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Capítulo 21


Fui a mi habitación cuando el pan estuvo en el horno, la mamá de Oliver me dijo que me llamaría cuando esté listo y así tendría los honores de sacarlos. Me puse con los deberes de literatura e inglés, era una pésima idea intentar hacerlos al mismo tiempo, pero si no buscaba una nueva técnica de estudios no me daría la vida para acabar todo lo que tengo que hacer. También tenía un trabajo de investigación de ciencias naturales que debía estar hecho a computadora, no estaba segura si Richard tenía una, así que esa fue mi excusa para ir a pedírsela a Oliver, porque quería verlo ya hablar con él aunque sea un poco, no me ha dicho mucho desde ésta mañana. Golpeé su puerta un par de veces pero no respondió, insistí pero fue en vano, giré el picaporte y lo vi de espaldas sentado frente a su escritorio, tenía auriculares puestos y escribía con bolígrafo, al menos no está usando su portátil en éste momento. Me acerqué con mucho cuidado de no hacer más ruido, quería saber qué escuchaba. Cuando iba a acercarme a su oreja, él se quitó los auriculares y giró con brusquedad, nuestras narices se golpearon y por instinto yo retrocedí.

—¡Oye! —grité con acento nasal ya que apretaba mi nariz con los dedos—, eso dolió.

—¡Oye tú, que no tocas! —respondió el riendo apenas.

—¿Disculpa? Toque unas quinientas veces.

—No te escuché —no era necesaria la aclaración—. ¿Te ayudo?

—¿Me prestas tu portátil? Tengo tarea.

—Claro —su silla tenía ruedas, así que con un empujón llegó hasta su cama, donde estaba su portátil—. La contraseña es... te lo anoto en un papel y tú lo guardas.

—Esa es una mejor idea —de pronto recordé a Candelaria y el antiguo grupo de amigos de Miranda, quería saber qué opinaba él al respecto—. ¿Conoces a Candelaria, no?

—Y a Samuel, Aarón, Meredith y Jacob —citó mientras escribía en un papel lo que creo es su contraseña—. Y supongo que tú también, porque Aarón casi te saca a estirones del auto ésta mañana.

—Creo que Jacobo ya no forma parte del grupo.

—Como mi hermana —él se encogió de hombros—. ¿Son tus amigos?

—Compañeros —corregí rodando los ojos—. ¿Sabes lo que pasó entre ellos?

Lo pensó un momento, por supuesto que sabía. Lo que no sabía era si podía contármelo o no.

—Miranda se llevaba bien con todos, pero en ese entonces Candelaria y ella eran mejores amigas, no había un grupo como tal, pero lo que ocurrió es que a las dos les gustaba Jacobo, primero se prometieron que ninguna saldría con él, luego Jacobo se declaró a Candelaria y aunque ella lo rechazó la primera vez, él insistió y terminó por aceptar, eso las separó.

Asentí con la cabeza mientras miraba alrededor, así que esa era la versión oficial, supongo. Me senté en la cama de Oliver, él siguió escribiendo, al parecer no le molestaba mi presencia, me acosté en su cama, la tarea podía esperar un poco más, su sábana olía a él, su almohada olía a él, es más, creo que mi almohada también huele a él. Cerré los ojos y me sentí relajada, como si algún disgusto del día en realidad no fuera la gran cosa. El colchón se hundió a mi lado y sólo por el aroma supe que era Oliver, abrí los ojos para mirarlo, pero él los tenía cerrados, sus manos estaban sobre su pecho y su semblante no era serio, no pude evitar sonreír.

—¿Es lindo, sabes? —entonces el abrió los ojos para mirarme—. Estar aquí, ir al colegio, tener compañeros, hasta hacer tareas.

—No te irás Ana, lo sé.

—Tu mamá me dijo lo mismo —susurré, nos sentamos en la cama y puse mi mano sobre su rodilla—. Creo que a tu mamá le ha pegado muy duro lo que pasa con Miranda, cuando llegó a la casa ésta tarde estaba llorando.

—Estará bien —respondió poniéndose de pie—. Tú no te preocupes, enfócate en tus tareas y tus nuevos amigos.

—Toda mi vida he alejado a las personas —me puse de pie y caminé por el cuarto, era del mismo tamaño que el mío, en las paredes habían fotografías con sus hermanos y sus amigos, una fotografía de su graduación y una de él con sus mascotas—. Eres muy familiar.

