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Capítulo 9

Char

Las noches de fiesta siguieron cada semana, logré conocer a más gente, amigos de Alex, algunos desconocidos también. Frecuentamos un bar pero de vez en cuando íbamos a conocer nuevos.

Muchos viajaron con sus familias para las fiestas, muchos de ellos decidieron pasarla juntos.

La planeación les tomó semanas, quienes llevaban que cosa, como iban a decorar el lugar todo.

—Char, ¿puedes pasarme esas luces de ahí?—Mosi, arriba de una escalera, me señala una caja llena de luces.

Asiento, levantadome de una esa donde estaba con Emi y otras chicas, haciendo unas decoraciones con mucha brillantina.

Agarro la caja, con cuidado, sacando las luces. Busco uno de los extremos y se la paso a Mosi, quedándome parada, esperando a que él las coloque para darle más.

El timbre de la casa suena, Alex aparece del jardín, donde estaba con otros chicos ordenando algunas mesas. Corre hacia la puerta y la abre, dándole un billete al repartidor antes de cerrar la puerta con bolsas de comida.

—Las pondré en la cocina y sacaré unos platos.—dice a nadie en particular.

Los chicos que están fuera empiezan a entrar, ansiosos por comer luego de una mañana de mucha decoración.

—Gracias Char.—la mano de Mosi pasa por mi cabeza, baja de la escalera y le sonrío.— Vamos, me muero de hambre.

Entramos a la cocina, donde los platos de comida ya estaban listos para que cada uno agarrara uno.

Camino hacia Alex.

—¿Necesitas ayuda?—sus ojos se mueven ante mi voz, me río al ver una gran mancha que tiene en la cara.

Agarro una servilleta y la humedezco un poco, antes de limpiarlo con cuidado.

Alex sonríe cuando termino.

—Agarra un plato, come, ya casi termino aquí.—dice, camino hacia la encimera y agarro un plato plato, analizando los puestos libres alrededor de la mesa.

Camino hacia el puesto libre al lado de Emi, pero la chica pone su mano encima.

—Aquí va Alex.—dice y yo sonrío.

La mesa se queda momentáneamente en silencio. Alex para de servir y se gira con el ceño fruncido.

—Ven Char, siéntate aquí.—un chico pelirrojo al lado de Mosi me llama. Le sonrío a modo de agradecimiento antes de caminar hacia él.

Alex se da la vuelta, por su rostro indica que está molesto.

Mosi se levanta de su asiento, palmea el hombro de su amigo.

—Siéntate aquí, me molesta la luz.—dice, caminando hacia Emi, sentándose a su lado.

Todos notan el cambio, todos notan las mentiras, pero solo Emi parece molesta al respecto.

Alex se acomoda al lado del chico pelirrojo, haciendo un gesto para que todos vuelvan a comer.




El lavavajilla esta que explota, pero el chico pelirrojo logra poner su plato dentro antes de cerrarlo.

—Siento lo de Emi, siempre ha sido muy sobre protectora con Alex.—dice y yo sonrío.

Tomándome un tiempo para pensar en sus palabras, mientras tomo un sorbo a mi gaseosa. Alex mencionó que nada de alcohol hasta más tarde, si no toda la fiesta moriría antes de tiempo.

—No me molesta.—digo con toda sinceridad.

Desde el primer día que había coincidido con Emi supe sobre su interés por Alex, es normal que quisiera defender lo que ha sido suyo, no hablo de Alex en si, hablo del grupo de amigos que ya tenían, un grupo al cual entre sin permiso de nadie.

El pelirrojo me sonríe de nuevo, seca sus manos con una manta y luego se acerca un poco a mi, poniendo su espalda hacia la encimera.

Nuestros brazos se tocan, pero no me muevo.

La voz de los demás chicos se escuchan en el salón, han puesto música mientras tratan de pegar las decoraciones lo mejor que pueden.

En nada todos irán a sus casas a arreglarse, antes de venir más noche a celebrar la festividad.

—¿Traerás a alguien esta noche?—la pregunta del pelirrojo me hace apartar la vista de Alex, que se ha subido a la escalera, con Mosi detrás de él para impedir que se caiga.

Los ojos claros del chico a mi lado me miran curiosos, una pregunta que tiene más que simple curiosidad.

—Aún no lo he pensado.—digo y el sonríe de lado.

Asiente unas cuantas veces.

Mosi lo llama para que ayude a Alex, el chico se despide de mí y corre al salón.




Salgo por la puerta de la casa, pero me volteo al escuchar como esta se abre nuevamente.

Alex sale moviendo las llaves de su auto de lado a lado.

—¿Vas a salir?—pregunto y él me mira un poco confundido.

—Planeaba llevarte a casa.—responde, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

Me río y niego con la cabeza.

—¿No tienes que prepararte también?—digo, haciendo una seña con mi mano, dándole a entender que la única razón por la cual todos nos vamos es para precisamente eso.

—No te preocupes por mi Char, ser perfecto no me lleva nada de tiempo.—Alex se señala y yo ruedo los ojos.—Tampoco me toma nada de tiempo llevarte, tengo que hacer unas comprar de todos modos.—dice, agarrando mi brazo, jalándome hacia su auto, como si sintiera mi negativa antes que saliera de mis labios.

—Déjame acompañarte.—digo, Alex se detiene con ojos de burla, queriendo decir que el punto de ira dejarme a casa es para que me prepare, como yo se lo había hecho entender antes.

Pero él mira la suplica en mis ojos, no una que yo he ensayado desde que me conoce, si no una real.

Alex frunce el ceño.

—No puedo comprar tu regalo de navidad contigo al lado.—dice y mis ojos se llenan con sorpresa.

—¿Regalo?—mis manos empiezan a temblar brevemente.—No pensé que nos regalaríamos nada.—Alex nota mi reacción hacia sus palabras.

Se acerca a mí, poniendo sus manos en mis hombros.

—No tienes que regalarme nada Char, no te estoy pidiendo que me des nada.

—Entonces no me compres nada.—susurro, sintiendo la necesidad de humedecer mis resecos labios.

Alex mueve sus manos hacia los lados de mi cabeza, moviendo un poco mi cabello.

—Ya es tarde.—susurra sonriente. Agarra mi mano y volvemos a caminar hacia el carro.—Vamos.




Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vine a un centro comercial para festividades. Había olvidado por completo que hay mucha gente que corre de lado a lado, tratando de encontrar regalos a último momento, comida para sus cenas o simplemente salen para disfrutar de lo ajetreado que es todo.

Me quedo viendo las decoraciones con una pequeña sonrisa en mi rostro. Mis ojos se oscurecen ante el recuerdo que empieza a querer atacarme pero lo ahuyento rápidamente.

—Char.—la voz de Alex me llama, me entrega un pequeño vaso con chocolate caliente.

Se pone a mi lado y ambos tomamos mientras vemos a los niños jugar en una pista de hielo improvisada.

—Sobre lo del regalo...—mi voz rompe el silencio entre ambos. Volteo a verlo, pero él ha desaparecido.

Alex se ha separado para botar su vaso vacío en una basura.

—¿Terminaste?—pregunta cuando nota que lo observo, asiento y él agarra mi vaso y lo tira también.— Bien, tenemos que ir al supermercado por unas compras rápidas y después te llevaré a casa.

Alex me sonríe, mi boca se abre, pero solo logro suspirar, antes de asentir.

La cola del supermercado es más grande de lo que esperábamos, llego a casa mucho más tarde de lo planeado así que no tenemos mucho tiempo para despedirnos, Alex se va a su casa a terminar de arreglar todo antes que los invitados, que no van a tardar en llegar, aparezcan.

Miro como su carro desaparece.

Meto mi mano en mi bolsa, viendo el pequeño chocolate en forma de un pino. Lo había logrado comprar sin que Alex lo notara.

Mis mejillas se sonrojan de la vergüenza.

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