte de su hermana que eso se merecía por querer igualarse a Christopher.
No podía voltear a verla, se me caía la cara de vergüenza al contar esto.
Y sea lo que sea que me diga, sé que me lo merezco. Su silencio hace que se me paren los pelos de punta.
Escucho como deja salir todo el humo de sus pulmones.
-Te entiendo - vuelve a darle una calada a su cigarro- ambos necesitaban llenar ese vacío emocional que sentían. Tú por perder al amor de tu vida, y él por perder a sus dos amores. Al tener el mismo dolor, se comprendían muy bien, ambos eran un soporte emocional para el otro y al ver eso sus sentimientos se mesclaron. El amor con la compañía y la soledad con la tristeza que compartían. La que abrió los ojos fuiste tú, te diste cuente de lo que pasaba, tarde... pero lo hiciste.
Por un momento creí que no me juzgaría, pero...
-Aunque no lo justifico - señalo- tú siempre has tenido a mi primo sobre un pedestal, como si fuese la persona más perfecta en el mundo.
Sus palabras me sorprendían ya que ella así lo veía de niña. La mire con convicción a los ojos y pregunte:
-¿Por qué lo dices?
Se cruza de brazos y da un paso adelante para estar un poco más cerca de mí, en forma retadora.
-Ellos eran amigos porque estaban cortados con la misma tijera. Ambos necesitaban llenar un vacío causado por la falta de amor y de una figura femenina a su lado, la cual necesitaban dominar no que los dominaran-. La frialdad en su tono de voz hizo que una pequeña corriente corriera por toda mi espalda- ¿nunca te preguntaste porque Enrique y Christopher dejaron de hablarse?
Negue
-Enrique ya estaba enamorado de ti incluso antes de que mi primo falleciera. Obviamente Christopher en su momento se dio cuenta y lo enfrento, por ti es que una parte de él se apagó por completo.
Intento encontrarles sentido a sus palabras, no sé si me intenta ayudar a darme cuenta como Christopher me utilizaba o si siente algún tipo de rencor hacia mí.
-Si dices que necesitaban llenar un vacío... No entiendo que tengo que ver yo con ellos dos.
Charlotte suelta una risa irónica, y paso a mi lado para apoyarse de espalda contra la pared.
-Cuando conociste a Christopher, él necesitaba a alguien que lo apoyara y sobre todo que se preocupara por cómo estaba, y tu fuiste ese alguien.
-¿Y con Enrique? - me cruzo de brazos.
-Su madre nunca le prestó atención y su hermana murió. Nadie estuvo para él... solo tú.
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, mordía su labio inferior para tratar de controlar su llanto. Ahora entiendo a que venía todo este sermón.
Me acerque con mucho cuidado de no hacer ningún movimiento en falso, su había agachado la cabeza para evitar que la observara en ese estado de vulnerabilidad.
Gracias al viento que soplaba su cabello revoloteaba ayudando así a una mejor vista, tome con suavidad de su hombro y la acerque hacia a mí, envolviéndola en un abrazo.
-Y-yo solo quería que me volviera a querer y agradecerle lo que hizo por mi...- le acariciaba la espalda con suavidad, mientras ella lloraba desconsoladamente en mi hombro.
Deje que sacara todo, no la interrumpí, pues era su momento de desahogo, estaba en su único momento en el que podía llorar sin que su familia la detuviera hacerlo.
Al calmarse un poco me aleje de ella, para sacar un pañuelo de mi saco y extendérselo.
-Charlotte... ¿que hizo? -sorbia su nariz, que ya estaba roja de tanto llorar.
-No levanto cargos contra mí no porque se lo haya pedido Christopher... fue porque quería darme otra oportunidad para cambiar. De que ambos cambiáramos - sonrió con nostalgia, como si recordara algo- él reconoció su error y la consecuencia que conllevo. Yo reconocí los míos y desde ahí supe que no quería lastimar a las personas como lo hacían mi madre y mi tía cuando alguien las lastimaba. Esa era la única manera que sabía de cómo curar mi dolor.
Esta vez fue ella quien me abrazo con fuerza, tarde unos minutos en responder, al final, lo hice.
Su manera de abrazarme me hizo saber que aquello que me había contado era la carga que traía consigo desde muchos años. Por eso ella es diferente al resto de su familia, no busca cobrar venganza hacia los demás, razona mejor las cosas antes de actuar.
Para mi ahora estaba claro todo el daño que sufrieron y que hasta el día de hoy cargan con las consecuencias de lo que hicieron.
Charlotte se apartó cuando sonó su celular, se limpió las lágrimas con el dorso de su mano para ver mejor.
-Tengo que irme, voy a entregar un pedido- dijo mientras acomodaba su cabello- espero verte en la fiesta y... gracias por escucharme- Charlotte esbozó una pequeña sonrisa dulce.
Doy media vuelta, dirigiéndose a su carro a unos pasos suaves. Pero mientras iba en su marcha me dijo:
-Pude exagerar un poco lo que dije de Christopher, pero...-. Antes de subir a su coche me miro con algo de suspenso en su semblante, como si tratara de saber si haría algo al respecto, y luego añadió- él no era como tu creías.
Subió a su carro y se fue, yo me quede aún más confundida de lo que llegue.
Decidí quedarme hasta que enterraran el ataúd, no sabía que últimas palabras decirle, solo sonreí al recordarlo. Nunca fue malo conmigo, ambos tuvimos errores, pero siempre lo perdone por eso, aunque él no lo supiera.
Sabía que para él y Christopher era un soporte, aunque en su momento no lo acepte, ahora me doy cuente de que así fue, pero saben algo... no me arrepiento, hice lo que a mí me hubiera gustado que alguien hiciera por mí.
Hare lo que quiero que alguien haga para despedirse por última vez de mí.
Voy a mi carro y enciendo el estéreo, conecto mi teléfono y pongo una canción. La canción que describía perfectamente nuestra relación.
-Si no mal recuerdo era There for you de Martin Garrix. Disfrutémosla, porque en ella esta lo único que tengo para despedirme.
Pongo el volumen medio y me siento en el capó del auto.
Ahora ya estas con él, hicieron los pases, como siempre quisieron. Podrán cumplir su promesa, de estar juntos para siempre.
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Se que estuve ausente por un tiempo, PERO YA ESTOY DE REGRESO. Ahora ya nada nos va a detener por saber que pasara en el futuro de estos personajes.
Espero y hayan disfrutado esta segunda parte ❤️
Pdt. Ya tenemos nueva portada <3 muchas gracias, Gale Books por tan bonita portada. Aquí les dejo su usuario de instagram @gala_books
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