Capítulo 21. Invitados de cortesía p1
CHELSEA
—No puedo creer que lo hayamos hecho—vuelvo a decir en un sollozo.
Me siento en el viejo y polvoriento sillón que se encuentra en el almacén. Apoyo mis codos en las rodillas y hundo mi cara en mis manos tratando de ocultar las lágrimas.
—Tranquila, no es para tanto—. menciona "A" dándole nula importancia a lo cometido.
—¿No es para tanto? — repetí frustrada, levantando mi vista para ver lo relajado que se encuentra — acabamos de matar a un hombre he hicimos que lo quisimos con él y sus cosas.
—Técnicamente— se nos une una tercera voz— no lo matamos. Les dimos la orden de que lo asesinaran, nosotros no cometimos el acto.
Paso mi vista hacia la dirección de donde provenía esa voz, entreabro los labios y hundo las cejas ante el comentario tan estúpido que mencionó.
—¡Es lo mismo! Hayamos estado ahí o no, nosotros lo mandamos a matar y nos vuelve tan culpables como los que lo hicieron.
—Si Chelsea, pero...
—Cállate— la interrumpe "A" — entiéndela es la primera vez que hace esto, pronto se le pasará.
—La primera y la última — le corregí.
—¿A que te refieres con eso? — su voz ronca y amenazadora hacen que mis piernas comiencen a temblar. Si no estuviera sentada, realmente caería al suelo por lo frágiles que se vuelven.
—A que ya no seguiré con esto. Ya no quiero trabajar con ustedes, yo me voy de aquí — decidida y firme de mi decisión.
Tomo mi mochila que esta a un lado mío en el suelo y me levanto con brusquedad.
—Sabes que no puedes hacer eso, ¿verdad? — me vuelve a comentar con el mismo tono amenazante.
—Pues mírame hacerlo.
Se queda él de pie en su escritorio con los brazos cruzados, y una mirada fría y hostil. Por un momento pensé que se levantaría y haría que no me fuera, pero no parece muy interesado en gastar fuerzas en mí.
Voy dirigida a la salida, con la cabeza al frente y sin mostrar lo débil y cansada que me encuentro. Apoyada en la reja de metal esta otra persona (a la que me hacen llamarle "L") quien me retiene con un fuerte agarre en mi brazo antes de yo poder cruzar.
—Déjate de tonterías. Recuerda que si sales de esto corres demasiado riesgo allá afuera del cual no podemos protegerte— me mira directamente a los ojos, los cuales siento que me ven hasta los futuros pecados que voy a cometer.
No me dejare intimidar tan fácil.
—Yo no necesito que me cuiden. Puedo hacerlo yo sola —le aclaro— además, por si se te ha olvidado, tengo una hermana sargento la cual lo puede hacer igual o mejor que ustedes.
Ambas personas sueltan una risa irónica, lo cual hace que mi sangre comience a hervir de enojo.
—Si claro. Te cuida tan bien que casi mueres de una sobredosis. O te ayuda a encerrar a la persona que te acosaba— dice sarcástico— Te cuida muy bien. Si yo fuera tú, le tendría más miedo a Hannah que a nosotros.
—Ustedes tampoco me cuidan muy bien que digamos eh —remarco— a ver, ¿Y por qué no hicieron nada cuando estaba en el hospital?
—No sabíamos que hacer— me asegura L— además, tu hermana estaba demasiado metida en todo ese asunto que decidimos esperar a que todo pasara.
—¿Y por qué le tendrían miedo a Hannah? — me cruzo de brazos, pasando mi vista por cada uno.
—Piensas que tu hermana es una santa y que hace el bien... pero no sabes ni la mitad de personas inocentes que ha matado por este caso. Testigos, familiares y amigos de la familia han muerto por su culpa, por lo desesperada y hambrienta por saber la verdad. Ella no sabe que hay gente haya fuera como nosotros que serian capaces de cualquier cosa para que la verdad no salga a la luz — A se pone de pie y rodea el escritorio.
—¿Personas como ustedes? — le enarco una ceja.
—¿Sigues creyendo que lo de la sobredosis lo planeamos nosotros? Pues déjame decirte de antemano que no lo hicimos.
—¿Ustedes no fueron los que me inyectaron esa porquería? — porque, si no fueron ellos, ¿entonces quien habrá sido?
"A" Y "L" se miraron por un momento y al mismo tiempo negaron.
—No, alguien más lo hizo— comienza a caminar hacia mi— tú desde un principio sabias cual era el plan. Solo te íbamos a raptar para que supusieran que te secuestraron. Por eso fue Rosa a buscarte, ella iba a ser la testigo del secuestro.
—Pero al parecer alguien actuó antes que nosotros —intervino L—no sabemos quienes sean, pero tenemos que protegerlos. Al menos, hasta que todo esto se sepa.
"A" se para frente a mí, yo bajo la mirada para no ponerme nerviosa. Él se inclina un poco y me toma del mentón para levantarme un poco la cabeza.
