trois
Un banquete digno para la realeza, había pan, mermeladas de diferentes frutas, dulces, postres y muchas bebidas, todo un sinfín de comida.
-Vaya que será un día agotador. -Decía el castaño revisando varias de las cartas que habían sido dejadas anteriormente por uno de los siervos.
-Ire con Chris a ver cómo está avanzando la nueva construcción y luego, bueno tenía planeado un almuerzo especial con un lindo chico. -Dijo acariciando suavemente la mejilla abultadita de su pareja.
-¿Y quién es ese lindo chico que lo cautivo? -Respondio el menor siguiéndole el juego al mayor.
-Es muy lindo, se llama Jisung, tiene unos bonitos ojos y un cuerpo envidiable, es muy tierno. -Se acerco Minho para dejar un pequeño beso en los labios de Han.
-Debe ser muy lindo ese chico. -Decía mientras soltaba pequeñas risas por el tacto que generaba el mayor en su cuello.
-Si que lo es. -Dejo un último beso en la frente de su pareja y se levantó de la mesa.
-Cariño, tengo que irme, se hara tarde.
-Hablo Minho despidiéndose de su amado.
-Anda, tienes que ir, es el deber de un rey. Yo estaré con Jeongin, el me ayudará con los preparativos para la fiesta de mañana. —Decía el chico mientras terminaba de comer.
-Claro, cualquier cosa que necesites, solo hazlo saber.
Y así finalizó Lee para salir del gran comedor, seguido por dos guardias a su costado.
Christopher no era nadie más, ni nadie menos que el primo de Minho, en realidad, quien debía tomar la corona y ser rey no era Minho, sino Chris. Minho era segundo en la lista al trono y Chris el primero.
Fue Minho quién se casó primero, por lo que fue el quien terminó siendo rey. Chris se había preparado toda su vida para ser el rey, y aunque no lo logró, no guarda ningún remordimiento y está bien con eso, es feliz, es la mano derecha de Min.
Y por otro lado en el pueblo, estaba el rubio, Hyunjin ya había terminado de coser y de limpiar la casa.
Ahora solo se encontraba sentado en el modesto escritorio dibujando.
Esta era otra de las grandes pasiones de Hyunjin, amaba dibujar y lo hacía bastante bien a decir verdad.
Pasaron unos minutos y escucho la puerta ser abierta, supuso que era su padre.
Se levantó del escritorio y fue hacia la sala para ver a su padre.
-Hyunjin, podrías ayudarme con algo. -Dijo el padre del chico.
No podía decir nada, y tampoco sabía en qué necesitaba ayuda, pero no podía rechistar.
-Claro, Esta bien.
Oh Hyunjin, no debías haber ido.
El hombre abrió la puerta y salió junto al rubio, se alejaron del pueblo, casi por el río que estaba cerca de su casa.
Hyunjin vio a un señor, y otros los cuales suponía eran sus siervos.
El padre de Hyunjin se paró justo al frente del hombre con Hyunjin a su lado.
-¿Este es el chico? -Dijo aquel hombre, serio y mirando a Hyunjin.
-Si, es él, es jóven, fuerte, delgado, es rubio, tiene todos sus dientes y es saludable. -Decía el progenitor del chiquillo, el hombre rápidamente saco una soga y amarro las muñecas del lindo Hyunjin.
Hyunjin se asustó, no entendía que pasaba, intento safarse pero los guardias de aquel hombre lo agarraron
-Padre, quién es ese hombre. Padre quién es. -Su voz empezaba a sonar desesperada.
-Le doy 25 monedas de plata, por el chico. -Dijo el desconocido, dándole al padre del jóven una pequeña bolsita con el pago.
El rubio, asustado empezó a desesperarse, ahora lo entendía, su padre no necesitaba ayuda, su padre solo quería traerlo para venderlo.
-Padre, padre, no lo hagas por favor. -Rogaba el joven suplicante pero el mayor no hacía caso al llamado que hacia el rubio.
-De verdad padre, no lo hagas, te lo suplico. -El chico ya empezaba a llorar.
El lindo y sonriente joven se fue y ahora solo había un chico llorando y suplicando no ser vendido.
Empezó a tratar de zafarse del agarre de aquellos hombres y de la soga que mantenía presa a sus muñecas, pero fue en vano, ellos eran 4 y el uno, no tuvo nada más que hacer aparte de empezar a llorar desconsoladamente.
-¡Suéltame! Suéltame por favor
-Padre, padre, haz algo por favor.