—Tienes algo precioso dentro de ti y ni siquiera lo notas —le di la espalda, porque al ver todas esas fotografías más las palabras que estoy segura no tardarán en salir de su boca más ese enorme de pesar de ésta mañana, lo más probable es que me pusiera a llorar—. ¿Por qué no lo notas?

—Me gusta ésta —dije señalando una foto en la que él sostenía sobre su espalda a Florencia—. Se ven muy lindos.

Así como yo ignoraba sus comentarios, él ignoraba los míos. Esto definitivamente no era una conversación. Dirigí mi mirada a una fotografía familiar, tenía que ser reciente ya que no había cambios significativos en los miembros de la familia. Sus padres estaban en medio, sentados en sillas con respaldos de madera trabajados, Oliver estaba detrás de ellos, sonriendo. Miranda a un lado con los brazos sobre su vientre y una sonrisa impecable, Richard estaba en medio de una carcajada con Florencia en brazos, mientras que la niña apuntaba a quién sabe qué.

—Te envidio —susurré, no me había dado cuenta que estaba llorando—. Jamás tendré esto, yo lo quería, yo lo merecía.

Oliver me rodeó la cintura con los brazos y apoyó su mentón sobre mi hombro. Apoyé mis manos sobre las suyas y las apreté, es verdad que no tengo a mis padres y tampoco tengo a mis hermanos y también es verdad que había estado todos estos años sola. Pero ésta vez al girar sobre mí misma, había alguien. Le di un beso en la mejilla y salí de su habitación con el portátil bajo el brazo. No importa cuánto intente dejar de sufrir por lo mismo, las ganas de llorar todavía me dominaban, pero con menos fuerza. Aún lo pienso, contarle a Oliver cada oscuro detalle, definitivamente fue lo mejor que pude haber hecho.

Estaba al final de mi investigación cuando la mamá de Oliver me llamó para quitar los panes. La casa olía deliciosa, bajé casi corriendo como una niña en feria. Con un trapo y muchísimo cuidado saqué las dos bandejas del horno y las dejé sobre la mesada. Se veía delicioso, iba a estirar un pedacito pero la mamá me dio un golpe juguetón en la mano.

—Debías preparar la cena —dijo señalando la tarea y yo me cubrí la boca con las manos, es verdad, lo había olvidado por completo—. Te lo dejo pasar ésta vez, hice macarrones con queso, a los hombres en ésta casa les fascina y aún más con pan, ya verás.

Me guiñó el ojo y eso me hizo reír. El papá entró a la cocina prácticamente rascándose la panza, si fuera una caricatura estaría babeando. Mientras yo ponía los platos y cubiertos la mamá fue a buscar a sus hijos, el papá me hizo un gesto de silencio con el dedo y agarró uno de los panes, se lo pasó de mano en mano por lo caliente que estaba, eso en verdad me hizo reír, pero a él no le importó que casi tuviera fuego en las manos y le dio un mordisco.

La mamá entró a la cocina y vio a su marido con las mejillas infladas de pan, rodó los ojos y le arrebató lo que quedaba de sus manos para dejarlo sobre la mesada.

—Creo que me quemé, cariño —dijo como pudo, esforzándose por mi escupir todo lo que tenía en la boca.

Cuando estábamos a mirad de la cena, el papá se limpió los labios con una servilleta de tela y me miró. De pronto sentí que todos me miraban a mí, incluso Miranda, que las últimas horas no ha hecho nada más que mirar al suelo y refunfuñar. Me concentré en lo que había en mi plato, no quería levantar la cabeza y pillar a Oliver mirándome, como el resto.

—No he mandado ningún correo —dijo el papá volviendo a su comida—. Y tampoco lo haré.

Solté un suspiro ligero que estoy segura, Oliver escuchó, pero no dijo nada. Nadie dijo nada. El resto de la cena fue silenciosa, lo único que podíamos escuchar de vez en cuando eran los ladridos de los perros. Oliver se encargó de lavar los platos con ayuda de Miranda, sus padres subieron a descansar, pero antes de irse, la mamá me regaló una sonrisa y una de sus ya típicas caricias a mi mentón.

No puedo quejarme del resto de la noche. Antes de dormir fui al cuarto de los padres a pedirles permiso de salir mañana con Becky, no se negaron en absoluto, adelanté también la invitación de Candelaria y sus amigos, parecían sorprendidos de que tuviera tantas actividades sociales planeadas, no los culpo, a mí también me asombra.