—Ahora que sabes todo esto... ¿ya no trabajaras con nosotros?
Su aliento cálido y el leve susurro hace que mi mente se quede en blanco. Es una de las tantas maneras de manipular que tiene, sabe el atractivo y el poder que tiene y lo aprovecha. Aunque conmigo, le costara más de lo que se imagina.
—Lo pensaré.
[***]
HANNAH
¿Alguna vez han extrañado a una persona que formo y marco una gran parte de ti en el pasado pero que por diferentes motivos ya no está contigo en tu presente? Bueno... eso me paso con Enrique.
Lo conocí cuando salía con Christopher, éramos muy amigos, salíamos los tres de vez en cuando y jamás tuve problemas con él. Lo ayudaba cuando lo necesitaba, le daba consejos para salir con chicas, como cocinar, ayudar a su hermana. Incluso se podría decir que me confiaba más sus emociones, pensamientos y sentimientos a mí que a Christopher.
Cuando mi novio murió, me sentía muy sola, como si me faltara algo, que si no lo tenía no podría ser feliz. Mi mundo se derrumbo por completo, yo era fuerte gracias a él, nos complementábamos en todos los aspectos. Jamás dudaba del cariño que le tenía, ni por un segundo, hasta después de su muerte...
Enrique estuvo para mí, me llamaba cada noche para saber como estaba, venia a visitarme todos los fines de semana, hacia cualquier cosa para distraerme y hacer que el sufrimiento se esfumara unos instantes. Él se volvió mi mundo, pero no un mundo azul y verde, como lo era Christopher, sino, uno completamente blanco y gris.
Enrique me daba motivos por los cuales seguir para encontrar mi felicidad y aprender a superar el pasado, pero entre todos aquellos motivos, no se encontraba él... no se encontraba Christopher.
—¡Hannah!
La voz de Chelsea hace que de un brinco del susto.
—¡¿Qué?! — le respondí, con una mano en el pecho.
—Dejaron esto en la puerta —deja caer en la mesa un par de invitaciones—¿se puede saber que te pasa?
—Nada, ¿Por qué?
—Estas llorando.
Me llevo mi mano a la cara para confirmar lo dicho. No se en que momento las lagrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Tampoco, se cuánto tiempo llevo aquí sentada esperando a mi hermana.
—No es nada Chelsea—. Le aseguro.
—¿Es por el tipo de la invitación? —se aleja de mí, para manosear la comida.
Tomo los dos sobres que están encima de la mesa, al frente de mí. Son dos invitaciones completamente distintas; una es sobre la fiesta que cada año hace la familia Cruz para presentarse a la sociedad y recaudar fondos para una supuesta asociación benéfica.
La otra era completamente negra, la cual es la mencionada por mi hermana.
Contorneo con mis dedos el borde de esta. Es la invitación al velorio de Enrique.
Por mi mente pasan los motivos por los cuales su familia me invitaría a su funeral. No hemos entablado una conversación por años, tampoco sé si realmente me invitan por la extraña relación que tuve con él o por el simple hecho de ser la oficial a cargo del caso por el cual mataron a su hijo.
La última vez que vi a sus padres fue en su casa, después de tener una pelea entre nosotros que marco el final en nuestra amistad. Después de eso, tomamos caminos completamente separados.
—Si, algo así— le admití.
—¿Quién es? ¿Un amigo? — me da mi plato y ella rodea la mesa para sentarse enfrente mío.
—Si algo...— algo más que un amigo, quise decir— es un viejo amigo.
—Aja— emite con la boca llena— y yo soy esposa de Bruce Wayne. Si no me lo quieres contar no estas obligada hacerlo.
El timbre de la puerta interrumpe nuestra conversación.
—Yo abro— Chelsea se levante de golpe, dirigiéndose a la entrada.
No dejo de mirar ambas invitaciones, y me sigo preguntando el ¿Por qué sus familias todavía me toman importancia? Después de tantos años, distanciamiento y conflictos que hemos tenido, todavía me ven como algo importante.
Escucho unos pasos apresurados acercarse al comedor y por inercia me pongo de pie.
Asher se detiene debajo del marco de la puerta al verme, da un suspiro de alivio y se acerca a mí con los brazos extendidos. Chelsea viene siguiéndole el paso y se sienta en la mesa para continuar comiendo.
—Me alegra que te encuentres bien— me da un abrazo y puedo sentir su corazón latir rápidamente.
—Pues claro que estoy bien— contesto con algo de gracia— solo han pasado unas horas desde que nos vimos. ¿Por qué no lo estaría?
Asher se aleja de mí, y se saca la mochila que llevaba puesta para ponerla sobre una silla.
—Cuando se fueron yo me quedé un poco más en el cementerio y encontré esto — me extiende un pequeño papel — estaba de bajo de la tapa de la tumba.
No es algo del otro mundo solo las mismas amenazas que hace "A".
