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Increíblemente los días siguieron pasando, pero yo no me sentía parte de ellos, era como un observador, de acuerdo. yo aun no aceptaba que todas las personas de mi vida se habían ido, por una u otra razón. Eric estuvo desaparecido por casi un año, cuando volvió a la ciudad se mantuvo al margen, en realidad él no hablaba conmigo, casi nunca, yo creía que se había olvidado por completo de mi, al menos mientras no estuviera sangrando, o con una herida que amenazara su vida, como la noche en la que se apareció en mi departamento con una puñalada, Oliver lo traía con él. no era realmente la primera vez en hacer esto, la anterior había sido un disparo, pero esa no había sido grave, lo había suturado allí mismo en el departamento, Romeo había enloquecido, en especial cuando luego tuve que declarar, Romeo tuvo que declarar también y en realidad yo le debía ese favor a mi esposo. El lo había hecho por cubrirme el trasero, pero esto.
yo lo había hecho por cubrir el trasero de Eric.
carajo, pensé viéndolo.
-Necesitas un doctor.-Fue lo primero que dije observando como abrazaba su costado. Tenía la puñalada allí.
-Tu eres mi doctor.-Me dijo, su voz era suave pero sus ojos entrecerrados advertían dolor y su piel húmeda y pálida un gran sangrado previo.
-No puedo, yo no puedo atenderte aquí, Eric ¿Cuánta sangre perdiste?-Oliver lo dejó caer en el sofá de mi comedor y me miró con urgencia sacando su teléfono.
-Que necesitas?-Me cuestionó.-haré que lo traigan.
-yo...-Miré a Eric. el comenzaba a perder la conciencia. Él necesitaba más que grapas, y RCP, jesus, no bastaba con un par de steri trips.
-¿Qué demonios pasó?-Pregunté acercándome al sillón para arrancar la camisa del bordes de sus pantalones e inspeccionar la herida.
-Puñalada en cuadrante lateral izquierdo.
-Hace cuanto? Oliver cuanto tiempo pasó. ¿Cuánto ha sangrado?
-no lo sé, lo encontré, lo cargué y lo traje hasta aquí, no puede ir al hospital asi, él...-Oliver se detuvo, entendí, incluso si no me lo decía, Eric estaba en problemas que podían llegar a llevarlo a prisión. Yo había descubierto que en realidad yo no sabía mucho de mi mejor amigo, como que tenía un hijo adolescente, el maldito me había soltado la bomba una tarde como si nada. como si recién se enterara, sabía que mentía, yo conocía a Eric, demasiado para mi propio bien.
-el necesita escáneres y cirugías, no soy cirujano, no pudo explorar la herida ..-dije observando el punto rojo y sangrante, habían removido el cuchillo, probablemente había una hemorragia interna allí. palpé y ausculté, necesitaba una laparotomía exploratoria, un laboratorio, y joder yo no podía atenderlo en el sofá de mi casa.
-¿Dr. Jones que necesita?-Repitió Oliver. lo observé a los ojos un segundo obligándome a calmar el temblor de mis manos.-Lo que sea para salvarlo. Tienes que salvarlo.-Ahora Oliver lucía malditamente desesperado, viéndome como lo hacían los familiares de mis pacientes, yo entendía que incluso sin sangre que los uniera, ellos eran familia.
-Necesito llevarlo al hospital.
yo necesitaba malditamente todo.
-eso no. -Oliver negó.
-tenemos que llevarlo ahora. necesita sangre y un maldito quirófano. no puedo hacerlo aquí, aunque me trajeras 1000 litros de sangre ahora mismo. Necesito todo, Oliver, ¡Es Eric!
Eric era mi familia también, yo no debería estar atendiéndolo, yo no podía dejar que se muera en mi sofá.
-Jesse.-Eric balbuceó llamando la atención de ambos.
-Eric, quédate conmigo, hombre, no puedes dejarme.-Le dije agarrando la mano de mi mejor amigo y Oliver me observó un segundo, luego volvió sus ojos al pálido rostro de Eric..
-Es eso o se muere, hay que moverlo ya.
Oliver asintió y probablemente jamás vi a alguien conducir tan rápido un coche en la ciudad, pero Oliver lo había conseguido, habíamos llegado a st. Patrick lo suficientemente pronto para atenderlo. Yo me mantuve todo el tiempo en el asiento de atrás con Eric dandole los primeros auxilios mientras nos movíamos.
