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Capitulo 2 Primera impresión

HANNAH

No sé cuánto tiempo llevo sentada leyendo los diferentes archivos que hay en mi escritorio, todo parece que me da vueltas, no he dormido bien, tampoco he comido lo suficiente. Desde que se volvió a abrir el caso de la muerte de Cristopher no he tenido tiempo de nada.

Volver a revisar las pruebas, testimonios de testigos, antecedentes que pueda tener la familia, investigar hasta el más mínimo detalle.

Una melodía interrumpe mis asuntos, entonces me doy cuenta que aquella proviene de mi móvil.

Lo tomo despegando mi vista de los papeles para ver al responsable de distraerme...

Papá

Maldigo en mi mente, y contestó la llamada pegando el dispositivo a mi oreja.

-¿Qué pasa? - me recargo en el respaldo de la silla giratoria.

- ¿Cómo que, "que pasa", Hannah? ¿Ya viste la hora que es? Prometiste llegar temprano.

Miro el reloj que tengo en el escritorio y cierro los ojos echando mi cabeza hacia atrás con algo de molestia...

8:50pm.

Vaya está vez si la cagaste Hannita.

-Si papá... emmm.. lo siento se me pasó el tiempo muy rápido. - tocó el puente de mi nariz con dos dedos. - ¿Ya cenaron? Puedo llegar en veinte minutos y...

-Pues apresúrate que ya no tarda en llegar Rosa a cenar y quiero que todo salga bien. -se escucha un suspiro- por una vez en tu vida trata de darle una buena imagen de ti a tu hermana.

Cuelga la llamada dejándome con las palabras a medias.

Dejo el móvil en el escritorio, paso mis manos por mi cara y suelto un largo suspiro.

Al parecer ya le importa la opinión que alguien tiene hacia tí, y desgraciadamente es la de tu propia hermana.

¿Por qué no me sorprende?.

Me levanto recogiendo los expedientes y organizando un poco la oficina, cierro los cajones bajo llave y salgo de la sala. Cierro la puerta con seguro.

Camino por el pasillo rumbo al ascensor, pasando por distintas oficinas y la sala de espera, pero una mirada hace que me detenga en seco.

Giro para ver quién está recargado en el umbral de la puerta de su oficina. Puedo ver una chica de cabello liso, negro y corto hasta la altura de los hombros, ojos esmeraldas y piel bronceada.

Me mira con un semblante burlesco y cruzada de brazos.

-¿Otra vez se te hizo tarde Hann? - enarca una ceja.

-Si, gracias Katia por recordarme que tenía que salir temprano- nótese mi sarcasmo.

Suelta una pequeña risa negando con la cabeza.

- Lo siento, pero molestar a la sargento otra vez me podría costar un regaño humillante de su parte- esboza media sonrisa- en fin, ya vete antes de que se haga más tarde.

Se acerca a mi para despedirse con un abrazo.

- Espero y no lamentes lo que estás haciendo, suerte- me susurra al oído antes de separarse, dar media vuelta y volver a su oficina.

La miro fijamente alejándose de mí, se gira y nos miramos unos escasos segundos, antes de cerrar su puerta.

Sacudo ligeramente la cabeza para concentrarme de nuevo en mi camino.

Esto será más difícil de lo que pensé.

[...]

Estacionó el auto en la cochera, antes de bajar tomo una bocada de aire, nunca había estado tan nerviosa antes de empezar un plan. Corro el riesgo que todo salga mal y que simplemente nada funcione como esperaba.

Salgo de este y camino hasta la puerta que está en la cochera para entrar a casa. No veo a nadie en la sala principal, solo se puede escuchar como mueven los platos en el comedor.

Me dirijo hasta esté, encontrando a papá poniendo los cubiertos sobre la mesa.

-Al fin llegas, ayúdame a terminar de poner la mesa, no tarda en llegar la amiga de Chell -me mira con expresión molesta extendiéndome su mano donde tiene los cubiertos.

- Hola a ti también papá- ruedo los ojos tomando lo que tiene en su mano.

No dice nada, solo camina a la cocina para supervisar que toda la comida esté en orden. Dejo las cosas en la mesa y el timbre se escucha, me dirijo hacia la puerta principal para recibir a la visita. Como es de imaginarse, detrás se está se encontraba una chica con una sonrisa de oreja a oreja, de ojos grandes y marrones, cabello rizado de color castaño y piel bronceada. Si era exactamente la misma chica que es como una hermana para Chell.

-Buenas noches Rosa, adelante pasa- me hago a un lado para permitirle el paso.

Ella sin quitar la sonrisa pasa y aprecia cada rincón de la sala.

-Buenas noches Hannah - gira sobre su propio eje y me saluda dándome un beso en la mejilla.

-Mi hermana está en su habitación- digo separándome se ella- deja voy a buscarla para avisarle que ya estás aquí y cenar todos juntos.

Ella asiente y procedo a cerrar la puerta. Me dirijo al pasillo donde están las escaleras, las subo y al lado de estás está la habitación de mi hermana.

No escucho ningún ruido. -Chelsea ya llegó tu amiga, baja a cenar- doy pequeños golpes con mis nudillos a la puerta, espero unos segundos su respuesta, pero no obtengo ninguna.

Hago la misma acción y consigo el mismo resultado.

Frunzo el ceño con expresión confusa, tomo el pomo de la puerta y lo giro, pero está no se abre. Lo vuelvo a girar con una mano y con la otra, con cierta brusquedad, golpeo von la palma de mi mano la puerta.

- ¡Chelsea abre la maldita puerta! - repito el mismo acto con mis manos repetidas veces.

Maldigo en voz baja dando un último golpe a la puerta. Mi respiración está algo agitada, reposo mi frente sobre la puerta.

Veo por el rabillo del ojo algo moviéndose del otro lado del pasillo.

Clavo mi mirada en esa dirección y veo a Chell mirándome a algo extrañada por mi comportamiento.

-¿Qué hacías saliendo de la recámara de papá? - pregunto apunto con el dedo a la puerta por la que acaba de salir.

- Exploraba la casa -dice apresuradamente.

- ¿Explorabas la casa? - enarco una ceja-creo que mis papás te han dicho que no es de buena educación andar deambulando por casas ajenas, ¿Oh me equivoco? - inclino un poco la cabeza hacia un lado, camino hasta ella dejando unos cuantos metros de distancia -¿Qué hacías allí dentro?

-¿Por qué esa puerta está cerrada bajo llave? - hace un movimiento de cabeza indicando la dirección de la puerta, ignorando mi pregunta.

-Eso no es de tu incumbencia niña. - exclamo con dureza sin quitar mi mirada sobre la suya.

- Claro que lo es - da un paso hacia mi aguantando mi mirada- a partir de hoy está también es mi casa, te guste o no, así que cualquier duda que tenga alguien me la tiene que resolver- se cruza de brazos cambiando su semblante a uno de completo fastidio.

Nos miramos unos segundos, ninguna de las dos decía nada. No era la manera en la que creía que recibiría a mi hermana, su actitud conmigo ha cambiado mucho desde la última vez que convivir con ella.

Pero debería entender que, por muy familia que sea nuestra, debe respetar los espacios de los demás y no ser tan confianzuda. Hace tiempo que no nos ve, especialmente a mí, así que no tiene por qué tener esas actitudes conmigo.

Uno de las dos tenía que romper el silencio así que decidí hablar.

-Vamos abajo a cenar que se hace tarde y nos están esperando - mi voz suena más relajada, y la verdad es mejor, lo que menos quiero ahora es una discusión con ella.

Chell no lo piensa dos veces y pasa por un lado de mi chocando su hombro con el mío. Me quedo estática unos segundos, no miro a ningún punto en específico, mi respiración se siente más pesada, lo sé por la manera en la que sube y baja mi pecho de manera acelerada. No puedo evitar preguntarme. ¿Qué fue lo que hice mal para que ella y yo termináramos siendo así? ¿Por qué simplemente no dejo eso entre mamá y yo? ¿Estaría dispuesta a volver a tener esa relación de hermandad que teníamos?