El chico lloraba, decía con dolor y con desesperación.
Pero el padre del jóven no hacía caso al llamado al contrario, recibió el pago y empezó a contar las monedas
-25 monedas de plata, ¿completo?
Dijo aquel hombre que ahora había comprado al rubiecito.
-No puedes, por favor, soy tu hijo. -Sollozaba, se tiró al suelo y siguió llorando, pero aquellos hombres lo levantaron bruscamente
-Si no te callas, te amordazare, ¿quieres eso? -Contesto su padre, amenazando al chico.
-Es malcriado, será difícil ¿y si se escapa? -Pronuncio aquel hombre viendo con desprecio la escena que hacía el rubio.
-Tranquilo, solo tiene que saber cómo domesticarlo, amenace un poco al mocoso y será fácil. -Dijo el mayor, como si no fuera su hijo, como si fuera un animal.
-¡Ayúdenme! Por favor padre, no puedes venderme a ese hombre como si fuera un animal, no puedes, ¡No puedes! -Lloraba desconsoladamente.
-Hyunjin, ya hablé. -Advirtio a Hyunjin.
-Como le explicarás a mi madre que me vendiste a este hombre como un animal. -Gritaba el rubio quien ya solo lloraba pero aún con esperanza de que su padre tomara conciencia y no lo vendiera.
Pero el hombre que estaba negociando con su padre solo miraba la escena del chico con desprecio, hasta que hablo.
-Entonces; adiós y gracias por el buen negocio. -Estrecho su mano con el padre del chico.
-Gracias a usted por comprar a este imbécil.
Concluyo diciendo el hombre, el padre del chico se fue y no volvió a voltear en señal de arrepentimiento, no lo dudo, ya estaba hecho.
Pero Hyunjin seguía llorando los hombres decidieron amordazar al chico con un trapo con el fin de que se callara.
Los hombres lo empujaron bruscamente y Hyunjin cayó de rodillas, no se levantó y los hombres molestos solo golpearon al joven
-Levantate, o quieres que golpee ese bonito rostro. -Dijo uno de ellos, Hyunjin con dolor de levantó, ahora sus ropas estaban manchadas de sangre, y su labio estaba sangrando, su tobillo dolía aún más por la caída que tuvo.
Solo miro hacia abajo y sin más que decir empezó a caminar, no esperaba que le pasara esto, paso tan rápido.
Esperaba cualquier cosa menos esto, vendido por su propio padre, 25 monedas de plata, 25, su vida valía eso.
('∩。• ᵕ •。∩')
Y ahí se encontraba Christopher, revisaba los planos mientras salía de su gran casa, acompañado de guardias y de su siervo
-Necesitaré mas hombres para que ayuden con el jardín y las cosas. -Decía el rubio caminando, pronto se encontraría con Minho para ver cómo avanzaba la nueva construcción.
-Escuche que el mercader trajo nuevos esclavos. -Dijo aquel asistente.
-Eso es una buena noticia, vamos para allá antes de ir con el rey.
Aún había tiempo, la casa del rubio quedaba cerca, podía ir por el esclavo, dejarlo en el cuarto de servicio y luego salir para encontrarse con Minho.
Tardaron unos minutos, pero llegaron al fin a la calle de comercio.
-He aquí, esclavos fuertes y sanos. -Decia el hombre agarrando sin gentileza al rubiecito y tomando fuertemente de su mandíbula.
Bangchan pasaba por ahí, junto a sus guardias y su siervo el cuál lo guío.
-Que gran honor, ¿buscando esclavos? -Hablo el mayor haciendo una reverencia hacia Christopher.
-Le dije a mi señor que trajiste esclavos nuevos. -Respondio el chico hacia el mayor.
-Quiero al mejor hombre que tenga y no quiero que me engañe. -Serio sentenció el príncipe hacia aquel vendedor.
-Imagínese, como engañaría al comandante real y principe, nunca eh, nunca. -Decía el hombre tratando de convencer al joven.
Uno de los hombres levanto a Hyunjin y agarro fuertemente de su barbilla para que mirara al frente
-Aquí mi señor, está uno de los mejores esclavos del reino. -Exclamo.
-Venga señor, mire. No le faltan sus dientes, y mire esos músculos, es un jóven saludable. -Decía el señor, mostrando que efectivamente no le faltaba ninguno de sus dientes al chico.
Habían despojado al bello rubio de sus ropas y ahora solo traía un pantalón rasgado con sangre por las caídas y sus intentos de escapar que solo hicieron que lo golpearan aún más.
