83
Yo aún estaba histérico cuando llegamos al hospital, lo que fue un alivio porque no pude contestar ninguna de las preguntas que hizo el paramédico, ni la policía. yo había perdido mi mierda, si fue porque me preocupaba el estado de Romeo o la libertad de Gabriel, no tengo la menor idea. Yo solo no había podido responder a nada. Todo se había venido abajo en segundos, y no sabía cómo detenerlo. Era como si mi vida de pronto hubiera estallado y yo no tuviera la suficientes manos para recoger los pedazos mientras iban cayendo al vacío. Yo no sabía que hacer o como sentirme o actuar.
A ojos de todos, yo probablemente estaba actuando como un esposo preocupado, lo cierto es que yo odiaba estar allí. Yo quería estar en cualquier lugar menos en el maldito pasillo de los familiares mientras esperaba que alguien me diera noticias sobre el estado de Romeo.
Yo tal vez hubiera dejado de hiperventilar pero seguía perdiendo mi mierda, quería vomitar, quería salir de ahí, en serio. Quería sacar esa molesta sensación de adentro mío. Yo no pude sentarme desde que llegamos, yo estuve andando de un lado al otro todo el rato, de hecho, lo intenté, cuando llegó la primera arcada que actuaba como reflejo de mi cuerpo intentándose desprenderse de la mierda. Los otros familiares me observaron con preocupación de echo una mujer mayor acercó una botella de agua a donde yo estaba, yo la tomé y le di un trago luego de comprobar que aún estaba con el pestillo de seguridad, respiré un par de veces pero eso fue todo. Me puse de pie y seguí caminando mientras los minutos pasaban. Sospechaba que si me quedaba mucho tiempo sentado algún alma amble intentaría intercambiar historias conmigo sobre su familiar enfermo, había pasado muchas veces por eso, si alguien habría la boca para preguntarme por qué estaba allí yo probablemente explotaría.
Yo había estado muy conmocionado para hacer una evaluación inicial de mi esposo y no me habían permitido asistirlo por protocolo, era obvio, en realidad dudaba que hubiera sido de mucha ayuda en este momento, pero eso implicaba que no tenía la menor idea de que esperar. Odiaba ver las puertas cerradas de una sala de emergencia cerrándose en mi nariz y no saber que esperar. Me sentía perdido, aturdido, asustado y sí, un poco... ¿decepcionado? No estaba seguro, pero cuando pensaba en Gabriel estaba aterrado por lo que hizo y eso me dolía, demonios. Me dolía mucho más de lo que esperaba y estúpidamente lo quería aquí.
De hecho cuando entró por el pasillo con su cara asustada lo primero que sentí fue alivio, y ganas de enterrar mi cara en su cuello y aspirar su fragancia hasta que lo demás dejara de importar, eso mostraba lo jodido que estaba. Yo lo detuve con mi mirada a mitad de camino, él posó sus ojos pardos en mi llenos de preocupación. Parecía asustado de acercarse o no. Lo segundo que supe fue que lo tomé de la mano y lo arrastré fuera a uno de los pasillos menos transitados para tener un minuto.
Yo necesitaba hablarle, decirle que todo iba a estar bien, porque yo mismo necesitaba escuchar esas palabras, pero en primer lugar, no sabía si eso era cierto, no tenía idea del estado de Romeo o de qué pasaría si algo realmente grave le pasaba. La idea de que pudiera perder a Romeo me aterraba, porque sí, nosotros nos llevábamos mal en el último tiempo, pero no quería que algo malo le pasara, yo tenía miedo, yo estaba atormentadamente en conflicto con todo esto. Porque hay incertidumbres que te ayudan a vivir, porque simplemente es lo que conoces y a veces lo prefieres a lo desconocido.