—¿Y que tiene que ver con que yo esté o no bien?
El chico saca de su mochila un libro algo desgastado y de color negro. Lo coloca sobre la mesa y hojea sus páginas.
—La pista hace referencia a una frase de un poeta que le gustaba a Christopher. Mira — con resaltador amarillo estaba subrayado el párrafo al que Asher hacía referencia.
"A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en el mismo ataúd."
—La única persona que en todos estos años que ha llorado la muerte de mi hermano has sido tú— continua— así que no cabe duda, eres la siguiente.
—¿Por qué Christopher querría que se vengaran de ella? — tal vez Chelsea leyó mis pensamientos, por que me pregunto lo mismo.
—No lo sé— se encoge de hombros— ¿le hiciste algo con lo cual se haya sentido mal?
Frunzo el ceño repasando cada recuerdo de algún momento malo que hayamos pasado juntos. No creo que sean de una importancia tan grande como para vengarse de mí.
—No, nunca le hice nada malo— le informo.
—Pues espero que más delante te des cuenta de lo que es, y también pienses en que te podría atacar. Para que estes alerta.
Asiento con la cabeza en lo que él vuelve a guardar el libro en su mochila. Veo a Chelsea, que esta metida en su celular mientras come de su sopa.
—¿Crees que puedan volver a atacar a Chelsea? — le cuestiono pasando mi vista a él.
Mi hermana al escuchar se atraganta con la comida. Asher se acerca para darle unas palmaditas en la espalda.
—¡¿Otra vez?! — nos pregunta a ambos alterada.
—Tranquila, no creo que pase.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? — le paso un vaso de agua a mi hermana, para que pueda desahogarse por completo.
—Solo ponte a pensar, a los que han atacado les dan en donde más les duele. A tu padre con Chell, a mi abuelo con su dinero y a Charlotte con sus diseños— enumera cada cosa con sus dedos— a Enrique solo lo usaron para que la atacara y después lo mataron por ser irrelevante. Entonces piensa, ¿Qué es lo que más te dolería en estos momentos?
Hay diversas cosas que me dolería perder, entre ellas están perder la confianza de mis padres, Chelsea, Katia y Miguel. Y en cosas materiales seria esta casa.
—Que la dejen fuera del caso — menciona Chelsea, aunque lo dice más en broma que enserio.
Se nos ilumina la cara a Asher y a mí a la vez. Y aunque no lo había pensado, Chelsea tiene razón. Trabaje por tantos años en esto que la verdad me dolería perderlo.
—Aparte de hermosa, astuta, ¿tienes alguna otra cualidad que me pudiera encantar? — Asher le acaricia con suavidad el cabello a Chelsea, la cual, vuelve a tomar su teléfono, para que la luz que le dé en la cara disimule lo sonrojada que esta — bueno solo tienes que encargarte ahora de saber en que haz hecho para que te ataquen.
Si "A" tiene las pruebas que necesita para incriminarme de los actos que he cometido todos estos años, quiere decir que desde hace tiempo lleva siguiéndome el paso, y no solo eso. Lleva años organizando todo.
—¿También te dieron esa invitación? — señala Chelsea la mochila medio abierta del chico.
—Si, le llego a cada integrante de mi familia. Aunque para ser sincero, no se por que me la dieron a mí, solo lo vi una vez —. Le pasa su invitación a Chelsea.
Algo desconcertada toma la mía, que esta sobre la mesa. Las pone una al lado de otra para compararlas. Y pone una cara de confusión al verlas con claridad.
—Algo aquí no cuadra. La de Asher es diferente a la tuya— rasga una de las esquinas de su invitación y despega una pegatina negra—. Bueno, ya vimos que es — en la parte destapada se encuentra una especie de números, mejor dicho, son coordenadas.
Asher toma su teléfono y copia lo que viene escrito en la invitación.
—Me lleva a una parte de los cerros— su entrecejo se frunce con bastante confusión —¿A caso querrá verme allí?
Justo después de que dejara de hablar el chico, al instante le llega un mensaje, como si su pregunta hubiera sido básicamente lo que esperaban que dijera.
"Descubriste antes que tus compañeros la pista, ¿y sabes lo que se merece alguien que gana en los acertijos? ¡Exacto! Un premio.
Te preguntaras ¿cual será el premio?, ven esta noche al sitio y hora indicados en tu invitación. Solo hay dos reglas que debes cumplir;
1.- Venir tu solo, no traigas a tus amiguitos contigo.
2.- Tomas tu premio y te retiras, sin mirar atrás.
Obedece estas dos reglas, si no, al igual que tu premio, saldrás afectado.
Atte. A"
La intensa desesperación ilustrada en el rostro de Asher hace que, por primera vez en muchos años, no se me ocurra nada que hacer. Se supone que quieren vengarse de mí, ¿Por qué meter a él en esto?
Aunque debo admitir que desde hace mucho ya no se que hacer.
En realidad, ya me cansé de seguir con esto.
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