Cuando por fin lo pusieron en una camilla de camino a cirugía yo me recosté por la pared y dejé que el miedo me golpeara.
Nadie está preparado para terminar bañado en la sangre de su mejor amigo, yo aún estaba un poco en shock cuando recibí una llamada de un histérico Romeo que había encontrado la sangría en el sillón.
Nuestra discusión de alguna manera se continuó cuando volví a casa ese dia y terminó en una paliza, en realidad yo ni siquiera me quejé por eso, al menos él se había callado sobre el pequeño incidente de Eric, así que parecía justo que yo me callara sobre el pequeño incidente de su puño contra mi estomago.
Me había mal inventado una historia sobre algún antiguo paciente volviendo a Eric para apuñalarlo, no era una mala historia considerando que atendía enfermos mentales. En realidad Eric se aferró a esa historia como a su vida, él se recuperó después de un par de días internado, se había transformado en un paciente verdaderamente molesto para las enfermeras, quería irse a casa, yo lo entendía ¿si? quedarse días innecesarios en observación lo estaba matando pero había insistido en que lo dejaran ingresado por si acaso ¿saben? En realidad era un tipo fuerte, pero no lo suficiente para soportar el momento en el que la transmisión en vivo de todos los televisores de chicago se detuvo.
En realidad yo estaba en la cafetería del hospital, entonces todo el mundo contuvo el aliento cuando la pantalla se puso roja en el televisor, una voz robótica hizo un anuncio para la policía de Chicago. El mensaje había sido cantado fuerte y claro.
la voz robótica y femenina se había presentado a si misma como un miembro destacado de una de las más antiguas organizaciones de crimen organizado en chicago, no había aclarado a cual, pero había dejado entrever que los fantasmas del pasado del South Side aún respiraban, aún había organizaciones criminales en chicago, la mafia al estilo al capone, aun se mantenía entre las alcantarillas, había creado pánico sonado amable, educada y cantarina cuando pidió a la policía y la comunidad que no siguieran metiéndose.
Como si pidiera que solo los dejaran en paz en su submundillo arreglando sus asuntos territoriales por su cuenta. yo había atendido a muchos pandilleros, pero esto sonaba como a algo más grande, como si fuera que realmente el caos iba empezar a reinar a partir de ahora.
yo tardé en comprender que estaba pasando, ¿saben? no esperas que de pronto aparezca un mensaje terrorista oscureciendo la pantalla, nadie espera realmente ese día. Ni mucho menos conocer al policía ejecutado, como mensaje de advertencia de "será el primero, pero no el ultimo"
Fue en la repetición, en la que reconocí el rostro, habían hecho una primera plana del hombre atado en la silla, Era Jesse. Jesse el esposo de Eric, Jesse el primer policía de Chicago asesinado frente a todos los televisores, frente a toda la comunidad de Chicago como mensaje de terror por haber intentado desmantelar las organizaciones más antiguas. Luego de el siguieron otros dos polis en la misma situación. Tres disparos y la transmisión se cortó.
Fue un momento, todo el mundo contuvo el aliento, y entonces salí corriendo, mis piernas ardieron, mi pecho quemó por la falta de aire, pero corrí hasta el cuarto de Eric mientras todos los noticieros comenzaron a hablar sobre la amenaza y especulaba sobre el resurgimiento del reino del terror de las organizaciones criminales en Chicago. el jefe de policías estaba siendo entrevistado por cadena nacional en el momento en el que llegué a mi objetivo. Diciendo que no se acobardarían, y que sentían mucho la perdida de los familiares, que aquello no quedaría impune. Como si aquello pudiera traer algo de paz a las familias que acababan de presenciar el espectáculo de su ser querido siendo fusilado solo por contar una historia.
-Eric.-dije entrando a la habitación y su rostro destrozado en ese momento me dijo que acababa de ver lo mismo que todos. Yo corrí a abrazarlo, en realidad yo lo sentía mucho por él, Eric gritó como si acabaran de arrancarle el alma del cuerpo, había tanta rabia e impotencia en él que sus dedos clavados en mis costillas dejarían marcas, no me importó, ni siquiera cuando sentí sus dientes en la piel de mi hombro. él ahogó un grito allí. El grito más desgarrador que le había oído, en serio. El enfermero que había sido atraído por los ruidos nos observó sin entender que pasaba, el televisor sobre la cama de Eric aun mostraba la repetición de uno de los noticiarios.
-Apaga esa maldita cosa.-Le grité y mantuve a Eric sujeto para que lo sedaran. Las drogas consiguieron calmar a Eric ese día, pero no el dolor que fue creciendo en él los días posteriores.
Curiosamente, la muerte de Jesse Roger, resultó ser el peor día de mi vida. Eric había perdido a su estrella, pero yo perdí a Eric con él. Eric no había vuelto a ser el mismo, y no hubo forma de que yo pudiera llegar a él.
Al menos no hasta varios meses después cuando me enteré que había decidido tener a los hijos de Jesse, esa ilusión había hecho mucho más por Eric que todos mis esfuerzos, y lo odié un poco, ¿saben? porque incluso desde su tumba él seguía siendo más importante para Eric que yo. Era un poco cruel odiarlo, pero no podía evitarlo ¿si?
Porque Jesse podía estar muerto, pero el fantasma en la vida de Eric era yo.
***
Entonces como la vida sigue de la manera en la que siempre lo hace, llegó un nuevo final del verano y con ella otro grupo de residentes, a mi cargo, esta vez eran 4. Wyatt había renunciado en su segundo año, por lo que de la camada de Gabriel solo había quedado Cali conmigo, era raro, en realidad no hubiera apostado por la chica que estuvo a nada de llorar en su primer dia. Pero allí estaba, se estaba transformado en una doctora dura, en realidad ese año fue ella quien los bautizó, Fetos 1, 2, 3, y 4.
Ella era una buena doctora en realidad, y era buena encargándose de los polluelos nuevos, yo le había dejado ese trabajo este año. en realidad estaba pensando en dejarle el puesto de jefa de residentes en cuanto acabara este año, para tomar el puesto de director del departamento de urgencia, me lo habían propuesto a principios del verano. La dirección había asumido que a pesar de ser un dolor en el trasero para ellos, actualmente era el tipo que más tiempo había permanecido en "el frente" yo llevaba casi 15 años trabajando allí, si incluíamos mis años de residencia. Lo normal era que st. Patrick fuera un camino de paso a las grandes ligas, pero yo me había quedado allí, para variar. Yo no había avanzado y ahora tenía la oportunidad de hacerlo oficial, quedarme con mi vida conformista en la que todo estaba bien siempre que nadie viera los escollos en ella.
Romeo estaba de acuerdo con que tomara el puesto, el sueldo era mejor, pero en Baltimore también me habían ofrecido un puesto, uno bueno. Solo que debía dejarlo todo atrás, yo no le dije a Romeo que llevaba un tiempo pensándolo, en chicago, no sentía que me quedara mucho. Bueno, estaba él, pero en realidad yo había soñado despierto un par de veces con solo tomar mi coche conducir 10 hs hasta Baltimore. Mi matrimonio en realidad no había mejorado con los años.
Miré de nuevo a los nuevos residentes, observando como se desempeñaba Cali con ellos. Mario, uno de los nuevos se parecía mucho a Gabriel, el mismo aire beligerante y rebelde, solo que en vez de odiarme a mi, odiaba a cali, ella era la nueva Hitler, lo había oído, yo me había hecho a un lado, en ese tiempo que había intentado ayudar a Eric, lo que en realidad había sido un fracaso total, pero me sirvió para descubrir que ella hacía el trabajo mejor que yo en conseguir que la odiaran. Creo que ella también pensó que se parecía mucho a Gabriel porque la oí preguntar a Cass sobre él. Habían pasado un par de años de la última vez que nos vimos, y no había terminado de la mejor forma.
En realidad yo no sabía mucho de que había sido de Gabriel después de su traslado, tampoco quería saberlo, yo había conseguido seguir con mi esposo, de alguna manera, el tiempo solo había pasado y yo me había encontrado en una especie de pausa, una bruma. en la que todos avanzaron y yo estaba aquí, siempre aquí. Me levantaba a la misma hora, tomaba mi coche, llegaba al hospital, hacía mi trabajo, volvia a casa, le repetía la misma pregunta a Romeo de cómo había ido su dia, él me la devolvía, mentía, mis intentos de ser sincero se habían olvidado en algún momento. Yo estaba completamente desapasionado, los sábados iba a terapia, aun con la mujer que Gabriel me había recomendado, esa era una herida que aun sangraba, yo a veces imaginaba locos escenarios donde me lo encontraría, se lo confesé ese fin de semana luego de conocer la ubicación de Gabriel.
-Que harías entonces si lo vieras?-Me preguntó ella. cruzaba sus piernas siempre con delicadeza debajo de su pollera lápiz, era una mujer menuda, pero seria, sobre sus mejillas había un par de lentes redondos y siempre tenía una mueca que arrugaba su frente.
En realidad creo que hablar conmigo la frustraba, siempre había tenido esa sensación, pero le pagaba para que fuera amable y me escuchara, básicamente era eso, pagar un amigo que no podía abandonarte por imbécil que fueras ¿no? a veces solo la hacía aguantar mis incómodos silencios hasta que se completara la hora, no habíamos avanzado. yo no me sentía mejor desde que iba con ella, en realidad no.
-No lo sé- confesé. -yo no estoy seguro.
-¿Quieres volver con él?
-no.-Esa respuesta estaba grabada a fuego, de alguna forma yo no podía concebir esa opción ¿de acuerdo?
-¿Por qué lo quieres ver entonces?
-¿por qué soy egoísta?
-¿Lo eres?
-Tengo miedo creo.
-continua.
-Esto no me hace sentir mejor.-Admití.
-Entonces la terapia está funcionando.-Me dijo y fue la primera vez que la vi hace una mueca que elevar un poco las comisura de su boca.-¿que hay de Baltimore?-Nosotros habíamos hablado mucho sobre eso desde que había recibido la oferta.-¿ya le has dicho a tu esposo que lo estás considerando?
Negué. Tenía miedo a la reacción de Romeo.
Yo tenía miedo de perder lo que tenía. Por malo que fuera, al menos era algo. Pero cuando Cass dijo que Gabriel se había mudado, y le pasó la dirección nueva a Cali yo me encontré a mi mismo prestando más atención de la que debía.
Descubrí que Gabriel tenía una novia, en realidad eso había dicho Cass, y vivía con ella en un loft que alquilaban juntos. Gabriel había seguido adelante, y eso era bueno me dije, le iba bien, en realidad quise obligarme a mí mismo a que no me importara, pero no pude.
De alguna forma yo terminé presentándome en su puerta sin ser invitado, había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo había visto que en realidad yo tenía miedo que él no me reconociera. Pero lo hizo, lo pude decir por la tensión que se concentró en su cuerpo apenas verme parado en su umbral.
él olía a jabón de ducha y vapor, su cabello estaba húmedo y había una toalla en su cintura. su piel dorada y su cercanía hicieron que mi cuerpo cosquillara, él se mantenía, su barba se había ido esa noche y su cabello era un poco más corto de lo que recordaba, pero en realidad no había cambiado demasiado.
-Dr. Jones.-Dijo cruzándose en la puerta, claramente él estaba evitando que yo mirara dentro.-¿Qué está haciendo aquí? ¿y como obtuviste mi dirección?
en realidad esas eran muchas preguntas ¿de acuerdo? tal vez yo no le hubiera encontrado una respuesta lógica a ninguna de ellas así mi vida se fuera en ello, pero no tuve que hacerlo, porque un llanto de un bebé hizo el efecto.
-Cariño quien tocó?-Dijo la chica, que supuse era su novia. acababa de emerger de uno de los cuartos con la fuente del llanto en sus brazos. mis ojos fueron de Gabriel a la chica y luego al bebé. Gabriel se había quedado sin palabras, como si estuviera debatiéndose entre mentirle a la madre de su hijo o decirle la verdad. yo sonreí, la chica entonces me miró de nuevo como esperando una respuesta de mi parte. la pregunta "quien eres" estaba grabada en todo su rostro.
-El chico de las galletas.-Respondí y me fui. porque en realidad yo nunca había tenido que volver a buscarlo. lo había perdido, otra vez la había jodido.
No hacía falta que Gabriel lo dijera, yo me quedé donde estaba, estancado, por miedo a perder lo que tenía y perdí la oportunidad de arriesgarme a conseguir algo mejor y en realidad ni siquiera era la primera vez que me pasaba. Esa tarde en las calle de chicago con el viento golpeándome el rostro me di cuenta de que yo era, un cobarde egoísta. Siempre lo había sido, en realidad, y eso me había dejado solo.
Aquella había sido la revelación más grande de mi vida. Parecía que ese era mi jodido patrón, arruinaba las cosas y luego intentaba repararlas cuando no quedaba nada.
bada tus...
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