Cuando iba a mi habitación, me crucé con Oliver, él salía del baño, tenía puesto su pijama y el cabello alborotado. Él no me miró, así que me detuve justo frente a mi habitación, esperando a que él volteara a verme, pero no lo hizo. Sentí que el corazón se me encogía y al mismo tiempo el enojo recorría mi cuerpo. ¿Por qué actúa así conmigo? Mis ganas de ahorcarlo y yo entramos a mi habitación, mañana será otro día en el que tendré que tolerar esos cambios de humor que aparentemente lo dominan de vez en cuando. El sonido de una campanilla me sobresaltó, por un momento olvidé por completo a Oliver, mi celular vibrara y no paraba, miré la pantalla y no podía reconocer el número, así que no me quedaba de otra que contestar:

—¿Hola?

—Hola guapa —la voz del otro lado era sin duda una voz familiar—. ¿Sabes? Un muy amigo mío me dio tu número, quería saber si te gustaría salir conmigo éstos días.

No pude evitar reír, Tony se rió conmigo, pero luego hubo un silencio, no era malo, ni incómodo, era un silencio que hubiéramos llenado con un beso si estuviéramos juntos. Lo extraño. Quiero verlo, quiero ver su sonrisa. Me tumbé en la cama y oculté mi rostro contra la almohada.

—Te extraño —dijo de pronto—. Lamento no poder verte más seguido.

—Yo lo entiendo, es por el trabajo, me han dicho que eres algo obsesivo.

—¿Quién habrá sido? —estoy segura que acaba de rodar los ojos.

—¿Estás en el hospital? —podía escuchar murmullos, como si estuviera alejado de un grupo de personas—. Creo que escucho voces.

—Sí, me quedaré hasta mañana en la noche, tengo unos asuntos importantes que atender y no tengo tiempo de ir a casa.

—¿Me puedes contar sobre esos asuntos?

Los segundos de silencio me hicieron pensar que preguntar sobre sus asuntos tan importantes fue un grave error, tal vez no quiera decirme porque no me incumbe o porque simplemente no quiere hablar de eso.

—Hace unos años yo quería ser cirujano —soltó de pronto—. Pero no pude especializarme, ya que la beca que me ofrecían era en el extranjero y yo era menor de edad y mis padres no podían llevarme y tampoco querían mandarme solo con un grupo de estudiantes casi diez años más grandes —guardó silencio y eso me preocupó—. No es algo para hablarlo por teléfono.

—No puedes decirme algo como eso y luego decidir que no es la forma de hablarlo.

—¿Cenamos mañana? Podría pasar por ti y hablaremos de lo que tú quieras, sin excusas.

—Creo que llené mi cupo de vida social por ésta semana.

—¿Y eso qué significa?

—Mañana saldré con Becky y el sábado tengo una reunión en la casa de una compañera del colegio, no creo que me den más permisos por ésta semana.

—Yo lo arreglo.

—Tony...

—Cariño, son los padres de Oliver, puedo con ellos.

—De acuerdo, dejaré que lo hagas.

—Ya quiero verte...

Estoy segura que iba a decir algo más, pero lo interrumpieron. Escuché como lo llamaban a gritos diciendo algo de un código, los hospitales no son lo mío, así que no tengo la menor idea de qué puede estar pasando, pero antes de que pudiera preguntar siquiera, él se adelantó:

—Tengo que colgar.

Y lo hizo sin que yo pudiera responder. Lo comprendo, vidas dependen de él, no podría enfadarme por algo así. Dejé el celular a un lado y me acomodé en la cama, mientras yo estoy aquí muy cómoda, él ha de estar haciendo algo asombroso para salvarle la vida a alguien. Tal vez para salvar al papá de alguien o a la novia de alguien o a la hija pequeña de alguien, no importa. El caso es que está ayudando a alguien.

Durante la madrugada pude oír que mi celular sonaba, eran mensajes pero estaba tan cansada que aunque era consciente del sonido, no era capaz de abrir los ojos. Me desperté diez minutos tarde. Oliver no fue a despertarme en la mañana, me alisté lo más rápido que pude y bajé a desayunar a tiempo. De nuevo Miranda no nos acompañaba en la mesa, así que no me atreví a preguntar. Oliver apenas me saludó y estoy segura que salió de la cocina con tanta prisa porque yo había llegado. Tomé un café negro y fui junto a él, cuando iba a halarle Richard y Florencia aparecieron también en la sala.

El camino al instituto fue una tortura en verdad. Oliver no dijo una palabra, Richard se la pasó mandando mensajes y Florencia se quedó dormida, aún faltaban unas cuadras para llegar, así que lo único que podía hacer era revisar los mensajes que recibí en la madrugada. Todos eran de Tony.

»Lamento haber cortado de esa manera, un paciente me necesitaba«

»En verdad te extraño y no te preocupes por los padres de Oliver, yo hablaré con ellos. Y con Oliver«

»Ahora que lo menciono, si Oliver parece molesto o distante es culpa mía, lo lamento«

»Por cierto, acabo de perder a mi paciente, que tengas buen día«

Los mensajes fueron enviados entre las dos y las cinco y media de la mañana. Leer el último mensaje de me dejé con una sensación extraña en el pecho, perdió a un paciente, ¿cómo se sentiría con eso? Volví a leer el mensaje en donde mencionaba que si Oliver estaba molesto era culpa suya, miré a Oliver y él lo notó enseguida, así que desvié la mirada.

Llegamos al instituto después de lo que pareció el trayecto más largo de mi vida. Oliver le encargó a Richard de que llevara a Florencia a clases, me mantuve quita en lo que Richard bajaba con su hermana, era mi oportunidad de saber qué ocurría con Oliver, no importa si la razón es Tony o la razón soy yo, quiero saberlo.

—¿Qué ocurre contigo? —digo cuando estamos solos—. ¿Por qué ni siquiera me hablas?

—Yo estoy bien —aseguró encendiendo el motor de nuevo—. Tengo que ir a clases y tú también.

—Oliver dime que ocurre, Tony me dijo que...

—Tony —soltó interrumpiéndome, su tono de voz era sin duda de enojo—. Pues que Tony deje de decir.

—Oliver...

—Debo ir a clases, bájate por favor.

Lo observé en silencio, esperando a que dijera algo más agradable, pero no lo hizo. Bajé del auto y de inmediato vi a Jacobo, así que corrí hasta él llamándole, Cuando volteó para verme me sonrió y eso se sintió bien, al menos él no está enfadado conmigo, caminamos juntos hasta llegar a la puerta principal donde giré para ver en dirección al auto de Oliver, pero él ya no estaba allí.

Para mi gran sorpresa, Jacobo ni siquiera mencionó el asunto de Candelaria, simplemente me preguntó cómo había estado y sobre las tareas que nos dejaron. Me sentí bien conversando con él, me cuesta trabajo imaginarlo como un chico que molesta a otros, pero de ninguna manera cuesta imaginarlo como el chico estudioso y buen portado que dice que fue antes de sus amistades que aparentemente lo separaron de sus verdaderos amigos. Candelaria entró al salón con Aarón y Samuel, los tres me saludaron y aunque los muchachos le pasaron la mano a Jacobo, Candelaria decidió actuar como si él no estuviera allí. La clase empezó y es cierto que pude tomar apuntes y participar, no pude evitar pensar en otras cosas.

Oliver y su repentino mal humor que, hasta donde entiendo, tiene que ver con Tony.

Tony y el hecho de que perdió a un paciente, no sé si le afecta o ya está acostumbrado. También tenemos de nuevo a Tony con el asunto que no es digno de ser discutido por llamada, dijo que respondería todas mis preguntas pero la verdad es que no estoy segura de qué quiero preguntarle.

Jacobo y las constantes conversaciones que me sacaba durante clase, varias veces le llamaron la atención a él, lo cual es raro porque eso suele pasarme a mí.

Candelaria, Samuel, Aarón y Meredith que me mandaban notitas preguntando de qué hablaba con Jacobo.

Estoy impresionada por haber sido capaz de tener apuntes en mi cuaderno cuando tocó la campana del recreo. Cuando volteé para guardar mis cosas, vi a Jacobo de un lado y a Candelaria del otro, ambos me miraban como si yo tuviera que elegir con quien salir.

—Oigan no —dije cruzándome de brazos—. No le harán esto a la chica nueva, no me harán escoger, todos me caen bien.

—Pues sal con quien te cae mejor —aconsejó Jacobo con cierto tono de ironía.

—No la presiones Jacobo, no seas insensible —defendió Candelaria.

—No me digas eso de nuevo, no soy insensible, sólo le digo que salga con quien le cae mejor.

—Ustedes no están haciendo esto por mí, lo hacen porque quieren encontrar algo por qué discutir y créanme que no me prestaré a esto.

Jacobo salió del salón apenas terminé de hablar, intenté detenerlo pero de mi boca no salió una palabra, miré a Candelaria, su semblante parecía triste y podría arriesgarme a decir que hasta arrepentido.

—Aún lo amo —dijo de pronto y captó toda mi atención—. Jacobo me gusta mucho, siempre lo ha hecho y podría jurar que siempre lo hará, es solo que siento que si vuelvo con él me estaría atando a alguien de por vida ¿sabes? El año entrante seremos universitarios, conoceremos nuevas personas, tendremos una vida completamente diferente, tendremos fiestas a las cuales asistir y... creo que si vuelvo con Jacobo no lo dejaré nunca más y el día que camine al altar estaré pensando en todos los chicos a los que no besé y todas las noches de sexo casual que no tuve y sentiré que no viví y...

La hice sentar en el pupitre más cercano, le estaba dando un ataque de pánico. Temblaba y movía las manos con desesperación, Aarón se sentó a su lado y le pasó la mano, ella la tomó sin dudas y empezó a juguetear con sus dedos.

Meredith cambió de tema de inmediato, traté de apoyar diciéndoles que sí iría a la reunión del sábado en la noche y les pasé mi nuevo número de teléfono. Ellos no tardaron en agregarme a un grupo. Les conté a grandes rasgos mi extraña relación con Tony, ellos parecían asombrados de saber que me besé con él, traté de no sonar muy interesada, no quería que creyeran que me muero por él, aunque ni yo misma estoy segura de eso.

La campana que marca el fin del recreo sonó cuando Aarón estaba en medio de la historia de su cita fallida con una chica, Jacobo fue el último en entrar, cuando se sentó en su pupitre volteé para verlo, sentía que debía disculparme con él.

—Lo siento —susurré.

—Tranquila —sonrió mirándome—. Yo también escogería a Candelaria, lo haría cada día.

Aquello me causó tanta ternura que no pude evitar fruncir la frente y los labios, eso lo hizo reír. El resto de las clases estuvieron bien, largas, complicadas y aunque presté menos atención que en la mañana, apunté lo que según yo, era más importante y las tareas que no dejaron. Más tarea. Cuando la campana de salida tocó, miré a Jacobo, parecía tener mucha prisa, me despedí de los demás casi gritando mientras salía detrás de Jacobo, lo alcancé en la puerta principal del colegio, creo que mis gritos por todo el pasillo lo agobiaron.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué tienes tanta prisa? —estaba agitada y él parecía una lecha fresca.

—Tengo tarea.

—Yo también tengo tarea y no corro de esa manera, ¿seguro que todo está en orden?

—Si, supe que ya tienes número nuevo, éste es el mío —de su bolsillo sacó un papel doblado y me lo pasó—. Escríbeme.

De nuevo empezó a correr pero ésta vez ya no le seguí. Mi celular empezó a vibrar en mi bolsillo, cuando lo saqué el número era desconocido, me pasará seguido hasta tener el número de todos mis conocidos. Cuando contesté Becky habló del otro lado diciendo que está a unos minutos y que la espere, iremos a la casa de Oliver para buscar mis cosas que no había preparado y luego iremos al club con sus amigas. Eso me hizo sentir incómoda, ni siquiera sé el nombre de sus amigas, no me ha hablado de ellas.

Llegó tres minutos después de que cortamos, subí al auto y nos saludamos con dos besos, cuando me estaba poniendo el cinturón vi por el espejo a Candelaria y Meredith que parecían buscar a alguien, a mí, probablemente. Durante todo el camino Becky se la pasó hablando, es parlanchina, pero de las simpáticas, ella puede hacer de una piedra una gran conversación. Le dije que pasara a la casa mientras yo preparaba mis cosas. Corrí escaleras arriba pensando en todo lo que debía llevar: traje de baño, toalla y ropa seca. No era una gran lista.

Richard entró a mi cuarto mientras yo terminaba de ponerme la ropa encima del traje de baño. Primero se sentó en la cama sin hablar, me pasó un bolsón mediado, entendí que era para guardar el resto de las cosas.

—En el bolsillo de afuera hay un protector solar, me lo agradecerás —dijo—. ¿Oliver y tú están peleados?

—Yo... no lo sé —dije sentándome a su lado, de pronto sentí que Becky podía esperar unos minutos—. Creo que algo pasa con Tony, no estoy segura.

—Que te diviertas, es un gran club.

—Gracias y también por el protector solar.

Salió de mi habitación dejándome de nuevo con la duda. Había logrado hacer ese tema a un lado durante un tiempo, pero ahora vuelve a mí. Bajé las escaleras y me encontré con Oliver y Becky hablando, saludé a Oliver y él apenas me sonrió a modo de saludo. Se despidió agitando la mano y subí las escaleras. Ya no tengo muchas ganas de ir a éste club, quería quedarme a hablar con Oliver, saber qué ocurría, pero no podía dejar plantada de esa forma a Becky, ella se ha portado realmente bien conmigo. La ida al club también estuvo llena de parloteos y bromas de Becky, cuando llegamos a la entrada ella solo presentó un carnet y nos dejaron pasar, el lugar era realmente hermoso. Becky no tardó en encontrar a sus amigas, hizo las presentaciones correspondientes y lo que me sorprendió es que se refirió a mí como una amiga y no como la chica problema que se queda en casa de los Carreira. Fuimos hasta las piscinas que eran enormes, habían toboganes de diferentes formas y tamaños, hasta la sección para niños parecía divertida. Una de las amigas de Becky pidió la comida con unos tragos, Becky me hizo un gesto de silencio con la mano, sabe que esos tragos tienen alcohol y sabe que yo, al estar en el programa no puedo consumiros.

Fue muy divertido y no me sentí incómoda como pensé que me sentiría. Nos trajeron camarones con papas fritas y aunque me costó mucho trabajo, no bebí el trago que pidieron para mí, lo hizo Becky y a cambio me pidió un jugo de limón. El agua de la piscina estaba tan fría que cuando salí tuve que envolverme con la toalla, durante la tarde, Tony me mandó un mensaje preguntándome sobre mi salida con su hermana, cuando iba a responderle, una de las chicas que estaba con nosotros saltó de su silla y dio un grito que parecía de euforia, volteé para mirar qué ocurría y a ahí estaba Tony con la remera mojada a causa del abrazo.

—¿Hace cuánto no te veo? ¿Un año? —preguntó despeinándolo—. Ya sal de ese hospital y vamos por unas cervezas.

—Veré qué puedo hacer —dijo riendo.

Saludó a las demás chicas, incluyendo a su hermana, cuando llegó hasta mí, me saludó con un beso corto en los labios y se sentó a mi lado, le invité el jugo de limón que me estaba tomando y él lo aceptó encantado, se hizo un silencio incómodo, las amigas de Becky se miraban entre ellas esforzándose por no echarse a reír. Por supuesto que en las dos horas que llevamos aquí, a ninguna se le pudo cruzar por la cabeza siquiera que yo tenía algo con Tony. Si es que a esto se le puede llamar tener algo.

—¿Y qué haces aquí? —preguntó Becky poniéndose el lente de sol—. Es salida para chicas, no se invitaron novios —dijo señalándonos a ambos.

—Salí temprano del hospital y pensé que sería divertido venir al club.

—¡Por supuesto! Te invito al club cada fin de semana pero cuando sabes que Ana estará aquí, de pronto el señor sale temprano.

—Disculpa ¿son novios? No teníamos idea, Ana que buena eres con los secretos —dijo una riéndose, Esmeralda, si no me equivoco.

—Oh, nosotros no... me refiero a que...

—¿Vienes al club con pantalón de vestir y camisa? —se apresuró a salvarme Becky—. Dime que al menos trajiste short de baño.

—De hecho no, solo vine para recoger a Ana.

—¿Disculpa? Vino conmigo y conmigo se irá —dijo Becky poniéndose el lente de sol sobre la cabeza.

—De hecho se irá ahora ¿no cariño? —preguntó tomándome de la mano.

—Yo no... —pero ninguno me dejaba terminar.

Al final terminé yendo con Tony, dijo que algo se le presentó para la noche y que no podría llevarme a cenar como habíamos quedado y que no quería dejarme plantada. Me pareció tierno pero me sentí mal por Becky, ella decía que estaba bien, pero que le debía una salida completa, acepté ese trato. Aunque al principio le dije a Tony que estaba molesta por hacerle eso a su hermana, ver esa sonrisa volvía todo más sencillo. Cuando estuvimos en su auto él me sostuvo las mejillas y me besó, creo que Becky si es capaz de entender.

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Lamento estos dos días de espera más de lo normal. Espero que les haya gustado el capítulo de hoy ♥

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¡Próximo capítulo muy pronto! 

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