-Llevaré al jóven. -Respondio Christopher para finalizar.
No era fan de llamar esclavo a las personas, ni de tratarlas como animales, el término "esclavo" se le hacía algo muy crudo y feo para el, pero el necesitaba a alguien para que ayudaran con el cuidado de su jardín y las cosas de casa, hacía falta personal.
Podía ser el príncipe que era pero sin embargo era una persona muy amable y en general, no le gustaba para nada llamar "esclavo" a una persona o también el hecho de poder comprar a una persona como si fuera comida o cualquier cosa.
-Excelente elección. -Sonrio el mayor.
-Traigo 5 platos de bronce, telas finas, miel y cerámica, que le parece. -Miro al hombre.
-Me parece perfecto, vendido. -Finalizo el hombre con una gran sonrisa.
-Entregale la parte de lo acordado a este hombre. -Hablo Bangchan hacia uno de sus guardias quien traía una especie de saco.
Mientras que aquel guardia le daba el pago al hombre, Chris se acercó al chiquillo, serio y expectante. Hyunjin seguía derramando varias lágrimas.
-Mírame muchacho, estoy seguro que será mejor ser mi siervo que un prisionero, Soy Christopher. -El principe miro al chico, Hyunjin sollozaba, tenía algunas heridas en el rostro, su nariz estaba roja y sus ojos hinchados de tanto llorar.
-Suelta al joven. -Dijo el de hebras doradas hacia uno de sus guardias para que desatarán las manos del chico.
-Eso es todo, vámonos.
Dicho eso, Christopher, Hyunjin y sus guardias se fueron con destino a la casa del primero
-Debes ser obediente, ayudarás al jóven con lo que te pida
-S-Si señor. -Murmuró Hyunjin con la cabeza agachada
-¿Cuál es tu nombre? -Pregunto Bang al chico.
-Me llamo Hyunjin señor. -Contesto el rubio.
-Muy bien, lleva a Hyunjin al alojamiento. -Le dijo Bangchan a su asistente.
-Señor con su permiso, e-estoy muy débil, tengo heridas. -Decía Hyunjin empezando nuevamente a llorar.
-Tranquilo, mi asistente te dará agua y pan, por ahora puedes descansar. -Se compadeció Chris al verlo llorar.
-Gracias, muchas gracias señor. -Dijo Hyunjin agradecido, aquellas heridas dolían mucho.
El joven llevo al rubio a una de las habitaciones, después le llevo ropa limpia y comida
-Tranquilo, el príncipe Bang es una buena persona, amable y comprensible. -Mostro una pequeña sonrisa.
-Yo, Yo no quiero estar aquí... -Decía Hyunjin con pequeñas lágrimas bajando por sus bonitos ojos.
-Siento decirte que no podrás salir de aquí. Me llamo Seo Changbin, tu eres Hyunjin, ¿no?
-Si, soy, s-soy Hyunjin. -Le contesto el chico estrechando su mano con Changbin.
Tal vez jamás podría ver nuevamente a su madre o a su hermana, le aterraba, tenía miedo, no quería estar ahí, no importaba si era la mejor persona del mundo, el solo quería regresar a casa.
-Bonito nombre, me gustaría seguir hablando contigo, tal vez después, pero ahora tengo que acompañar al principe a la nueva construcción con el rey..
-¿El rey? -Abrio sus ojos un poco sorprendido.
-Claro, el rey Lee Minho, el y el príncipe son primos. -Rio el más bajito. -Deje ahí ropa, cámbiate. Ahí hay comida, un poco de pan, debes estar con sed y hambre. -Dijo amable el pelinegro.
-Gracias Changbin. -Sonrió el rubio para el chico.
-No es nada, descansa, si estás mejor, tal vez puedes ayudar a la pareja del principe, vendrá en unas horas e iría a comprar plumas y más cosas, tal vez puedes ayudarlo a cargar las cosas, pero si aún sigues débil no importa, le diré a uno de los guardias que ayude al principe. - Tal vez el rubio aun seguiría débil o bueno es lo que suponía Changbin al ver como el cuerpo de todo el chico estaba lastimado y con heridas.
-Muchas gracias de nuevo Changbin. -Agradecio Hyunjin
-Solo sigo órdenes, además me caes bien, chico. -Rio y salió de la habitación para ir con Bangchan, acompañaría al principe.
(
'∩。• ᵕ •。∩')
¿Que tal? ¿Les va gustando? Espero que sí.
Si es así les agradecería un montón que votarán o comentaran
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro