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Seguí a Gabriel hasta la sala de jefes de residentes, con un gesto él me preguntó si podíamos pasar. Entré primero y el me siguió, como en un acuerdo tácito nos dirigimos hacia el cuarto de las camas marineras que siempre usábamos, habíamos pasado mucho tiempo allí en realidad, aunque ese tiempo había terminado. Yo lo había terminado supongo. yo lo había evitado bastante en el último tiempo. Él me había hecho prometer que llamaría a la terapeuta que me dio. En realidad yo sí lo hice, llamé y pedí una cita, y fui, no es que hubiéramos avanzado mucho, creo fervientemente que yo no le agradaba mucho, o tal vez ella no me agradaba mucho a mi, pero de todos modos quería decirselo a Gabriel, solo que no lo hice.
Seguir buscándolo era malo para ambos, yo me había vuelto un experto evitando personas en el último tiempo. Prueba de ello eran todas las llamadas perdidas que tenía de Mónica en mi teléfono. Porque sí, yo tenía casi treinta años, una carrera, independencia económica, estaba casado y pagaba la renta de mi padre, pero mi madre seguía tratándome como si yo fuera un crío al que podía reprender por pelear con su hermano. Había recibido un par de llamadas suyas diciéndome lo decepcionada que estaba. Las había ignorado, yo ya me sentía lo suficientemente decepcionado de mi mismo, no necesitaba a mamá recordándome las cosas que hacía mal. yo era un adulto ¿si? Entendía que no había hecho las cosas bien, pero que mi madre me diera lecciones sobre la unidad de la familia y esa mierda era bastante molesto. Yo en realidad estaba bastante molesto con la vida.
-¿entonces qué?- pregunté parándome de espaldas a Gabriel. Su presencia me quemaba demasiado, en especial cuando estábamos a solas y yo no confiaba en mí mismo para verlo a la cara y contenerme sin nadie que nos viera. En realidad, odiaba un poco que Gabriel me hiciera sentir así. yo en serio me estaba esforzando por evitarnos problemas a ambos, pero no me lo estaba poniendo fácil
-¿puedes mirarme?
no, no quería, era lo que menos quería.
-por favor.
me giré y lo enfrenté. El lucía tan lindo como siempre con sus ojos tiernos y preocupados.
-¿hice algo mal?-Preguntó y el gesto dolido en su rostro fue demasiado para mi.
-Dios, no Gabriel, tu no hiciste nada malo.
¿Cómo demonios siquiera podía pensarlo? El niño era todo lo bueno que había conocido en la vida. en serio ¿Cómo podía pensar que hizo algo malo? El solo era demasiado bueno.
-¿por que estás enojado conmigo, entonces? No entiendo qué hice para que me evites. Te extraño.
-no estoy enojado contigo Gabriel yo solo...-intento cuidarte (de mi).-Esto que teníamos no es bueno para nosotros ¿si?
-yo lo sentí bueno y creo que te hice sentir bien ¿no lo hice?-Preguntó con un puchero orgulloso. ¿Cómo te podías mostrar orgulloso blandiendo un puchero? nunca pensé que fuera posible, pero él podía, cielos. Me estaba matando, Gabriel me estaba matando.
-¡no se trata de como nos sentimos en la cama, Gabriel!.-LE dije comenzando a exasperarme ¿por que no lo entendía? -Es nuestra carrera, mi carrera, maldita sea ¿tienes idea de lo mal que se verá si alguien se entera que me enredé con estudiante?
-¿Le dijiste lo mismo a Wyatt? no eres tu soy yo ¿es eso? ¿no? -Preguntó cruzándose de brazos. yo di un paso atrás sintiéndome abofeteado por sus palabras, yo le había dicho que no tenía nada que ver con el chico, y el dijo que me había creido. Su repentina acusación no tenía sentido, pero estaba enojado, claro, yo era especialmente bueno consiguiendo esa reacción de las personas. -¿También te acostaste con él antes de botarlo?
-nunca me acostaría con Wyatt.-dije. Yo realmente no me había visto venir eso de Wyatt. (ni de Gabriel si tenemos en cuenta que esto se parecía mucho a una escena de celos) yo no era esa clase de hijo de puta que se acostaba con el padre y el hijo
-¿Por qué es tu estudiante?-Preguntó incrédulo.
-Porque me acosté con su padre..
eso sí lo dejó KO.
-El era el doctor de mi hermano cuando lo hice.-Me excusé.-Pero luego fue mi profesor y todos en la universidad se enteraron, ya tuve un maldito escándalo, casi me cuesta la carrera una vez. Por poco no me echan de la universidad, no puedo arriesgarme dos veces. Hay demasiada gente que sabe de lo nuestro, Va contra las malditas políticas del hospital, Podrían sancionarnos a ambos por esto, Gabriel ¿que esperas que haga? que vaya a recursos humanos y rellene el formulario de relaciones? no puedo ¿de acuerdo? soy un maldito hombre casado, y soy tu jefe.¿Tienes idea de lo mal que se vería? los únicos aquí que me quieren son mis pacientes, mis colegas me odian y la única razón por la que aún conservo el puesto es por qué Eric siempre cubrió mi culo, pero en este momento el no da una mierda por mi. De hecho creo que estaría feliz si me echan y no tiene que volver a ver mi cara. Esto...-Dije señalando con mis manos el aire que nos rodeaba.-Es todo lo que tengo. No puedo perderlo. No puedo.
-Yo si puedo-Dijo Gabriel, yo pestañeé.-Puedo renunciar.
-¿qué?
-Puedo buscar empleo en otro hospital. no me importa, tomaré otra residencia.
-No dejaré que hagas eso. No vas a tirar tu carrera por la borda por mi.
El dio un paso en mi dirección y tomó mis rostro en sus manos.- Escúchame. Nadie podrá meterse con nosotros, ya no serás mi jefe y yo puedo esperar a que te divorcies. Ni siquiera tendríamos que hacerlo público.
¿Divorcio? No, yo no podía, él no tenía idea de lo que esa palabra implicaba, la ultima ve que lo había considerado había salido realmente mal, yo no podía, me estremecí de solo pensarlo y negué.
-no. No es tan fácil.
-¡Maldita sea si lo es! no me importa mi carrera ¿de acuerdo? no tanto como a ti la tuya, yo solo quiero estar contigo -Me dijo y dios, ese niño me estaba entregando su corazón en puño y yo no podía aceptarlo. - y sé que me quieres.
comencé a negar.- Me quieres, y yo te quiero a tí, yo... -Gabriel alzó la vista y me miró a los ojos-yo te amo.
oh, no. Mierda. Apretando los dientes, tragué saliva y bajé la vista.
-Jed, por favor.-Dijo y eran pocas las veces que el realmente me llamaba por mi nombre de pila, lo que claramente mostraba la intimidad de la situación.-Por favor, solo dime que te quedarás conmigo.
No podía hacerlo, no podía permitir que el niño hiciera eso.
-No puedo dejar que lo hagas, porque yo amo a mi esposo, Gabriel. - Mentí. Sus manos me soltaron de golpe, el dio un paso atrás.-Lo siento.-Murmuré y para cuando levanté la vista él ya se había ido.
Mierda. Maldita, maldita sea.
yo fui a buscar a Eddy a casa de Gabriel un par de días después porque no puedes de ninguna manera romperle el corazón a alguien y luego pedirle que cuide a tu perro. Fue una cosa jodidamente incómoda.
Al menos Eddy se alegró de verme, cuando pasé por él. lo llevé a casa de mi padre, en realidad, él ni siquiera se enteró que lo llevé, pero le contraté una muchacha que fuera todos los días a limpiar el lugar del viejo y se encargara de alimentarlos a ambos. Era lo mejor que podía hacer, Romeo había estado en desacuerdo con el gasto, pero conseguí convencerlo después de una cena romántica. Sí, yo era una puta, en el mayor sentido de la palabra, pero era más fácil así.
Si yo era bueno con él, él lo era conmigo. En realidad Romeo no había vuelto a ser violento, no realmente, bueno, excepto el día de la gala, yo no tardé en irme después del incómodo intercambio con Gabriel, pero Romeo me esperó despierto.
apenas cruzar el umbral de nuestro departamento el me dijo de todo menos lo mucho que me quería, en realidad no me creyó por mucho que le jurara que no había estado haciendo nada sin él.
-te acostaste con él no?-Dijo, él no me escuchaba, daba vueltas por la sala con sus manos elevadas al aire.-Eres una puta, ¿como quieres que confíe en ti?
-no hice nada con nadie que no seas tu. Romeo por favor para.-Le pedí él no me escuchó.
Había necesitado arrancarme la ropa a los tirones, dejándome desnudo en medio de nuestra sala para revisar que no hubiera marcas en mi cuerpo que no fueran las que él me había dejado. cuando estuve por completo expuesto a él me observó como si no pudiera reconocerme.
-Lo siento. Lo siento. Mira lo que me haces hacerte, mira como me pongo por ti, no quiero lastimarte ¿entiendes?-El se abrazó a mis piernas y me pidió perdón.-Lo siento tanto, tengo tanto miedo de perderte. te amo, lo hago por que te amo, no puedo perderte.
-Estoy aqui.-Le dije y yo estaba allí, estaba temblando, atrapado con él, el problema era que las líneas que decían si quería salir de allí o quedarme habían comenzado a desdibujarse.
En el hospital Gabriel de verdad estaba dolido, ni siquiera me miraba. Había intentado renunciar de todos modos, se lo había impedido, prometimos hacer las cosas impersonales pero no estaba funcionando. Gabriel seguía siendo un niño caprichoso y herido, me había hecho la ley del hielo, lo que había dificultado un poco nuestro desempeño laboral pero se lo había dejado pasar. Al menos mientras no pusiera en riesgo la vida de ninguno de los pacientes, le había asignado casos sencillos por si acaso. En realidad había puesto a la chica Cali a trabajar con él, necesitaba que al menos uno de los dos quisiera hablarme por si algo pasaba. sí, yo estaba siendo demasiado blando con Gabriel, había dejado que se comunique conmigo solo por monosílabos y le había permitido un par de faltas de respeto, porque esa es la mierda de acostarse con un compañero de trabajo, yo no sabía como ponerle limites sin hacerlo personal. asi que lo dejé actuar como un niño idiota y puse un ojo extra en él.
La gota que colmó el vaso, llegó con una llamada a la sala de emergencia, era un día normal coo cualquiera cuando se notificó un atentado en el China town, reclutaron a varios doctores para ir a la escena. Habían detonado una bomba . Habían demasiados heridos, a mis chicos y a mi nos tocó subir a una de las ambulancia y llegar a la escena.
cuando llegué, aquello era un desastre, policías, bomberos, paramédicos y doctores de los hospitales vecinos ya habían comenzado a llegar, yo nunca había visto algo como eso. Era mi primera vez haciendo triage en un gran desastre. Miré a los lados, el humo y el olor a carne quemada, mis estudiantes parecían tan perplejos como yo en ese momento.
-Esperen aqui.-Dije, me acerqué al grupo que parecía estar a cargo.
-¿En que puedo ayudar?-La mujer en el centro del grupo se giró a observarme, estaba cerca de los 40 o más, el cabello de un rubio amarillento y un par de kilos de más. Parecía agotada,-Dr. Jones, Clínica st.Partic, mi equipo y yo acabamos de llegar, 5 ambulancias más están en camino.
-hay demasiado que hacer, poco recursos, haga lo que pueda, Dr. Jones.-Dijo la mujer entregándome una pila de etiquetas.
yo las observé por un momento, la mujer había ido a hablar con los bomberos, mierda, yo sabía lo que eso significaba, elegir, elegir a quien valía la pena trasladar primero, quienes tenían mayores posibilidades y a quienes simplemente era mejor no molestarse en atender, porque no teníamos recursos suficientes para atender a todos.
uno nunca espera ver un código negro, al menos yo no lo esperaba, sabes que puede pasar, pero nunca te imaginas que realmente verás una bomba estallar, yo había estado en varias escenas de accidentes con múltiples heridos, pero nunca una de esta magnitud. Nunca vi estragos como estos, el fuego, los gritos, los bomberos.
miré el desastre a mi alrededor, y en ese momento llegó la segunda detonación.
bada tuss... los amodoro ¿no sienten como si nos acercáramos al final de esta historia?
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