No lo sabía, bueno, no por ahora. Simplemente tengo que dejar que todo esto fluya.

La cena transcurrió con normalidad, con miradas algo incómodas entre los tres individuos de la familia, parece que nadie va a hablar. Papá está sentado en el extremo de la mesa, Chell se sienta a su lado derecho y aún lado de ella se coloca Rosa. Yo me siento del otro lado de la mesa, enfrente de la chica con la que discutí hace cinco minutos.

-Bueno... Chell - parece que alguien quiere cortar el silencio incómodo- ¿Te gustaría que saliéramos mañana por la tarde? - dice con entusiasmo la morena volteando a ver a mi hermana.

-Claro me encan...

-No, no puede - la interrumpo sin despegar la mirada de mi plato de comida.

-Y según tu ¿Por qué no puedo? - exclama fulminándome con la mirada.

- Tenemos que ir mañana al tour que te harán los del club para que conozcas las instalaciones - levanto la cabeza para mirarla, tomo mi vaso de agua y doy un trago de esté, sin desviar mi mirada de ella- y después iremos a comprarte más ropa por qué por lo que vio papá traes muy poca y un móvil nuevo, tienes que estar comunicada con nosotros - veo como toma con fuerza el tenedor en su mano y como tensa la mandíbula.

-Bueno p-puede ser el domingo ¿No? - tartamudea Rosa, al parecer le incómoda está situación.

- Tampoco. Iremos a comprar el uniforme de tu escuela-sonrió al ver su cara de completo enojo, podría apostar a qué está a nada de que le salga humo por las orejas- en conclusión, este fin de semana no puede Rosita, estará ocupada- la miro y le ofrezco una leve sonrisa.

- Pero si quieres puedes quedarte a dormir hoy -expresa mi querido progenitor- claro si tú mamá está de acuerdo.

Las tres pusimos la mirada sobre él, la morena con una sonrisa enorme, Chell algo confusa y yo con los ojos abiertos de par en par.

- E-eh sí, sí. Puedo llamar a mi mamá- sonríe casi sacando los dientes.

- No se diga más, te puedes quedar - toma su plato vacío y se pone de pie - las dejo chicas, tengo que ir a dormir.

Lo persigo con la mirada hasta que desaparece por la puerta. A veces me daba algo de envidia que en situaciones que pueden ser incomodas, papá las maneja tan bien.

Regreso mi vista al frente y lo que me encuentro es la cara de mi estúpida hermana con una sonrisa victoriosa.

El comedor vuelve a estar en silencio, nos miramos entre nosotras. Decido que es mejor irme a mi habitación a relajarme un poco.

-Bueno chicas las dejo, tengo que ir a dormir- copio los movimientos que papá había hecho- buenas noches.

Ninguna me contesta, pero no me importa. Siento sus miradas sobre mí en lo que me levanto de la mesa para dejar el plato en el fregador.

Subo a mi habitación, voy directo al clóset para buscar mi pijama y tomo una toalla limpia.

Me doy una ducha de agua tibia, necesitaba relajarme, he estado tan presionada estos últimos meses con el caso de Christopher, nuevas pruebas, repetidas amenazas que ha estado recibiendo su familia, las que me han llegado a mí.

También con la llegada de mi hermana con nosotros, iba a afectar un poco las cosas, espero y sean para bien.

Salgo de la regadera, comienzo a vestirme, pero escucho una notificación proveniente de mi celular. El mensaje es de un número desconocido.

Al abrirlo lo primero que veo es una foto de mi hermana saliendo del aeropuerto con mi papá. La foto está acompañada de un texto.

Que grata sorpresa. No te imaginarás las cosas que una simple jovencita oculta, y eso si será una gran sorpresa para ti.

Genial, lo que temía que pasará era que involucraran a mi hermana en sus amenazas.

Como si tu no la fueras a involucrar con tu trabajo.

Pero, ¿Qué secreto podría ocultar ella? ....

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