-¿qué estás haciendo aquí?-Le gruñí a Gabriel , mi tono más áspero de lo que pretendía, yo estaba furioso con el niño ¿si? Pero no se trataba de lo que le hizo a Romeo, yo estaba dividido con eso, estaba enojado porque estaba asustando y el miedo generalmente terminaba expresándolo en forma de ira. Yo tenía mucho miedo de lo que pasaría con él ahora cuando la policía empezara a preguntar. Como médicos era normal que denunciaramos casos tan explícitos de violencia. Yo no quería que Gabriel estuviera aquí, quería protegerlo de esto aunque no tenía idea de cómo.
La única pregunta que podría formularme era:
¿Qué pasaría ahora? Gabriel de hecho parecía estar preguntándose exactamente lo mismo.
-¿Cómo está él?- Preguntó dudando, me miró y lo que vi fue solo un jodido niño asustado al que acababa de arrastrar a mi mierda.
Me maldije, yo no quería esto para él, era como un cachorrito intentando salir a ladrar y ahora, estaba cagado como la mierda con su cola vuelta entre sus patas, porque joder, a fin y al cabo era poco más que un niño que recién comenzaba a descubrir la vida adulta. El chico apenas era legal para beber. Los niños hacían cosas estúpidas como estas y se mentían en problemas. Yo era el adulto aquí. me sentía responsable, ¿de acuerdo? yo en realidad quería gritarle que qué demonios había pensado pero estaba claro que no había pensado. Un niño estúpido, eso era lo que era. Me obligué a mantener mi mierda a raya por un momento.
-vete a casa, vete a casa o a cualquier lado que no sea aquí.-Dije, él comenzó a protestar como hacía cuando algo no le gustaba sobre alguna tarea que le hubiera asignado, entonces me di cuenta de lo mucho que lo había malcriado en el último tiempo. Yo no me había dado cuenta que lo hacía, es decir, yo le dejaba que él me hiciera un par de berrinches porque claramente luego de follarte a tu jefe y que este te pidiera tutearlo en la cama es difícil que te mantengan el mismo respeto respeto profesional. Jesús, suspiré y volví a ser blando con él porque no era exactamente el mejor momento para comenzar a implementar disciplina con el cachorro.-Te diré cómo sale, pero necesito que salgas de aquí Gabriel, yo no tengo cabeza ahora para esto. Por favor, niño, vete, lo solucionaremos, ¿sí? Pero ve a casa y quédate allí por ahora.
Él me observó indeciso. No quería dejarme, yo podía verlo, porque a pesar de todo, o quizás por todo, su rostro era tan fácil de leer como un libro abierto, estaba malditamente acojonado. Al menos tenía una ligera idea de la gravedad de la situación.
-Vete. Te llamaré, lo prometo. Estoy a cargo Gabriel ¿si?
Eso hizo el efecto, cuando necesitaba ponerle limites en el trabajo solía decirle exactamente lo mismo, como si estuviera condicionado a obedecer a eso, Gabriel se fue después de dudarlo unos minutos más y yo me quedé en el jodido pasillo obligándome a mantener mi mierda a raya.
La interrupción de Gabriel ayudó bastante, en realidad, apoyé unos segundos mi frente sobre mi antebrazo contra la pared como si fuera a jugar a las escondidas. Yo quería esconderme en ese momento, muy probablemente arrojarme a un tranquilo y oscuro pozo y nunca más salir a la jodida vida real. Por desgracia no había ninguno cerca así que solo cerré los ojos contando para calmarme hasta que el ruido de unos camilleros pasando por mi lado me obligó a erguirme y volver al pasillo de las visitas hasta que por fin salieron con noticias.
Tenía una fractura en el maxilar pero en resumidas cuentas se veía peor de lo que era, Sentí un alivio sorprendente al enterarme de eso. la mayoría eran cortes y contusiones que dejarían dolorosos morados e hinchazón por un par de días, pero habían descartado una lesión cerebral, aunque lo mantendrían en observación por 24 hs, estaba sedado y con calmantes y en teoría yo no debería pasar, pero me dejaron pasar de todos modos a verlo como beneficio de colega.
Romeo aun estaba dormido cuando llegué a su habitación, había una silla junto a su cama que tomé y agradecí mentalmente el tener un motivo para no ir a hablar con la policía. Me quedé con él, incluso si el no sabía que yo estaba allí por el efecto de los sedantes porque... Porque era mi deber, ¿de acuerdo? yo podía estar enojado con él, pero de alguna forma enfermiza yo lo quería y esta vez no necesitaba que él me lo dijera para sentir que esto había sido mi culpa. Miré el cuerpo de mi esposo, intenté tomar su mano y realmente me sentía nocivo en ese momento, su muñeca inmovilizada era otro recordatorio de que no era la primera vez que ese hombre había salido lastimado por mi culpa.
Maldita sea, yo temía por Romeo y temía por Gabriel.
¿De acuerdo?
Yo los quería a ambos, por enfermo que fuera el sentimiento, yo creía que Romeo y yo solo estábamos en.... ¿una mala racha? a veces sentía que no había vuelta atrás, que el futuro se había acabado para nosotros y otras me aferraba a la esperanza de que en el fondo había algo que recuperar. También quería a Gabriel, el chico era bueno, jodidamente era como inyectarse juventud en venas, como vacacionar de mi vida cada vez que estaba con él y sí, yo lo quería un poco, yo no quería ver a mi esposo con el rostro destrozado ni al niño bueno tras las rejas por una pelea que ni siquiera le correspondía.
yo me sentía tan malditamente culpable por todo, tal vez yo me lo estaba echando todo encima, es decir, objetivamente yo no mandé a Romeo a que me golpeara frente a Gabriel, ni le di la orden al niño que le partiera la cara. Habían sido sus jodidas decisiones, en realidad yo no había hecho nada, bueno había perdido un poco mi mierda, pero yo no los obligué a hacer lo que hicieron, solo que no podía quitarme la sensación de que dos personas habían sido jodidas en una sola noche, por mi, yo no podía permitir esto, aunque no tuviera idea de cómo, yo tenía que solucionarlo. Sentía que mi deber era arreglarlo. yo tenía que hacerlo, de alguna forma, aunque yo solo, sentía que era mi deber.
Asi como sentí que debía quedarme en la cabecera de la cama de Romeo hasta que por fin despertara y lo hice, yo no me moví de allí ni un segundo.
-Lo siento.-Dije, fue lo primero que me salió decir cuando sus ojos parpadearon desenfocado. él tardó un momento en entender que estaba pasando y lo primero que hizo fue llamarme, bueno, en realidad soltó algo parecido a un "amore" que hizo que su rostro se contorsionara en una mueca de dolor.-Tienes una fractura en la mandíbula, es mejor que no hables. Tendrás que reposarla por un tiempo. -Yo en serio quise mantener la calma, pero de pronto yo solo me desbordé en serio-no quise... nunca quise que esto pasara. yo lo siento tanto... ¡joder Romeo! ¿Cómo llegamos a esto? ¿Por qué?
Sí, yo estaba interrogando a un pobre hombre que no podía responderme, pero sus ojos azules, bueno, el único que podía abrir debido a que la hinchazón del otro se lo impedía, se clavó en mi, tenía una hemorragia subconjuntival que formaba una laguna roja en la que nadaba su iris azul, era horrible de ver.
Es decir, yo había amado a ese hombre ¿de acuerdo? Yo cuando me casé con Romeo en serio creía que lo amaba, no estaba seguro de que sentía en este momento, yo estaba en una eterna confusión en estos últimos meses, pero no me gustaba esto, yo no quería verlo así. no pude evitarlo, apoyé mi frente en el borde de la cama para que no pudiera verme ni yo verlo a él. tal vez ese era el eufemismo de nuestra vida matrimonial, yo no quería verlo, pero tampoco podía dejarlo. Era frustrante. Solo no podía.
La mano de Romeo fue a mi cabello y lo acarició, con cariño a pesar de que solo podía mover sus dedos, entonces lo entendí. él tampoco podía. pasara lo que pasara, él tampoco podía dejarme.
Hola mis amores, buen inicio de semana
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro