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Capítulo 14. ¿Quién dice la verdad?

HANNAH

- Te ves fatal, ¿Te quedaste despierta esperando a que Chelsea llegará de la fiesta? - murmura Katia, colocando dos vasos de café en la mesa, sentándose de frente a mi.

- Algo así - tomo el café y le doy un sorbo - discutimos un poco y no pude dormir por eso.

Katia pone una mueca y bebe de su café, parece pensativa, mira el reloj de la pared y después a mi.

- ¿Qué fue lo que pasó? Cuéntamelo, todavía tenemos tiempo antes de irnos.

Suspiro pesadamente y le cuento todo lo de la noche anterior. Ella me observa, analizando cada detalle y asintiendo con cada cosa que le explico mientras toma de su café mañanero.

Al terminar yo de hablar, se queda unos minutos en silencio, haciendo círculos con los dedos en el borde de del vaso.

- Es muy complicado esto - ella frunce el ceño - ¿Quieres mi sincera opinión?.

Yo asiento con la cabeza, esperando su respuesta.

- Mira, Han, creo que ella tiene un buen motivo para enojarse y decirte todo eso - me dice, mirándome -, nunca diste ni un paso por tratar de ayudarla. Estabas más concentrada en otras cosas que en tu propia familia.

- Ella no era mi responsabilidad en ese entonces. Además, ¿Qué se tenía que arreglar? El sexo que tuvieron fue consensuado, no hubo violación.

Ella hace una mueca, su expresión era de confusión, enojo y extrañesa.

- ¿No te sirvieron los cuatro años de estudio, verdad? - cuestiona frivolamente.

Hundo las cejas, sin comprender su pregunta.

- Ella acepto tener sexo, sí. También acepto grabarce. Pero no dió su consentimiento para que sea divulgando, a eso se le llama «ciberacoso» y es penado por la ley...

- «Según el artículo 17 de la Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada. » Eso lo se Katia- digo, rodando los ojos.

- Si lo sabes, ¿Por qué nunca la ayudaste? Tenías contactos para que la orientarán, pero ni eso hiciste - dice Katia, en voz baja.

Aprieto los labios, sin levantar la vista a verla. Me quedo pensativa, recordando aquel día en el que Chelsea me llamó desesperada y con la voz quebrada contándome todo. Como un chico con él que ella salía subió videos y fotos íntimas de ella solo por qué lo terminó.

Lo admito, me dio coraje e impotencia el no estar con ella para apoyarla y ayudarla, pude hacerlo.

Ella solo tenía quince años y ya sufría la desesperación, impotencia, decepción y traición que una persona es capaz de hacerte, y duele más cuando es la persona en la cuál confías y crees que nunca haría nada contra ti.

Pero yo estaba sumergida en mi miseria, en mi desesperación por encontrar pruebas, por conseguir el asenso para convertirme en sargento y poder tener más poder en reabrir el caso.

- Por egoísta... En ese tiempo solo pensaba en mí y en mis propios problemas.

Esta vez mi compañera no dice nada, apoya la manos en la mesa para levantarse. Da un largo suspiro y camina al contenedor de basura que está a mis espaldas. No levanto mi mirada hacia ella, estoy completamente ida en mis pensamientos.

Siento su mano apoyada en mi hombro y sale del salón sin decir más.

[...]

Observo la casa que está frente de nosotras. Me siento nerviosa y tal vez un poco ansiosa por entrar. Hace años que no vengo a la casa de la familia de Christopher, sigue tal cual como la recuerdo, es una residencia bastante grande.

Antes, cuando venía, era llena de emoción, ilusión y con los sentimientos a flor de piel esperando a verlo. Ahora, solo estoy tensa, triste y llena de recuerdos bonitos - pero melancólicos - tengo la pequeña esperanza que salga, con esa sonrisa tan bella que lo caracterizaba. Me recibiera con un casto beso en los labios.

Se que eso no volverá a pasar, él ya no está aquí, ya no me recibirá de esa manera. Ahora lo que me recibe es un ambiente de incomodidad e indiferencia de su familia, que al principio no percibía - o él hacia que no me diera cuenta- y ahora, se siente más pesado que nunca.

- ¿Prefieres que entre yo sola? ¿O si te sientes bien para hacerlo? - Katia me saca de mis pensamientos al notar que no me movía para entrar.

Asiento torpemente, y tomamos camino.

Seguimos al empleado que nos guía por un inmenso jardín hasta la entrada de la vivienda. Abre la puerta para nosotras, volteo a ver a Katia antes de entrar, algo nerviosa, ella solo asiente, dando por entendido que tengo que hacerlo.

Nos dirigimos a la sala principal, se encuentran todos. La sala en bastante grande, una mesa del centro circular, color café. Los sillones hacen juego con la mesa.

En el sillón largo está Miranda y Gustavo. El señor Marcos en el sillón individual, leyendo el periódico. Charlotte vine bajando las escaleras, mientras se acomoda su uniforme.

Me aclaro la garganta, obteniendo su atención.

- Buenos días a todos - digo en tono cordial - espero que de encuentren bien. Creo que ya saben cuáles fueron los resultados de las pruebas. Se las enviamos por email. Solo pasamos, mi compañera y yo a hablar con ustedes respecto a esto. Mejor dicho, necesitamos que Charlotte y la señora Miranda nos acompañen a la comisaría.

Ambas se echan unas miradas, confundidas por la petición que les doy.

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Necesitamos un abogado? - dice Charlotte, con el ceño fruncido.

- Es su derecho, pero no lo necesitan por qué no se les está culpando de nada. Solo necesitamos aclarar unos asuntos de la investigación - responde Katia.

No por ahora querida.

Vuelven a mirarse la una a la otra. Antes de asentir con la cabeza. Comienzan a caminar, ellas lideran la marcha a la salida de la mansión.

- Yo me encargo de Charlotte y tú de Miranda - le susurró a mi compañera - las interrogaremos por separado. Tienes que ser dura con Miranda, no va a ser fácil que admita lo de la distribución de drogas y todo ese rollo en el que estaba metida con su hermana.

Katia asiente con la cabeza.

Sabemos perfectamente cuál es el plan. Una de las dos tiene que decir la verdad, del lavado de dinero, la distribución de drogas, como sabían quién era su madre. Por qué trabajaban en todo eso.

La que lo haría sería Charlotte de eso estoy segura. Solo queda esperar en el interrogatorio.

[...]

Hacemos el registro y entramos a la comisaría. Katia lleva a Miranda a una sala de interrogatorios, que está al otro extremo. Y yo entro junto a Charlotte a la primera que encuentro.

Ella no le dedica ninguna mirada a su tía, parece estar un poco pensativa.

Al entrar le sostengo la puerta para que ella pase,está cruzada de brazos y con la mirada en el suelo.

- Siéntate, por favor - le hago una seña, señalando la pequeña silla que está al lado de la mesita.

Charlotte obedece, y se sienta. Entrelaza sus manos por encima de la mesa, mientras sigue con la mirada baja.

Me siento frente a ella, saco una libreta y un bolígrafo, tratando de que ella no vea lo que escribo.

- Puedes relajarte Charlotte, no estás metida en problemas - le digo, tratando sonar calmada.

- ¿Entonces por qué estoy aquí? - murmura

- Solo quiero que hablemos.

Alza poco a poco su vista hacia mi. La miro por unos segundo antes de continuar hablando.

- Bueno creo que ya sabes cuáles son los resultados de las pruebas- ella asiente - ¿Sabías algo de esto? ¿Sabías que tú padre no estaba muerto?

Charlotte abre los labios pero no sale ningún sonido. Solo niega tímidamente con la cabeza.

- Perdón, ¿pero puedes verbalizarlo por favor? - le ordeno.

- No - murmura bajando la vista a sus manos - siempre crecí con la idea de que estaba muerto.

Lo anoto en mi libreta, suspiro y procedo a seguir con el interrogatorio.

- Charlotte, si te lo pregunto es por algo. Ten la confianza de decirme la verdad, si mientes no me ayudas y no te ayudas a ti en nada.

- Esa es la verdad - dice cortante.

Cierro los ojos, implorando paciencia.

- No, no lo es - saco mi móvil, buscando los archivos que Miguel nos mostró hace unos días - aquí tengo la declaración de Krisly Nuñez, cuando fue detenida en el dos mil diez. ¿Te suena ese nombre?

Le extiendo el móvil, poniéndolo enfrente de ella. Lo mira y duda unos segundos si tomarlo o no. Al final, no lo hace.

- Claro que me suena, es el nombre de mi madre.

- ¿No que no lo sabías? - inquiro

- Me preguntaste sobre mi padre. No sobre mi madre - se cruza de brazos.

Bufo, negando con la cabeza.

Bueno tiene razón.

- ¿Nunca te comento nada sobre él? - entrecierro los ojos, esperando su respuesta.

Ella niega, y se apoya en el respaldo de la silla.

- En algún momento le comenté sobre quién era mi padre. Nunca me dijo nada concreto, solo que fue un hombre que la quiso mucho, incluso más del que ella estaba enamorada - se encoje de hombros, y aparta la mirada de la mía - aunque bueno, nunca imaginé que sería Marcos.

Cierro el cuaderno, y lo pongo sobre la mesa. Tomo mi móvil y le enseño el otro archivo.

- ¿Qué me dices de esto? - le muestro la pantalla, apoyando mi codo a la mesa.

Mira la pantalla, y frunce el ceño mientras lee la información. Esboza media sonrisa y me mira por encima del móvil.

- Todo lo que sabes está ahí. ¿Para que necesitas preguntarme?

- Déjate de tonterías y responde - suspiro pesadamente, fulminandola con la mirada.

Se incorpora en su silla, y se coloca un mechón de cabello detrás la de oreja.

- Cuando tenía doce años Miranda me contó todo sobre mi madre, a excepción de quién era mi padre, claro. También a lo que se dedicaban, al principio no quería involucrarme tanto en eso, ya sabes, soy consciente de que vender droga es malo. Pero no tenía de otra, no sabía que pertenecía a la familia Cruz, sabía que tarde o temprano me tenía que salir de ese lugar, así que accedí a trabajar junto con ellas para ahorrar dinero.

» Prácticamente Christopher y yo éramos algo así como... ¿Camellos? Íbamos a entregar los pedidos a dónde nos indicaban, o en fiestas las vendíamos, bueno él más que yo. Por lo general en las fiestas yo lo esperaba a fuera, vigilando que no se acercara una patrulla a revisar el lugar y avisarle si veía algo raro. Con respecto al lavado de dinero no se nada, no me involucraba mucho en eso, ya que no sabía cómo se manejaba. Pero Christopher sí...

Ella se detiene, se cubre la cara con ambas manos, escucho sollozos de su parte. Al cabo de unos segundos se vuelve a incorporar con los ojos llorozos.

- Cuando cumplí los quince volvieron a encerrar a mi madre. Estábamos en un departamento y no nos dimos cuenta que la policía había dado con la ubicación de mamá, hasta que golpearon la puerta, Mirando, Christopher y yo pudimos escapar por un túnel que tenía la casa, estaba conectada a otra que teníamos a unos kilómetros. Mamá se quedó, fue muy triste, yo ya me había encariñado con ella. Miranda no sabía cómo manejar el negocio, así que pensó que Christopher era el indicado para hacerlo, pero se negó. Y desde ese momento se creo una cierta rivalidad entre ellos.

- ¿Por qué no quiso continuar? - cuestiono con curiosidad, poniendo atención a cada detalle que ella me daba.

- Por ti - su labio inferior comienza a temblar aún más y no puedo evitar el sentimiento de abrazarla, pero tengo que contenerme - tres años antes de que arrestaran a mi madre, él no quería seguir con esto, pero no me quería dejar sola con ellas. Te conoció en una de esas fiestas, ¿Lo recuerdas? - me pregunta entrecortada.

Yo asiento, con mohín triste.

- Él sabía que no debía involucrarse contigo, correrías mucho riesgo al estar con él. Por eso se portaba muy extraño en su relación. Cuando detuvieron a Krisly, él fue el más feliz por qué podía continuar con su relación sin ningún problema. Pero Miranda le dijo que se tenía que hacer cargo de todo a falta de su hermana. Él se negó por qué ya te había propuesto matrimonio y quería vivir una vida en paz y tranquila contigo, sin todas las preocupaciones que esto conlleva.

Parpadeo constantemente, para evitar que las lágrimas salieran. Nos quedamos en silencio unos segundos. Podía sentir como ella movía la pierna de arriba abajo. Parece nerviosa.

- Entonces Christopher no...

- Él no era el encargado de nada. Toda esa información tiene cosas ciertas, pero él no era el que lidereaba todo. Supongo que Krisly o Miranda se encargaron de que alguien manipulara los expedientes.

Doy un suspiro largo y pregunto directamente:

- ¿Crees que Miranda fue quien ocasionó el accidente? ¿Crees que ella lo mato? - me inclino hacia delante - ¿Sabes quién lo mato?

Ella se hecha hacia atrás, asustada de mi compulsiva reacción. Traga saliva y niega con la cabeza.

- ¿Crees que ella fue la culpable? - frunce el ceño, como si no pudiera creer la pregunta que le hice - Miranda lo quería como si él fuese su propio hijo. Al fin de cuentas ella lo crío. No tengo ni idea de quién mato a mi primo o hermano...

Se lleva un dedo a la mandíbula, algo confusa, pero reacciona brincando en su propia silla.

- En fin, no sé quién fue. Él al ser hijo de una de las más grandes en este negocio- hace unas comillas con sus dedos - tenía muchos enemigos. Varias personas tenien motivos para matarlo, incluida gente de la empresa de su padre...

¿De la empresa de su padre? En la empresa de su padre nunca se encontraron registros de droga o algo por el estilo. Se sabía de las apuestas que hacian sus dueños - Marcos y Gustavo - pero desde cuándo han estado metidos en esto.

Asiento pensativa, definitivamente no podía descartar por completo a Miranda, necesitaba más pruebas para descartarla por completo.

Ahora tenía que investigar en qué realmente estaban metidos esos hombres. Y si en eso, formaba parte la muerte de Christopher.

Me frotó la cara con las manos y suelto un largo suspiro. Charlotte sigue mirándome con un poco de angustia en su rostro.

- Hannah - obtiene mi atención - si te cuento esto es por qué ya estoy harta de ocultarlo. Al igual que tú, quiero saber realmente que fue lo que pasó. Y si para eso tengo que traicioner a alguien lo haré - dijo algo cohibida - ¿Necesitas algo más? Tengo que irme al trabajo.

Me mantuve sería, volviendo a tomar mi teléfono móvil. No se si ella sabrá algo de esto, pero nada me cuesta preguntar. Al final son familia y deben de saber mínimo una cosa entre ellos. Ella me ve, frunciendo los labios.

- Hoy no vi a Asher cuando llegue a su casa. ¿Sabes dónde está?

- Los fines de semana se va a primera hora a visitar la tumba de Christopher al cementerio. Y lo hace también en las noches - me miró como si fuera algo que realmente no le importará tanto.

Unos golpes en el cristal hacen que me levanté bruscamente. Al abrir, del otro lado de la puerta se encontraba Katia, que tenía los labios en una línea recta, no podía leer su expresión, pero sabía que algo salió mal.

- ¿Qué pasa? - le pregunté en un susurró sútil.

- Tú exsuegra es lo que pasa - escucharla decir eso hacia que mi corazón se encogiera un poco - No me dijo nada en todo el interrogatorio, solo se limitaba a decir "Si, no, tal vez" y juro que ya estoy harta - me dice apretando los dientes, algo irritada.

Me giro hacía Charlotte, sigue sentada en la silla jugando con los botones de su camiseta.

- Charlotte ya es todo, muchas gracias por cooperar. Puedes irte - me despedí de ella, con una pequeña sonrisa.

Espero a que salga de la habitación, para seguir a Katia a la otra, donde se encontraba Miranda.

Antes de estar con ella, la veo por el vidrio. Se encuentra tranquilamente sentada, con una pierna cruzada encima de la otra, y sus manos entrelazadas sosteniendolas. Mira a todos lados con indiferencia.

- Ella dijo que solo hablaría contigo - comentó, mirándome de reojo.

No he cruzado palabra con ella en mucho tiempo, para lo único que hablamos es por algún asunto del caso, y estando acompañadas, nunca a solas. Tengo que dejar mi inseguridad de lado, y voy directamente hacia la puerta.

Al abrirla clava su vista en la entrada, y una sonrisa arrogante se coloca en su rostros.

- Te estaba esperando, cariño. Tu compañera no sabe cómo tratar a las personas.

Katia es de las mejores al momento de interrogar a alguien. Siempre logra sacarles la verdad, o algo de información valiosa. Tiene mucho carácter, sabe desenvolverse muy bien en esto, su mirada era muy pesada al momento de encarar a una persona. Lo cual nos beneficiaba muchísimo.

Pero todo eso no logro que Miranda dijera una sola cosa, y no es de extrañarse. Tienen la misma personalidad. ¿Y saben lo que pasa cuando dos personas de ese tipo se enfrentan? Hay dos alternativas, a) una logra ser más dominante que la otra y sueltan la verdad entre dientes. b) se terminan matando entre ellas misma.

Y conociendo a Katia, ellas estaban a punto de estar en la segunda.

Entre a la sala, cerrando la puerta detrás de mío. Miranda sigue cada movimiento que hago hasta sentarme frente a ella. Finalmente, me aclaró la garganta, rompiendo el silencio.

- ¿Y bien? ¿Por qué hablar conmigo y no con mi compañera? - ladeó un poco la cabeza, mirándola a los ojos.

Ella no dice nada, sigue con esa misma sonrisa en los labios. Niega, divertida y deshace su cruce de manos.

- Contigo tengo un poco más de confianza y...

- Es más fácil manipularme - la interrumpo - eso era antes Miranda, ya no soy la misma de hace diez años.

Niega, mientras se ríe irónicamente.

- ¿Usted sabía de eso? Sobre la infidelidad de su esposo y que su suegro se metió con su hermana - le pregunto.

Miranda, clava en mi una mirada juguetona.

-Por supuesto que lo sabía.

- ¿No le molestaba eso?

- Claro que no. Mi hermana para él era... - se toca la mandíbula, pensando en la palabra correcta - la sustituta de la casa. Cuando yo llegaba y tomaba mi lugar como mujer de está casa, a ella no le quedaba más remedio que irse otra vez. Y regresaba cuando me iba. Conozco al imbécil de mi marido - voltea a verlo unos segundo, y se vuelve a mi - pero él sabía que de las dos, yo era la mejor en manejar la casa y todo lo relacionado a la familia que él quería.

Parpadeo, sorprendida, por la seguridad de su respuesta.

- Bueno... - carraspeo - ¿Y eso como explica por qué se metió también con su suegro?

A ella no parece importarle soltar información, me ofrece una mirada de lado y se recompone enseguida.

- Quieras o no, cuando pasas tiempo con una persona llegas a crear un vínculo. Antes del amor hay una amistad ¿No? Ella sentía amor por mi marido, pero él por ella no. ¿Sabes quién si lo sentía?

Se inclina hacía delante, colocando sus manos hechas puño en la mesa.

- Mi suegro se encariño mucho con ella, según el comprendía su dolor y la decepción que tenía hacía Gustavo. Y bueno, una cosa llegó a la otra. Y vaya sorpresa- se burló , alzando sus brazos al aire, de forma dramática - Charlotte fue el fruto de ese acoston.

Trato de no mostrar la indiferencia que le tengo a ese comentario. Charlotte es tan buena persona, que no merece a una familia como está.

- ¿Por qué su hermana desapareció cuando tuvo a sus hijos? - pregunto.

Ella se cruza de brazos y se encoge de hombros.

- No lo sé, nunca me lo dijo. Solo me los dejaba.

Ok sacarle información va a ser difícil, pero no imposible.

- ¿Segura? ¿No tiene nada que ver con el mini negocio que tenían de droga? - esboce media sonrisa.

Veo como se tensan sus hombros, no me quita la mirada de encima. Tampoco mostraba ninguna expresión de asombro o incomodidad por la pregunta.

- Si hubiese sido por eso, yo no los hubiera aceptado en mi casa. Corrían el mismo riesgo conmigo al igual que con ella.

- ¿Y por qué dejarle la custodia total a usted y no a sus padres?

Ella ríe entre dientes.

- Por que sabía que ellos no la dejarían verlos. Tuvo ese error con Gustavo, le pidió que reconociera a Christopher como su hijo. Lo hizo y a ella le puso una orden de alejamiento para que no volviera a acercarse a él.

- Supongo que el señor Marcos no sabía que Charlotte era su hija.

- Supones bien. Cuando Krisly se enteró de su embarazo, decidió ocultárselo. No quería más problemas con ellos.

Saco mi móvil, le muestro lo que hay en la pantalla. Solo veo como traga saliva. Algo incómoda.

- ¿Cómo me explica los golpes que ellos presentaban de niños? ¿Tiene algo que ver con esos problemas? - me pongo de pie, aumentando el tono de mi voz.

La mirada que ella me otorgaba, me taladrana la cabeza. No le gustaba que la enfrentarán, pero tengo que hacer que explote. Es la única forma en la que dice la verdad.

- No- dice, secamente- ellos los golpeaban por qué se portaban mal.

Aparte el móvil y rodeé la mesa para estar a su lado.

- ¿Por qué se portaban mal? - negué con la cabeza - ¿Es lo mejor que se te pudo ocurrir?

Me apoyo en la mesa, recargando mi cadera en esta.

- Ambas sabemos que no son por eso.

Ella no dice nada, su respiración a aumentado un poco.

- Estoy diciendo la verdad - alza un poco la cabeza, para verme.

Entrecierro los ojos, y la examinó un poco.

Mandíbula tensa al igual que sus hombros. Sus ojos no me dicen nada, expresión neutra. Su rodilla sube y baja sin control.

- « Mi madre dice que está bien que hagan esto. Es parte de nuestra ayuda para su trabajo. Nos pide que vayamos con ellos a su trabajo y que llegando les contemos todo. »

Leo uno de los expedientes que dejaron en el maletín el día que asaltaron al señor Marcos. Es la declaración de Christopher, cuando tenía ocho años.

- « Pero a veces nos aburrimos y jugamos un poco. Interrumpiendo al señor Marcos cuando habla con esos hombres raros. Se enoja mucho y nos pega. Tía Miranda dice que es nuestra culpa, por no obedecerlos a ellos. Dice que podríamos arruinar todo. »

Concluyo con la continuación que dio Charlotte, a sus cinco años.

Una maestra del colegio había reportado los golpes de los niños a las autoridades. Se abrió un caso, lo cual fue absurdo, a los días lo dieron por terminado, diciendo que los niños tenían combates, ya que según esto, estaban en karate.

Estos expedientes no se sabe cómo los obtuvieron, por más que se revisaron las cámaras de seguridad de la bodega, no se encontró nada.

Me acerco a ella. Poniendo una mano en el respaldo de la silla y la otra sobre la mesa.

- ¿Qué clase de tía deja que sus sobrinos vayan a lugares donde venden droga y hay prostitución? - inquirí - y peor aún, permitir que golpeen a dos indefensos niños.

Ella me veía con coraje, rabia y vergüenza. Apretando los labios, estaba roja de la irá.

Sabía que era verdad, un día Christopher me contó la historia de una cicatriz que tenía en la espalda, comento que su abuelo se la había echo. Más nunca me dijo el por qué se la hizo.

Ahora ya lo sé. Y quiero que ella me lo confirme de su propia boca.

- Nunca pensé que los llegará a golpear - dijo, en su susurró casi perceptible.

- ¿¡Qué nunca lo pensaste!? - le grite - ¡Era lógico que lo haría! ¡Cómo pudiste permi...

La puerta se habrá de golpe, haciendo que me separé de Miranda. Maldigo en voz baja.

Me giré para ver a una Katia con la respiración agitada y pálida.

- Lamento interrumpir  - me mira preocupada - pero acaba de pasar algo horrible.

Sus palabras hicieron que mi enfado disminuyera enseguida.

- ¿Qué ocurre? - pregunté, incrédula.

Katia intercambia su mirada entre Miranda y yo. Al instante pude saber que se trataba de algo relacionado con los Cruz.

-¿Quieres que lo hablemos en mi ofi...

- Charlotte acaba de tener un accidente - me interrumpe - parece que "A" volvió atacar.

Oh oh

Ahora solo en mi mente pasaban dos preguntas.

¿Qué le habrá hecho ella a Christopher para que el quisiera vengarse de ella?

¿Quién de las dos decía la verdad?

Son familia, y ambas están metidas en la misma mierda. Solo que una más que la otra. Saben todos sus secretos.

Y por más que no se lleven bien, no se traicionarían una a la otra...

*****

Ya se, me tarde en actualizar. Pero más vale tarde que nunca.

Espero les guste ❤️

Ig. @im_marsan

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