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Capítulo 15. El perdón

HANNAH

Al salir de la comisaría, fuimos a toda velocidad al edificio donde trabaja Charlotte.

Se encuentra al centro de la cuidad, era hora pico, por ende, había mucho tráfico. Prendimos la sirena para que nos permitieran el acceso más rápido. Gracias a eso, llegamos a tiempo récord.

En la puerta del edificio se encontraba Lourdes, caminando de un lado a otro desesperada. Tenía el celular pegado a la oreja y el otro en la cintura. Parecía desesperada y algo abrumada.

Al percatarse de nuestra presencia, colgó la llamada en la que estaba, y avanzó hacia nosotras con mucha prisa.

- Gracia a Dios que están aquí - nos dijo alzando un poco sus manos - la pobre chica está muy mal, su despacho, sus diseños, su ropa, su aspecto. Todo, absolutamente todo en ella está muy mal.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta Miranda, a nuestra espalda, siguiéndonos el paso.

Se me había olvidado que venía con nosotras. Al saber que Charlotte fue atacada, paso a insistir que venía con nosotras para ver cómo se encontraba su sobrina.

Su preocupación me parece sumamente hipócrita de su parte, trata de sonar preocupada, pero en el fondo no le importa mucho lo que a ella le pase.

Qué para ser sinceros, creo que lo hizo más de compromiso que por qué ella quisiera. Digo, que te digan delante de policías que un familiar tuyo esta en peligro y no hacer nada para ayudarlo, podría ser algo sospechoso.

Nos encontramos las cuatro de frente, Lourdes se coloca a mi lado cuando ve que la paso para entrar al edificio.

- No lo sé, la pobre no me ha querido decir nada. Esta algo alterada - me dice acelerada- está en su estudio, siganme.

-¿Alterada?- inquirío Katia.

- Es mejor que la vean ustedes mismas.

Ella nos liderea en la marcha, nos dirigimos al ascensor, y subimos al sexto piso del edificio.

Salimos del elevador, y caminamos por un amplio pasillo, con ventanales gigantes que dejan una buena vista de la zona. En el fondo están dos puertas blancas, son grandes y estás abiertas de par en par. En este pasillo no hay mucha circulación de gente, solo en las paredes azul cielo hay cuadros de modelos de la marca de ropa de Lourdes y de los diseños de Charlotte.

Entramos al estudio y todo estaba patas arriba... Había papeles rotos y quemados en el piso - que eran sus diseños de ropa - los vidrios de los recuadros en el piso, los maniquíes rotos junto con los pedazos de tela que los cubrían. Su caja fuerte está abierta, papelería de sus próximas pasarelas habían desaparecido.

Los sillones grises estaban todos rasgados con el relleno de esponja por fuera de ellos. Los ventanales estaban todos rotos, a excepción de uno, que tenía escrito en el:

« Él ha perdonado a su querida hermana. »

Y justo en una esquina de la habitación, sentada en un sillón modular de color gris, estaba Charlotte.

Una chica le acariciaba la espalda, mientras le decía que todo estaría bien. Nos colocamos delante de ella, se encontraba abrazándose a si misma.

Tenía la mirada perdida en un rincón, su cara era completamente blanca, en efecto estaba muy pálida, los ojos llorozos y sus mejillas empapadas por las lágrimas que había derramado y por el abundante sudor que salía de ella.

El cabello revuelto, sus labios estaban hinchados y de un rojo muy intenso y la camisa rota del hombro derecho.

- ¡Querida mía! , ¿Qué fue lo que te hicieron? - le pregunto Miranda, con una voz tan chillona que hizo casi explotar mis tímpanos.

La chica se sobresalto cuando Miranda extendió sus brazos para abrazarla. Pero no se apartó, seguía ida en sus pensamientos.

Estaba completamente pasmada, no se podía mover, y su respiración era un poco acelerada y profunda. Tenia escalofríos y temblaba demasiado, solo espero que no vaya a tener una hiperventilación.

Sus ojos transmitían tristeza, una tristeza tan profunda que te contagiaba de ella. Se encontraba en un estado de shock.

- Respóndeme mi niña, ¿Qué ocurrió?- se separó Miranda del abrazo , y con sus manos acunaron el rostros de Charlotte, para mirarla a los ojos.

- Creo que este no es un buen momento para hacerle preguntas señora, ¿No la ve como está?- se mete Katia, tomando del hombro a Miranda, separándola de su sobrina.

- Necesito que llames a una ambulancia - le ordené - Lourdes usted y ella - señale a la chica que se encontraba presente - salgan de la habitación. Nosotras nos encargamos de esto.

Ellas asintieron sin poner ningún reclamo, ambas se acercaron a abrazar a Charlotte, se despidieron de su tía y al final salieron del estudio.

- Listo la ambulancia ya viene en camino - me avisó Katia.

- Perfecto. Necesito que le tomes foto a todo esto y hagas el reporte. No toques nada. Yo intentaré hablar con con ella, ¿De acuerdo?

Katia asintió y empezó a tomar fotos de todo el sitio. Y en especial al ventanal dónde venía el mensaje.

Esto aumenta mis sospechas de que Charlotte no me contó la verdad de su relación con Christopher. Y si lo hizo, no lo dijo todo.

Pero este no era un buen momento para preguntarle eso, tenía que conseguir que estuviera bien hasta que llegara la ambulancia.

Me pongo de cuclillas para estar a su altura, y le sonrió un poco.

-Charlotte, se que estás asustada. Pero necesito que me ayudes, para yo poder ayudarte a ti, ¿Me entiendes? - le digo con suavidad en mi voz.

Después de unos segundos de espera, ella deja de tener la mirada perdida. Voltea hacia mí y asiente despacio para poder hablar.

- Perfecto. Cuánta me lo que pasó. Despacio, no hay prisa. Tómate tu tiempo - termino sentándome en el suelo. No dejo de quitar la sonrisa que tengo. Necesito darle un espacio cómodo para poder hablar.

Charlotte sigue igual que antes, solo que ahora está sudando mucho más, su labio inferior comienza a temblar. Parece que al acordarse de lo que pasó se pusiera muy nerviosa.

- Y-yo... Mhm... - tartamudea.

Vuelve a abrir la boca y no sale nada de ruido. Suspira pesadamente mientras cierra sus ojos. Tomando fuerzas para poder contarme.

-Y-yo cuando llegué... Ya todo estaba así. N-no recuerdo mucho, solo me sujetaron del hombro y... Y vi todo muy oscuro... - volvió a llorar, temblaba con más frecuencia. Así que decidí ya no preguntar nada hasta que estuviera bien para hacerlo.

Me pongo de pie al escuchar el sonido de la ambulancia. Le doy la espalda pero ella me toma el brazo. Me doy media vuelta y sin poder reaccionar, me abraza.

Comienza a llorar en mi hombro, le correspondo el abrazo y al parecer eso hizo que sus sollozos aumentarán más. Le acaricio la cabeza, diciéndole repetidas veces que iba a estar bien.

Al llegar los paramédicos intento zafarme de su agarre. Pero me es imposible, me apreta con más fuerza, enterrando sus dedos en mi espalda. Se acerca a mi oído para susurrárme:

- Por fin he sido perdonada. No te dije toda la verdad. Y tengo miedo de lo que me pueda pasar.

Me aseguro que nadie más nos allá escuchado. Frunzó el ceño al verla, pero no me devuelve la mirada. Se acerca a los paramédicos que comienzan a checar su pulso y presión.

Me acerco a Katia, que ya a terminado de tomar las fotos y hace un breve reporte en un cuadernillo que carga con ella. Me paro a su lado y vuelvo a leer el mensaje.

« Él ha perdonado a su querida hermana »

¿A ella se refería A al decir «Familia de sangre. Enemigos de corazón.» ?

Que yo recuerde, Charlotte y Christopher se llevaban bastante bien. No recuerdo ninguna sola pelea entre ellos, o que alguna vez Christopher me contara algo malo de ella. Y viceversa.

Ay mi querida Charlotte, ¿Qué fue lo que hiciste para que merecer ser vengada? ¿Qué es lo que no me contaste?

[...]

Antes de ir al hospital a ver a Charlotte, decido llegar primero a casa. Era mi hora de comida y quería estar alejada lo más posible de la comisaría. No quería pensar mucho por el momento.

Según yo, Chelsea se encontraba en la casa de Rosa, pues eso me dijo cuando iba saliendo en la mañana.

En lo que subo las escaleras, escucho murmullos en la habitación de mi hermana. Camino sin hacer ruido para no interrumpirla, pero me detengo al escuchar mi nombre. Al parecer está hablando de mí. Pero no sé con quién.

- Ya te lo dije, ella nunca sabrá cómo es que me siento yo. Si entiendo su punto de que fuí algo descuidada... Pero tú nunca me juzgaste y eso que las madres siempre lo hacen.

Al parecer está hablando con mamá, tiene la puerta entre abierta, así que me pego un poco a ella. Para escuchar mejor.

- Mamá no le digas así, ella es tu hija. Podrá ser una egoísta y no tanto empática conmigo, pero es mi familia. Al igual que yo, cometió un error y no por eso la tenemos que juzgar. Un día la tendrás que perdonar...

Aún recuerdo el día que mamá me descubrió con Marcelo. Nuestros encuentros eran un poco raros. Siempre que iba a verlo era en un casa o departamento diferente. Y en distintas zonas de la ciudad.

Él mando un carro a recogerme y me llevo a las afueras de la cuidad. Creo que mamá me siguió por qué cuando estábamos en ropa interior él y yo, mamá entro hecha una furia. Nos empezó a gritar, arrojar cosas y a mí me llevo a rastras a la casa, solo para ver cómo aventaba mis cosas a la calle, junto con las fotos que teníamos juntas.

Yo trate de explicarle todo, solo se echó a reír en mi cara al comentarle mis sospechas , diciendo que era una egoísta al solo pensar en mí y no en el daño que le habría ocasionado a ella. Y tenía razón.

Desde ese momento, deje de ser su hija. Al menos papá me recibió en su casa, le expliqué todo lo que había pasado, al principio se enojo mucho conmigo, pero con el paso del tiempo ese enojo iba desapareciendo.

En ese entonces - cuando traicione a mi madre - aún vivía en Guanajuato y me daba un poco de miedo estar con él. Sabía que algo no cuadraba cuando lo veía, era muy sospechoso que cambiará de casa cada rato, cambiará de número y también se aseguraba que nadie en la zona en la que viviera lo conociera.

Al escuchar a Chelsea decir que no me juzgaría me hace sentir un nudo en el estómago. Ella nunca me juzgo, nunca me reclamo nada. Dejo de hablarme y la entiendo, me consideraba su ejemplo a seguir, y que ese ejemplo le hiciera algo malo a la persona que ella más quería, le destrozó el corazón.

Yo le he criticado y hacerla sentir menos por mucho tiempo, por un simple error que cometió siendo una niña. Por qué si, a pesar de que ella tenía quince años en ese entonces, seguía siendo una niña. Y no supe ayudarla, no quise hacerlo. La decepción que tenía hacía ella, la vergüenza de que pensarían mis compañeros al saber que había hecho mi hermana. El tiempo que me consumía al hacer la investigación hizo que ella no me importará.

Y aún así, ella no era igual que mamá. Rencorosa, llena de odio, dejar al olvido a las personas que le hicieron daño. Chelsea era distinta, no podría hacerle daño ni a una mosca. Reconoce que todos tenemos errores y sabe los tipos de perdón que hay que otorgarle a las personas. Eso la hace única, por qué no todos sabemos perdonar y si lo hacemos, no sabemos que perdón damos.

Por querer saber que más le decía a mi madre, me pegue más a la puerta. Con una mano tomando la perilla y con la otra la pegue a la puerta para apoyarme. Pero mal día para usar zapatos con tacón, por qué al apoyarme en la puerta, está se abra de golpe haciendo que caiga de cara al suelo.

Suelto un pequeño grito y Chelsea se levanta de golpe de la cama, con una pequeña sonrisa en su rostro.

- Hablamos más tarde mamá - lanza el celular a la cama. Y suelta las carcajadas que tenía atoradas en su garganta - ¿Qué haces ahí?.

- Se me antojo besar el piso. Estoy igual de sola que un perro así que me hace falta amor - ironicé, poniéndome de pie.

- Hermana, hasta los perros van acompañados por otros perros. Así que tú estás más sola que ellos - se aparta un mechón de cabello, colocándolo detrás de la oreja - ¿Qué hacías espiándome ?- entrecierra los ojos.

- No te estaba espiando - me defendí- solo quería saber si estabas en casa, eso es todo.

- Ajá - asiente con la cabeza, haciendo como que me cree.

Vuelve a recostarse en su cama. Yo estoy decidida a salir de su habitación, pero tengo que aclarar las cosas con ella.

- Chell, ¿Podemos hablar? - le pregunto, apoyada en el marco de la puerta.

- Mhm... Si.

Me siento frente a ella en la cama. Me mira algo confusa, toma una de sus almohadas y la pone entre el hueco que hay entre sus piernas que están cruzadas en la cama.

- Mira, se que desde que llegaste no te has sentido muy cómoda estando conmigo. Y lo entiendo. Al igual que entiendo que no he sido la mejor hermana para ti, o por lo menos que no soy la misma hermana que recuerdas de años.

Me detengo para tomar un suspiro y relajar mis nervios.

- Pero quiero que nuestra relación cambie, o vuelva a ser la misma de antes - continúo - Y para que eso suceda, quiero... Quiero pedirte perdón. Perdón por no ayudarte cuando me lo pediste. Perdón por el dolor que te cause al decepcionarte. Perdón por juzgarte. Perdón por no creerte. Perdón por ser incapaz de entenderte. Perdón por no ser la hermana que mereces. Y perdón por ser mala hermana. - fuí sincera.

Hice un ademán de tomar su mano. Pero me contuve, no sabría cómo reaccionaría y no quería arriesgarme a eso.

Espero su respuesta, algo nerviosa y preparada para su total rechazo. Ella abre la boca sorprendida de mis disculpas a la vez que me mira algo atontada y sin poder creer lo que pasaba.

- Tierra llamando a Chelsea, uno, dos, tres. Responde.

O no me creía o se le estaba reiniciando el Windows. Parpadeo varias veces y sacudió la cabeza cuando chasquee los dedos delante de ella.

Sonrió en una línea y se abalanzó sobre mí. En un cálido abrazo que casi hace que me caiga de la cama. Le correspondo al instante. Creo que ha sido el abrazo más sincero que me han dado en la vida.

- Solo quería escucharte decir eso Hannah. Te perdonó. Siempre lo haré.

- Gracias - le respondí y sentí como un peso de encima se despejaba de mi espalda.

- Sabía que tarde o temprano lo reconocerías - me dice, apretando más el abrazo.

- Chell me estás...

- No has sido mala hermana, solo un poco tonta y descuidada.

- Gracias, pero...

- Te quiero muchísimo y se que seremos las mismas hermanas de antes.

- Yo también quiero pe...

- A mamá le dará un infarto cuando sepa esto, te sigue odiando pero su odio disminuirá.

- Chelsea me estás dejando sin aire - me esfuerzo por hablar, al ya no poder aguantar más su apretón.

Chelsea me suelta, está entusiasmada. Con una sonrisa ancha en su rostro.

- Lo siento, me emocioné - se vuelve a su lugar. Y juega un poco con el borde de su almohada.

- Gracias por aceptar mis disculpas - tomo su mano y con el pulgar acaricio sus nudillos - Prometo no volver a fallarte.

- ¿Me lo juras? - soltó en un tono sorprendido.

- Te lo juro.

- ¿Promesa de dedito? - alza su mano en un puño levantando el dedo meñique.

- ¿Es enserio Chell? - digo, con fastidió.

- Si no lo juras con el dedo, no cuenta- me advierte, burlona. Esperando a que hiciera el típico Pinky Promise que solíamos hacer hace años.

Suspiró y correspondo. Cerrando nuestros meñiques, mientras decíamos «lo juro».

Sonrió, al recordar con nostalgia cuando hacíamos esto.

- Bueno, tengo que irme. Ya termino mi hora de comida. - me levanto de la cama - Vengo más tarde. ¿Quieres que tenemos juntas?.

- No puedo, saldré con Asher en la noche.

- Bueno, entonces vendré antes de que te vayas - le revuelvo el cabello y le voy un beso en la frente.

Cierro la puerta a mis espaldas. Cuando llegue a la parte baja de la sala principal, toma las llaves que se encontraban en la mesita del centro. Pero quedé perpleja, al lado de las llaves había una pequeña cajita color negra, con un moño rojo.

La tomé, y deshice con mucho cuidado el moño de la caja. Al abrirla, mis manos comenzaron a temblar de la impresión, mi cara de perplejidad al observar el contenido le sorprendería a Katia, era muy raro cuando me pasaba esto.

Saque con delicadeza, el « obsequió » que quien sabe quién me habría dejado. Por qué juro por mi vida que está caja no se encontraba aquí cuando llegue.

Roce con la llena de los dedos el delicado regalo, recordando cuando Christopher me lo dió, fue un año antes de proponerme matrimonio. En un monte alejado de la cuidad, en su lugar favorito. « El monte de las promesas y metas» así le llamaba él.

En ese momento me prometió que se casaría conmigo y la meta de él sería conquistarme cada día, para seguir enamorandome. 

¿Y que se hace cuando a tu pareja le prometes algo así de lindo? Muchos se dan los muy famosos « Anillos de promesa ». Pero Christopher no formaba parte de esos muchos. Él me dio un collar. La cadena tenía pequeñas formas de pétalos de flor con un dije en forma de corazón. Con ese collar me hizo aquel juramento.

Y ese mismo collar lo puse encima del ataúd, antes de que empezaran a cubrirlo de tierra. Quería que esa promesa quedará para siempre en él por eso se lo deje.

Y ahora lo tenía delante de mi, lleno de tierra. Lo levanté, dejándolo al aire y observando cada detalle de él. Juro que ahora mismo podría estar igual de pálida que gasparín e incluso más.

¿Quién demonios sacó el collar de la tumba? Dentro que la caja había una nota, en una hoja de color negro. Con letra escrita a mano en un lápiz color blanco.

« ¿Recuerdas la promesa que te hizo? Bueno, hay muchas más que ese día no te dijo.»

Esto me está comenzando asustar.

Pues la cosa no terminaba ahí.

Había dos fotos, tipo Polaroid. En una era un cuerpo en una fiesta, era de una chica, estaba desplomada en el suelo y de su boca salía algo espumoso color blanco y algo verdoso.

En la otra era Christopher, saliendo de una casa. Tenía el cabello alborotado, un ojo morado y el labio partido. Su roba se encontraba rasgada y tenía unos rasguños en el rostro.

Si me querían meter miedo, terror y angustia, lo estaban logrando.

Estoy cagada de miedo, lo admito. Pero no me rendiría tan fácil. Cada vez descubrió los secretos de esta familia. De la que mi padre me quería alejar y de la que Christopher no quería que tuviera contacto.

Ahora estoy más segura de algo. Uno de ellos es el culpable y lo ocultaba.

Y yo lo voy averiguar....

*****
Toda familia esconde secreto, pero solo uno es débil y soltara todo. Pero ¿Quién creen que será?.

Espero les guste este capítulo. Pronto sabremos más cosas que está muerte tan misteriosa.

Si quieren pueden seguirme en Instagram @im_marsan o en Twitter como @Im_MarSan.

Les mando muchos besos y abrazos ❤️

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